Propuesta para el Sínodo (II): predicar la verdad
La Iglesia tiene como misión predicar la verdad: Id pues y enseñad a todas las gentes (cf. Mt 18,29). Si este encargo del mismo Cristo no se cumple, no sirve para nada el Sínodo, ni tiene sentido la Iglesia, ni merece la pena que yo escriba y los lectores lean este artículo. Proclamemos la verdad, enseñemos la verdad, disfrutemos de la verdad, no luchemos contra la verdad. El gran peligro del Sínodo es avergonzarse de la verdad, porque es el gran peligro de los católicos hoy. Nada hay peor que eso, puesto que avergonzarse de la verdad es lo mismo que avergonzarse de Cristo.
Digo esto tan básico porque, cuando iba a celebrarse el Sínodo extraordinario del año pasado, me llamó la atención un pobre obispo, ¡Dios le perdone!, que dijo algo así como “no estamos aquí para volver a repetir lo mismo”. Es una de esas frases escalofriantes que uno lee dos veces, para comprobar que ha leído bien y que realmente provienen de los labios de un obispo católico. Como diría San Pablo, sin embargo, oportet haereses esse (cf. 1Co 11,19), que podríamos traducir libremente así: conviene que haya quien diga barbaridades para que quede claro que son barbaridades y haya ocasión de reafirmar la verdad contraria.

Hace unos días, el cardenal Kasper participó en una reunión del llamado “Cenáculo de los amigos del Papa Francisco” en el Centro Russia Ecumenica de Borgho Pio, en Roma. Se trata de un grupo que se reúne de vez en cuando para hablar de temas de actualidad y de doctrina católica y en el que, a pesar de su nombre, se mezclan afirmaciones ortodoxas con el rechazo de diversas enseñanzas de la Iglesia y del Papa sobre temas polémicos para el mundo de hoy.
Como no todo ha de ser criticar lo malo, traduzco hoy para el blog un texto excelente aparecido en 
Hace dos o tres días, se hicieron públicas unas declaraciones del cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana muy breves pero no por ello menos interesantes. Además de señalar que en cuestiones de atención pastoral, “el Sínodo no puede prescribir en detalle lo que tenemos que hacer en Alemania”, también afirmó que:



