Crónicas cucufatenses: el purgatorio

Por estar ya en noviembre, mes en que conviene rezar especialmente por los difuntos, y deseoso de que mis lectores se beneficien de la sabiduría del pasado, me ha parecido oportuno traducir y traer al blog un nuevo fragmento de las Crónicas cucufatenses, recién traducido del códex latino de la Anthologia Fabularum Beati Cucufati Alexandriae Veteris (florilegio de historias del bienaventurado Cucufato de Alejandría la Vella, anacoreta).

El presente capítulo se titula “Claro que hay un purgatorio, tarugo” (Scilicet est purgatorium, asine!).

………

Cierto día, el bienaventurado Cucufato rezaba junto a la entrada de su cueva aprovechando el solecito del mediodía que, generalmente, le ayudaba a concentrarse y lograr una meditación mucho más profunda. Similar al sueño, pero totalmente distinta de este, claro.

Nada bueno dura mucho en este mundo sublunar y la meditación de Cucufato se interrumpió por un repentino presentimiento de que algo malo iba a pasar. Nuestro anacoreta abrió los ojos, inquieto, y vio llegar a lo lejos a un hombre. Sintió que un escalofrío recorría su espalda y, elevando los ojos al cielo, rezó así:

—Bendito seas, Señor, que has creado alacranes, mosquitos, charlatanes, parlanchines, pesados y otras plagas por razones que solo tu infinita sabiduría conoce. Y ahora que hablamos de eso, ¿no sería aún más perfecta la creación con un poco menos de todo eso? Es solo una sugerencia.

La oración de Cucufato tenía un cierto tono de urgencia, porque el hombre que se aproximaba era Remigio de Persépolis, también conocido entre los ermitaños menos piadosos como Remigio el Plastha, que, en persepoliano, significa “aquel que habla sin parar cuando la prudencia, la educación y la decencia humana más básica aconsejan callar”. Es un lenguaje admirablemente sucinto el persepoliano.

Fiel a su fama, Remigio iba hablando solo por el camino y moviendo mucho las manos, como si no pudiera pasar un solo instante sin irritar con su charla a algún ser animal, vegetal o mineral.

—La paz contigo, Cucufato —dijo Remigio al llegar a la puerta de la cueva—, sabio entre los sabios, lámpara de las conciencias … pesadilla de los herejes y varón virtuoso donde los haya … Mientras venía he visto un chacal, dos enormes leones … y un leopardo. Por poco no lo cuento, pero afortunadamente … no me arredro por nada, así que yo estaba allí y…

Conviene explicar que, por su afán de no ceder ni un instante al silencio, el Plastha hablaba disparando unas palabras tras otras, en un torrente verbal continuo e imparable excepto por las pequeñas pausas que usaba para respirar ruidosamente.

—Hola Remigio —respondió, lacónico, Cucufato, aprovechando una de aquellas pausas—. ¿Qué se te ofrece?

—Vengo a consultarte Oráculo de la Sabiduría, pozo de … ciencia e interpretador de sueños, tú que conoces los misterios…

—Sí, sí, sí. Todo eso y mucho más. Pero ¿qué quieres en concreto?

—Resulta que, movido por mi considerable humildad, se me ha ocurrido una cosa muy interesante y quiero preguntarte por…

—Abrevia, Remigio, por caridad, que el Señor vuelve y te va a encontrar parloteando.

—Bueno —dijo Remigio, haciendo un esfuerzo sobrehumano por ir al grano—, lo que yo quería era preguntarte por el purgatorio … Llevo días pensando en ello. No veo que tenga ningún sentido … ¿No podemos ir simplemente al cielo y ya está? ¿Para qué hace falta el purgatorio? ¿No será un cuento de viejas? Yo creo que…

Prudente como siempre, Cucufato reprimió un suspiro de cansancio y reflexionó algunos instantes en silencio, meditando la respuesta sin escuchar a Remigio, que seguía hablando sin parar.

—¿Quieres saber por qué existe el purgatorio? —le preguntó por fin—. Primero tienes que saber otra cosa. ¿Puedes decirme a qué distancia está el sol de nosotros?

—Er… Pues no. Mucha, supongo.

—Hace siglos, el gran sabio Eratóstenes de Cirene calculó geométricamente que el sol se encuentra a unos ochocientos miles de millares de estadios. ¿Entiendes?

—No.

