El Inmaculado Corazón de María. ¿Qué había en el corazón de la Virgen?
Celebramos hoy, 22 de Agosto, el día dedicado al Inmaculado Corazón de María.
- ¿“Inmaculado”? ¿y eso qué significa en teología?
En latín, “mácula” es “mancha”, es decir, sin pecado.
Es que María Santísima, por su condición de Madre del Redentor, fue librada desde el momento de su concepción del pecado con el que nacemos todos los hijos de Eva: el pecado original.
Y hoy la Iglesia lo recuerda.
Fue así que se presentó en las apariciones de Lourdes a Santa Bernardita: “Yo soy y era la Inmaculada Concepción”, decía.
Fue Ella quien en las apariciones de Fátima, les anunció a los tres pastorcitos, Jacinta, Francisco y Lucía, que si se mantenían devotos de su Corazón Inmaculado y hacían alguna vez en su vida la devoción de los cinco primeros sábados de mes, aún cuando debiesen pasar un tiempo por el purgatorio luego de sus muertes, irían al Cielo.
¿Pero por qué una misa en honor al Inmaculado Corazón?
Porque si bien en la misa se actualiza el misterio de la redención, el Sacrificio de Cristo en la Cruz, también recordamos a los santos y, de entre ellos, lo más parecido que tuvieron a Cristo: su pobreza, su humildad, su caridad, etc.
De María recordamos su corazón, porque es lo que más define a una persona: su corazón, su voluntad.
Pues no se le dice bueno a un hombre porque tenga buena inteligencia; se le dice bueno a un hombre porque tiene buena voluntad, es decir, buen corazón.
Es allí, en el corazón, donde ubicamos nuestras pasiones; son ellas las que lo hacen latir más fuerte o más despacio, conforme a lo que pensamos o imaginamos. Y es de allí donde surgen nuestros actos.
Es por esto que, en el Evangelio de San Lucas (Lc 2,19), se nos dice que, luego de que Cristo se quedase en el Templo predicándoles a los escribas y doctores de la Ley, que, al ver todo esto, María “guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”.
Ese corazón puro y sin mancha, meditaba, latía y hablaba de lo que tenía dentro. Porque “ex abundantia cordis, os loquitur” (Lc 6,45).
Por eso, aquello que está en mi interior, que medito, que cavilo, que analizo, es lo que, finalmente, soy; porque soy lo que soy en el corazón.
Queremos ver cómo es una persona; dejémosle que hable, que se exprese; veamos cómo mira, qué dice, qué no dice, porque los accidentes muestran la sustancia, lo exterior muestra lo interior.
¿Queremos ver cómo somos?¿cómo estamos?¿cómo está nuestra alma respecto de nuestra vida de santidad? Pues entonces veamos por dónde pasan nuestras conversaciones, nuestras palabras, nuestras expresiones. Porque de lo que hay en el corazón habla la boca.
Porque: “no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.»… Porque del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias” (Mt 15, 11-15).
Porque todo lo mueve el amor; el mundo se mueve por el amor y el corazón se mueve por lo que ama.
Por eso, cuando el sacerdote ahora en la misa diga “sursum corda” (levantemos el corazón), nos está invitando a que dejemos por un momento nuestra mundanidad, nuestras preocupaciones, nuestros hombres viejos, para subir allí, al Calvario, para estar solos con el Solo y para convertirnos a diario de todo corazón.
Examinemos entonces, a diario ese órgano vital para que pueda llegar a ser blanco y sin mancha como el de Nuestra Señora por medio de la gracia.
- Inmaculado corazón de María
- Sé la salvación del alma mía.
P. Javier Olivera Ravasi, SE
San Francisco 22 de Agosto de 2025
3 comentarios
La fiesta del CORAZON INMACULADO DE MARIA se celebra el sabado siguiente a la fiesta del SAGRADO CORAZON DE JESUS.
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