Los primeros frutos extraordinarios

Cuando, el pasado 7 de junio, Benedicto XVI permitió de forma general para toda la Iglesia la celebración con el rito extraordinario de la liturgia romana, es decir, con la liturgia anterior al Vaticano II, inmediatamente se dispararon las predicciones, algunas marcadamente tremendistas y agoreras. En muchos casos, se advirtió del comienzo del derribo del Concilio Vaticano II y de una era oscurantista, en otros se afirmaba que no serviría de nada o que no tendría resultados apreciables.

Según informa Zenit (pueden leer el artículo en inglés), el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, ha realizado unas declaraciones muy interesantes sobre los resultados hasta la fecha de la decisión papal en el plano de la unidad.

El Cardenal Castrillón Hoyos es el Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, que se encarga de las relaciones con las personas vinculadas a la Sociedad San Pío X fundada por Lefebvre, así que se puede suponer que sabe de lo que habla.

El Cardenal ha anunciado que, desde la aprobación de la carta apostólica, un grupo ha solicitado ya la reincoporación a la plena comunión con la Iglesia. La única información que se nos da sobre ese grupo es que está radicado en Roma y, por ahora, no se ha hecho público su nombre, supongo que para no poner en peligro su proceso de reincorporación por la presión de la opinión pública.

Además de este grupo, el Cardenal Castrillón Hoyos ha señalado que, desde distintos lugares del mundo, “numerosos fieles se han puesto en contacto con nosotros, han escrito o nos han telefoneado, para decir que quieren volver a la plena comunión [con la Iglesia]”. En efecto, tras la excomunión de Lefevbre y de los obispos que consagró, multitud de fieles quedaron en una “zona gris” eclesialmente hablando, ya que se consideraban católicos pero asistían a las misas celebradas por sacerdotes lefebvrianos porque, en muchos casos, era la única forma que tenían de mantener una liturgia por la que sentían un profundo cariño. Muchas de estas personas han podido encontrar en la decisión de Benedicto XVI una salida al dilema en el que se encontraban.

Es comprensible, pues, que el Cardenal se muestre esperanzado: “En este momento, con un poco de humildad y algo de generosidad, podemos volver a la comunión plena y esto es lo que quieren los fieles, porque no desean participar en los ritos cuando el sacerdote está en situación de suspensión porque la Iglesia no le permite celebrar la Misa y absolver pecados; los fieles desean esta vuelta plena [a la comunión con la Iglesia].”

Por supuesto, en cierto modo, el cargo que ostenta el Card. Castrillón exige que se fije siempre en lo que favorezca la unión, más que en lo que la dificulta, así que quizá debamos ser algo cautos. En efecto, no se pueden ignorar las importantes dificultades que siguen existiendo para la unidad con los diversos grupos del ámbito lefebvriano.

Por otra parte, no son éstos los únicos frutos de la decisión de Benedicto XVI. Varias personalidades del mundo Ortodoxo, como el Patriarca de Moscú, Alexis II, han declarado en repetidas ocasiones que la recuperación de la liturgia tradicional romana supone una ventaja y un acercamiento en las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, ya que en esta última la Tradición, en todos los ámbitos y, especialmente, en todo lo que se refiere a la liturgia, ocupa un lugar esencial.

En cuanto a los frutos que el motu proprio de Benedicto XVI pueda dar en el interior de la propia Iglesia, probablemente habrá que esperar más tiempo para que se manifiesten. Por ahora, salvo por algún caso aislado, lo que parece claro es que no se ha producido la división eclesial que profetizaban tantos detractores de la decisión papal.

En cambio, un grupo relativamente numeroso de institutos de vida consagrada, aprobados ya o en proceso de aprobación, se han acogido al rito extraordinario como rito principal (aunque no exclusivo) de sus celebraciones. Cientos de parroquias de todo el mundo ofrecen a sus fieles de forma regular la Misa según el rito extraordinario tradicional (en España, según mis noticias, en parroquias de Madrid, Sevilla, Barcelona, Murcia, Albacete, Pontevedra, Toledo, Pamplona y Palma de Mallorca).

