Dos tazas de caldo católico
Ayer, para mi sorpresa, un comentarista dijo que las antiguas costumbres católicas como la de escribir 20+C+M+B+10 en las puertas el día de la Epifanía habían sido prohibidas por el Concilio Vaticano II, por no ser suficientemente “humanizadas”, “comunitarias” y “sociales”. No sé muy bien qué concilio será ése, porque no tiene nada que ver con el real. Siempre me ha llamado mucho la atención que los que piden que se “democratice” la Iglesia tienden a ser los mismos que desprecian la piedad popular, pero ya sabemos que la lógica no es una de las características propias de nuestro tiempo.
Todavía no estoy seguro de si el comentario era en broma o en serio, pero, en cualquier caso, he pensado hablar hoy en el blog de otra costumbre popular católica. ¿No quieres caldo?, pues toma dos tazas. A fin de cuentas, la piedad popular es una muestra de la catolicidad de la Iglesia, que no es sólo para los sabios y entendidos, sino para todos los hombres, incluidos los pequeños y sencillos. Yo aún diría más, especialmente para los pequeños y sencillos (o para todos los hombres, en cuanto que pequeños y sencillos).


Como ya dijimos otro día, el Adviento es el tiempo litúrgico dedicado a Nuestra Señora, recordando cómo ella esperó más que nadie el nacimiento de su hijo, anunciado por el Ángel que la visitó en Nazaret. Para introducirnos más en este tiempo de espera, traigo al blog un bello poema a la Virgen muy poco conocido, escrito por Erasmo de Rotterdam, el humanista del Renacimiento.
Recojo hoy un estupendo artículo completo del blog









