En la salud y en la enfermedad

. Hace poco, un comentarista (Juan Antonio) me planteó la siguiente cuestión:

Supongamos una pareja que, después de conocerse perfectamente, deciden casarse. Al cabo de los años las personas pueden cambiar. Imagínate que un cónyuge se echa a la bebida, o es infiel al otro, o cualquier cosa de las que suceden a veces. Está muy bien lo de “en la salud y en la enfermedad", pero, ¿no crees que hay un límite? Yo, desde luego, hay cosas que no estaría dispuesto a aguantar.


Entiendo perfectamente lo que quiere decir Juan Antonio. Se podría resumir con las expresiones “todo tiene un límite” o “hay que ser buenos, pero no tontos”. El ser humano es capaz de aguantar hasta un cierto límite y, después, ya no puede seguir aguantando más. Además, muy razonablemente, señala que las personas a veces cambian. Si uno de los esposos es infiel o se emborracha o abandona al otro, las cosas han cambiado mucho y han dejado de ser lo que uno esperaba al casarse.

El divorcio, hay que reconocerlo, es una cosa bastante razonable. La gran mayoría de las culturas humanas han aceptado, de una forma u otra, el divorcio. Con ello no han hecho más que reconocer la debilidad humana que todos compartimos.

Sin embargo, junto a esta dosis de realismo saludable, también hay que tener en cuenta otro hecho muy significativo: todas las culturas humanas, todas las épocas y todos los seres humanos han deseado profundamente que las cosas no fueran así. Todas las canciones de amor, desde que el mundo es mundo, dicen: te querré siempre; todas hablan de un amor que no pasa, que siempre estará ahí, que es más fuerte que las vicisitudes de la vida, que nada puede romper. El ser humano desea siempre encontrar a alguien que le quiera pase lo que pase, incondicionalmente.

En cualquier caso, esto no pasa de ser un mero deseo, el eterno horizonte que no se puede alcanzar por mucho que caminemos. Lo miremos por donde lo miremos, el amor humano tiene sus limitaciones, que no se pueden ignorar ni sobrepasar.

En esta situación, sin embargo, Jesucristo ha aparecido con un ingrediente nuevo, con una variable desconocida que altera totalmente la ecuación: el Amor de Dios. Es un amor más fuerte que la muerte, que va mucho más allá de lo razonable. Es amor al enemigo: Orad por los que os persiguen y rezad por los que os maldicen. Es el amor que, en la Cruz, grita: Padre, perdónalos.

El apóstol Pedro, siendo razonable, como es razonable la pregunta de Juan Antonio, le preguntó al Señor por los límites de ese amor: ¿Cuántas veces hay que perdonar? Y, queriéndoselas dar de generoso, sugirió: ¿Hasta siete veces? Todos conocemos la respuesta de Cristo, aunque tendamos a olvidarla en la práctica por lo irrazonable que es: No te digo siete veces, sino hasta setenta veces siete, es decir, siempre.

Increíblemente, Dios no nos ama hasta un cierto límite, ni cuando nos lo merecemos. No es necesario ser bueno para que Dios nos ame. De hecho, ni siquiera nuestros pecados impiden que Dios nos ame. Siendo nosotros pecadores, nos envió a su propio Hijo. Aunque esto pueda escandalizar un poco, Dios ama infinitamente a los terroristas de ETA, a los que maltratan a sus mujeres, a los suicidas islamistas, a los violadores, a los pederastas, a los mentirosos, a los explotadores, a los desagradecidos, a los que les huele mal el aliento, a los pesados, a los que fuman en el ascensor y a los tiranos, aunque algunos de ellos puedan cerrarse a ese amor. He oído decir que incluso ama a los políticos, por más que algo así supere nuestro limitado intelecto.

Sólo Dios te ama como eres. Ni siquiera tú mismo te quieres tal como eres en realidad. Todos estamos llenos de traumas por cosas que no aceptamos de nosotros mismos y de nuestra historia, todos nos engañamos a nosotros mismos, ocultándonos como somos en realidad. Sólo Dios, que te conoce de verdad, te quiere también de verdad, como eres en realidad, con todas las consecuencias.

La persona que ha experimentado ese amor, el que es amado así, puede amar de esa misma forma a su marido o a su mujer. Sólo el que ha sido perdonado es capaz de perdonar y sólo el que siempre es perdonado podrá perdonar siempre. El cristiano está llamado a una vida que no es como la de los demás, que no es meramente natural, sino que es sobrenatural, es decir, que tiene ese nuevo ingrediente del amor todopoderoso de Dios que nuestro Señor Jesucristo nos regala.

