InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Liturgia

23.02.11

Una nueva Agustina de Aragón

Los lectores hispanoamericanos quizá no sepan quién fue Agustina de Aragón, subteniente de Artillería. Allá por el siglo XIX, en uno de los asedios de Zaragoza por las tropas de Napoleón en la guerra de la independencia española, las cosas se pusieron muy feas. Habían caído muertos o heridos todos los defensores de una de las puertas de la ciudad, la del Portillo. Ya estaban las tropas francesas entrando por ella para conquistar la ciudad cuando Agustina, que cuidaba a los heridos junto con otras mujeres, se lanzó a la defensa y consiguió disparar un cañón, prácticamente a bocajarro, sobre los franceses, que se batieron en retirada. Así dio tiempo a que llegaran nuevos defensores y se salvó la ciudad. El General Palafox, admirado, la nombró artillero y, a lo largo de la guerra, ascendió a sargento y a subteniente.

¿Por qué cuento esto? Porque el otro día vi a una nueva Agustina de Aragón, en una exposición sobre el Románico catalán a la que fui. Una exposición preciosa, por cierto, con multitud de frescos, tallas de madera, orfebrería y otras maravillas románicas. Un verdadero tesoro de la fe de nuestros padres, procedente en origen de iglesias de Cataluña (aunque ahora muchas de estas imágenes estén en museos, por desgracia).

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11.02.11

La fe hecha piedra

Hace tiempo, hablábamos en este blog del horrendo adefesio diseñado por Barceló en la Capilla del Santísimo de la Catedral del Palma de Mallorca. Un horror que, lejos de mover a la oración y a la contemplación, provocará pesadillas en los fieles más impresionables. Y probablemente suponga unos añitos más de purgatorio para los responsables eclesiásticos del encargo.

Hoy, me alegro de poder hablar de arte religioso del bueno: Una nueva estatua de San Marón que será colocada en una de las hornacinas vacías del Vaticano y que se puede ver en la foto (en una versión más grande, al final del artículo). Esta imagen impresionante tiene cinco metros de altura, pesa veinticinco toneladas y está esculpida en mármol de Carrara. Es obra de Marco Augusto Dueñas.

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4.02.11

¿Optimistas o pesimistas?

Un lector (Francisco Javier) dejó ayer un comentario en el blog que me hizo pensar bastante. Hablábamos en el último post sobre un político que afirmaba ser contrario al aborto pero, a la vez, como lo más natural del mundo, señalaba que ahora lo verdaderamente importante es la crisis económica. Es decir, lo mismo que habría podido decir casi cualquier político español. Ante esa barbaridad y otras semejantes, decía el lector:

“Yo últimamente soy profundamente pesimista. ¡Estamos acabados si Dios no lo remedia!

Entran ganas de que venga ya Jesús…”

Lo primero que hice al leerlo fue reírme y pensar: “Eso no es ser pesimista, es ser cristiano”. El único remedio para nuestra vida y para el mundo está y ha estado siempre en Dios. Francisco Javier simplemente se está dando cuenta de que, sorprendentemente, es verdad el dogma cristiano de que el hombre no puede alcanzar la salvación por sus propias fuerzas, de que la gracia de Dios es absolutamente necesaria, del pecado original…

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7.01.11

Dos tazas de caldo católico

Ayer, para mi sorpresa, un comentarista dijo que las antiguas costumbres católicas como la de escribir 20+C+M+B+10 en las puertas el día de la Epifanía habían sido prohibidas por el Concilio Vaticano II, por no ser suficientemente “humanizadas”, “comunitarias” y “sociales”. No sé muy bien qué concilio será ése, porque no tiene nada que ver con el real. Siempre me ha llamado mucho la atención que los que piden que se “democratice” la Iglesia tienden a ser los mismos que desprecian la piedad popular, pero ya sabemos que la lógica no es una de las características propias de nuestro tiempo.

Todavía no estoy seguro de si el comentario era en broma o en serio, pero, en cualquier caso, he pensado hablar hoy en el blog de otra costumbre popular católica. ¿No quieres caldo?, pues toma dos tazas. A fin de cuentas, la piedad popular es una muestra de la catolicidad de la Iglesia, que no es sólo para los sabios y entendidos, sino para todos los hombres, incluidos los pequeños y sencillos. Yo aún diría más, especialmente para los pequeños y sencillos (o para todos los hombres, en cuanto que pequeños y sencillos).

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5.01.11

Una antigua costumbre para la Epifanía

Marcar la puerta y bendecir la casa en Epifanía

He descubierto una preciosa costumbre que no conocía para la fiesta de la Epifanía, es decir, para el Día de los Reyes Magos. Se trata de una costumbre antiquísima, recogida en el antiguo Ritual Romano anterior al Concilio Vaticano II. Además, como buena costumbre católica, es divertida para niños y adultos, está ligada a la liturgia de la Iglesia y tiene un cierto aspecto de evangelización. ¡Es una ocasión estupenda para hacer graffitis con la bendición de la Iglesia!

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