Si quieren alegrarse
Quizá recuerden los lectores que, hace unos días, publiqué dos artículos en este blog titulados Si quieren enfadarse (I) y (II). El primero de ellos trataba sobre la madrileña exposición Dios(es): modo de empleo y sobre la ideología anticristiana que claramente anima la misma. Con la excusa de tratar a todas las religiones por igual, se aprovecha en esta exposición para ridiculizar, malinterpretar y denigrar a la Iglesia.
En el segundo artículo, continuación del primero, reproducía las instrucciones dadas por un profesor de religión a sus alumnos para que visitaran la exposición y redactaran un trabajo sobre ella. Increíblemente, no se ofrecían a los alumnos criterios de discernimiento para que pudieran comprender lo sesgado de la exposición, sino que se les animaba a disfrutarla y a aprender todo lo posible de ella.

Ayer, consultando la página web de una diócesis, me resultó interesante ver el escudo episcopal de su obispo. Si curiosean un poco por las páginas de las diócesis españolas, verán que es habitual en ellas mostrar el escudo elegido por sus obispos y explicar el simbolismo que encierran.
Leyendo el título y si les digo que este artículo trata sobre los profesores de religión (o, al menos, sobre algunos de ellos), supongo que sacarán una conclusión bastante precisa de lo que pienso sobre el tema. Para explicar mis razones, les contaré una experiencia cercana a mí, que pienso que es muy significativa.
No es habitual que del Patriarcado Ortodoxo ruso nos lleguen buenas noticias. En general, sus relaciones con la Iglesia Católica han sido tensas en los últimos años, debido al recelo hacia la presencia católica en Rusia, a los roces con los católicos de rito oriental en Ucrania o a la negativa del Patriarca Alexis II a permitir que un Papa viaje a Moscú, entre otras cosas. Por eso me alegro de tratar hoy dos declaraciones de Alexis II que he encontrado en la agencia rusa de noticias Interfax y que me han gustado bastante.
Después de un par de días dedicados temas polémicos, creo que será bueno tratar algo más agradable. Al hilo de algunos comentarios, Juvenal tuvo la gentileza de enviarme estos versos sobre la Virgen que aparecen en la Divina Comedia de Dante Alighieri y creo que merece la pena compartirlos con los lectores.








