Los signos de la fe (0): un proyecto
Como probablemente hayan notado otros bloggers de Religión Digital, en los blogs dedicados a temas religiosos se reciben a menudo visitas de internautas que han tecleado búsquedas en Google del estilo de “razones para la existencia de Dios”, “¿Existe Dios?”, “¿por qué creer?", “¿cuál es la iglesia verdadera?” y otras similares.
Me llaman mucho la atención esas preguntas, que llegan de forma indirecta a unos u otros de mis artículos. Creo que son una muestra de que el ser humano busca desesperadamente algo que sacie su corazón cuando se da cuenta de que el dinero, el trabajo, el placer, la diversión o incluso la familia no pueden hacerlo.
No puedo evitar pensar en lo mal que debemos estar haciendo las cosas los cristianos cuando la gente, en vez de preguntar algo así a su vecino cristiano, tiene que buscarlo en Internet. Quizás no han encontrado a nadie que les dé una Palabra en nombre de la Iglesia.
También es verdad que puede que suceda lo contrario. Quizás estas personas han visto el testimonio de algún cristiano que ponía la otra mejilla, amaba a sus enemigos, no perdía la esperanza ante los problemas, encontraba un sentido al sufrimiento o podía mirar a la muerte sin temor y eso les ha impulsado a desear que su vida también sea así y a plantearse si Dios existe.
En cualquier caso, creo que es importante intentar dar respuesta a estas preguntas, así que he decidido comenzar un proyecto algo ambicioso: una serie de artículos, con el título “Signos de la fe” que iré intercalando con los artículos habituales sobre temas diversos. En ellos intentaré tratar los motivos que me llevan a Dios y a su Iglesia y que puedan ayudar también a otros.
Soy consciente de que yo no puedo dar la fe a nadie. La fe es un regalo de Dios, que es el único y verdadero sembrador. Sin embargo, creo que sí se puede realizar una labor de “desbroce”, de eliminar malas hierbas, dudas, problemas, objeciones, etc. que pueden obstaculizar la fe. También es posible, creo yo, despertar el interés por la pregunta más importante de la vida del hombre, en un mundo que, desgraciadamente, valora la comodidad y el aburguesamiento por encima de todo.
No pienso seguir un orden sistemático. Eso, que sería lo más apropiado para un libro, no creo que tenga una gran importancia en un blog. Tampoco me voy a ceñir a un tipo de camino hacia Dios, como puede ser la razón, el afecto, etc., sino que intentaré utilizar todo aquello que me pueda servir en mi propósito. Como decía Newman, hacia Dios nos conduce una “probabilidad convergente” de multitud de razones que apuntan en una misma dirección. En consecuencia, algunos artículos serán puramente racionales, otros reflejaran mi propia experiencia o la experiencia de otros y, algunos, en fin, serán simplemente ilustrativos.
Estaré encantado de contar con la colaboración de los lectores, si este proyecto despierta su interés, y aceptaré gustoso sus comentarios, ya sean críticas o profundizaciones en el tema. Creo que las críticas ayudan, de una manera especial, a que lo que se dice resulte verdaderamente útil, ya que permiten solucionar dificultades “reales”, de personas concretas, y no solamente objeciones teóricas.
También, si algún lector quisiera hacerlo, agradecería que me enviasen, en correos electrónicos, los relatos de la experiencia personal de conversión de los propios lectores, de manera que puedan publicarse como artículos autónomos dentro de esta serie. En este sentido, animo a todos los lectores a que den gloria a Dios manifestando ante el mundo el regalo que el Señor les ha hecho al concederles la fe y los milagros que haya podido realizar en sus vidas.
Mi propósito, debo reconocerlo, no es puramente altruista. Estoy convencido de que la fe se fortalece compartiéndola y de que estos artículos me ayudarán también a mí y no solamente a quien se asome a leerlos.
Por supuesto, estarán muy presentes en mis oraciones todos los que lean y comenten estos artículos. A fin de cuentas, es el Espíritu Santo el que de verdad puede tocar los corazones y regalar la fe. Yo hago lo que puedo: por la misericordia de Dios, he conocido el secreto de la felicidad y se lo cuento a mis amigos.
15 comentarios
Me apunto como crítico y amigo.
Me alegro mucho de contar contigo. Creo que, ya que uno va a discutir, es bueno hacerlo de temas verdaderamente importantes y no de tonterías.
Un saludo cordial
Sabes que Él está ahí porque lo sientes, porque crees en Él pero te preguntas ¿por qué no haces nada? ¿por qué no me auxilias?, pensamos que son pruebas, que permite lo que ocurre por el bien de nuestra alma, porque es lo que más conviene a nuestra salvación, pero mientras estas dentro del negro túnel no siempre te satisfacen estas explicaciones y sientes un vacío, un terrible temor, un abandono, soledad, etc, es un cúmulo de distintos sentimientos. Nos ocurre como les ocurrió a los discípulos en la tempestad cuando despertaron al Señor gritándole: ¡Señor que nos ahogamos, vamos a morir! y Él les contestó aquello de: ¡Hombres de poca fe...!. Pues si, hombres de poca fe pero es que nos sentimos tan débiles en esos momentos que el miedo puede a la fe.
