Remedios para una sociedad adolescente
He leído varias noticias que me han hecho pensar, al considerarlas en conjunto. Por un lado, el cura malagueño que ha sido reelegido después de cuatro años ejerciendo como alcalde. En segundo lugar, la peor suerte que ha sufrido el cura asturiano que dejó el sacerdocio para presentarse a las elecciones y apenas ha conseguido votos. En tercer lugar, el enésimo ataque al celibato sacerdotal y la petición de que los ex-curas casados puedan ejercer el sacerdocio. Después, el inminente referéndum para introducir el divorcio en Malta (uno de los tres países del mundo que aún no lo admiten). Finalmente, un ataque a las familias numerosas en una triste viñeta de Religión Digital.
A veces, las cosas que por separado no parecen tener sentido, unidas revelan algo importante. Como las piezas de un rompecabezas que, una por una, no dicen nada, pero bien colocadas unas con otras forman una imagen. ¿Qué tiene en común todo eso que he mencionado? A mi juicio, el horror por el compromiso permanente. La angustia por el hecho de que elegir algo significa renunciar a otras cosas. El deseo de que las acciones no tengan consecuencias y de poder hacer lo que a uno le dé la gana sin que nadie se atreva a decirle lo que tiene que hacer. Es decir, en una palabra: adolescencia.

Una de las cosas buenas de tener un blog es que uno conoce a gente que merece la pena conocer y se entera de cosas muy interesantes. El post de hoy es un ejemplo de ello.
Hablábamos ayer de la ingeniería social que sufre nuestro país y, en general, otros muchos países: ideología de género, “progenitor 1 y 2″, des-educación sexual, divorcio express, eliminación del Libro de Familia, religión relegada al ámbito privado, “matrimonio” homosexual con adopción incorporada, cierre de las agencias católicas de adopción, aceptación legal o tolerancia de la eutanasia, relativismo moral, etc.
He leído un estupendo articulito del P.
El otro día, hablábamos de “zombies nazis”. Es decir, de ideologías como la eutanasia que, desgraciadamente, han renacido de sus cenizas después de haber sido defendidas, entre otros, por el nazismo alemán.









