El lado oscuro de Mallorca
El otro día viajé por trabajo a Palma de Mallorca. Este tipo de viajes son de una refinada crueldad, porque le permiten a uno vislumbrar desde el avión o el taxi las bellezas de Palma y sus alrededores, pero nada más. Me habría encantado pasear por aquellos campos, ir a rezar ante la Moreneta de Lluc, caminar por la playa… pero no hubo manera, había que trabajar.
Al igual que la belleza de aquella tierra, también pude vislumbrar otras realidades más tenebrosas y deprimentes. No, no me refiero a la capilla de Barceló en la Catedral de Palma, que no tuve tiempo de ver, sino a algo (aún) más tenebroso y deprimente.