San Columba, apóstol de Escocia

“Hubo un tiempo glorioso en que Irlanda era conocida como la Isla de los Santos”. Así comienza el texto de la cubierta trasera del libro San Columba, apóstol de Escocia. Es una frase impresionante, no solo por la extraordinaria época a la que se refiere, sino también por el triste hecho de que los católicos españoles no conocemos prácticamente nada sobre ella.
A mí, la verdad, me ha impresionado leer este libro acerca de ese “tiempo glorioso”, en que Irlanda estaba tan repleta de santos que resulta imposible seguirles la pista o, a veces, incluso distinguirles unos de otros (por ejemplo, hay más o menos un centenar de santos llamados Colman). Cuando empecé a leerlo, pensé inmediatamente en que tenía que traducirlo para que otros disfrutaran también de él.



Hace unos días, Tabira publicaba una muy interesante, a raíz del nombramiento de Mons. Iceta como obispo auxiliar de Bilbao.
En este blog, hablábamos ayer de tres dominicos que, con la aprobación de su superior, se apartaban de la doctrina católica en puntos esenciales y animaban a las parroquias holandesas a avanzar por el camino del cisma y de la desobediencia a sus obispos. Parece ser que, ante esta situación, fueron los propios fieles los que se quejaron en un número significativo a los obispos, hasta que estos acudieron a la Congregación para la Doctrina de la Fe.