A mí, personalmente, me parece fantástico que los que aman la liturgia tradicional puedan disfrutar de ella, como una riqueza de la Iglesia que no debíamos perder. Creo que el Papa ha cumplido a la perfección el consejo de San Pablo: Procuremos cada uno dar satisfacción al prójimo en lo bueno, mirando a lo constructivo. Debo confesar, con algo de vergüenza, que aún no he participado en ninguna Misa celebrada según el rito extraordinario, pero cuando lo haga ya contaré mis impresiones en este blog.

Ya , en su día, que esperaba que de la coexistencia del rito ordinario y del rito extraordinario se derivasen beneficios para la Iglesia en su conjunto, tanto desde el punto de vista litúrgico como del ecuménico. Aún es pronto para un juicio definitivo, pero los primeros frutos son, pienso yo, bastante esperanzadores y todos los católicos, sean cuales sean nuestras preferencias litúrgicas, deberíamos alegrarnos de ello.

11 comentarios

  
Carmen Bellver
A mí todo esto no me parece fundamental. Me produce un poco de vergüenza andar preocupados en un rito u otro. Al menos que todo sea para bien.
14/01/08 5:19 PM
  
Bruno
Carmen:

Sin duda, estoy de acuerdo en que la Eucaristía siempre es la misma, se celebre mediante el rito latino ordinario, el extraordinario, el bizantino o el caldeo.

En ese sentido, yo creo que es bueno abrir la mano todo lo que se pueda, sin ceder en lo que sea irrenunciable, para ayudar a rehacer la unidad con los grupos lefebvrianos.

Por otro lado, la liturgia tiene una gran importancia, porque "lex orandi, lex credendi", es decir, al final lo que se reza es lo que se cree. Dicho de otra manera, la liturgia es una expresión de la fe de la Iglesia, por eso no se puede modificar a la ligera.


14/01/08 5:50 PM
  
ayante
Creo que la misa tradicional tiene un inmenso valor espiritual como patrimonio de la Iglesia, aunque es verdad que es menos eficaz para alimentar la vida espiritual de los fieles. No sólo porque se diga en latín, sino porque todo el canon es dicho por el sacerdote en voz baja, y el feligrés se ve ante un largo silencio en el que puede perderse con gran facilidad.
Esperemos que la celebración habitual del Novus Ordo salga beneficiada, porque éste ha sido el gran problema. Los abusos litúrgicos absolutamente intolerables que han depauperado la liturgia hasta límites inimaginados.
14/01/08 7:19 PM
  
ayante
El objetivo que pretendía la reforma litúrgica era permitir a los fieles acceder a los preciosas fuentes espirituales de la liturgia de la Iglesia. Pero ese objetivo está sin cumplir por dos razones:
a) toda una generación de sacerdotes se ha aficionado a inventarse su propia liturgia personal. Ni que decir tiene que el resultado, sin excepción, es siempre lamentable. Además de una estafa a los fieles y una usurpación de autoridad injustificable.
b) donde se respeta la buena liturgia, falta una catequesis para que la gente comprenda el sentido de las palabras y los gestos. No basta traducirlo a la lengua vulgar. Carmen en otro post ha citado unas palabras de Santa Teresa sobre los salmos que iban un poco en este sentido.
14/01/08 7:24 PM
  
Bruno
Ayante:

Estoy totalmente de acuerdo. En el artículo que escribí hace tiempo sobre el tema (cuyo vínculo doy en este artículo), ya apuntaba que lo ideal sería que el contacto con el rito extraordinario ayude a que se celebre adecuadamente la liturgia ordinaria.

En mi opinión, lo de pronunciar el canon en voz baja es un mero residuo de épocas en las que no había micrófonos y debería modificarse en el rito extraordinario actual.

Finalmente, lo más importante es lo señalado sobre ayudar a los fieles a acceder a las riquezas de la liturgia, celebrando adecuadamente la misma y catequizando sobre su significado. La liturgia que tenemos, en sus distintas variantes, es un tesoro inmenso de la Iglesia que, por desgracia, permanece casi totalmente desaprovechado.

