InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Moral

17.03.17

Y Mons. Sánchez Sorondo es Canciller de dos Academias Pontificias…

Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo es uno de los argentinos ilustres de este pontificado. De hecho, dirige no una, sino dos Academias Pontificias, como Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales. Sin embargo, hace dos días, en una entrevista, mostró que no sólo no conocía los principios básicos de la moral católica, sino que los negaba explícitamente y defendía el consecuencialismo moral, una postura condenada por la Iglesia.

Ante las preguntas de un periodista de LifeSiteNews, explicó que había invitado al Vaticano a Paul Ehrlich, al igual que a otros famosos defensores del aborto y propagadores del mito de la sobrepoblación, porque “es un especialista en estas cosas. Por eso lo invitamos, porque es un especialista en estas cosas. Ha escrito un montón de libros sobre el tema, así que es un especialista”. Es sorprendente que Mons. Sánchez Sorondo no se dé cuenta de que escribir libros llenos de barbaridades, refutados innumerables veces y cuyas predicciones han mostrado ser erróneas una y otra y otra vez, no convierte a alguien en un experto. Lo convierte en lo contrario de un experto.

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8.02.17

Y ahora, cambiemos la fe católica sobre el sacerdocio

Como sabrán los lectores, La Civiltà Cattolica, revista oficiosa del Vaticano e impresa con el control previo de la Santa Sede, acaba de publicar un artículo del P. Giancarlo Pani SJ dedicado a la propuesta de cambiar la doctrina católica sobre el sacerdocio, de modo que se admita el sacerdocio femenino en la Iglesia.

Es un artículo pasmoso, que revela una actitud de rechazo abierto y frontal de la fe de la Iglesia, al servicio de las ideologías de moda en nuestra época. Resulta casi increíble que un medio como la Civiltà preste cobijo y apoyo a posturas como esta, imposibles de reconciliar con el catolicismo.

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6.02.17

Alemania: Amoris Laetitia para parejas no casadas y del mismo sexo

El diario de la diócesis alemana de Hildesheim, KirchenZeitung, dedicó la semana pasada un artículo a la exhortación apostólica Amoris Laetitia y al reciente documento de los obispos alemanes sobre su aplicación. Según la información de que disponemos, es un artículo compartido con los periódicos diocesanos de Hamburgo, Mainz, Berlín, Limburgo, Dresde, Fulda, Osnabrück, Magdeburgo y Aquisgrán, entre otros.

Se trata de un escrito interesante, porque no sólo reitera sin lugar a dudas la postura predominante entre los obispos germanos con respecto a los divorciados en una nueva unión, sino que también clarifica que la aplicación de la exhortación apostólica al divorcio sólo es el primer paso.

Frente a las numerosas voces que, en los últimos nueve meses, han señalado la confusión ocasionada por la exhortación apostólica del Papa, que podría dar lugar a interpretaciones contrarias a la doctrina de la Iglesia, para KirchenZeitung “la cuestión está clara”, porque la interpretación evidente es precisamente la contraria a la doctrina de la Iglesia: “en Amoris Laetitia, el Papa abre los divorciados vueltos a casar el acceso a los sacramentos de la confesión y de la comunión en algunos casos”. Lo mismo han afirmado recientemente los obispos alemanes, que “también ven la posibilidad de que divorciados vueltos a casar reciban la comunión” después de haber “sido acompañados por un consejero y de examinar su conciencia”. Como consecuencia de esto, el artículo proclama exultantemente que “la exclusión ha pasado a la historia”.

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28.01.17

La ciudad seguirá estando donde estaba

Una de las constantes desde que empecé con el blog, hace ya mucho tiempo, es que a menudo los comentarios de los lectores son más interesantes, concisos y sustanciosos que el propio artículo. Se matan así dos pájaros de un tiro: es un saludable golpe a mi crescida soberbia, como decía San Ignacio, y, además, el blog mejora mucho sin esfuerzo por mi parte, cumpliendo las palabras de la Escritura: os envié a cosechar lo que no habíais labrado. Otros trabajaron y vosotros recogéis el fruto de su labor.

Una vez más, me ha gustado tanto el comentario en el artículo anterior de una lectora, rmartinhe en este caso, que inmediatamente he decidido convertirlo en un artículo por derecho propio. Habla de todo el problema de los clérigos obstinados en dar la comunión a quienes están en pecado grave sin necesidad de propósito de la enmienda, pero habla de ello sin perderse en los casos concretos, yendo a lo esencial. Merece la pena.

Al final del artículo, la lectora dice: “Gracias por estar ahí y por hacer que no nos sintamos tan solos”. Es exactamente lo mismo que sentimos los blogueros al leer buenos comentarios como este. Gracias a rmartinhe y a todos los lectores.

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25.01.17

La destrucción de la moral: divorcio > suicidio > apostasía

Durante los últimos tres años, he escrito un gran número de artículos en los que advertía que la negación de la doctrina constante de la Iglesia sobre los actos intrínsecamente malos iba a tener consecuencias desastrosas. Por desgracia, numerosos teólogos, moralistas e incluso obispos y cardenales han rechazado en la práctica esa doctrina con la excusa de un vago “discernimiento” que nunca se define, comenzando por diversos participantes de los dos Sínodos de la Familia y siguiendo por diversas declaraciones y cartas pastorales posteriores a los mismos.

El primer desastre causado por esta negación de un principio moral fundamental de la moral católica fue la asombrosa práctica “pastoral” de permitir que los adúlteros no arrepentidos comulguen, proclamada a los cuatro vientos por los obispos argentinos de la región de Buenos Aires, por los obispos de Malta y por la mismísima diócesis de Roma. Es evidente que esta forma de actuar, en la práctica, equivale a aceptar en la Iglesia el divorcio y un nuevo “matrimonio”, con lo que de hecho se abandonan tanto la indisolubilidad matrimonial como el sexto mandamiento y el propio sacramento del Matrimonio, que se equipara a cualquier unión adulterina. Asimismo, se destruye el sacramento de la Penitencia, porque se acepta la práctica de la confesión sin propósito de la enmienda, lo cual no es más que una forma de decir que el pecado no existe.

No hace mucho, pudimos observar cómo el daño se extendía a la prohibición del suicidio, que también es una doctrina perenne de la Iglesia. Los obispos canadienses de la región de la región del Atlántico escribieron una carta pastoral en la que indicaban que alguien que tomase la decisión de suicidarse podría recibir la comunión y la confesión y sería acompañado por un sacerdote en el proceso. De nuevo, asoma la cabeza la confesión sin propósito de la enmienda y la comunión sacrílega, además del acompañamiento del pecado por parte de la Iglesia y el olvido del quinto mandamiento.

¿Se quedarán ahí las cosas? Evidentemente no, porque, una vez que se ha destruido el principio moral de que hay acciones que siempre son malas (es decir, de que los mandamientos siempre son válidos), es inevitable que haya quien saque las consecuencias para absolutamente todos los pecados. La semana pasada, el P. James Martin, SJ, director de la prestigiosa revista América de los jesuitas norteamericanos, aplicó los mismos criterios “morales” a la apostasía.

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