—Si pudiera irse caminando hasta el sol y te pasaras la vida entera andando, día tras día y año tras año, necesitarías multitud de vidas para llegar y, felizmente, no tendrías tiempo para molestar a los demás. O sea, que está a mucha distancia, como decías. En fin, ahora que ya lo sabes, solo tienes que mirar fijamente al lejanísimo sol durante quince minutos —le indicó el anacoreta señalando hacia arriba— y comprenderás por qué existe el purgatorio.

—Estupendo. Ya sabía yo que tú podrías explicármelo y por eso pensé ayer en venir, pero luego pasó que por la mañana tuve otra idea y… —respondió Remigio, muy contento y levantando la cabeza.

Cucufato cerró otra vez los ojos sonriendo y contó en su interior:

—Uno, dos, tres…

—¡Un momento —exclamó el Plastha—, te estás quedando conmigo! No puedo mirar al sol durante quince minutos. ¡Me quedaría ciego!

—Dices bien, Remigio. No se te escapa nada. ¿Así que no eres capaz de mirar durante unos minutos al sol, a pesar de que está a una distancia casi inconcebible?

—Claro, brilla demasiado, no puedo soportarlo.

—Entonces, ¿cómo vas a presentarte sin más en el cielo y contemplar cara a cara a Aquel que creó el mismo sol y el universo entero? ¿Aquél cuya gloria brilla más que diez mil soles? ¿No crees que estarás bastante necesitado de unos añitos de purificación primero, so tarugo?

Remigio se quedó tan admirado de la sabiduría de Cucufato y su respuesta que, según cuentan los ancianos de la ciudad, volvió a Alejandría sin decir una sola palabra en todo el camino. Bien es verdad que nadie se enteró de ello, porque iba tan ensimismado que un león se lo zampó por el camino.

Mientras tanto, Cucufato, satisfecho por haber cumplido el deber de enseñar al que no sabe, volvió a su profunda meditación y continuó beatíficamente en ella hasta que pasó la hora de la siesta, obteniendo así grandes beneficios espirituales y corporales. Como el propio Cucufato sentenció en otra ocasión: es duro tener vocación de anacoreta, pero a alguien tenía que tocarle.

Moraleja de sabiduría cucufatiana: si crees que a ti no te hace falta purgar nada, eso quiere decir que aún estás más verde que los melones de Alejandría y que, de hecho, tu estancia con todos los gastos pagados en el purgatorio se va a contar por siglos, más que por años.

20 comentarios

  
Juan Mariner
El Purgatorio es para purificación, no es un castigo, a mi modo de ver.
04/11/25 9:55 AM
  
Nicolas Valencia
Estimado Juan Mariner:

"Cuando el renuncia a su cuerpo y la diferencia entre la virtud y el vicio es conocida, no puede acercarse a Dios hasta no haber purgado con fuego que limpia las manchas con las cuales su alma está infectada. Ese mismo fuego en otros cancelará la corrupción de materia y la propensión al mal”
Gregorio de Nisa, Sermón sobre la muerte II,58(22)
04/11/25 10:09 AM
  
Bruno
Juan Mariner:

"El Purgatorio es para purificación, no es un castigo, a mi modo de ver"

No entiendo qué tiene que ver eso con el artículo, la verdad.
04/11/25 11:32 AM
  
José Díaz
Antonia ¿entonces también el purgatorio es sinodal?

Vaya, pues sí que va a ser duro de purgar eso de la sinodalidad para las benditas almas del purgatorio...
04/11/25 12:04 PM
  
Jose
Gracias, Bruno, por esta magnífica enseñanza de hoy, hecha con tanta sabiduría como con ese humor fresco e inteligente que pocos poseen.
04/11/25 12:23 PM
  
Hugo Z. Hazckenbush
Jopetas
Pues si que era plastha Remigio
¿Pues no se tiraron un buen rato hablando de un sitio que n existe?
04/11/25 1:28 PM
  
Hugo Z. Hazckenbush
no existe
04/11/25 1:29 PM
  
Bruno
José Díaz:

"Antonia ¿entonces también el purgatorio es sinodal?"

La supuesta "Antonia" es un conocido troll. El mismo, supongo que "Matilde". No hay que hacerles caso. Se les borra y a otra cosa.

