De mendigo a príncipe
En cierta ocasión, preguntaron a San Luis, Rey de Francia sobre su ciudad favorita de todo el país. El monarca se quedó pensando un momento y dijo: “Reims”. El cortesano que le había preguntado, queriendo marcarse un tanto, sonrió y le dijo: “Claro. Allí fue donde os coronaron, Majestad. Allí os convertisteis en el Rey de Francia. Fue un día que nunca olvidaremos". San Luis, sin embargo, dijo: “No es por eso por lo que Reims es mi ciudad favorita de toda Francia. La razón por la que tengo predilección por la bellísima Reims es por algo que sucedió muchos años antes. Allí fui bautizado. Allí me convertí en hijo de Dios”.
¿Por qué cuento esta historia? En primer lugar, porque me encanta y, como éste es mi blog, puedo darme el gustazo de contarla. En segundo lugar, porque ayer fue el aniversario de mi bautismo. Me bautizaron hace muchos años: como puede deducirse de la foto en blanco y negro. Por supuesto, no me acuerdo de nada de lo que sucedió. Sin embargo, como San Luis, estoy convencido de que fue el día más importante de mi vida.