Cristianos de ayer y de hoy (XIV): Pedr
Probablemente, la mayoría de los lectores no haya oído hablar de Pedro Fernández de Quirós, un capitán hispano-portugués que exploró el Pacífico en el s. XVI y puso a Australia su nombre actual. Creo que son dignas de mención las palabras que pronunció en aquella ocasión.
El 14 de mayo de 1606, el día de la fiesta de Pentecostés de ese año, Fernández de Quirós avistó tierra (probablemente no el propio continente, sino la isla de Vanuatu) y la llamó Terra Australis Spiritus Sancti, es decir, la Tierra del Sur del Espíritu Santo.

Hace unos días murió mi tío Luis, hermano de mi padre. Sufrió un infarto mientras daba una charla con su esposa en la parroquia, sobre la familia cristiana. Puedo dar fe de que no le apetecía nada dar esa charla, pero su párroco se lo había pedido y, como hijo de la Iglesia, no concebía ser cristiano sin la obediencia de Cristo. Al haber un sacerdote entre los que le escuchaban, recibió la absolución y la Unción de Enfermos y murió en unos instantes.
En una de las iglesias católicas de Bangkok, a más de 10.000 kilómetros de España, me hizo ilusión ver varias imágenes de santos españoles. Una de ellas, colocada en un lugar especial dentro de la iglesia, era de San Francisco Javier, el gran apóstol de la evangelización de Asia.
El viernes, día de Nuestra Señora del Pilar, bautizamos a nuestro hijo Esteban. Para nosotros fue un día de inmensa alegría.
Francisco nació en Gandía. Era pariente de Papas, reyes y emperadores, como miembro de una familia de la alta nobleza: los Borja, también llamados Borgia en Italia. Desde pequeño, permaneció en la corte del emperador Carlos V, al que luego acompañaría en sus batallas. Se casó y tuvo ocho hijos.



