Santo y feliz Jesucristo: una respuesta a X. Pikaza

Quaestio quodlibetalis 4. En el , recogí un texto de Raniero Cantalamessa, el predicador de la Casa Pontificia, sobre la primera bienaventuranza, en la que afirmaba que las bienaventuranzas sólo se entienden desde Cristo. Lo cierto es que, aun siendo consciente de lo valiosos que son las reflexiones del P. Cantalamessa, me sorprendió el interés que suscitaron, con más de mil visitas. Me he dado cuenta luego de que el texto parecía responder a un artículo de Xabier Pikaza sobre el tema, en el que se defendía la tesis contraria.

El propio Pikaza dejó constancia de ello con el siguiente comentario/pregunta en mi blog:

Un cristiano debe entender las bienaventuranzas desde Jesús ¡faltaría más! Pero dime en las bienaventuranzas (de la 1 a la 7) algo que no pueda aceptar un creyente de otra religión “teísta” (tomando el teísmo en sentido amplio). Más de una vez hemos leído y escuchado las bienaventuranzas con musulmanes, hindúes, judíos y otros… y he sentido que las tomaban como suyas ¿No te alegras por ello? Un saludo. Xabier

La verdad es que da gusto discutir con Xabier, porque siempre presenta sus puntos de vista educadamente y con amabilidad. En este caso, además, sabe presentar su propuesta de forma tan positiva que casi da vergüenza contradecirle. En una época en la que se intenta buscar puntos de unión con otras religiones, ¿cómo no alegrarse de coincidir en un punto tan importante como las bienaventuranzas?

Por otra parte, es bastante común presentar las bienaventuranzas como la expresión de una nueva ética, un nuevo modo de comportarse, con una simple relación con Dios “en general”, que no tiene porqué ser explícitamente cristiana.

Estoy de acuerdo con X. Pikaza, creo, en que los miembros de otras religiones pueden apreciar las bienaventuranzas (y me alegro mucho de ello). Él mismo ha notado esta reacción por parte de personas no cristianas y contra facta non valent argumenta. Sin embargo, a mi juicio, los no cristianos las aprecian de una forma diferente, más bien como algo que de alguna forma notan que es maravilloso, aunque sin terminar de creérselo del todo, como algo que “sería precioso que se cumpliese".

Los cristianos compartimos con todos los hombres el anhelo de las bienaventuranzas. El Catecismo de la Iglesia Católica lo afirma muy claramente: Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad. Este deseo es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo hacia El, el único que lo puede satisfacer. Nuestro propio ser ha sido creado por Dios y, como no podía ser menos, está marcado por esa creación, de manera que nuestros deseos profundos siempre tienden hacia Dios, aunque sea de forma inconsciente. Por eso podemos desear, a coro con un ateo, con un agnóstico y con un shintoista: sería fantástico que los misericordiosos alcanzasen misericordia, sería magnífico que los mansos heredasen la tierra. Con un teísta, es decir, alguien que crea en Dios o en dioses, podríamos incluso decir: Dios tendría que hacer algo así.

La diferencia reside en que los cristianos hemos visto cumplidas plenamente las bienaventuranzas. Ya no son algo deseable pero imposible o inalcanzable. ¿Dónde se han cumplido? En el Hijo de Dios, en Jesucristo, al que un himno antiquísimo de la Iglesia llama santo y feliz Jesucristo. El Papa ha subrayado este punto en más de una ocasión:

En realidad, el bienaventurado por excelencia es sólo él, Jesús. En efecto, él es el verdadero pobre de espíritu, el que llora, el manso, el que tiene hambre y sed de justicia, el misericordioso, el puro de corazón, el artífice de paz; él es el perseguido por causa de la justicia.

Las Bienaventuranzas nos muestran la fisonomía espiritual de Jesús y así manifiestan su misterio, el misterio de muerte y resurrección, de pasión y de alegría de la resurrección. Este misterio, que es misterio de la verdadera bienaventuranza, nos invita al seguimiento de Jesús y así al camino que lleva a ella.

Desde el momento en que las bienaventuranzas se han cumplido en Jesucristo, sabemos que también pueden cumplirse en nosotros, porque, desde el bautismo y por pura misericordia de Dios, se nos va transformando a su imagen. La gracia de Dios puede hacer en nosotros lo que resulta imposible para nuestras fuerzas. No es casual que el Evangelio esté lleno de milagros, como signo del poder de Dios, que no sólo es capaz convertir el agua en vino, sino también puede sacarnos del pecado y llevarnos a la dicha de la santidad:

En la medida en que acogemos su propuesta y lo seguimos, cada uno con sus circunstancias, también nosotros podemos participar de su bienaventuranza. Con él lo imposible resulta posible e incluso un camello pasa por el ojo de una aguja (cf. Mc 10, 25); con su ayuda, sólo con su ayuda, podemos llegar a ser perfectos como es perfecto el Padre celestial (cf. Mt 5, 48).

