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9.09.22

Descarga gratis "The Church Learned and the Revolt of the Scholars" de Philip Trower

Tengo el agrado de presentar una nueva edición en inglés de un libro de 1979 del notable escritor católico inglés Philip Trower (1923-2019): The Church Learned and the Revolt of the Scholars. A partir de hoy, con la debida autorización, ese libro queda disponible de forma permanente para descarga gratuita desde el enlace anterior. Esta nueva edición incluye una breve introducción de mi autoría.

Mi traducción al español del mismo libro de Philip Trower está disponible en línea desde enero de 2022, desde esta página: La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos. Hasta el momento este libro electrónico ha sido descargado 930 veces.

Philip Trower, convertido al catolicismo en 1953, es autor de al menos otros dos libros de valor extraordinario: Turmoil and Truth, de 1998; y The Catholic Church and the Counterfaith, de 2006. El primero estudia las raíces históricas de la crisis moderna en la Iglesia Católica y el segundo las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización. El libro que presento aquí es como una versión embrionaria de las ideas desarrolladas más tarde por Trower en Turmoil and Truth. Estudia principalmente las causas intelectuales de la actual crisis de la Iglesia Católica.

En la foto vemos la ceremonia de graduación del autor en la Universidad de Oxford, a los 95 años de edad. 

Dios mediante, este mes terminaré de traducir al español The Catholic Church and the Counterfaith (La Iglesia Católica y la contra-fe).

Les recomiendo vivamente que descarguen y lean este libro (en español o en inglés) y les pido que ayuden a darle la máxima difusión posible.      

Daniel Iglesias Grèzes

7.09.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -Conclusión

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Capítulo 10. El personalismo: Buber, Marcel y Scheler

Capítulo 11. El personalismo: Maritain y Mounier

Capítulo 12. La idea evolutiva

Capítulo 13. El teilhardismo

Capítulo 14. Mayormente sobre Freud

Capítulo 15. Principalmente acerca de Jung

Capítulo 16. El hombre en plural

Capítulo 17. Las palabras y su significado

Capítulo 18. El encuentro con el protestantismo

Capítulo 19. Barth y la neo-ortodoxia

Parte 3. Impacto dentro de la Iglesia: un teólogo y la liturgia

Capítulo 20. El Gran Hermano

Capítulo 21. El traje del emperador

Capítulo 22. Desnudo pero no avergonzado

Capítulo 23. El cambio litúrgico: el contexto histórico

Capítulo 24. La nueva liturgia

CONCLUSIÓN. POR FAVOR SALGA POR LA PUERTA DE ATRÁS

Probablemente no sea necesario pedirle que lea este capítulo final porque no solemos tener la misma repugnancia por las posdatas, las conclusiones y los epílogos [que por los prólogos]. De hecho, nuestras expectativas sobre las posdatas, las conclusiones y los epílogos tienden, si acaso, a ser demasiado altas. Subconscientemente los esperamos como el punto en el que todo terminará felizmente o será bien atado. Pero eso, por supuesto, es imposible cuando estamos leyendo sobre eventos históricos en lugar de ficción. Un libro de este tipo está diseñado para ayudarlos en su camino como cristianos y católicos a lo largo de los años venideros, no para predecir cuáles serán las condiciones probables del entorno. Así que ustedes podrían estar decepcionados, aunque espero que no lo estén.

Como dije en el Capítulo 1, aunque este libro es como el anterior, Turmoil and Truth [El alboroto y la verdad], en que ambos se ocupan de la crisis provocada por la desintegración de la cristiandad y la suplantación de la cristiandad por un poderoso rival intelectual y espiritual, el énfasis en el volumen anterior estaba en los debates y conflictos dentro de la Iglesia, mientras que aquí está principalmente en los debates y desacuerdos con grupos y cuerpos de opinión fuera de la Iglesia, y en la crisis moral y espiritual por la que está pasando todo el mundo occidental.

Entonces, a fin de hacer una evaluación final de esa crisis y de su impacto en la Iglesia, comencemos recordando el camino que hemos estado siguiendo, retrocediendo desde el punto al que hemos llegado ahora hasta nuestro punto de partida en el Capítulo 1.

En los últimos cinco capítulos hemos explorado la influencia del pensamiento y la cultura occidentales modernos en dos de las áreas más sensibles de la vida de la Iglesia: la teología y la liturgia. Sólo la Iglesia puede solucionar los problemas resultantes. Éste es en primer lugar un asunto para el magisterio, y el asunto en cuestión es la protección y propagación de la revelación divina.

