Creo por la Ley de Murphy
Probablemente, todos los lectores conocerán la Ley de Murphy. Es una ley famosísima que dice, en su forma más sencilla: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. O, en una formulación alternativa, “la tostada siempre cae al suelo por el lado de la mantequilla”. También podríamos aplicarla al blog, diciendo: “Si uno hace un chiste inofensivo un día sobre un pescador tuerto de cangrejos malayos, puede estar seguro que precisamente ese día leerá el blog el Presidente de la Asociación de Pescadores Mutilados de Cangrejos Malayos y le echará en cara al autor su insensibilidad para con esos héroes olvidados”.
La Ley de Murphy tiene un núcleo muy importante de verdad, pero más que físico, es esencialmente espiritual. No existe una Ley de la Gravitación Particular de la Mantequilla, pero sí una tendencia presente en todos nosotros y que conviene conocer: Tendemos a esperar que todo suceda según nuestros planes. Creemos que lo “normal” es que suceda lo que queremos que suceda y, por eso, nos llaman más la atención los casos en los que ocurre lo contrario. De alguna forma y a pesar de lo que nos dice la razón, asumimos constantemente que el mundo entero está a nuestro servicio y nos sorprende que, de hecho, no sea así.