Esta relación de las bienaventuranzas con Cristo (y con nosotros a través de él), se observa enseguida al analizar el verdadero sentido de las mismas. Por ejemplo, la pobreza de la que habla la primera bienaventuranza sólo tiene sentido, creo yo, desde Cristo, que se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su riqueza. El voto de pobreza de los religiosos católicos, que es un signo profético de la pobreza de espíritu que deben vivir todos los cristianos, contrasta con la comprensión de las riquezas que tienen otras religiones. Mahoma, por ejemplo, vivió confortablemente y una buena parte del Corán está dedicada al reparto de los bienes obtenidos de la guerra. Incluso dentro de la Revelación bíblica pero antes de la venida de Cristo, es decir, en el Antiguo Testamento, se suele considerar la riqueza como una bendición de Dios, como el premio para los que actúan según su voluntad y la pobreza como algo a evitar.

En cuanto a la bienaventuranza de los que trabajan por la paz (o los “constructores de paz”, como traduce Pikaza), creo que la recompensa prometida es muy significativa: porque ellos serán llamados hijos de Dios.

En este punto, me gustaría señalar que no es casual que las recompensas prometidas en varias bienaventuranzas estén formuladas en voz pasiva (“serán llamados”, “serán consolados”, “serán saciados”). No se trata simplemente de estilo, sino que obedece a una construcción semítica muy conocida llamada el “pasivo divino”: debido al respeto al nombre de Dios que existía en Israel, a menudo se evitaba pronunciarlo y las acciones atribuidas a Dios se construían en pasiva. Por lo tanto, “serán llamados hijos de Dios” podría traducirse, más adecuadamente, por “Dios los llamará hijos suyos”.

En mi opinión, es imposible no relacionar esta bienaventuranza, una vez comprendido su sentido, con aquella frase de la primera Carta de San Juan: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Los cristianos somos hijos de Dios, pero no en el sentido amplio de criaturas de Dios (como también afirman otras religiones o filosofías), sino en el sentido especialísimo de hijos de Dios por adopción. Es el propio Dios quien nos ha hecho, nos “ha llamado”, hijos suyos en Jesucristo, permitiendo que participásemos de su misma vida trinitaria. Somos hijos en el Hijo y esto es algo que las religiones y filosofías que no conocen al Hijo de Dios no podían ni soñar.

Este sentido fuerte de la expresión hijos de Dios implica también que no puede ser una simple consecuencia de trabajar por la paz en el sentido de acabar con la violencia. En mi opinión, para comprender esta bienaventuranza hay que recordar la frase de Cristo: mi paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy como la da el mundo. La paz de la que se está hablando no es la simple ausencia de conflictos, sino que es mucho más, es la paz de Cristo, la que el ha venido a traer al mundo como Príncipe de Paz y que sólo es posible aceptando el señorío de Cristo. No basta la buena voluntad humana: Él es nuestra paz, dice San Pablo hablando de Jesucristo, es él quien nos reconcilia con Dios y quien soluciona de raíz el pecado del hombre que hace imposible la verdadera paz.

La bienaventuranza relativa a los que sufren es, por sí misma, muy difícil de comprender de forma natural. Cuando vamos a ver a un enfermo de cáncer, no solemos saludarle diciendo “qué suerte tienes” o “dichoso tú”. Esa bienaventuranza, a mi juicio, sólo la podía pronunciar el Siervo de Yahvé, que iba a morir en la Cruz y a resucitar después. Dios no sólo nos apoya en el sufrimiento, sino que nos une a Cristo sufriente por la salvación del mundo, de manera que también participamos en su resurrección. Es decir, el propio Dios se ha metido de lleno en el sufrimiento y ha cambiado totalmente su naturaleza. De lo que era una maldición, ha sacado la bendición de la salvación para todos los hombres.

El Corán, si no recuerdo mal, es ajeno a la idea del sufrimiento redentor. Incluso cuando habla de la muerte de Jesucristo (como un profeta), afirma que su sufrimiento fue únicamente aparente, porque el elegido de Dios tiene que triunfar. Por otro lado, el hinduismo tiende a pensar que el sufrimiento es, en última instancia, pura apariencia y no tiene mayor importancia, en contradicción con el cristianismo, que se toma el sufrimiento muy en serio. En ese sentido, el hinduismo declararía dichosos a los que no se preocupan por su propio sufrimiento, a los que son capaces de ver que eso es algo sin importancia, pero nunca se atrevería a decir que es posible encontrar la dicha, en el propio sufrimiento. En cambio, el cristiano conoce el valor eterno del sufrimiento unido a Cristo: completo en mi carne lo que le falta a la pasión de Cristo.

¿Qué sentido tendría hablar de “dichosos los mansos", si no fuera porqué hemos conocido al que dijo aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón? No se trata de la mansedumbre del que hace como si la violencia no existiera o se resigna al destino, sino de la mansedumbre a imitación de Cristo, es decir, de aquel que ama a sus enemigos. Con un gran esfuerzo, podemos soportar a nuestros enemigos, pero sólo con la gracia de Cristo podemos amarlos. Creo que no puede ser más acusada la diferencia entre los seguidores inmediatos de Mahoma, que vivieron y murieron luchando a espada contra los infieles, con los mártires cristianos que, desde el comienzo, mueren perdonando a sus enemigos.

