Dos clarificaciones necesarias: el virus Zika y la unión de las «Iglesias»
Una de las características de nuestro tiempo es la valoración de la inmediatez sobre la precisión. Lo importante es la últimísima noticia, que se consume y traga a toda prisa, para pasar con rapidez a la siguiente, sin tiempo para evaluar su veracidad o su error, digerirla y asimilarla con tranquilidad.
En este contexto, me ha parecido oportuno reflexionar sobre dos declaraciones recientes del Papa que algunos no entienden bien, sino que las interpretan en el peor de los sentidos posibles, de manera ajena a la enseñanza de la Iglesia. La primera de las intervenciones corresponde, además, a una entrevista, un género literario que se presta mucho a la imprecisión de lo que dice el entrevistado y a una comprensión superficial por parte de los lectores.
En su último viaje en avión, un periodista preguntó al Papa Francisco acerca del virus Zika y la doctrina católica sobre la anticoncepción. Por supuesto, el periodista sabía perfectamente que la doctrina católica sobre ese tema está contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica, pero, tristemente, ya estamos acostumbrados a que lo único que busquen los periodistas sea un titular sensacionalista.

El sábado pasado murió D. Antonin Scalia, juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, hijo de inmigrantes sicilianos, católico y padre de nueve hijos, uno de ellos sacerdote. La noticia ha pasado sin pena ni gloria por la mayoría de los medios de lengua española, pero tiene una gran relevancia. A diferencia de lo que sucede en España, en Norteamérica, el puesto de miembro del Tribunal Supremo (equivalente a grandes rasgos a nuestro Tribunal Constitucional) es importantísimo, porque es vitalicio. En ese sentido, los jueces del Tribunal Supremo estadounidense pueden constituir un verdadero tercer poder judicial estable, que haga de contrapeso al ejecutivo y al legislativo.
Creo que la mayor parte de la gente estaría de acuerdo en que, en principio, el matrimonio es el lugar ideal para la educación de los hijos. La estabilidad familiar, moral y económica del matrimonio son fundamentales para el crecimiento psicológico, intelectual y moral del niño. Como es lógico, puede haber casos de matrimonios desastrosos, pero ceteris paribus, es indudable que, por su propia naturaleza, la relación matrimonial aporta un cimiento más sólido para la familia que cualquier otra relación.
Polémicas matrimoniales (XLI).
Polémicas matrimoniales (XL).