Como practicar un amor como el de Cristo es algo que supera con mucho lo que es posible o razonable para el ser humano, una vida así será un milagro permanente. Y es que los sacramentos son precisamente eso, milagros permanentes “garantizados” por Dios, es decir, cauces por los que la acción de Dios en nuestra vida se hace, en cierto modo, ordinaria y habitual. Por eso el matrimonio cristiano no es un simple “papel” prescindible, sino la condición necesaria para poder vivir algo que es imposible para los esposos por sí mismos: un amor más allá de sus fuerzas, que sólo Dios hace posible.

Esto que digo no es algo puramente teórico. Yo lo he visto en personas concretas. He visto matrimonios en los que había habido engaños e infidelidad, que humanamente no tenían solución, y que el Señor ha reconstruido sorprendiendo a todo el mundo, especialmente a los propios implicados. He visto la acción de Dios en otros matrimonios en los que los esposos no se aguantaban y que, al encontrarse con Dios y al mirarle a él, han recibido la gracia de aceptarse mutuamente como eran. He visto que mi propio matrimonio sólo es posible gracias a que Dios está entre nosotros y, en medio de nuestra debilidad, nos da la fuerza para querernos el uno al otro como somos.

Cuando nos casamos, mi mujer y yo quisimos elegir una frase de la Escritura que fuese el lema de nuestro matrimonio. La pusimos en nuestras invitaciones de boda, lo cual a mucha gente le resultó un tanto extraño. Especialmente, porque la frase, tomada de San Pablo, era algo llamativa: Nosotros, tontos por Cristo. No es verdad que haya que ser buenos pero no tontos. Estamos llamados, con la gracia de Dios, a ser tontos por amor a Cristo, a poner la otra mejilla cuando nos dan una bofetada, a regalar la túnica al que nos quita el manto, a amar al enemigo. Y ese enemigo no es simplemente una persona con la que estás enemistado, es tu mujer o tu marido cuando no hacen lo que quieres, cuando están siendo obstinados, cuando no tienen razón, cuando vuelven a caer por enésima vez en los mismos defectos, cuando no cambian a pesar de todas sus promesas, cuando te gritan o cuando están de mal humor sin motivo.

Dice San Pablo que el matrimonio cristiano es semejante al amor de Cristo por la Iglesia. Por lo tanto, hay que mirar a ese amor para comprender cómo debe ser la relación de los esposos. Cristo entregó su vida por nosotros hasta el final, sin reservarse nada y de forma totalmente gratuita. Afirmar que “hay cosas que no estoy dispuesto a aguantar de mi mujer o mi marido” es decir que el amor de Cristo por su Iglesia es sólo temporal, tiene límites o está condicionado a que seamos más o menos buenos. En cambio, cuando uno ha experimentado que no hay nada que Dios no me pueda perdonar, es cuando se encuentran las fuerzas para perdonar cualquier cosa. Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

Y no estamos hablando de mera resignación: no estamos llamados a aguantar, sino a amar. Sí, aunque no suene bien, la mujer cristiana está llamada a amar al marido que la pega o que se ha hecho drogadicto. Sí, aunque parezca mentira, el marido cristiano está llamado a amar a la esposa infiel o que le ha abandonado a él y a sus hijos. En un momento dado, puede ser necesaria una separación temporal, por razones graves como una enfermedad psiquiátrica, la violencia doméstica, problemas de drogas, etc., pero aun estando separados, esos esposos siguen siendo un matrimonio y siguen estando llamados a amarse mutuamente, incluso más que nunca. Como Cristo, que ama también a los que le rechazan, a los que le persiguen y a los que le maltratan.

Todo esto, Dios lo hace posible en medio de la debilidad de los esposos. Me glorío de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. No seamos idealistas: los esposos cristianos no son superhombres ni supermujeres. Discutirán, como todos, pero mirando a Dios serán capaces de perdonar y de pedir perdón. Tendrán tentaciones, pero la fidelidad de Dios hará que sean fieles a su matrimonio. Tendrán mil y un defectos, pero al verse aceptados por Dios como son, podrán aceptarse también el uno al otro cada día.

La vida cristiana es siempre un regalo gratuito que Dios nos hace de aquello que nos resulta imposible conseguir por nuestras fuerzas y que deseamos en lo profundo de nuestro ser. El matrimonio cristiano indisoluble, con una entrega total y hasta la muerte de los esposos, es exactamente eso. Todos los pueblos de la tierra lo han deseado siempre, pero han reconocido que en la práctica era algo imposible… hasta que el Hijo de Dios se encarnó y trastocó lo que era posible y lo que no. Hoy, como siempre, la idea cristiana del matrimonio escandaliza al mundo, porque nos lleva mucho más allá del límite de nuestras fuerzas, hasta una forma de vivir que sólo nos habíamos atrevido a soñar.

40 comentarios

  
Juan Antonio
Sofía, me alegro de verte por aquí y de que estés de acuerdo. Ya no estoy solo.

Bruno,

Entender al pie de la letra lo de la otra mejilla y el amor al enemigo es contradictorio. Si amas a tu enemigo deseas lo mejor para él y no quieres que peque. Si pones la otra mejilla le estás ayudando a pecar. Pero si apartando tu cara, además de evitar un moratón, evitas que él peque dándote un guantazo, pues mejor que mejor. Yo en ese caso doy prioridad al amor al enemigo (y de paso, a mi cara).

Y también dice la Biblia "ama al prójimo como a ti mismo". Eso lleva implícito amarse a sí mismo.

En lo de llevar la carga sí estoy de acuerdo. Si alguien te pide ayuda y le das más, pues mejor que mejor. Pero en si te roban la túnica dar también la capa tampoco estoy de acuerdo.
12/01/08 5:41 PM
  
Juan Antonio
Bruno (II):

en lo del "porneia" vale que la Iglesia Católica lo interprete de la manera. La ortodoxa lo hace de la otra. Ellos son tan cristianos como nosotros, y conservan la sucesión apostólica. Y no me parece descabellado permitir el divorcio en caso de infidelidad. No me cabe en la cabeza ser infiel si realmente amas a una persona tanto como para haberte comprometido con ella ante Dios. Si yo fuera mujer no diría eso de "es que los hombres son así", "los hombres son todos iguales", etc. Y es posible que pegara una patada en cierto sitio donde duele bastante. Por tanto, si hay una infidelidad supongo que falta el amor necesario para el matrimonio.


Y citas el caso de una pareja que después solucionó sus problemas después de engaños e infidelidades. Estupendo. No digo que el divorcio sea obligatorio, sólo que podría considerarse esa posibilidad en ese caso.
12/01/08 5:52 PM
  
Bruno
Juan Antonio:

Decir "no estoy de acuerdo" con lo que dijo expresamente Cristo no suena muy bien...

Fuera de bromas:

1) El ejemplo que ponía Cristo de llevar la carga no era alguien que pedía ayuda, sino un privilegio que tenían los legionarios romanos invasores: obligar a los miembros de los pueblos conquistados a que les llevaran sus bultos durante una milla de camino. Por lo tanto, es otro ejemplo de alguien que te machaca injustamente y al que hay que responderle con amor.

2) Creo que no se trata tanto de estar de acuerdo con Cristo como de contemplar el misterio del amor de Dios y del amor cristiano al enemigo que él nos propone y nos regala con su gracia.

3) Lo que más necesitamos todos en la vida es el Amor de Dios (ya que sin él ni siquiera existiríamos). Ese amor es incondicional y Dios nos ama también cuando somos pecadores, cuando le ofendemos y cuando no lo merecemos. Por lo tanto, si ese Amor de Dios es lo que queremos para nosotros, según la frase evangélica que citas también deberemos desearlo a los demás. Amar a nuestros enemigos es la única forma de ser para ellos un signo y una realización de ese amor al pecador, al que nos ofende y al que que no se lo merece.

4) No se trata de desear que el otro peque y, por supuesto, si puedes apartarte para que no te den un tortazo, mucho mejor. Pero sí se trata de hacer lo que hace Dios: cuando te hacen el mal, tú respondes haciendo aún más bien a esa persona (es lo que ha hecho Dios al enviarnos a Cristo)... "para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre justos e injustos".
12/01/08 5:56 PM
  
Bruno
Juan Antonio (II):

En cuanto a lo que dices sobre la Iglesia Ortodoxa, el Magisterio de los obispos sólo se puede ejercer en comunión con el Papa. Desde el momento en que los obispos ortodoxos se separaron de Roma, lo que enseñen contra la doctrina católica ya no tiene fuerza ninguna.

Además, curiosísimamente, los ortodoxos consideran que sólo el primer matrimonio es un sacramento. Más bien, lo que hacen es tolerar otras uniones, como acto (bienintencionado pero erróneo) de misericordia, pero no las consideran verdaderos matrimonios sacramentales.

Para quien le interese el tema, en esta página puede encontrar, en inglés, lo que dijeron los Padres de la Iglesia de los primeros cuatro siglos sobre el tema: siempre se prohibía el divorcio (admitiendo la separación en casos graves).
12/01/08 6:03 PM
  
Yolanda
Bruno:
espero que al leerme, exclames conmigo un ¡laus deo! ya que, por una vez, estamos de acuerdo en todo lo fundamental del post.

El amor conyugal requiere enamoramiento, es claro, pero requiere VOLUNTAd. Es indispensable, hasta el punto de que esa voluntad puede ser determinante para mantener el amor ¡y hasta e enamoramento inicial!, cosa esta última que mucha gente cree poco menos que imposible.

Hablo desde mi experiencia. Y no soy una recién casada. 31 años de pareja, 9 de novios desde la aolescencia y 22 de matrionio, avalan algo lo que digo.