Por otra parte, parece ridículo afirmar que los mansos “heredarán la tierra”, cuando nuestra experiencia común es que los mansos son expulsados de cualquier tierra. En cambio, los cristianos sabemos que después de que Jesucristo se humillara a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz, esa humillación fue recibida por el Padre, que lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos.

Creo que hay que terminar señalando que el análisis de Pikaza hace un poco de “trampa", porque, para presentar las bienaventuranzas como algo “aconfesional", se limita a analizar las primeras (de la 1 a la 7) y prescinde de las dos últimas, especialmente la novena, que habla explícitamente de Cristo: Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

Esta última bienaventuranza es muy significativa, porque se sale expresamente del esquema “ético”. La dicha que se promete no depende de un comportamiento moral bueno, sino del seguimiento de Cristo en medio de las penalidades. Más aún, iguala los sufrimientos por causa de Cristo con los sufrimientos de los profetas por responder a la llamada de Dios: los seguidores de Cristo son verdaderos profetas.

Ni Mahoma, ni Confucio, ni Ghandi, ni ninguna persona racional se habrían atrevido a decir algo así, porque quien lo dice se coloca en un plano de igualdad con Dios. Sólo Cristo, Hijo de Dios podía afirmarlo, al igual que sólo él podía pronunciar las bienaventuranzas, porque sólo con su encarnación, su muerte y su resurrección se hacen reales: En él se han cumplido todas las promesas y sólo en él se sacian los anhelos más profundos de los hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación.

35 comentarios

  
Xabier Pikaza Ibarrondo
Gracias por contestar, Bruno. Estoy de acuerdo en que las bienaventuranzas tienen varios niveles de lectura. Para nosotros, cristianos, la lectura "clave" es la de Jesús y ella nos permite dialogar con todos los que, de alguna forma, viven las bienaventuranzas. He traducido "constructores de paz", más que "hacedores de paz" (que sería la versiòn literal: eirênopoioi) porque que es la que se aproxima más en castellano al sentido del texto. Un saludo. Xabier
04/02/08 3:19 PM
  
Bruno
Estimado Xabier:

Gracias por tu comentario.

En cuanto a lo de "constructores de paz", coincido en que podría ser una buena traducción literal del término griego (y más adecuada en español que la aún más literal "hacedores de paz"). Sin embargo, poieo tiene varios significados, siendo uno de ellos "procurar, conseguir, hacer que suceda", y a mí personalmente (consciente de que he olvidado gran parte del griego bíblico que aprendí) me gustaría más una traducción del estilo de "los que traen la paz" o, incluso, "los mensajeros de la paz" (como resonancia de Isaías, que, sin embargo, es traducido con otro verbo griego por los LXX), para poner de relieve que esa paz es mucho más que la ausencia de guerra y que es en primer lugar un don de Dios, con el que el hombre debe colaborar y que debe llevar a otros.

En cuanto a lo de los distintos niveles de la bienaventuranzas, me parece una buena descripción del asunto, siempre que se consideren niveles cualitativamente diferentes y no sólo cuantitativamente diferentes (al igual que sucede con el conocimiento natural de Dios y la Revelación o con la naturaleza y la gracia).

Precisamente, el vínculo entre naturaleza y gracia para Santo Tomás era el deseo, si no recuerdo mal. Las bienaventuranzas serían, para un no cristiano, el punto extremo de ese anhelo que nota en su interior y que no acaba de satisfacerse con nada. Para el cristiano serían el cumplimiento auténtico y real de ese anhelo, que se ha realizado en Cristo.

También creo que hay que matizar que no basta decir que "para nosotros los cristianos" la clave de las bienaventuranzas está en Jesús, sino que hay que defender que la verdadera clave intrínseca de las bienaventuranzas está y sólo puede estar en Jesús, aunque haya personas que no lo conozcan.

Como siempre, es un placer discutir contigo.

Un saludo cordial.
04/02/08 3:52 PM
  
Enrique
Jesús habla desde la montaña y, como introduce el evangelista, se convierte en revelado y revelador al "abrir la boca". Cristo es la Revelación universal y definitiva, es la "plenitudo temporis" (Gal 4,4). Aquí se revela este programa como la plenitud de la Escritura, como la opción fundamental de quien primero ha admitido a Cristo como Rey/Reino (autobasileia).
04/02/08 4:10 PM
  
Bruno
Enrique:

Estoy de acuerdo. Eso mismo, con otras palabras, señalaba el P. Cantalamessa al indicar que las bienaventuranzas no se pueden separar del Reino de Dios manifestado en Jesucristo.

