Mi santo favorito
El otro día, nos preguntaban en el magnífico blog los Sarmientos de la Vid sobre nuestro santo favorito. No tuve que pensarlo ni un segundo: mi santo favorito siempre ha sido el Buen Ladrón, San Dimas.
Me gusta especialmente este santo, porque después de haber sido toda su vida un ladrón y probablemente un asesino (literalmente un “malhechor", dice el Evangelio, alguien que ha hecho el mal), bastó que se volviera hacia Cristo en el último momento de su vida, al borde de la muerte, en el patíbulo, para que recibiera el perdón y la misericordia de Dios. Más aún, bastó para que el mismo Cristo le prometiera ir al Paraíso con él, para entrar en el número de los santos y para que hoy, nosotros, podamos tenerle como ejemplo.
Un santo como San Dimas es, para mí, un signo claro de que Dios me quiere gratuitamente, de que no tengo que ganarme el amor de Dios, sino que ya como pecador Dios me ha elegido para salvarme y para ser su hijo. Dios es el único que me quiere gratis, sin exigir nada a cambio, regalándome su gracia para que pueda dar frutos de vida eterna. Así quiso a Dimas, porque ¿qué podía esperar de un ladrón crucificado? Quizás el Señor estaba pensando en él y en mí cuando dijo: No he venido a salvar a los justos, sino a los pecadores.

Para mí, es muy importante la oración por los lectores y rezo siempre por todos los que entran en mi blog. Así sé que, incluso si lo que digo puede que no les sirva de nada, al menos todo el que entra se lleva una oración. En varias ocasiones, hemos podido experimentar la comunión de los santos en este blog, rezando por algunos lectores en situaciones muy difíciles.
Con un poco de retraso (fue ayer) quiero felicitar el cumpleaños a Lope de Vega, que en gloria esté. Nació en 1562, hace 446 años, el 25 de noviembre.
Para todos los que llevan tiempo rezando por el bebé de Enrique (Orzowei), las últimas noticias:
Al hilo de lo que celebramos esta semana, he recogido estos breves párrafos del P. Raniero Cantalamessa, Predicador Pontificio, sobre Cristo Rey.