Un saludo.
14/01/08 7:44 PM
  
ayante
Bruno: sólo he asistido a dos misas tradicionales en mi vida, y las dos veces me he preguntado lo mismo,si no sería posible decir el canon en voz alta. Bien es verdad que soy aficionado al latín y no tengo problema con el latín eclesiástico, que es más bien sencillo y práctico. Más aún siendo textos fijos que conviene conocer muy bien de antemano para poder sacar de ellos buen fruto en la oración.
Es verdad también que el Novus Ordo ha incorporado textos antiquísimos que en su día no estuvieron al alcance de San Pío V.
14/01/08 7:50 PM
  
Juan Antonio
Bruno, no sé si te lo comenté alguna vez o sólo lo pensé. Me da la impresión de que los que han criticado el motu proprio son los mismos que criticaban a Rouco por no permitir la "libertad de rito" en San Carlos Borromeo.

Ayer en el programa del tiempo de la sexta por la noche el presentador hizo una parodia de la misa tradicional, presentando de espaldas, mencionando la misa que el Papa había celebrado.
14/01/08 8:08 PM
  
Bruno
Juan Antonio:

También he pensado en ello alguna vez. Parece claro que la decisión del Papa de permitir el rito anterior al Vaticano II otorga a los fieles y sacerdotes mayor libertad de elección en la liturgia, pero, en cambio, quienes más la criticaron fueron los abanderados de esa libertad.

También he notado que muchos sacerdotes que se inventan las oraciones de la misa "para que haya más variedad" utilizan siempre la misma Plegaria Eucarística y no aprovechan nunca la gran variedad de elección que permite el misal.

En cuanto a lo del presentador de la sexta, supongo que no se molestó en pensar que, en la parte de la liturgia antigua que consiste en dar noticias (el Evangelio, que es la Buena Noticia, y su explicación), el sacerdote mira hacia la gente, como es lógico.

Yo siempre he estado muy a gusto con la liturgia actual cuando se celebra adecuadamente, pero nunca se me ocurriría despreciar una liturgia que ha utilizado la Iglesia durante más de mil años.
14/01/08 8:30 PM
  
la palabra
Bruno la verdad que entenderte es un tanto difícil. Dice: El Señor no ir a escribas ni publícanos ¡qué cierto es!
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA ?LUMEN GENTIUM? CAPITULO 1
1. Por ser Cristo luz de las gentes, este sagrado Concilio, reunido bajo la inspiración del Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar a todos los hombres con su claridad, que resplandece sobre el haz de la Iglesia, anunciando el Evangelio a toda criatura (cf. Mc., 16,15). Y como la Iglesia es en Cristo como un sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano,insistiendo en el ejemplo de los Concilios anteriores, se propone declarar con toda precisión a sus fieles y a todo el mundo su naturaleza y su misión universal.
Las condiciones de estos tiempos añaden a este deber de la Iglesia una mayor urgencia, para que todos los hombres, unidos hoy más íntimamente con toda clase de relaciones sociales, técnicas y culturales, consigan también la plena unid...
16/01/08 12:53 PM
  
José Mª
Bruno:
Permíteme que te cuente mi pequeña experiencia.
Recientemente y debido a viajes de trabajo, he podido asistir en París por primera vez a una misa según el rito extraordinario, seguramente por falta de formación me resultó mucho más extraña que otra a la que pude asistir en Eslovenia, por el rito ordinario y en esloveno, ya que ésta, a pesar del idioma, me resultó mucho más cercana al saber en cada momento lo que se hacía y decía.
De todas formas, en ambas era plenamente consciente de qué sucedía ante mí. Me parece bien que se haya liberalizado el rito tradicional y creo que debería explicarse para poder comprenderlo.
18/01/08 11:58 PM
  
Bruno
José María:

Totalmente de acuerdo.

Creo que el Concilio Vaticano II mandó a los párrocos que se asegurasen de que todos los fieles supiesen las principales oraciones de la misa en latín, para que pudieran participar en celebraciones internacionales (debe ser uno de los mandatos más incumplidos del Concilio).

Recuerdo que, una vez, se cantó la Salve en latín en un santuario de Alemania y fue muy bonito poder cantar exactamente lo mismo que tantas veces había cantado en España.

En cualquier caso, creo que, como tú dices, es necesario explicar y catequizar para que se puedan aprovechar tanto las celebraciones internacionales en latín con el rito ordinario como las celebraciones con el rito extraordinario (que, a la mayoría, no nos resulta familiar).

Un saludo.
19/01/08 12:12 AM

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