InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Iglesia en el mundo

4.06.24

San Columba, apóstol de Escocia

Hubo un tiempo glorioso en que Irlanda era conocida como la Isla de los Santos”. Así comienza el texto de la cubierta trasera del libro San Columba, apóstol de Escocia. Es una frase impresionante, no solo por la extraordinaria época a la que se refiere, sino también por el triste hecho de que los católicos españoles no conocemos prácticamente nada sobre ella.

A mí, la verdad, me ha impresionado leer este libro acerca de ese “tiempo glorioso”, en que Irlanda estaba tan repleta de santos que resulta imposible seguirles la pista o, a veces, incluso distinguirles unos de otros (por ejemplo, hay más o menos un centenar de santos llamados Colman). Cuando empecé a leerlo, pensé inmediatamente en que tenía que traducirlo para que otros disfrutaran también de él.

Leer más... »

22.05.24

El mapa de la apostasía

Desde pequeño, siempre me han encantado los mapas. Hay algo en ellos de poético, de aventurero y de mágico a la vez, que inmediatamente me ilusiona. Solo el hecho de que milagrosamente podamos reducir un país, un continente o el mundo entero a un dibujo sobre un papel es una proeza digna del genio de la lámpara de las mil y una noches. Los mapas hacen abarcable lo inabarcable y, gracias a ello, nos permiten comprenderlo, al menos en parte. Qué grande es Dios, que ha dado este poder a los hombres.

Desgraciadamente, lo que nos permiten comprender no siempre es bueno, ni ilusionante, ni mágico. Es más, a veces es terrible y casi desearía uno no haber visto nunca el mapa de marras. En eso pensaba al contemplar los mapas que he puesto arriba y que he encontrado en Internet. Se trata de dos mapas de Polonia, con una diferencia de diez años entre uno y otro (2011 a 2021), que bastan para visualizar algo tremendo que se está produciendo: la rápida apostasía masiva de todo un país.

Leer más... »

7.03.24

Crónica de una confesión (en el tribunal de la impenitencia)

Traigo hoy al blog la colaboración de un autor invitado, D. Federico María, que nos ofrece el divertido diálogo de una confesión imaginada, según los presupuestos de la “nueva moral” que propone el flamante Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández.

Aunque el formato sea algo incómodo, no dejen de leer las notas del final cuando vayan apareciendo en el texto, porque en ellas se muestra que la comedia del diálogo, por disparatada que parezca, no es más que la aplicación seria y literal de las indicaciones del cardenal Tucho Fernández. Vivimos en tiempos tragicómicos, en que lo surrealista y absurdo es el pan nuestro de cada día.

Leer más... »

29.02.24

¿El último dogma que queda?

Me ha entristecido leer la noticia de que se ha suspendido a un sacerdote español por haber defendido públicamente que el Papa dice herejías y que, por lo tanto, su nombramiento como papa fue nulo. No es el primer caso y, en otros lugares como Italia o Hispanoamérica, varios sacerdotes han sido disciplinados por motivos similares.

Conviene indicar desde el principio que la causa de esta tristeza no es que yo esté de acuerdo con el pobre sacerdote, porque su postura es insostenible. Como todos los sedevacantistas, piensa que quien dice cosas contrarias a la fe no puede ser papa y, puesto que Francisco ha dicho en varias ocasiones cosas contrarias a la fe y la moral de la Iglesia, la conclusión inevitable es que no es el verdadero papa y su nombramiento fue nulo. El problema es que la premisa inicial no pertenece a la fe de la Iglesia, sino que se apoya en sentimientos y creencias particulares.

Leer más... »

19.02.24

El pontificado de la posverdad

Vivimos en una época posmoderna, que mejor habría que llamar poscristiana, caracterizada por muchas cosas, pero sobre todo por ser el tiempo de la posverdad. No se trata tanto de los errores más extendidos, que son muchos y muy graves, sino más bien de la desesperanza generalizada en cuanto a la posibilidad de alcanzar la verdad, que es algo mucho peor. Para nuestro mundo, la verdad no existe o no se puede conocer o es perpetuamente cambiante, de modo que, en la práctica, no tiene ninguna importancia y debe sustituirse por otros criterios de actuación, como el interés, las pasiones, la ideología política o las modas del momento.

No hace falta dar ejemplos de todo esto, porque son legión y sobradamente conocidos y lo que nos interesa ante todo es el efecto que esa epidemia de desesperanza del intelecto ha tenido en la Iglesia. Desgraciadamente, ya sea por la necedad humana o por planes con olor a azufre, la Iglesia ha elegido precisamente este momento para “abrir las ventanas” y acercarse ingenuamente y sin reservas al mundo. El resultado, inevitablemente, ha sido la propagación del virus dentro de la Iglesia, primero entre los clérigos y después también entre los fieles.

Tampoco nos vamos a detener en ofrecer ejemplos de ese contagio en todas las estructuras de la Iglesia y en una infinidad de religiosos, sacerdotes y obispos, que todos hemos experimentado y sufrido hasta la náusea, sino que vamos a centrarnos en una cuestión concreta que a mucha gente le cuesta más aceptar: antes o después, teníamos que tener un pontificado de la posverdad y así ha sucedido.

Leer más... »