Ni que decir tiene que en tanto tiempo ha habido de todo. Incluso dos momentos de EXTREMA dificultad, que no vienen al caso.

Con respecto al divrcio, mi experiencia como madre de niños que han vivido esos momentos de grave crsis,y como profe de tantos adolescentes de parejas separadas, puedo asegurar que, lo diga o no la Iglesia -que no lo sé-, el niño está por encima de todo. No t...
12/01/08 6:22 PM
  
Yolanda
... lo diga o no la Iglesia -que no lo sé-, el niño está por encima de todo. No tenemos derecho a tener hijos, NO es un derecho. Una vez que se tienen hijos se contre una responsabilidad del máximo rango, hasta el punt de que sólo los casos de violencia o ciertas infidelidades grav´sisimas e irreversibles deberían hacernos pensar en la separación.

Y para todo esto, creo que hay un test. La volutad de un vínculo eterno manifesada en el momento inicial de enamoramiento vale, pero poquito. Sólo, cuando pasados unos añitos se sigue pensando en el ´para siempre´, es razonable pensar que esa pareja tiene visos de eternidad- Ahora bien, aquellos que ya desde el principio, como much dicen que ´ójala dure, pero no sé´, esa pareja seguro que no tiene posibilidades.

Hablo para todos, pero mencioanré la gracia de Dios,que creo que siempre nos ha acompañado, siempre. Y en especial se hacía sentir en los momentos difíciles.
12/01/08 6:25 PM
  
Bruno
Yolanda:

LAUS DEO. Y gracias por compartir con nosotros tu experiencia y la fidelidad de Dios con vosotros.
12/01/08 6:29 PM
  
Bruno
Me voy a la Eucaristía. Hasta luego.
12/01/08 6:49 PM
  
Juan Antonio
Bruno,

ya estoy de vuelta del mercadona. Recapitulando un poco sobre la discusión:

1) No estoy discutiendo si la Iglesia debería "divorciar" a las personas. El caso ortodoxo sólo te lo he mencionado porque ahí tengo mis dudas, aunque no soy beligerante.

2) Lo único que discuto es que una pareja que se lleva muy mal tenga que seguir conviviendo e intentándolo una y otra vez. Ahí tu has dicho lo de la otra mejilla, que yo digo que no tomo al pie de la letra.

3) No es que no esté de acuerdo con lo que decía Jesús. No estoy de acuerdo tu frase de abajo:

"En cuanto a lo de poner la otra mejilla, efectivamente lo tomo literalmente"

pero sí con la de más arriba:

"No se trata de desear que el otro peque y, por supuesto, si puedes apartarte para que no te den un tortazo, mucho mejor. Pero sí se trata de hacer lo que hace Dios: cuando te hacen el mal, tú respondes haciendo aún más bien a esa persona"
...
12/01/08 7:24 PM
  
Juan Antonio
4) En el caso del matrimonio, como en la vida en general, yo por principio creo que hay que responder al mal con un bien. Eso es lo que nos debe guiar en cada caso concreto. Por ejemplo, si una persona viene de la calle de mal humor, responder de forma comprensiva.

Pero en el caso de malos tratos ya no se trata sólo de responder al mal con un bien. Si el hombre se emborracha y le pega a la mujer, no creo que la respuesta de la mujer deba ser continuar haciéndole la comida, lavándole la ropa y soportando los golpes. Eso no es la familia cristiana.

Y si el marido le pone los cuernos a la mujer, o frecuenta las casas de lenocinio, no creo que la respuesta adecuada sea "pobrecito, es que está necesitado". Si falta el amor, no tiene sentido seguir juntos.
12/01/08 7:26 PM
  
Juan Antonio
5) Y por supuesto estoy de acuerdo en que es necesario mucho amor y la ayuda de Dios para estar juntos toda una vida. No tengo experiencia de eso aún, aunque espero tenerla. Si me caso ya contaré...

Bueno, después de tanto comentario voy a ver si ahora trabajo un rato, que los artículos no se hacen solos y tengo una lista esperando. Y ahí sí que no pongo la otra mejilla ni doy la capa, el que no hace nada va fuera.
12/01/08 7:29 PM
  
Malak
Juan Antonio, la Iglesia ortodoxa NO tiene razón en la interpretación que hace de porneia por una razón elemental. Dado que Cristo habla de adulterio en ese mismo versículo, es imposible que la porneia se refiera al adulterio como causa válida de separación o nulidad.

Bruno, excelente post. Hay una cosa clara. Sin la gracia de Dios es casi imposible que el matrimonio perdure cuando vienen conflictos graves.

Recordemos parte de la definición del amor dada por San Pablo en 1ª Cor 13. El apóstol dice del amor que:
Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.