Yo matizaría que las bienaventuranzas no pueden ser sólo un "programa" y una "opción fundamental", sino ante todo un don de Dios, porque únicamente su gracia hace posible que los cristianos las cumplan en sus vidas y se hagan acreedores de la dicha prometida.

Un saludo.
04/02/08 4:41 PM
  
Aquinate
Desde luego que el texto de las bienaventuranzas puede resultar hermosísimo a muchas personas, personas de cualquier religión, e incluso personas sin religión. No hay más que pensar en los textos de Isaías incluidos en el ceremonial de bodas laicas que se publicó el año pasado. La cuestión es que "En ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Act 4,12). Esto es algo que no podemos olvidar, porque corremos el peligro de pensar que, porque a un budista o a un musulmán o a un ateo les guste el texto de las bienaventuranzas, ya son cristianos. Y no.
04/02/08 6:57 PM
  
Bruno
Aquinate:

Y si pensamos que ya son cristianos o algo equivalente, les privamos de poder descubrir de verdad a Cristo y de que un día puedan decir: todo lo estimo pérdida en comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
04/02/08 8:09 PM
  
Carmen Bellver
Bruno:ç
Yo creo que Xabier lo que quiere dar a entender es que hay muchos bienaventurados. Independientemente de que sean o no cristianos. Pero yo me pierdo con vuestras traducciones y similitudes.

Estoy de acuerdo con ambos. Sabiendo muy bien distinguir entre quienes son dichosos por tener fe y quienes son bienaventurados por estar entre aquellos que la misericordia divina tendrá en cuenta, aunque no sepamos ni como, ni de qué manera.

Supongo que esto no es relativizar la misión evangelizadora que cada creyente debe llevar a cabo. Pero ahí en lo escondido, yo no entiendo un Dios que condene a quien no ha podido conocer su mensaje.
04/02/08 9:03 PM
  
Bruno
Carmen:

Según entiendo la cuestión, yo estoy de acuerdo con lo que tú dices, pero Pikaza no.

En mi opinión, Pikaza, a grandes rasgos, defiende la misma tesis que Vigil: que las distintas religiones son vías alternativas para llegar a Dios. Para ellos, el cristianismo es sólo una vía más, la nuestra (no existe o no tiene importancia esa distinción esencial que tú mencionas). Por eso las bienaventuranzas, la felicidad prometida por Dios, están al alcance de cualquier persona, sin importar su religión.

En cambio, la Iglesia ha enseñado siempre que sólo en Jesucristo se puede encontrar la salvación. Nadie puede salvarse si no es por la redención de Cristo. La bienaventuranza plena es un regalo que el Padre nos da en su Hijo. Cristo es "el" Camino y no hay otro camino hacia Dios.

Eso no quiere decir que los que no hayan conocido el cristianismo estén condenados, sino que, si se salvan, se salvarán únicamente por medio de Cristo.

Por eso hay que distinguir que los no cristianos lo que tienen es el deseo de las bienaventuranzas y de la vida eterna (que Dios ha puesto en sus corazones) y Dios, si esa es su voluntad y ellos se dejan, les regalará un día esa bienaventuranza, aquí en la tierra por medio de la fe o en el cielo cuando mueran. Sin embargo, no tienen aún su cumplimiento, porque ese cumplimiento sólo se ha producido en Cristo y, por medio de su gracia, en los que creen en su nombre.

Un saludo.
04/02/08 9:14 PM
  
Juan Manuel González
Sobre La "trampa" de Pikaza:
Jacques Dupont ha escrito un famoso comentario a las bienaventuranzas (tres tomos; en los años 70). Desde entonces, "nadie" discute que la última bienaventuranza (Mt y Lc)de los perseguidos no la dijo Jesús. Es creación (inspirada y canónica)posterior de la Iglesia, que quiere alentyar a los cristianos (ahora sí en tiempos de Mt y Lc) perseguidos por ser cristianos. Por eso, en una lectura seria de la Biblia no es una "trampa" dejar lado los versículos cristológicos. ¿De lo contrario, Jesús sería bastante narcicista?
Saludos.
04/02/08 9:18 PM
  
Bruno
Estimado Juan Manuel:

Me temo que su comentario menciona pero no tiene verdaderamente en cuenta un punto esencial: el Evangelio es Palabra de Dios. Y es Palabra de Dios tal como está y no tal como lo despieza cierta crítica histórica.

En ese sentido y sin entrar a valorar la tesis de Dupont, desde el punto de vista de la Teología y la fe católicas es sustancialmente indiferente la historia de un versículo en particular (aunque esta historia pueda ser interesante como información adicional). Da igual que se transmitiese oralmente antes de ponerse por escrito o no, que Jesús lo pronunciase con esas mismas palabras o los evangelistas hayan transmitido únicamente su sentido, que se trate de un discurso completo o de frases reunidas según sus temas por el evangelista, que Mateo escribiese o no originalmente en arameo y luego se haya traducido al griego, etc. Su valor viene de ser Palabra de Dios que no puede fallar.

