Paralelismo ecumaniaco
De vez en cuando, leo blogs anglicanos… Sí, ya sé que esta confesión hará que muchos lectores se echen las manos a la cabeza, borren este blog de sus favoritos y finjan no conocerme cuando me vean por la calle. En mi descargo debo decir, sin embargo, que son muy interesantes, porque muestran a dónde llevan humanamente las tendencias que podemos ver actuando en la Iglesia Católica. Estas tendencias, en la Iglesia, por obra de la promesa de Cristo, se quedan en simples modas más o menos dañinas, pero en el anglicanismo a menudo tienen éxito, con resultados evidentes: Obispos y obispas gays y lesbianas, curas casados por lo civil, divorcios sucesivos, sincretismo religioso, inclusivismo a ultranza, comunión para no cristianos, bodas gays, politización, doctrinas totalmente opuestas, modas elevadas a la categoría de dogmas, sacramentalización del aborto y un larguísimo etcétera (perdonen que no ponga comillas en los términos que deberían llevarlas; tendría que entrecomillar la mitad de las palabras).
En el anglicanismo se pueden encontrar también, sin embargo, valiosos destellos de catolicismo. Camuflados, eso sí, por un toju-baboju de nacionalismos, historicismos, herejías y, frecuentemente, tonterías. A veces, quizá debido a su aislamiento, esos destellos parecen brillar incluso más de lo que estamos acostumbrados a ver en el interior de la Iglesia Católica.
Traigo hoy a esta bitácora uno de esos destellos, encontrado en el blog de un simpático pastor anglocatólico, Giles Pinnock SSC, de la vicaría de Sta. María la Virgen de Kenton. Su blog se llama onetimothyfour (Primera Carta a Timoteo, capítulo cuatro) y en él he leído el siguiente texto, relativo al ecumenismo, que me ha gustado:

Al estudiar Historia, es frecuente reírse de los conquistadores españoles y los mitos que perseguían ingenuamente: el Dorado, las amazonas, el país de la canela… Así Ponce de León, según se cuenta, descubrió la Florida buscando la legendaria fuente de la eterna juventud. Desde nuestra suficiencia moderna, nos resulta fácil reírnos de él y, sin embargo, si surgiese hoy un rumor de que la eterna juventud puede conseguirse, por ejemplo, en lo hondo de la Fosa de las Marianas, veríamos a innumerables personas por las calles con aletas, gafas de bucear y bañadores a rayas, a la caza de un buen atlas que les dijera dónde está exactamente ese abismo marino y cómo llegar a él. Hoy, como ayer, los hombres irían y, de hecho, van al fin del mundo a buscar la juventud.
Soy un gran defensor de la Liturgia de las Horas. En este blog, he recomendado multitud de veces a los lectores que la recen. Y hoy vuelvo a hacerlo, sabiendo que pocas cosas ayudarán más a la oración personal de cada uno que unirse a la oración que la Iglesia eleva al Padre en todos los lugares de la tierra.
Me gustaron tanto las preces de las laudes de ayer que las traigo hoy al blog, para que puedan leerlas y usarlas los que no acostumbren a rezar la liturgia de las horas. Y también por si a alguien le pasaron desapercibidas al rezar laudes ayer, que a todos nos pasa alguna vez.
Estas últimas semanas, he estado haciendo la mudanza de un piso a otro. Un trabajo mucho más pesado de lo que imaginaba. Resulta increíble la cantidad de cosas que se acumulan en una casa con los años. Especialmente cuando uno tiene tres niños pequeños y salen juguetes, pololos de bebé (sea lo que sea lo que significa esa palabra) y trastos de todos los rincones.