Tenemos la idea de que amar es cosa fácil. Y ciertamente es maravilloso el amor. Pero a veces cuesta. Y si no, ahí tenemos el ejemplo de Cristo. Su amor por nosotros le costó la cruz. ¿Y no dice San Pablo que el amor de Cristo por su Iglesia es equiparable al amor conyugal? Pues si Cristo dio su vida por su Iglesia y no se separa nunca de ella, aunque sus miembros a veces...
12/01/08 7:31 PM
  
Malak
Pues si Cristo dio su vida por su Iglesia y no se separa nunca de ella, aunque sus miembros a veces nos comportemos indignamente, así también han de comportarse los cónyuges cristianos. Humanamente puede resultar imposible, pero todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.

Vivimos en una mala época para el matrimonio, pero precisamente por eso debemos dar testimonio público de que se puede vivir el mismo conforme a la voluntad de Dios. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?
12/01/08 7:34 PM
  
Manolo
Vaaale, aceptamos pulpo como animal de compañía, y matrimonio como el mejor de los mundos posibles.

Estoy muy de acuerdo, y agradezco enormemente este artículo, así como algunas homilías y otras palabras que de vez en cuando vienen a ponernos las cosas en su sitio, señal de que Dios nunca nos abandona del todo.

Sin embargo, qué puñetera es mi mujer, qué harta está ella de mí, qué gorda me cae mi suegra, qué latosos son los niños? y qué alegría cuando me llaman mis amigos para ir al bar a ver el fútbol.

Que sí, que la familia es lo que importa, y no Los Mundos de Yupi del arcoiris ZP, si eso está clarísimo. Pero qué dura es esta cruz que nos has dado, Señor. Vale que Tus planes no son los nuestros? pero mira también qué listos han sido los que nos traen Tu Palabra los domingos, lo bien que han sabido apartar de sí ese tipo de cargas conyugales, ¿eeeeh?
12/01/08 8:04 PM
  
Bruno
Juan Antonio:

1) En cuanto a lo de "Si el hombre se emborracha y le pega a la mujer, no creo que la respuesta de la mujer deba ser continuar haciéndole la comida..." Efectivamente, se trata probablemente de un caso en el que lo apropiado es la separación. Pero, si esa mujer deja de amar a su marido, lo que está haciendo es responder al mal (del marido) con el mal (de dejar de quererle).

Dios nos llama, con su ayuda (si no es imposible), a responder a todos los males con bien (no sólo a los males chiquititos, como "venir de la calle de mal humor").

2) En cuanto a "Y si el marido le pone los cuernos a la mujer, o frecuenta las casas de lenocinio, no creo que la respuesta adecuada sea "pobrecito, es que está necesitado"", eso no sería amar al marido de verdad, sino considerarle un niño, en lugar de un adulto responsable de sus actos. El amor implica decir la verdad al otro.

3) En cuanto a "Si falta el amor, no tiene sentido seguir juntos", ése es precisamente el núcleo de la cuestión. El amor no es un sentimiento, no es algo pasivo que nos sucede, sino algo activo, algo que hacemos. Amar a otro es darse a él, entregar la vida por él.

Con el sacramento del matrimonio, Dios garantiza que nunca va a faltar el amor, porque se compromete a ponerlo él, para los esposos que acepten su ayuda. Si el marido abandona a la mujer, la mujer encontrará en Dios la fuerza para seguir amando a su marido, pase lo que pase, suceda lo que suceda, hasta el día de su muerte, imitando a Jesucristo.

Esto sólo se encuentra en la Iglesia, porque sólo Dios lo puede hacer. Y es el plan que Dios tiene para los cristianos llamados al matrimonio, según nos dice la Iglesia. Y si es el plan de Dios, es probablemente el único modo que tenemos de ser felices, aunque tienda a escaparse un poco de nuestra razón (en eso coincido contigo).
12/01/08 9:31 PM
  
Yolanda
Juan Antonio, Manolo:

El punto 4 de JAntonio y lo que dice manolo parecen sugerir que en el matrimonio predominan las cargas, las cruces. Pero incluso un marido (o esposa) borracho merece curarse, para volver a ser feliz ÉL en primer lugar. Un marido putero también. Y los esposos y esposas infieles. Y la suegra... en fin, a su casa. ´Por eso abndonará el hombre a su padre y a su madre´

Quiero decir, y muy en serio, que hay muchísimas suegras que arruinan (sin querer y algunas queriendo) los matrimonios de los hijos; que los niños a veces son tan agobiantes que desquician y, a qué negarlo, a veces los niños desunen bastante a los padres; que hay gente con problemas psicológicos anteriores al matrimonio, tales que ante la dureza del día a día pueden acabar en el adulterio, en el alcohol u otras evasiones

Pero ahí es justamente donde el matrimonio da la talla o no la da. Mientras estamos de luna de miel y la suegra está lejos... ¿cómo no va a ir b...
12/01/08 9:32 PM
  
Yolanda
2- de luna de miel y la suegra está lejos... ¿cómo no va a ir bien todo?