Sin embargo, la mayor parte del libro es diferente. Dejando de lado los capítulos sobre Karl Barth y la teología protestante liberal [capítulos 18 y 19], los diecisiete primeros capítulos se ocupan de campos académicos reconocidos; o de la indagación filosófica y científica, donde el factor predominante es la razón más que la revelación. El debate aquí es entre los eruditos y pensadores de la Iglesia y sus contrapartes no cristianas —quienes, al menos en teoría, están todos interesados ​​y comprometidos únicamente en descubrir la verdad sobre aquellas cosas que están dentro del alcance de la mente humana que opera por sí misma—. En este debate, la imparcialidad es la virtud que todos los participantes deberían y quisieran poder reivindicar, y la cuestión principal es si se puede demostrar que una proposición o hipótesis particular es verdadera. Si puede serlo de forma indudable, entonces la cuestión de cómo afecta nuestra comprensión de esta o aquella verdad revelada viene en segundo lugar, y es de interés principalmente para la Iglesia.

Finalmente, nuestro viaje hacia atrás nos lleva a los primeros siete capítulos, que otra vez son diferentes. Aquí, en las doctrinas de la Ilustración, nos encontramos frente a una construcción ideológica basada en una mezcla de verdades naturales, mentalidades y aspiraciones cristianas heredadas, una gran cantidad de fantasías y un celo misionero que bien podría avergonzar a muchos cristianos. Es la universalidad del mensaje de la Ilustración y su celo misionero, como decíamos, lo que, siguiendo el ejemplo del Papa Pablo VI, justifica que lo describamos no sólo como una religión y una herejía cristiana, sino como el alma del pensamiento moderno y como el principal rival religioso de la Iglesia en la actualidad.

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5.09.22

Consideraciones sobre el problema sinóptico (4)

Partes anteriores de esta serie: (1), (2) y (3).

Desde la época apostólica, la tradición eclesiástica sostuvo que los cuatro Evangelios fueron escritos poco después de la muerte y resurrección de Cristo, con base en el testimonio de testigos oculares de los hechos allí narrados. Éste es uno de los motivos principales de la multisecular confianza de la Iglesia Católica en el valor histórico de los Evangelios. Algo análogo puede decirse sobre los restantes escritos del Nuevo Testamento (NT). La más antigua tradición afirma que también ellos fueron redactados tempranamente por distintos apóstoles, algunos de los cuales (como Pedro y Juan) formaron parte del grupo de los Doce que acompañaron a Jesús durante su vida pública.

A partir del siglo XVIII el estudio crítico de la Biblia desafió estas convicciones tradicionales, negando en muchos casos que los autores de los libros del NT fueron los apóstoles a los que son atribuidos, y asignando a dichos libros fechas de redacción tardías, en general. De este modo, durante el siglo XIX muchos estudiosos de tendencia racionalista sostuvieron que los Evangelios y los demás libros del NT habían sido compuestos en el siglo II, e incluso en la segunda mitad de ese siglo. Así se puso en duda la historicidad de los Evangelios, para sostener diversas tesis sobre el origen de la fe cristiana a partir de mitos, de fraudes o de la creatividad de las comunidades cristianas primitivas.

En el siglo XX el estudio histórico-crítico del NT descartó las críticas más extremas y revirtió parcialmente la tendencia anterior, regresando a dataciones más tempranas, pero (en general) sin volver del todo a la visión tradicional. Desde 1950 hasta hoy la mayoría de los expertos sitúa la composición del Evangelio de Marcos en torno al año 70, la de los Evangelios de Mateo y Lucas en torno al período 80-90 y la del Evangelio de Juan en torno al año 95. Este consenso mayoritario actual debilita algo –sin destruirlos– los argumentos apologéticos a favor de la historicidad del NT.

No obstante, en las últimas décadas varios estudios exegéticos, filológicos y papirológicos, desarrollados independientemente unos de otros, han convergido en un resultado inesperado para muchos: un fuerte cuestionamiento del citado consenso, en el sentido de un regreso integral a las tesis de la antigua tradición cristiana.

