El pastorcillo dormilón

Como ya es tradicional, tengo el gusto de felicitar a los lectores del blog la Navidad con un villancico compuesto y cantado en familia, bien aderezado, por supuesto, con su barullo, algazara, jolgorio, barahúnda, bullicio, algarabía, bataola y guirigay. Que el Niño recién nacido, cuyo nombre es salvación, les dé la alegría verdadera, que nadie les podrá quitar.
El villancico es una canción que una pastora canta a su hijo para que despierte en Nochebuena y vaya a adorar al Señor recién nacido. Quizá podamos imaginar que la Virgen nuestra Señora nos lo canta a nosotros, para que despertemos de una vez del sueño de la tibieza, el tedio y la desesperanza y abramos los ojos a la maravilla de las maravillas, que se nos regala gratis.
¡Feliz y santa Navidad a todos!

Ante un Misterio como el del sufrimiento y la muerte del Hijo de Dios, poco más puede uno hacer que ponerse de rodillas y callar, como manda la liturgia de estos días. Si, un día como hoy, la Palabra eterna que creó el mundo dijo “soy un gusano, no un hombre", ¿qué podemos decir nosotros que no suene ridículo y fuera de lugar?
Tradicionalmente, el viernes de Cuaresma antes del Domingo de Ramos se celebraba la fiesta de los Dolores de Nuestra Señora, el viernes de Dolores. En los años sesenta, la reforma litúrgica del Vaticano II suprimió esta fiesta, por considerar que estaba duplicada, uniéndola a la de la Virgen de los Dolores, el 15 de septiembre. Sin embargo, si no recuerdo mal, se estableció que donde estuviese arraigada la tradición del Viernes de Dolor (algo que puede decirse de toda España), podía seguir conmemorándose. Además, desde el motu proprio Summorum Pontificum, puede uno utilizar el calendario antiguo si lo desea, así que hoy podemos aprovechar esta tradición para ir entrando en la Semana Santa que se acerca, de la mano de Nuestra Señora.
Como ya he contado alguna vez, en mi familia tenemos la costumbre de inventar un villancico para Navidad y cantarlo juntos. Aprovecho, pues, para felicitar el Nacimiento del Señor a los lectores, amigos y familiares con el villancico de este año, grabado con los niños. Podrán disfrutar de una gran interpretación musical… si asisten a un concierto en otro sitio. Aquí se trata, más bien, de sana algarabía, caos infantil, la felicidad de las pequeñas cosas y alegría navideña.
Hace muchos años, viajé a Loretto con ocasión de un encuentro de jóvenes con el Papa Juan Pablo II que se celebró allí. Al visitar la basílica, me impresionó mucho un mosaico con una escena de la vida de Cristo que nunca había visto antes: la aparición de Cristo resucitado a Nuestra Señora, en la mañana de Pascua.