Pero en el matrimonio hay enfermedad, como en un cuerpo humano. Somos un sólo cuerpo y ese cuerpo puede enfermar. Y es cuando enferma cuando hay que ponerse a curarlo, no cuando está sano.

No hay otra empresa más importante en una vida. Es una empresa extraodinaria.Por eso los medios deben ser extraordinarios. Porque para cosas como ir a comprar el pan con éxito no hace falta poner medios extraordinarios.

Habrá quien piense que la vida conyugal entonces no merece la pena (eso le dijeron a Jesús los discípulos). Bien, quien tenga ese rudo corazón, que se divorcie. Conocemos todos muchos que han ´rehecho´ su vida así (algunos mil veces, luego no les ha ido tan bien).

Lo peor de reclamar el derecho a ´rehacer la vida´tras una ruptura es que ese presunto derecho se habrá llevado por delante otros derechos, no iguales, sino mucho más respetables que el nuestro: sino mucho más respetables que el nuestro:...
12/01/08 9:33 PM
  
Bruno
Coincido totalmente con lo que dice Yolanda.
12/01/08 9:37 PM
  
Juan Antonio
Yo también estoy de acuerdo con Yolanda. Y lo de la suegra es genial. Sólo 2 cosas:

1) Yo no sugiero que predominen las cargas. Lo que quiero decir es que en los momentos malos hay que pedir paciencia a Dios y acordarse de todo lo bueno que tiene la otra persona para no mandarla a freir espárragos.

2) Tampoco reclamo el derecho a rehacer la vida. Que los hijos vean al padre o la madre con otra persona debe ser terrible.
12/01/08 9:42 PM
  
Yolanda
3- mucho más respetables que el nuestro: los derechos de quienes son nuestra máxima responsabilidad, que son los hijos (incluso la otra persona, por malvada e infiel que haya sido).

Naturalmente, ante la violencia o el abandono radical, el cese de la convivencia se impone, claro. Lo contrario no tendría ningún sentido. Pero aun entonces con la esperanza de ´sanar´
12/01/08 9:42 PM
  
Juan Antonio
Y ya que estamos de acuerdo prácticamente en todo, ¿por qué no discutimos las causas de que los matrimonios fracasen?

Voy a acabar la cena y cenar, hasta luego.
12/01/08 9:50 PM
  
Juan Antonio
Por cierto, me gusta que la discusión aquí transcurra sin descalificaciones ni andandose por las ramas ni nada. Esta experiencia de las quaestiones quodlibetales está muy bien. ¿Ves, Yolanda?

Con tanto venir al PC el revuelto casi se me ha convertido en una tortilla...
12/01/08 9:55 PM
  
Yolanda
J Antonio:
pues haz como yo, que no cocino. A nadie le gustaba como lo hacía así que dejé de hacerlo.

De todas formas si estamos tan ´de buenas´ es porque es un tema íntimamente sensible en el que, tú ya lo ves, estamos de acuerdo.

Pero como me toquen el tema de imponer lo que nosotros creemos a toda la sociedad... ya me conoces, me despendolo :-)

El motivo del fracaso de los matrimonios es algo complicado de decir en pocas palabras. Yo tengo una cierta idea basada en la experiencia propia y ajena. Fundamentalmente lo reduciría a falta de voluntad en no fracasar. Y, por supuesto, es algo tan simplificado que habría que matizarlo mucho, aun sin entrar en casuítica.

Las razones , no del fracaso, sino de las crisis, son muchas. Y las más comunes: la suegra (lo digo en serio por completo y se podría argumentar con lujo dialéctico); inmadurez, anterior ya al matrimonio, que hace que algunas personas, pasado un tiempo de relación, se...
12/01/08 10:52 PM
  
Yolanda
2- algunas personas, pasado un tiempo de relación, se deslumbren por novedades, es decir, parejas que ´no crecen´ juntos; creerse que el matrimonio no hay que alimentarlo a diario y abandonarse a la rutina;intromisiones de terceros en discordia(y no sólo infidelidades, también falsos amigos, modas, etc.)y más...

Pero de que estas razones provoquen crisis no se sigue que las crisis tengan que desembocar en fracaso.

Repito que a mi modo de ver, nada hay más importante a lo cual consagrar la vida que a tu carne de carne y huesos de tus huesos. Esa extraordinaria empresa requiere medios extraordinarios en situaciones extraordinarias de crisis; y medios habituales en circunstancias cotidianas. pero no ´dejarlo estar´.
12/01/08 10:55 PM
  
Yolanda
De todos modos, este acuerdo entre Bruno y yo, se debe a que no hablamos de ideas, sino de experiencia. No hablo, yo al menos no sólo, de lo que pienso sino de lo que sé porque lo vivo.