Por lo tanto, la última bienaventuranza tiene, al margen de las teorías de cualquier exegeta, exactamente el mismo valor que las demás. De otro modo, nuestra fe dependería de los estudios de los expertos en lugar de depender del Espíritu Santo (con lo que sería una opinión y no fe).

Además y con todo el respeto, me parece una postura totalmente inaceptable desde el punto de vista católico pretender categóricamente (contra lo que la Iglesia enseña expresamente) que Cristo no realizaba afirmaciones como Hijo de Dios (como esta bienaventuranza y tantísimas otras frases del Evangelio) y que si lo hubiese hecho eso habría sido "narcisista", como si Jesús no fuera más que un hombre cualquiera.

Un saludo.
04/02/08 9:41 PM
  
Juan Manuel González
Sobre lectura "católica" de los Evangelios:
1) Dei Verbum nº 19, constitución dogmática del Concilio vaticano II (ver la nota nº 4 que cita a Sancta Mater Ecclesia de la PCB 1964): Allí se asume la "escuela de las formas" y la "escuela radaccional".
2) "La Interpretación de la Biblia en la iglesia" de la Pontificia Comisión Bíblica de 1993, cito: "En lo que concierne a los evangelios, el fundamentalismo no tiene en cuenta el crecimiento de la tradición evangélica, sino que confunde ingenuamente el estadio final de esta tradición (redactores-evangelistas) con el estadio inicial (Jesús)"...

Repito: Nadie niega la "inspiración-canonicidad" de la última bienaventuranza, pero sí debemos situarla (contexto histórico-literario) para poder interpretar: es el "abc" de la lectura católica de los evangelios, según el Magisterio de la Iglesia; y desde estas claves leo el Evangelio.

Por tanto, no todo lo que dicen los evangelios (incluso que ponen en boca de Jesús), lo ha dicho realmente Jesús, ¿imaginas a Jesús de Nazaret, diciendo de sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida"? Eso no lo dijo jamás Jesús de Nazaret, eso es lo que la Comunidad del Discípulo Amado (año 100) ha meditado -inspirada por el Espíritu Santo- y ha dicho "de y/o sobre" Jesús. Esa frase, expresa la fe de la Iglesia sobre Jesús. Nosotros creemos que Jesús es el camino, la verdad y vida, y por ello citamos al Cuarto Evangelio.

Nota: lo del "narcicismo de Jesús" es una humarada didáctica, ¿es claro? Saludos cordiales
04/02/08 10:10 PM
  
Bruno
Juan Manuel:

Si lee mi comentario, verá que no niego que los Evangelios, como todo texto escrito por hombres, tengan una historia redaccional (que, por otra parte, es evidente y que es reconocida, como usted ha citado, por distintos documentos de la Iglesia), sino que niego que el valor de una u otra afirmación de dichos Evangelios venga de esa historia. Su valor teológico viene de ser Palabra inspirada por Dios. Prescindir de la última bienaventuranza al estudiar teológicamente las bienaventuranzas es basar su valor en las conclusiones de la crítica histórica y no en su inspiración (y, por lo tanto, quedarse en el abc del estudio de los Evangelios, en vez de llegar al xyz).

Pues sí, claro que me imagino a Jesucristo diciendo "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Y "no imaginárselo" es, creo yo, indicio de un claro prejuicio ideológico que no tiene nada que ver con la historia.

Es admisible, a mi juicio y teniendo en cuenta la historia de la redacción de los Evangelios, que Jesús no dijera exactamente esas palabras o que las dijera en otro contexto, pero creo que la inspiración implica que Jesús enseñó esas cosas (y otras de ese tipo) de sí mismo.

Según el Catecismo de la Iglesia Católica, parece que la fe de la Iglesia así lo afirma:

444. Jesús se designa a sí mismo como "el Hijo Unico de Dios" (Jn 3, 16) y afirma mediante este título su preexistencia eterna

443. Si Pedro pudo reconocer el carácter transcendente de la filiación divina de Jesús Mesías es porque éste lo dejó entender claramente

474 Debido a su unión con la Sabiduría divina en la persona del Verbo encarnado, el conocimiento humano de Cristo gozaba en plenitud de la ciencia de los designios eternos que había venido a revelar.

Un saludo
04/02/08 10:47 PM
  
Juan Manuel González
Bruno: No quiero abusar de tu paciencia. Sigo para "aclarar-dialogar"; sin interés de "polemizar".
1. Hay diversos niveles de lecturas, unos históricos-literarios y otros teológicos.
2. Todos necesarios, pero en su medida y armoniosamente. "Distinguir para unir", solía decir J. Maritain.
3. Debo distinguir lo que viene del Jesús "histórico" de lo que confesamos del "Cristo" de la fe (eclesial); éste es el trabajo de la "exgésis".
4. Para poder "unir", en su medida y armoniosamente y comprender a "Jesús, el Cristo"; lo que viene de la historia y lo que viene de la fe eclesial; este es el momento de la "hermenéutica".
5. El Catecimso de la Iglesia Católica, exige el mismo proceso: debe pasar por la exgésis y la hermenéutica, si no se corre el riessgo de hacerle decir lo no dice.
Saludos.
04/02/08 11:43 PM
  
