Hoy vuelven a casa
Hoy serán recibidas en la Iglesia Católica las monjas de una congregación episcopaliana, junto con su capellán. Son diez hermanas de la Sociedad de Hermanas de los Pobres de Todos los Santos, que hoy recibirán la bienvenida del Arzobispo de Baltimore y el sacramento de la confirmación. Además, renovarán sus votos religiosos en la misma ceremonia.
Esta congregación, creada en Inglaterra, se estableció en Estados Unidos en 1874 y, desde entonces, se dedica esencialmente a la oración y al cuidado de enfermos y pobres. Como sucedió en el resto del protestantismo, la Reforma acabó en Inglaterra con las órdenes religiosas. Sus monasterios y tierras fueron repartidos entre los ricos amigos del Rey y algunos monjes, los cartujos, fueron martirizados de forma horrible. Sin embargo, tres siglos después, el movimiento de Oxford, capitaneado por Newman hasta su conversión al catolicismo, recuperó para el anglicanismo el antiguo tesoro de la vida religiosa y, desde el s. XIX el anglicanismo cuenta con bastantes congregaciones religiosas, de vida activa o contemplativa.

Una de las cosas que más me han gustado del viaje que he realizado este verano por los Países Bálticos ha sido la posibilidad de conocer a algunos católicos estonios. En Tallin, tuve la oportunidad de participar en una Eucaristía católica de rito oriental ucraniano. Fue algo estupendo.
La revista The Economist está haciendo una
Curiosamente, la frase de Benedicto XVI que me pareció más importante del famoso Motu Proprio Summorum Pontificum no formaba parte del mismo. Estaba incluida en la Carta que el Papa dirigió a los obispos como acompañamiento del Motu Proprio: “las dos formas del uso del Rito romano pueden enriquecerse mutuamente“.
Como el otro día hablé, con tristeza, de la descristianización de Francia, hoy me alegro de poder decir algo bueno de nuestros vecinos del norte. Y, además, también con respecto a la evangelización, aunque sólo sea un pequeño detalle. Una de cal y otra de arena no es una máxima evangélica, pero servirá, en este caso, para no dejar un regusto amargo al tema de Francia.