Por cierto, te envié un correo electrónico, aunque sé que miras poco el correo.
04/11/25 2:42 PM
  
M. Angels
Remigio el Plashta planteó una interesante pregunta, y la respuesta del sabio anacoreta me parece insuperable.
04/11/25 4:20 PM
  
José Carlos
Hola Hugo, este mensaje no es para ser publicado.Me gusta como tratas los temas religiosos y ayer vi en Infocatólica un interesante video del Padre Olivera Rabasi sobre el "Targum neophitii". ¿Podrías hacer un post sobre este fascinante tema? El padre Olivera dejó en el aire preguntas muy interesantes que a lo mejor a ti te gustaría tratar.¡Un cordial saludo!
04/11/25 6:48 PM
  
Douglas B. Abreu
Estimado Bruno M., si le interesa, también en este caso puedo compartir con Ud. el texto latino de esa brevícula historia del hieromonje alejandrino. A fin de cuentas, conozco en primera mano el códice en el que se encuentra redactado el “Florilegium”.
04/11/25 8:26 PM
  
Vladimir
A la par de las citas bíblicas que se usan, tradicionalmente, para defender la existencia del Purgatorio, yo considero importantes, por ir al fondo de la cuestión, estas otras: el Salmo 15 (Señor, ¿quién habitará en tu santa Morada?), el Salmo 24, 3-5 y Apocalipsis 21,27 (nada impuro podrá entrar en ella…).
04/11/25 9:46 PM
  
Hugo Z. Hazckenbush
Jose Carlos

Creo que tu comentario es para Bruno y no para mi
05/11/25 9:35 AM
  
Duque
El purgatorio no existe. Yo no lo he visto citado en la santa Biblia.
05/11/25 10:52 AM
  
Guillermo PF
Duque, el purgatorio tiene que existir por necesidad, por justicia, por lógica y por eliminación.
05/11/25 3:40 PM
  
Franciscus Secundus
Duque:

"El purgatorio no existe. Yo no lo he visto citado en la santa Biblia".

¡Es porque se te cruzaron los cables! La Biblia no es un diccionario teológico ni un catecismo, para ello Cristo dejó a Su Iglesia Católica. El hecho de que no hayas "visto citada en la Biblia" la doctrina del Purgatorio nos habla más de tu ignorancia y pobre conocimiento de la Biblia que de la posibilidad (inexistente) de que no aparezca enseñado en ella.

Sin embargo, como ejemplo, en Mateo 5,25-26, Cristo es bastante claro, didáctico y elocuente acerca del Purgatorio: "Reconcíliate pronto con tu acusador, mientras vas con él al tribunal, no sea que tu acusador te entregue al juez, y el juez al guardia, y seas puesto en prisión; de cierto te digo que no saldrás de ahí hasta que hayas pagado el último centavo". Y este es sólo uno de varios pasajes en la Biblia que explican la realidad del Purgatorio después de esta vida.
07/11/25 3:20 AM
  
Franciscus Secundus
Hugo Z. Hazckenbush:

"Pues si que era plastha Remigio. ¿Pues no se tiraron un buen rato hablando de un sitio que n existe?"

¿Y quien te dijo, ¡so ignaro!, que el Purgatorio era "un sitio"?

¿Será que Hazckenbush resultó ser otro ejemplar de "plastha"?
07/11/25 3:29 AM
  
anawim
Vaya anacoreta que estás hecho, Cucufato; claro que con ese nombre cómo vas a tener santos pensamientos. En lugar de quejarte por Remigio de Persépolis, reza por él, y en penitencia reza jaculatorias durante 1 hora con los brazos en cruz.
Adiós Cucufato.
07/11/25 3:25 PM
  
anawim
"El purgatorio no existe. Yo no lo he visto citado en la santa Biblia".

Duque:

El Purgatorio como tal no aparece en la Escritura, pero en el libro de los Macabeos se menciona ofrecer expiación por los pecados de los muertos; lógicamente por los condenados al fuego eterno no hay que rezar, tampoco por los que ya están en visión beatífica, luego por los difuntos que ofrecer expiación en el libro de los Macabeos es por los las almas del Purgatorio.
El Purgatorio es dogma de Fe.
07/11/25 4:17 PM
  
anawim
Reconozco que también soy un poco Cucufato, porque ayer el Espíritu Santo me llevó a recordar el episodio del AT cuando David corta la cabeza del filisteo con la espada, y de ahí me hizo pegar un salto al libro de Judit y acordarme de la bella Judit cortando la cabeza del jefe Holofernes con una espada, y oh maravilla, aquí justo aquí, ni un centímetro más ni uno menos, tachiiiin!!, me doy cuenta que María es Corredentora.
08/11/25 10:29 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.