Estados confesionales
Es bien sabido que los estados confesionales no están de moda. Desde que el Concilio Vaticano II habló de libertad religiosa, parece que los Estados explícitamente cristianos son algo del pasado… ¿O no es así?
He recogido, para poder discutirlos en el blog, algunos párrafos de la Constitución de Irlanda explícitamente cristianos, que incluyen importantes características y valores cristianos, como la ley natural, el culto público a Dios, la importancia de la familia como célula fundamental de la sociedad, los juramentos ante Dios o una soberanía popular que no es absoluta sino que emana de Dios.

Siempre he pensado que, puestos a soñar, merece la pena hacerlo a lo grande. Ya que los sueños son gratis, ¿por qué conformarse con poca cosa? Y eso no implica en absoluto que sean menos realistas. A fin de cuentas, el sueño más estupendo y a la vez disparatado que podrían haber tenido los hombres se convirtió en realidad: el Hijo de Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Un lector, Marcos, que conoce bien Inglaterra y el ambiente religioso por aquellos lares me ha enviado estos interesantes párrafos sobre el Anglicanismo y sus diversas variantes, incluyendo a los anglocatólicos. Como me han resultado muy interesantes, a pesar de su brevedad casi telegráfica, los reproduzco en este post separado, esperando que aclaren algo a quienes no conozcan nada del tema y permitan a los demás profundizar en él.
Estos últimos días, se ha celebrado en Roma el Sínodo de Obispos para África, con más de 200 prelados africanos presentes para discutir asuntos pastorales, morales y litúrgicos, además de los problemas políticos y sociales que afectan a la Iglesia en el continente. Increíblemente, las noticias se centran casi exclusivamente en el hecho de que los obispos africanos han recomendado, como siempre, la castidad y la fidelidad y han rechazado una vez más el uso de los preservativos. Parece que es lo único que les interesa a los medios. Nos jugamos el futuro de la Iglesia en todo un continente y los periódicos continúan con sus obsesiones habituales.
No sabría expresar la alegría que ha sido para mí leer la noticia del brazo tendido de la Santa Sede a los anglocatólicos, que siempre me recuerdan a Newman, Froude, Baring, Knox y a la esposa de Chesterton.



