¡Llagas gloriosas!
El domingo pasado, después de la misa, mientras explicaba a mis hijos el significado de las curiosas bolitas colocadas en forma de cruz en el cirio pascual (que, en otros países, tienen forma de clavos), yo mismo me quedé asombrado de lo que les estaba contando. Como sabrán los lectores, las bolitas son una mezcla de cera y de incienso y, cuando el sacerdote las clava en el cirio, al comienzo de la Vigilia Pascual, dice: Por sus santas llagas gloriosas, nos proteja y nos guarde Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Las cinco bolitas simbolizan las cinco llagas gloriosas de nuestro Señor. ¡Llagas gloriosas! La audacia sobrenatural que llena esas palabras me llena de estupor cada vez que las repito. Es algo inconcebible. ¿Quién podría haber imaginado tal maravilla sino el mismo Dios?

Con la edad, los años vuelan y se entremezclan hasta hacerse casi indistinguibles, como golondrinas que revolotean en una tarde de verano. Parece que inauguré el blog esta mañana, pero, si miro las fechas reales, tienen la impertinencia de revelarme que llevo años escribiendo y descubro con sorpresa que he firmado ya cientos de artículos. Ay, qué ganas de eternidad que no se acaba.
Hace muchos años, viajé a Loretto con ocasión de un encuentro de jóvenes con el Papa Juan Pablo II que se celebró allí. Al visitar la basílica, me impresionó mucho un mosaico con una escena de la vida de Cristo que nunca había visto antes: la aparición de Cristo resucitado a Nuestra Señora, en la mañana de Pascua.
En su
Hoy, por ser el Día Internacional de los Blogeros de InfoCatólica… ¿Cómo? ¿Que eso no existe? Si el Patrimonio Audiovisual y el Uso Prudente de Antibióticos tienen sus días (el 30 de octubre y el 18 de noviembre, respectivamente), no veo por qué no han de tenerlo los blogueros de InfoCatólica. Sería una vergonzosa discriminación. Los blogueros infocatólicos también tenemos nuestro corazoncito y, aunque no seamos tan importantes como la Tuberculosis (24 de marzo) o las Marionetas (21 del mismo mes), digo yo que también podrían concedernos un Día Internacional o al menos un Minuto Internacional.