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3.09.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -y 24

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Capítulo 10. El personalismo: Buber, Marcel y Scheler

Capítulo 11. El personalismo: Maritain y Mounier

Capítulo 12. La idea evolutiva

Capítulo 13. El teilhardismo

Capítulo 14. Mayormente sobre Freud

Capítulo 15. Principalmente acerca de Jung

Capítulo 16. El hombre en plural

Capítulo 17. Las palabras y su significado

Capítulo 18. El encuentro con el protestantismo

Capítulo 19. Barth y la neo-ortodoxia

Parte 3. Impacto dentro de la Iglesia: un teólogo y la liturgia

Capítulo 20. El Gran Hermano

Capítulo 21. El traje del emperador

Capítulo 22. Desnudo pero no avergonzado

Capítulo 23. El cambio litúrgico: el contexto histórico

CAPÍTULO 24. LA NUEVA LITURGIA

Podemos resumir lo que sucedió una vez que Roma decidió dar más o menos rienda suelta a los techniciens [técnicos], bajo tres títulos: Lo que pidió el Concilio; Lo que hizo el Consilium (la comisión para implementarlo); Cómo todo esto fue entendido y aplicado en los niveles nacional y diocesano.

Lo que pidió el Concilio

“La reforma de la liturgia en el espíritu del movimiento litúrgico no era", nos dice Ratzinger, “una prioridad para la mayoría de los Padres", y él incluye entre ellos al Papa Pablo. Muchos, continúa, “ni siquiera la consideraban… La liturgia y su reforma, desde el fin de la Primera Guerra Mundial, se habían convertido en una cuestión apremiante sólo en Francia y Alemania". Tampoco el hecho de que la liturgia “se convirtiera en el primer tema de las discusiones del Concilio” se debió a que los Padres del Concilio estuvieran particularmente interesados en ella. Fue una movida táctica del partido de la reforma para evitar que otros temas fueran discutidos hasta que los borradores de los documentos de esos otros temas hubieran sido reescritos. Ninguno de los Padres, continúa Ratzinger, habría visto el texto que finalmente aprobaron como “una ‘revolución’ que significaba el ‘fin de la Edad Media’, como algunos teólogos sintieron que debían interpretarlo posteriormente”255.

Debido a esto, Sacrosanctum Concilium, el decreto [o la constitución] sobre la liturgia, fue un documento relativamente moderado. Como hemos visto, sólo estableció principios generales, y para la mayoría de los Padres Conciliares que votaron a favor de esos principios, sin duda, nada podría haber sonado más razonable que aumentar la participación de los laicos, simplificar un poco los ritos para hacer más evidente su significado, y permitir un grado de la lengua vernácula. Ellos deben de haber asumido que todo esto se podría realizar de un modo relativamente fácil con algunas modificaciones de los textos existentes y la introducción de cosas como “oraciones de petición", procesiones de ofrendas, lectores laicos para los textos bíblicos no evangélicos y aclamaciones ocasionales de la congregación. Sin embargo, todos estos principios generales eran susceptibles de grados de interpretación.

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31.08.22

Consideraciones sobre el problema sinóptico (3)

Esta serie de artículos trata sobre la “cuestión sinóptica” o “problema sinóptico”, es decir el problema planteado por las similitudes y diferencias entre los tres Evangelios sinópticos: los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Estos tres Evangelios tienen grandes similitudes pero también muchas diferencias de detalle entre sí. Véanse aquí los artículos anteriores: (1) y (2).

La solución del problema sinóptico preferida hoy por la mayoría de los exégetas (incluso católicos) es la teoría o hipótesis “de las dos fuentes”. Esta teoría sostiene que los Evangelios de Mateo y Lucas fueron compuestos (cada uno de ellos) con base en dos documentos escritos anteriores: el Evangelio de Marcos y Q (inicial del término alemán Quelle, que significa “fuente”). La hipótesis de las dos fuentes depende de dos premisas básicas, ambas muy cuestionables: la prioridad de Marcos (sostenida hoy por la gran mayoría de los exégetas) y la independencia entre Mateo y Lucas.

La principal consecuencia de la teoría de las dos fuentes, si se la acepta, es el retraso de las fechas de composición de Mateo y Lucas. Ese retraso es consistente con la visión racionalista y el interés anti-apologético de los exégetas liberales que impulsaron las teorías de la prioridad de Marcos y de la fuente Q a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Las fechas de composición tardías tienden a contradecir la visión tradicional de los Evangelios como relatos históricamente fidedignos, basados en testimonios de testigos oculares y redactados por Apóstoles (Mateo y Juan) o colaboradores directos de Apóstoles (Marcos y Lucas). En cambio esas dataciones tardías tienden a favorecer la visión racionalista de quienes buscan “desmitologizar” los Evangelios, considerándolos más bien como productos de comunidades creativas, que, varias generaciones más tarde, habrían transformado por su cuenta al “Jesús histórico” en el “Cristo de la fe”.

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