Y me gustaría, claro, que los demás lo vivieran así, porque a mí me parece lo mejro para mí y para todos. Pero no se puede imponer. Prtenderlo es, además, contraproducente, como estamos viendo.

Y tampoco se puede decir que esta concepción del matrimonio esté amenazada. No lo veo así, no lo siento así, no es cierto que mi matrimonio esté amenazado por leyes de divorcio exprés, matrimonios homosexuales ni nada por el estilo.

¡¿Qué falta hacen leyes perniciosas para la familia habiendo suegras?!
12/01/08 11:07 PM
  
Juan Antonio
Yolanda,

yo a la falta de voluntad en fracasar le añadiría la mala o precipitada elección del cónyuge. Eso de que los opuestos se atraen no me lo creo. También conozco a una chica que decía que lo importante era la química, no el ser "compatibles" o pensar de forma más o menos parecida. Entiéndeme, no digo que uno se tenga que casar con una fotocopia propia. Pero si los caracteres son muy diferentes y contrapuestos, la atracción física no creo que sirva para unir por mucho tiempo.

También estoy de acuerdo en que no se puede imponer nada. El divorcio no es como el aborto, que es un mal absoluto y gravísimo y ante el que no cabe decir que quien no quiera no aborte. Creo que el divorcio debe ser legalmente posible aunque luego moralmente pensemos cada uno lo que queramos.

Otra cosa es facilitar el divorcio como ahora se ha hecho. Lo mismo que estás de acuerdo en que el matrimonio es una empresa extraordinaria que requiere medidas extraordinarias, est...
12/01/08 11:46 PM
  
Juan Antonio
estarás de acuerdo en que, antes que facilitar la ruptura, habría que intentar la reconciliación. En algún caso funcionará, y merece la pena intentarlo. Es por eso que entiendo lo del divorcio exprés como una amenaza. No para tu familia, afortunadamente, sino para otras.

En el blog de Malak había ayer un artículo sobre la pesadilla de César Vidal y el "lobby adúltero". Hoy en la cena me he tragado "escenas de matrimonio" para ver de qué iba. Al poco tiempo ya he visto que se trata de pintar todos los defectos imaginables en un matrimonio, justo lo que César Vidal dice: los adúlteros son felices y los matrimonios infelices.

Y cocinar es estupendo, sólo que luego hay que fregar. Yo cuando vivía en Portugal tenía un club de fans (sobre todo chicas) de mi tortilla de patatas y mis tapas. Si éste fuera un blog culinario os contaba las recetas.
12/01/08 11:48 PM
  
Yolanda
De todas formas, JAntonio, el divorcio exprés sólo acelera los de mutuo acuerdo. Si bastara la voluntad de una parte, sería la ley del ´ahí te quedas´, no un divorcio. Así que no facilita nada mas que lo inevitable. Insisto en que a quienes no nos pensamos divorciar ni aunque se hunda el universo, no nos afecta, ni nos estropea nada.

Lo demás son minucias, que si no se debe llamar matrimonio -puede que sea cierto- pero el caso es imponer nuestro modo de vida y eso es contraproducente e injusto.
13/01/08 12:13 AM
  
Juan Antonio
Llámame JA si quieres, es aún más corto y toda la gente lo hace.

El que los dos estén de acuerdo en divorciarse no hace inevitable el divorcio. Pueden haber tenido una pelea, desear divorciarse y luego después reconciliarse.

Estoy de acuerdo en que es contraproducente intentar imponer nuestro modo de vida. Hay que ofrecerlo, y quien quiera que lo haga suyo. Pero no creo que nadie intente imponerlo. Me vas a decir que sí, pero yo creo que no. Y si alguien a modo particular lo intenta, allá él.

Lo de llamar matrimonio no es una minucia, aunque sólo eso no justifica una concentración, si acaso delante de la sede de la RAE. El problema según lo veo yo es el intento del lobby gay de imponer que todo es lo mismo cuando no lo es. Una cosa es reconocer el derecho a formalizar legalmente una unión, hacer la declaración de la renta conjunta, recibir pensión, etc. que yo estoy de acuerdo. Y otra cosa es querer imponer que una unión homosexual sea exactamente...
13/01/08 12:32 AM
  
Juan Antonio
Y otra cosa es querer imponer que una unión homosexual sea exactamente lo mismo que un matrimonio.
13/01/08 12:34 AM
  
Juan Antonio
Bruno, una pregunta con un poco de malicia: en los matrimonios no cristianos, ¿Dios ayuda o no? Porque también hay matrimonios no cristianos que se quieren y se aguantan toda la vida.
13/01/08 12:39 AM
  
