Polémicas matrimoniales (VI): la Iglesia tentadora
Uno de los aspectos que personalmente menos me gustan de la propuesta del Cardenal Kasper de dar la comunión a los divorciados en nuevas uniones es el papel en el que, sin darse cuenta, coloca a la Iglesia.
El cardenal Kasper propone, como ya hemos visto, que, después de contraer una unión civil adúltera “irreversible” y tras un período de penitencia, se admita a los divorciados a la comunión, a pesar de que el matrimonio inicial sigue considerándose válido. Para el cardenal, esa forma de actuar por parte de la Iglesia sería misericordiosa y compasiva. A mi entender, en cuanto se examina un poco la cuestión sin eufemismos, lo que estaría sucediendo es que la Iglesia, de Maestra pasaría a tentadora y de Madre a cómplice, es decir, exactamente lo contrario de lo que pretendía el Cardenal Kasper. Veamos por qué.

Si alguien te vende un perro verde y luego descubres que destiñe con las primeras gotas de lluvia, es normal que te quejes. Si ya te han vendido seis y compras el séptimo, o no eres muy despierto o en realidad quieres que te engañen. Una ventaja de que la propuesta sobre el matrimonio que venimos tratando en estos artículos se realice ahora y no hace cincuenta años es que, como ya nos han vendido media docena de perros verdes, al menos si lo compramos ya no podremos decir que la culpa es de quien nos vende los canes color esmeralda, sino nuestra.
Participante invitado: Higinio Fernández, licenciado en Teología Pastoral Buenista por la Universidad Koinonía de Teología a Distancia y profesor en el Instituto de Ciencias Sociorreligiosas de Parla (Madrid). Está casado y mantiene el blog Todos somos hijos de Dios en Multirreligión Digital.




