El Almirante
 El otro día vi la película El Almirante. Es una película rusa de hace un par de años que apenas tuvo eco en España. Una de esas historias complicadas y grandiosas, vinculadas a acontecimientos históricos, tan del gusto de los rusos. El Almirante es Kolchak, el Comandante Supremo del gobierno ruso blanco que luchó contra los bolcheviques en la Revolución Rusa. Interpreta su papel Konstantin Khabenskiy, un actor ruso que va teniendo cada vez más fama y que fue el protagonista de las películas Night Watch y Day Watch, además de participar en Wanted.
El otro día vi la película El Almirante. Es una película rusa de hace un par de años que apenas tuvo eco en España. Una de esas historias complicadas y grandiosas, vinculadas a acontecimientos históricos, tan del gusto de los rusos. El Almirante es Kolchak, el Comandante Supremo del gobierno ruso blanco que luchó contra los bolcheviques en la Revolución Rusa. Interpreta su papel Konstantin Khabenskiy, un actor ruso que va teniendo cada vez más fama y que fue el protagonista de las películas Night Watch y Day Watch, además de participar en Wanted.
La película sorprende porque constantemente muestra a gente rezando como lo más normal del mundo. Los iconos son omnipresentes. El propio Zar lleva uno en la mano y se lo da a besar al joven oficial cuando habla con él. Llama la atención ver a los marineros y oficiales rusos arrodillados piadosamente en la cubierta de su barco mientras suenan los cañones en la I Guerra Mundial. También es impresionante ver la bendición a los soldados del Ejército Blanco antes de la batalla y el discurso piadoso del propio Almirante. Es cosa nunca vista en España, donde una escena así, si alguna vez saliese en nuestro cine, se plantearía como una muestra de hipocresía, maldad o fanatismo. Sólo por esto merece la pena ver la película.

 No sé lo que sucederá en otros países, pero, aquí en España, la época navideña es tiempo de lotería. La televisión está plagada de anuncios de lotería, se venden millones y millones de billetes de lotería y todo el mundo parece tener participaciones: en los colegios, el trabajo, las asociaciones, la frutería e incluso la parroquia. Es casi imposible evitar la compra de algún décimo o participación.
No sé lo que sucederá en otros países, pero, aquí en España, la época navideña es tiempo de lotería. La televisión está plagada de anuncios de lotería, se venden millones y millones de billetes de lotería y todo el mundo parece tener participaciones: en los colegios, el trabajo, las asociaciones, la frutería e incluso la parroquia. Es casi imposible evitar la compra de algún décimo o participación.  Me encantan las vidas de los santos. Creo que, fuera de los sacramentos y la oración, pocas cosas hay que despierten más el deseo de vivir cristianamente, de entregar la vida a Dios, de ir al cielo y amar a los enemigos. En la vida de los santos se puede ver, de forma concreta y real, en personas concretas y reales, que el seguimiento de Cristo es posible y merece la pena, que no hace falta conformarse con medianías y que Dios está deseando hacer maravillas con nosotros.
Me encantan las vidas de los santos. Creo que, fuera de los sacramentos y la oración, pocas cosas hay que despierten más el deseo de vivir cristianamente, de entregar la vida a Dios, de ir al cielo y amar a los enemigos. En la vida de los santos se puede ver, de forma concreta y real, en personas concretas y reales, que el seguimiento de Cristo es posible y merece la pena, que no hace falta conformarse con medianías y que Dios está deseando hacer maravillas con nosotros. Ayer hablábamos en el blog sobre los milagros y sobre el tipo de pruebas que pueden necesitar. Es un tema más profundo de lo que parece y los diversos comentarios sobre el tema fueron muy interesantes.
Ayer hablábamos en el blog sobre los milagros y sobre el tipo de pruebas que pueden necesitar. Es un tema más profundo de lo que parece y los diversos comentarios sobre el tema fueron muy interesantes. El otro día tuve que ir a la oficina de Correos del centro de Alcobendas a enviar una traducción jurada. Como es mi costumbre, en lugar de ir y volver por el mismo camino, a la vuelta me perdí un poco por calles secundarias. Cuando tengo tiempo, varío así de ruta porque siempre se ven cosas interesantes. Esta vez, encontré un precioso escudo en una casa antigua, con el apellido Corte Gómez, que debió de pertenecer a una familia de hidalgos.
El otro día tuve que ir a la oficina de Correos del centro de Alcobendas a enviar una traducción jurada. Como es mi costumbre, en lugar de ir y volver por el mismo camino, a la vuelta me perdí un poco por calles secundarias. Cuando tengo tiempo, varío así de ruta porque siempre se ven cosas interesantes. Esta vez, encontré un precioso escudo en una casa antigua, con el apellido Corte Gómez, que debió de pertenecer a una familia de hidalgos. 
     
             
             
             
             
             
             
            


