Puestos a soñar
Siempre he pensado que, puestos a soñar, merece la pena hacerlo a lo grande. Ya que los sueños son gratis, ¿por qué conformarse con poca cosa? Y eso no implica en absoluto que sean menos realistas. A fin de cuentas, el sueño más estupendo y a la vez disparatado que podrían haber tenido los hombres se convirtió en realidad: el Hijo de Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Todos nos hemos alegrado con las noticias de la creación por el Papa de nuevos Ordinariatos para permitir la vuelta a la Iglesia de los anglocatólicos. ¿Por qué no soñar con que esto sólo sea el principio de algo más? ¿Por qué no esperar que el Papa alemán “de transición” pueda poner las bases para una unidad eclesial mucho mayor? ¿Por qué no esperar que los Ortodoxos sigan el mismo camino?
En este sentido, me han parecido interesantísimas las declaraciones de John Hepworth, Primado de la Traditional Anglican Communion:

Un lector, Marcos, que conoce bien Inglaterra y el ambiente religioso por aquellos lares me ha enviado estos interesantes párrafos sobre el Anglicanismo y sus diversas variantes, incluyendo a los anglocatólicos. Como me han resultado muy interesantes, a pesar de su brevedad casi telegráfica, los reproduzco en este post separado, esperando que aclaren algo a quienes no conozcan nada del tema y permitan a los demás profundizar en él.
No sabría expresar la alegría que ha sido para mí leer la noticia del brazo tendido de la Santa Sede a los anglocatólicos, que siempre me recuerdan a Newman, Froude, Baring, Knox y a la esposa de Chesterton.
A continuación, transcribo, junto con mis comentarios, el comunicado del obispo anglicano de Madrid, Carlos López Lozano sobre la creación de los nuevos ordinariatos para los conversos del anglicanismo.
El pontificado de Juan Pablo II fue el tercero más largo de la Historia de la Iglesia. A lo largo de tantos años, el último Papa dejó una huella imborrable en la Iglesia y en muchísimos católicos.









