Rebajas de camisetas ateas por liquidación
Hoy quiero invitar a los lectores a pensar un poco. Pero no como respuesta a razonamientos rigurosos y profundos, porque eso, por desgracia, se lleva muy poco actualmente (con honrosas excepciones, claro, como los lectores de este blog). Pasaron ya los tiempos, más sabios que los nuestros, en los que una disputa entre Arrio y Atanasio, San Bernardo y Abelardo, Newman y Kingsley o Chesterton y Shaw electrizaba a la opinión pública y era seguida con tanto o más interés que una guerra o una crisis económica.
Nuestra época, en cambio, se mueve más por eslóganes que por razonamientos. Las grandes ideas que influyen en millones de personas no se desvelan hoy en tesis doctorales, ni se pronuncian desde los púlpitos o en los parlamentos, sino que se transmiten en series de televisión y las lleva la gente en sus camisetas. Siempre han existido los eslóganes, pero son especialmente apropiados para las generaciones del pensamiento débil, que prefieren sus ideas cortaditas, lavadas y envasadas al vacío, para mayor comodidad.

Me ha encantado leer que el Cardenal Pell, de Sydney, va a participar en el
Al volver de Francia este verano, escribí un artículo titulado “
He leído un artículo norteamericano sobre arquitectura religiosa que me ha parecido tan interesante que he traducido los primeros párrafos para el blog (y sí, en este caso y sin que sirva de precedente, cuando digo “interesante” quiero decir que expresa a grandes rasgos lo que yo pienso sobre el tema). Si Dios quiere y tengo tiempo, otro día traduciré el resto del texto.
Hoy serán recibidas en la Iglesia Católica las monjas de una congregación episcopaliana, junto con su capellán. Son diez hermanas de la Sociedad de Hermanas de los Pobres de Todos los Santos, que hoy recibirán la bienvenida del Arzobispo de Baltimore y el sacramento de la confirmación. Además, renovarán sus votos religiosos en la misma ceremonia.