Malak
Bruno, Juan Manuel, como Pagola, como Pilkaza y como tantos otros, son ejemplos de un hecho innegable: la Iglesia Católica se ha tragado el sapo de la teología protestante liberal, de esa repajolera basura del método histórico-crítico, aunténtica fábrica de apostasía y ateísmo. El mismísimo Ratzinger se ve afectado en parte por ese asunto en su libro sobre Jesús, donde hace unas afirmaciones sobre la relación entre Jesús y los esenios que se dan de tortas con el sentido común. Y cuando lees a Sayés criticando a Pagola, le ves defendiendo la mar de feliz ese método. Una vez más, si leemos a los Papas de finales del XIX y principios del XX, vemos que profetizaron que ocurriría lo que está ocurriendo si aceptábamos esa mierda que se presenta en frasco perfumado de erudición. No hay más que leer la Providentissimus Deus de León XIII para constatar lo que digo. Es más, estoy seguro de que tú has estudiado la ponzoña de las fuentes elohistas, yavistas, sacerdotales, etc, que fueron aceptadas...
04/02/08 11:57 PM
  
Malak
Es más, estoy seguro de que tú has estudiado la ponzoña de las fuentes elohistas, yavistas, sacerdotales, etc, que fueron aceptadas acríticamente por ese sector podrido de la Iglesia compuesto por los "eruditos" católicos. Y no has estudiado la refutación seria de toda esa mierda realizada por eruditos protestantes conservadores (pero no literalistas) del otro lado del charco.

Pagola no deja de ser el hijo natural de todo ese proceso. En ese sentido, tienen razón los que afirman que condenar a Pagola es condenar una forma concreta de hacer teología que hasta ahora no ha sido condenada y es condenar también a muchos eruditos católicos sobre los que no hay oficialmente duda alguna sobre su ortodoxia. Pues bien, me apuesto pincho de tortilla y caña a que no hay huevos a hacerlo como se tiene que hacer. Estamos ante una era en que los que conducen la Iglesia prefieren seguir diciendo que el rey está vestido a pesar de que es obvio, incluso para muchos de ellos, que está en pel...
04/02/08 11:58 PM
  
Malak
Estamos ante una era en que los que conducen la Iglesia prefieren seguir diciendo que el rey está vestido a pesar de que es obvio, incluso para muchos de ellos, que está en pelota picada.

¿Y sabes lo mejor?
Que si algunos, poquísimos, osamos decir esto en público, pasamos a ser parte de ese grupo de personajes raros a los que cabe situar en una estantería como objetos decorativos. Supongo que el tiempo acabará dándonos la razón.

Acabo con una cita del, me parece a mí, todavía vigente Concilio Vaticano II.....
05/02/08 12:00 AM
  
Malak
Cito de la Dei Verbum:

Carácter histórico de los Evangelios

19. La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo. los Apóstoles,, ciertamente, después de la ascensión del Señor, predicaron a sus oyentes lo que El había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de que ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la luz del Espíritu de verdad. Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin la forma de proclamación de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús...
05/02/08 12:03 AM
  
Malak
...Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin la forma de proclamación de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús. Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del testimonio de quienes "desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra" para que conozcamos "la verdad" de las palabras que nos enseñan (cf. Lc., 1,2-4).

No hace falta que te diga que todo aquel que afirme que las bienaventuranzas no las pronunció Jesús, se da de tortas con la enseñanza del concilio. Pero les da lo mismo. Ellos son discípulos no del concilio sino de cualquier erudito liberal bultmaniano o neobultmaniano que guste de decir que lo que los evangelios dicen que Cristo dijo, en realidad no lo dijo Cristo.

Pues que con su pan se...
05/02/08 12:09 AM
  
Bruno
Estimado Juan Manuel:

Este blog tiene, precisamente, la finalidad de dialogar o discutir sobre los temas que se traten. Tus comentarios y argumentos son siempre bienvenidos.

Sin duda, hay diversos niveles (yo diría mejor "puntos de vista") de estudio de un texto bíblico. Sin embargo, esos niveles o puntos de vista no son equivalentes, sino que están subordinados al punto de vista esencial: el de la Palabra inspirada por Dios (que es el que hace que verdaderamente nos interese la Escritura como algo más importante que, por ejemplo, la Didajé o Flavio Josefo).

Precisamente por eso no estoy de acuerdo, la verdad, en que el trabajo de la exégesis sea distinguir el "Jesús histórico" del "Cristo de la fe". El trabajo de la exégesis es, ante todo, revelar el sentido de la Palabra de Dios y mostrar, por medio de la fe de la Iglesia y según dicha fe, al verdadero Jesús histórico.