Un tiempo que estuve en una oscuridad terrible, como la que tu describes, lo que más me ayudaba era leer a San Juan de la Cruz, que pasó por tiempos así.
Un error que me hizo daño durante un tiempo, era pensar que en esos momentos estaba más lejos de Dios, porque así me sentía yo. Sin embargo, leyendo a San Juan de la Cruz me di cuenta de que es justo lo contrario, esos momentos de oscuridad se deben a que estás más cerca de Dios y él, que "es luz sin tiniebla alguna" ciega tus pobres ojillos, que no resisten tanta luz.
Por eso mi consejo para el que esté así es: ánimo, que Dios está haciendo una obra grande contigo, para acercarte más a él. En esos momentos sólo hay que agarrarse fuerte a la cruz, sin pretender hacer grandes cosas, sólo esperar en el Señor hasta que él te saque de esa oscuridad.
Bruno, no debemos olvidar la enseñanza de San francisco de Sales: "La Caridad (Amor a Dios) se adquiere por hábito". Éste Doctor Universal de la Iglesia, con estas palabras, aclara muchas cuestiones, y nos despeja el Camino. Hemos de empezar por lo poco, ejercitarse (administrarlo bien) y así, con verdadera humildad esperar lo mucho; que como tú sabes, no es otra cosa que el Espíritu Santo. Hago esta precisión, para que nadie pueda caer en la tentación de enterrar sus facultades y valores, y esperar a que vuelva el señor que recoge donde no ha sembrado: porque se puede enfadar.
Dios es VALOR
Un abrazo en Cristo.
Sólo el Espíritu Santo, por otra parte, puede sanar los corazones. Él es el único que puede cambiar el odio y el rencor en amor y, como dice Isaías, es también el único que no se escandaliza de como somos.
Completamente de acuerdo. El hecho de que la gracia de Dios sea todopoderosa no anula nuestros esfuerzos, sino que, al contrario, los implica, refuerza y hace posibles.
Nunca deja de sorprenderme que, cuanto más nos concede Dios su gracia, más libres somos.
El Amor es cosa de dos. Sabemos por fe que Dios nos ama. Pero, ¿le amamos nosotros a Él? ¿Sabemos cómo se ama a Dios? Esta cuestión, no se puede pasar a la ligera, y aplicarse a la ocurrencia y al "rollito zapatisto". Digo ésto, porque veo en general, la necesidad de que el personal sepa qué es la oración, según la enseñan los que de verdad saben, ilustrados, ejercitados, y experimentados. Y es un error de los que no tienen perdón tomarse este primer punto a la ligera. Pena y lástima tremenda dan ver personas, toda la vida en la Iglesia, llegar a viejos, siendo una calamidad pocha, por no haber tomada nota de lo más elemental. Doctores tiene la Iglesia.
Dios es VALOR
Gracias por tus comentarios. Precisamente, una de las cosas que me gustaría mostrar en estos artículos es que Dios se vale de absolutamente todo en la vida para mandarnos un mensaje y darnos signos de fe, de manera que podamos creer.
Como la fe no es algo meramente intelectual, la oración es esencial, como tú dices. Aunque no sea más que decir "Señor, quiero creer", que ya sabe Dios lo pobres que somos y ya se ocupará él de darnos lo que necesitemos.
?Y es un error de los que no tienen perdón tomarse este primer punto a la ligera. Pena y lástima tremenda dan ver personas, toda la vida en la Iglesia, llegar a viejos, siendo una calamidad pocha, por no haber tomada nota de lo más elemental?.
El que ?no tengan perdón? es una blasfemia! Y por qué ese ?tomar nota? lo conjugas en tercera persona y no en primera?
Esta claro, que a la larga, el Padre Eterno lo perdona todo. Pero desde el punto de vista humano las cosas son de otra manera.
Yo deseo para mi prójimo un poquito de Cielo aquí en la tierra. Otros quiere convertirlo en animal de cieno, y desollarlo. ¿Sabes quién son, verdad? Bueno, y que me llames blasfemo no me altera lo más mínimo.
Lo importante es que el personal sepa, que el Altísimo esta deseoso de darse AL QUE LO AME, libremente, sin doblez, y etc, etc,
Tenemos en la Iglesia Grandes Maestros de (Caridad= Amor a Dios). Empecemos a rentabilizar lo poco; no enterremos lo que se nos ha dado, como el tontico de la parábola. "La Caridad se adquiere por hábito" y ahí te quiero ver. Y no seas tan tisquimisqui.
Dios es VALOR
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