Cristianos de ayer y de hoy (IX): Fray Bruno, a solas con Dios
Hoy quiero hablarles de mi santo: San Bruno. Nació en Colonia, en Alemania, en el siglo XI. Se ordenó sacerdote y fue profesor de teología, Canciller de la diócesis de Reims y maestro espiritual para muchas personas, entre otras el futuro papa Urbano II. Llegaron a ofrecerle el cargo de Arzobispo de la ciudad, pero lo rechazó y decidió emprender una vida de oración, uniéndose a los monjes cistercienses que estaban comenzando a crear su orden. Sin embargo, Bruno tenía deseos de una soledad aún mayor y marchó a buscar un lugar donde cumplir esa vocación.

Francisco nació en Saboya en el siglo XVI, en una familia noble. Tenía un genio muy fuerte y, sin embargo, es recordado por su amabilidad y paciencia, que fueron fruto de la gracia de Dios y de su lucha de años por ser como Jesucristo.
San Juan Crisóstomo (que, en griego, quiere decir boca de oro) nació en el s. IV en Antioquía y fue hijo de otra santa, Antusa (Atención a las madres: este ha sido el caso de muchos santos, como San Agustín o San Bernardo, que ya desde los brazos de su madre fueron aprendiendo el amor de Dios y la imitación de Cristo).
Nacido en la Galia, en el año 340, como hijo de un procurador romano. Siendo aún catecúmeno, fue elegido obispo de Milán por aclamación de los cristianos, que vieron en el a un enviado de Dios para solucionar los problemas causados por el arrianismo.
En los próximos artículos de esta sección, vamos a ver algunos textos de Doctores de la Iglesia, es decir, de algunos santos a los que la Iglesia ha proclamado como maestros de la fe. De entre ellos, nos fijamos hoy en San Efrén, nacido en Siria (hoy Turquía), alrededor del año 306.



