Juan Pablo II y su pontificado
El pontificado de Juan Pablo II fue el tercero más largo de la Historia de la Iglesia. A lo largo de tantos años, el último Papa dejó una huella imborrable en la Iglesia y en muchísimos católicos.
Me ha parecido interesante hablar hoy de ese pontificado, reconociendo las muchas cosas buenas que Dios regaló a su Iglesia gracias a la fe, el amor por la Iglesia y el entusiasmo misionero del primer Papa polaco. Por supuesto, junto con todas esas cosas buenas, el pontificado de Juan Pablo II, como toda obra humana, tuvo también carencias, dificultades y fracasos de los que debemos aprender. Incluso la deseable canonización de este gran Papa no implicaría la ausencia de fallos o carencias en su pontificado.
Quiero empezar con un acto de sana humildad, que aconsejo también realizar a los lectores. Reconozco que no estoy capacitado en absoluto para formarme una opinión global del pontificado del último Papa, ni mucho menos para atreverme a valorarlo. Por lo tanto, me voy a limitar a señalar, de forma casi telegráfica, algunos de los muchos puntos positivos del mismo y, también, algunos aspectos que, a mi juicio, fueron mejorables. Desearía que quede muy claro que estos aspectos positivos y negativos no son necesariamente atribuibles de forma directa y en todos los casos al propio Juan Pablo II, sino que, en algunos casos, pueden deberse a colaboradores, al momento histórico, al ambiente mundial a las acciones de otros, etc. Creo que es evidente que varios aspectos negativos fueron sufridos por el Papa, más que ser responsabilidad suya.

Ayer me enteré de que facebook puede configurarse para que todos los títulos, avisos e instrucciones aparezcan en latín. Enseguida he latinizado el mío y resulta muy divertido leer, por ejemplo, “Mihi placet”, en lugar de “Me gusta” o “Epistulae” en lugar de “Mensajes”. Es una forma fácil y simpática de refrescar esta lengua.
En los últimos días, he recibido varios correos electrónicos de esos que intentan timarte a través de internet. Incluyo uno al final, porque resulta muy divertido. Los correos originales estaban en inglés y, claramente, han sido traducidos con algún traductor automático. Y, por cierto, deben de ser timadores con muy poca habilidad, porque, en los dos últimos días, he recibido tres veces la misma carta, firmada por tres “viudas” diferentes: Janet Morgan, Elisabeth Williams y Emily Cherry.
La revista The Economist está haciendo una
He leído que, en Turquía, el Kanal T de televisión ha ideado un nuevo reality show, titulado “








