Por las calles de Australia

Una chica de mi parroquia, Lucía, me ha enviado estas líneas sobre su experiencia en la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney.

Me gustaría señalar lo bien que ha hecho Lucía al enmarcar su experiencia del Encuentro en Australia con su situación anterior aquí en Madrid. Las peregrinaciones y los encuentros son momentos de una gracia especial de Dios, pero no están aislados, sino que forman parte de una larga y continua Historia de Salvación que Dios mantiene con cada uno y que dura desde que nacemos hasta que morimos.

También me ha llamado la atención la imagen de los cientos de miles de jóvenes que fueron a Sidney, anunciando el evangelio por las calles en pequeños grupos, por toda Australia. Sin duda, este verano habrá sido un tiempo especial de gracia y de ánimo para toda la Iglesia Australiana, como querían el Papa y el Cardenal Pell.

Los propios jóvenes que participaron en el Encuentro y en la evangelización de los días anteriores y posteriores pudieron experimentar el gozo que se siente al anunciar a Cristo. Lucía da una buena muestra de ello con este testimonio que no es más que otra forma de compartir su fe con el mundo entero.

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Me llamo Lucía, tengo 17 años y formo parte de una Comunidad Neocatecumenal en Madrid. La peregrinación a Sydney de este pasado verano ha supuesto para mí olvidarme de lo que me preocupaba y llenarme de un enorme deseo de servir a Jesucristo y de hacer su voluntad.

Desde pequeña he creído en Dios y, con trece años, Él me regaló una peregrinación a ver al recién estrenado Papa Benedicto XVI, en Colonia. Resultó una experiencia muy positiva en mi vida, un acercamiento profundo a Cristo y una inquietud interior muy fuerte… Pero todo se me olvidó en cuanto volví a Madrid.

Un año después, conocí a un chico con el que empecé a salir. Él no estaba en la Iglesia y decía que estar en ella suponía apartarte de la sociedad. Yo le invité a catequesis y a acercarse a Jesús pero no funcionó y, a pesar de que sentía en mi corazón que esa relación no era de Dios, me negaba a creerlo.

Hace pocos meses, en una convivencia, se me dijo algo así como “amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas”. Más claro imposible. Debía rechazar todo aquello que se interpusiera entre Jesucristo y yo, porque sólo así sería feliz, mirándole de frente, sin nada de por medio.

Pedí ayuda al Espíritu Santo para acabar de una vez con esa situación que me separaba de Dios y así lo hice. Pero no me fiaba del Señor… No entendía y la incomprensión y mis ansias de saber me llevaron a sufrir más que nunca. Pasé unos meses realmente malos, sabía que había hecho bien pero en mi interior sentía una inmensa tristeza…

Por fin llegó el día de marcharme a Sydney y yo me moría de ganas… Sentía que allí Él me daría una respuesta. Y así lo hizo. Me repitió una vez más “Lucía, yo te quiero, no necesitas otra cosa". Me pedía que confiara, que me dejara hacer por Él, que todo lo hace nuevo y perfecto para mí.

A través de los catequistas, de las palabras del Papa, de Kiko y de la convivencia con los hermanos, fui comprendiendo que un cristiano está llamado a ser feliz, a dejar sus preocupaciones y seguir a Jesucristo. Está llamado a confiar en Él y recibirlo todo de Él y, habiendo recibido todo, darlo todo. Teniéndolo todo, teniendo el corazón rebosante del Amor más grande, ¿a quién le preocupa sufrir? Y esto me lo repetía el Señor cada mañana, cada tarde, cada noche, a cada instante de la peregrinación, llenándome como nunca nada ni nadie lo había conseguido.

Y entonces pude decirle: “sí, Señor, haz conmigo lo que quieras, aquí estoy para ti”, porque ahora no quiero otra cosa, sólo ser feliz y entregarle mi vida entera a Aquel que la entregó por mí y poder así entregarme también a los demás.

Y así, movida por el Espíritu Santo del que tanto habló el Santo Padre en el “World Youth Day", pude salir contenta y feliz por las calles de Sydney a anunciar al mundo lo que tanto necesita oír, el Amor infinito de Dios por cada uno. Fuimos cada día cantando y alabando a Dios, y contando la experiencia de Jesucristo en nuestras vidas, y cómo Él ha muerto por nosotros y muriendo nos ha dado la Vida. Durante los 12 días que estuvimos en Australia pudimos anunciar el Evangelio en varias ciudades: Sidney, Parramata, Kiama, la zona de las Blue Mountains. Salíamos cantando con la cruz al frente y los carteles hasta que llegábamos a un sitio concurrido. Una vez allí, nos parábamos y seguíamos cantando salmos y bailando. Al cabo de un rato, alguno de nosotros hablaba por el micrófono, contando su experiencia de fe, mientras otro le traducía si no sabía inglés. La gente se acercaba a escuchar, algunos se ponían a bailar y a cantar con nosotros, nos preguntaban y hablábamos con ellos.