El Papa Juan Pablo II, el 23 de abril de 1993, en un discurso solemne ante numerosos cardenales, el cuerpo diplomático y los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, afirmó que la exégesis católica «debe y tiene que ayudar ante todo al pueblo cristiano, a captar más claramente en los textos la palabra de Dios».

Estoy convencido de que el Catecismo, como todo texto, precisa de una interpretación o hermenéutica, es decir, es necesario comprender adecuadamente lo que quiero decir.

Dicho eso, no se me ocurre ninguna forma de interpretar "Jesús se designa a sí mismo como "el Hijo Unico de Dios" (Jn 3, 16) y afirma mediante este título su preexistencia eterna" que no sea aceptar lo que expresamente se dice, que Jesús afirmaba ser el Hijo único eterno de Dios. Y lo mismo se podría decir de los otros dos números que he citado.

Un saludo.
05/02/08 12:10 AM
  
Bruno
Malak:

El tema que señalas es muy interesante y quizás debería dedicar un artículo al mismo. En resumen, te diré que, aun teniendo razón en muchas de las cosas que dices, en mi opinión confundes el método histórico en sí con el mal uso que (muy a menudo, es verdad) se hace del mismo.

Es evidente que, si bien los textos evangélicos están inspirados por Dios, no por eso pierden su característica de textos verdaderamente humanos. Por eso podemos analizar, por ejemplo, que el griego de Mateo tiene un estilo semítico más patente que el de Lucas o que un evangelista en concreto tiene temas "preferidos" que le gusta resaltar a lo largo del evangelio. El autor divino de la Palabra de Dios (el Espíritu Santo) no destruye a los autores humanos de la misma.

En ese sentido, tiene lógica que se puedan estudiar también los evangelios desde puntos de vista meramente humanos: literario, lingüístico, histórico, etc. Eso sí, estos estudios no se pueden contraponer a la fe, como muchas veces se hace, sino que forzosamente tienen que estar en armonía (porque, como sabemos, la Verdad es sólo una).

En cualquier caso, espero que podamos hablar sobre ello alguna vez con más detenimiento.
05/02/08 12:27 AM
  
Malak
Es que, en serio, estoy por ver que se haga un buen uso del mismo. Y que de verdad redunde en algo beneficioso para el creyente.

Si lo encuentras, me avisas.
05/02/08 12:59 AM
  
Malak
Por cierto, aclaro un posible mal entendido. Cuando dije:
Bruno, Juan Manuel, como Pagola, como Pilkaza y como tantos otros, son ejemplos de un hecho innegable

Debería haberlo escrito así:
Bruno, creo que J....

Para que no parezca que incluyo a Bruno en esa lista.
05/02/08 1:03 AM
  
Bruno
Malak:

La verdad es que la primera vez que leí el comentario lo interpreté mal, je, je, je (pero en seguida realicé una exégesis adecuada ;) del mismo).

Conozco un ejemplo perfecto de buen uso del método de la crítica histórica. Lo buscaré.

Un saludo y hasta mañana si Dios quiere.
05/02/08 1:11 AM
  
Juan Manuel González
DESPEDIDA:
Lamento que el "responsable" del blog no haya exigido respeto en el trato a los que participamos hoy para "dialogar-aclarar".
No me resigno a ser tratado con "ligereza".
Vine (al blog),
intenté (dialogar)
y me (agredieron) tengo de ir...
05/02/08 2:30 AM
  
Malak
Vaya por Dios. Por mi parte Bruno puede borrar todo lo que he escrito, y pido disculpas al comentarista que dice que se va porque le he agredido.
05/02/08 9:35 AM
  
Bruno
Estimado Juan Manuel:

En este blog no se permiten los insultos gratuitos a los demás comentaristas, pero sí se permiten todas las opiniones sobre los temas, sean las que sean. Es una condición necesaria para poder discutir sobre ellos con libertad.

Según lo veo yo, a Malak le repatea el método histórico-crítico y, por eso, utiliza un leguaje muy fuerte contra dicho método y sus consecuencias. Sin embargo, no veo que haya utilizado ningún tipo de descalificación gratuita contra ti (que yo habría borrado). Como muestra de su buena intención, incluso se ha disculpado por si te ha podido ofender en algo.

Cada uno tiene su forma de discutir: unos de forma abstracta, otros concreta, unos pausada y otros vehemente, algunos con ironía, otros con humor y otros con mucha seriedad (y por este blog pasan comentaristas de todo tipo). Creo que el diálogo no implica sólo escuchar las opiniones de la otra persona, sino también dar un margen de aceptación, dentro de lo razonable, a su forma de discutir, aunque no coincida con la propia.

Como veo que has planteado la despedida de forma ingeniosa y que te debe gustar el estilo de César, te diré que Malak tiende a entrar en un argumento "in acie", pero no rechaza luego "pacem facere", como has visto.