Bruno
JA y Sofía:

Iba a responder en un comentario a vuestros dos últimos comentarios, pero, como tienen bastante miga, me ha salido tan larga la respuesta que mejor la convertimos en un post (que saldrá a la hora de comer, como siempre). Así me ahorro escribir otra cosa hoy y descanso, que es Domingo. :)

En cuanto al tema que saca Yolanda, es muy interesante, pero se aparta bastante del tema del artículo, así que, si os interesa (y si alguien lo formula de una forma concreta), podemos tratarlo también en un artículo.
13/01/08 11:07 AM
  
Juan Antonio
Estupendo, luego en cuanto pueda lo leo. Ahora me voy a Santander, pero en toda conferencia que se precie hay wireless gratis. En los hoteles ya es más complicado.

Yo llevo muy mal lo de santificar las fiestas... Bueno, un abrazo para todos.
13/01/08 11:20 AM
  
Bruno
JA, desde luego es que no paras. Que te diviertas en tu conferencia y que des un buen paseo por Santander.
13/01/08 11:27 AM
  
Yolanda
JA:

aunque, como dice Bruno, el tema se aparta del hilo, yo creo que el lobby gay no pretende imponer nada a los demás matrimonios. Yo también creo -y muchos gays lo creen,porque el mundo homosexual no es monolítico, un gay es ante todo un ser humano con ideología como los cualquier hetero- que lo del matrimonio ha sido desacertado. Pero aun cuando pretendiesen que sea inamovible el llamarse matrimonio, sigue sin ser una imposición ´a los demás´, es decir, a mi matrimonio no le quita nada, ni lo devalúa, como dice alguien por otro post.
Pero lo podemos dejar para otra ocasión.

El tema que dice Sofía es así: los ministros del sacramento del matrimonio son los contrayentes. Y aquí hay mucha tela que cortar por el tema de las relaciones prematrimoniales, etc.,pero esperemos al hilo de esta tarde (y en cuanto a lo de dialogsantes, es fácil serlo cuando no se trata de ideas sino de experiencia: contra los hechos no hay argumentos, Sofía, ergo no me hago ilusi...
13/01/08 1:09 PM
  
Yolanda
...contra los hechos no hay argumentos, Sofía, ergo no me hago ilusiones)

¿Y a qué tipo de conferencia vas tú a Santander un domingo, JA? ¿Vives en Cantabria pero no en Santander? Soy una enamorada de Cantabria,qué recuerdos, a punto estuvimos de vivir allí para siempre
13/01/08 1:21 PM
  
jovi
Una respuesta estupenda.
13/01/08 1:33 PM
  
Juan Antonio
Yolanda, estoy de acuerdo más o menos en todo, te respondo muy brevemente.

1) En lo del matrimonio homosexual. Difiero en algunos matices, pero como tú dices eso mejor lo discutimos en otra ocasión.

2) En que Santander es muy bonito, y parece que también barato. Por cierto, soy de Granada, la conferencia empieza hoy pero tuve que venir ayer (enlazar vuelos es complicado, siempre tengo que pasar en la T4 un rato) y es sobre un acelerador de partículas que quieren construir para el 2020 o después. Hay que planear las cosas con anticipación, no como el AVE.

3) Tienes también razón en lo de "aguantarse". Intentaré pensar y escribir de forma más positiva, pero es que una persona próxima se ha divorciado hace poco por segunda vez. Y me temo que a la tercera tampoco va a ir la vencida.
14/01/08 1:27 PM
  
nachet
No he querido intervenir hasta ahora, porque he preferido escuchar antes a los que tienen más experiencia que yo (no estoy casado). De principio estoy de acuerdo con Bruno. Puede parecer idealista y muy difícil el compromiso matrimonial que propone, pero es que toda la forma de vivir cristiana es difícil e idealista. Si en la defensa de la vida, o la justicia social somos idealistas, ¿por qué no serlo en el compromiso matrimonial? Miles de matrimonios en nuestra sociedad demuestran día tras día que sí es posible.
También es cierto que hay situaciones y casos especiales, que impiden alcanzar ese matrimonio cristiano que sería el que todos desearíamos. Creo que el principal problema no es la separación temporal (ojalá) o definitiva de dos cónyugues, sino sobre todo el recasamiento. Ahí Jesucristo es muy explícito, y deroga la Ley mosaica claramente, llamando adúltero al que se casa de nuevo viviendo su cónyuge. No veo la forma de creer en Jesús como Hijo de Dios y contradecir sus ...
15/01/08 12:03 AM
  
nachet
No veo la forma de creer en Jesús como Hijo de Dios y contradecir sus enseñanzas en un punto tan diáfano.
Estoy de acuerdo con Yolanda y Malak.
15/01/08 12:05 AM

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