No ha habido un día desde mi vuelta en el que no haya sentido ese inmenso Amor y esas ganas de Vivir. Quiero gritarlo al mundo, quiero que mirándome a mí, la gente pueda ver a Jesucristo, quiero entregarme a Él para así poder dar la vida por los demás y espero impaciente el día en que Él me muestre mi lugar en la Iglesia para ser enteramente suya.

Lucía

11 comentarios

Yo doy fe de esto. Tuve la gracia de vivir este nuevo pentecostés en Australia y fue una cosa impresionante.

"El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres".
15/09/08 5:08 PM
  
Bruno
Si alguien tiene alguna pregunta para Lucía, que la haga y probablemente ella podrá contestarla en los comentarios.
15/09/08 5:38 PM
  
RNA
Bueno, creo haber entendido bastante bien su experiencia, muy propia de us 17 años y de un viaje y encuentro multitudinario entre chavales. Muy entendeibel la historia y muy bonita, excepto el papel del chico. No sé si quiere decir que aquel muchacho y ella rompieron o no, y si se refiere a él cuando dice "debía rechazar todo aquello que se interpusiera entre Jesucristo y yo"
15/09/08 6:00 PM
  
lucía
sí, me refiero a que rompimos porque me alejaba de Cristo y me quitaba la libertad y felicidad que tengo ahora haciendo la voluntad de Dios.
eso sí, nos llevamos muy bien, el ahora está con otra chica y rezo cada día para que el Señor se encuentre con ellos y les ayude en su noviazgo.
15/09/08 9:45 PM
  
RNA
OK, muchas gracias. Espero que sigas así de entusiasta todos los años de tu juventud y que, cuando alcances la madurez, sigas siendo feliz en tu entrega al Señor y la encauces en una familia y en un trabajo en los que ilumines a los demás con tu fidelidad a Cristo.
Un abrazo.
15/09/08 10:08 PM
  
Unitas
Gracias por este testimonio, Lucía y Bruno. Me recuerda mi experiencia en la Iglesia, que me ha acompañado y rodeado y llevado a vivir como hija de Dios, con montones de miserias, pecados y la inmensa gracia de Dios, que se hace presente ahí mismo pues Él se hace manifiesto, omnipotente, precisamente salvándonos y salvando al mundo de la debilidad y el pecado. En Santiago, hace 15 años, esa voz del Señor a Santiago y Juan, expresada y explicada por Juan Pablo II: "El que quiera ser grande entre vosotros, sea servidor de todos", me llevó a una opción que no ha sido la primera ni definitiva, sino un peldaño sólido en mi vida. El santo matrimonio o la virginidad por amor a Cristo, Él mismo nos sigue hablando y nos ayuda siempre a quitar lo que nos aleje de Él, de su amor, libertad y felicidad. Gracias de nuevo.
16/09/08 7:51 AM
  
Óscar
Gracias Lucia y Bruno:

En estos tiempos en el que todas las noticias son de catastrofes y quiebras leer estos post son siempre un oasis de trascendencia que animan a vivir a pesar de que el mundo nos intenta robar la esperanza.

Un abrazo a todos
16/09/08 9:08 AM
Óscar, se decía en el Encuentro de Madrid "Por la familia cristiana", que "nos quieren hacer creer que esta nave no va a ninguna parte" pero nosotros sabemos que no es así, que esta nave que es nuestra vida va al cielo.

Por ir el post de lo que va pondré la frase que más repetimos en Sidney:

"If today you listen to his voice do not harden your hearts"

P.D.: "He rose from death, alleluia"
16/09/08 7:44 PM
  
David García
Me ha encantado leer tu experiencia y más teniendo en cuenta que fuimos juntos a la peregrinación.

Que Dios te bendiga.

La paz
16/09/08 10:01 PM
  
lucía
jajaja nunca pensé que nadie conocido leería esto(a parte de Bruno).bueno, me alegro de que por lo menos te haya gustado..

un abrazo, que Dios te bendiga.

16/09/08 10:40 PM
  
Santiago Perez
me emocionado al leer tu experiencia porque es asi y me he alegrado mucho porque yo no he podido ir Sydney y eso que he ido a todas las anteriores desde Loreto 95 hasta Colonia. Porque me caso con la mujer de mi vida es decir que Dios me lo a mostrado por amor y misericordia de mi y sobre todo Lucia sigue apoyandote en Jesucristo, que es con muchisimo lo mejor. La Paz y que Dios te bendiga.
18/09/08 10:47 PM

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