Espero sinceramente que no te veas obligado a dejar el blog, porque tus opiniones resultan interesantes y son un buen acicate para la discusión

Un saludo.
05/02/08 11:12 AM
  
una que no los aguantó más y también se fue
Juan Manuel González:

No espere respeto en este blog. Y menos aún cuando intervenga Aquinate, y menos aún cuando intervenga Malak, es decir, Luis Fernando Pérez Bustamanate, cuya trayectoria personal y cuyo ¿pensamiento? puede conocer mejor en el blog Cor ad cor loquitur que escribe.

Pero tampoco lo espere del blogger. Le invitará una y otra vez a no mosquerase, con melifluo estilo que esconde la trampa de aumentar a costa de su tiempo las entradas del blog, para luego tratarle como a un felpudo.

Yo caí varias veces en esa trampa. Ya nunca más. Si su pensamiento de usted es crítico e inteligente, pero fiel a la Iglesia, a veces a su pesar y con dolor, acabarán entre toda esta pandilla acusándole de hereje, pidiendo su excomunión y Malak encenderá la tea de la pira en la que querrán quemarte.

Yo te he avisado. hces falta, por lo que te he leído, en RD, pero te aseguro que no has entrado en un sitio adecuado para pedir respeto, y para q...
05/02/08 1:10 PM
  
una que no los aguantó más y también se fue
...no has entrado en un sitio adecuado para pedir respeto, para que te traten como merece tu educación y tus conocimientos, o simplemente, tu condición de persona y cristiano; y para que no te utilicen para´-como mínimo- reírse de ti.
05/02/08 1:12 PM
  
Bruno
Una que no los aguantó más...:

No recuerdo haber faltado nunca al respeto a nadie en este blog, pero si alguna vez lo he hecho contigo o con cualquier otra persona, aprovecho para disculparme y pedir vuestro perdón. Confiteor...

Por otra parte, nadie me paga por el número de visitas del blog (aunque, si hubiera alguien interesado en hacerlo, podría dejarme convencer :)), así que no tengo un gran interés en aumentar esas visitas a costa de nadie.

Saludos (a ti y a tu suegra).
05/02/08 1:22 PM
  
nachet
Bruno, creo que se trata de nuestra buena amiga sofía.

Estimado Juan Manuel, si todavía anda por aquí, me gustaría hacerle una pregunta: exactamente, ¿que argumento/s utiliza Dupont para afirmar que las primeras 7 bienaventuranzas las dijo Jesús en persona y la última no? Asimismo ¿en que pruebas históricas se basa para afirmar que la frase "Yo soy el Camino, la verdad y la vida" no la pronunció Jesús en persona? ¿se considera toda la obra de Juan simple especulación teológica? Gracias.
05/02/08 1:58 PM
  
Ana_MS
Nachet:
Yo creo que no es Sofía (por eso de la suegra que señala Bruno)...¿quién será?.
Un cordial saludo.
05/02/08 2:32 PM
  
Aquinate
Estoy perplejo. No tengo conciencia de haber faltado a nadie en ninguna intervención, y sin embargo sí de haber cosechado más de un insulto por parte del "sector crítico" de "cristianos adultos". Si alguien se ha sentido ofendido por algo que he dicho, lo siento. Personalmente, sólo he intentado exponer, con mayor o menor fortuna, la doctrina de la Iglesia cuando la he visto negada o cuestionada por quienes dicen ser cristianos. Me duele realmente ver que haya gente remisa a cumplir el deseo del Señor "que todos sean uno", en lo que a unidad de doctrina se refiere. No hacen ningún favor ni a la verdad ni a la Iglesia.
05/02/08 7:32 PM
  
Bruno
Puesto que Sofía apela al blogger, confirmaré que el IP de "una que no..." es diferente al suyo.

Un saludo en Xto., Sofía.
06/02/08 11:18 AM
  
nachet
Pues sí, sofía, me he vuelto a equivocar. Ahora bien, ¡he conseguido que vuelvas! ja, ja...
Vale, vale, no más bromas. Recibe un saludo y espero que estés bien. Nos ciber-vemos por ahí.
06/02/08 11:44 AM
  
Ana_MS
Aquinate:
Con eso que dices "por quienes dicen ser cristianos" lo que haces es atizar el fuego. Podría comprender que cuestiones el que sean católicos (únicamente comprender, que no compartir), pero que sean cristianos...eso ya es pasarse un pelo. ¿O acaso consideras que los protestantes u ortodoxos no son cristianos?.
Además, el "ser todos uno" no significa asentir y obedecer sin más; esto no es el ejército, en el que el soldado debe obedecer sin pensar. El asentimiento debe ser consciente y responsable; sabiendo muy bien lo que se hace (pensado). Si nos limitamos a ser literalmente ovejas (es decir, en el sentido bobuno), tu me dirás que valor tiene eso. Ninguno.
En la Iglesia siempre han existido discrepancias, para bien o para mal. Pero son necesarias, pues eso nos ayuda a todos; a unos a no pasarse y a otros a no quedarse.
Aquí nadie es perfecto y creo que debemos aprender unos de otros sin exclusiones personales y salvando lo positivo.
Un cordial sa...
06/02/08 12:19 PM

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