Ite ad Thomam et ad eius scholam. Presentación de la Colección «Estudios Tomistas»
Con alegría reproduzco este texto que me hizo llegar Federico M. Rago, bendiciendo este proyecto y alentándolo a que siga trabajando en pos de la difusión de la verdad que no pasa.
P. Javier Olivera Ravasi, SE
Es bastante conocida la genial frase atribuida por Juan de Salisbury, en su Metalogicus, a Bernardo de Chartres: «Somos como enanos apoyados sobre hombros de gigantes, de modo que podemos ver más cosas que ellos y más remotas, pero no por la agudeza de nuestra propia visión ni por la eminencia de nuestro cuerpo, sino porque somos elevados y exaltados por su gigantesca grandeza…» (Metalogicus, III, IV: PL, 199, 900 C)[1].
Ahora bien, nos parece que la gigantesca grandeza del genio de santo Tomás de Aquino es lo suficientemente clara y manifiesta como para que sólo puedan cuestionarla, acaso, aquellos que, parafraseando a Chesterton, niegan que las hojas son verdes en verano…
De cualquier manera, veamos tan sólo algo de lo que al respecto decía el Sumo Pontífice León XIII en su Encíclica Aeterni Patris: «…distinguiendo muy bien la razón de la fe, como es justo, y asociándolas, sin embargo, amigablemente, no sólo conservó los derechos de una y otra, sino que proveyó a su dignidad de tal suerte, que la razón, elevada a tal altura humana en alas de Tomás, ya casi no puede levantarse a regiones más sublimes, ni la fe, por su parte, puede casi esperar de la razón más auxilios ni más poderosos que los que hasta aquí ha conseguido por Tomás» (ASS, 12 (1879), p. 109)[2].
Porque santo Tomás no sólo fue un enorme gigante, sino que su gigantesca grandeza, siguiendo con la imagen de Bernardo de Chartres, fue en gran medida favorecida gracias a la sabiduría de otros hombres eminentes, en cuyos hombros se apoyó, como también así lo expresaba el Papa León XIII en su Breve Cum hoc sit: «Su doctrina es tan vasta que contiene, como un mar, toda la sabiduría que emana de los antiguos. Todo lo que se había dicho de verdadero, todo lo que se había discutido sabiamente por los filósofos paganos, por los Padres y los Doctores de la Iglesia, por los hombres eminentes que florecieron antes que él, no sólo lo conoció a fondo, sino que lo acrecentó, lo perfeccionó y lo ordenó con tal brillante perspicacia de las formas, con tal aguda argumentación y con tal propiedad de lenguaje, que parece no haber dejado a los que le seguirían más que la facultad de imitarle, quitándoles la posibilidad de superarle» (ASS,13 (1880), p. 57)[3].
Con este más que merecido encomio de santo Tomás de Aquino como preámbulo, queremos presentar aquí brevemente una muy reciente Colección de Estudios Tomistas, es decir, de escritos que, en la escuela de su maestro santo Tomás y como ríos de agua pura que fluyen de la fuente que es el Angélico[4], no buscan sino hacer brillar más y más la áurea doctrina del Doctor Común de la Iglesia Católica, es decir, la pura verdad, a cuyo estudio y exposición santo Tomás y su escuela se han consagrado con tan considerable fruto.
En la escuela tomista se han inscrito, en efecto, a lo largo de los siglos, numerosos gigantes del pensamiento. Entre ellos cabe señalar al R. P. Réginald Garrigou-Lagrange, O.P. (1877-1964). Pues bien, de entre sus nueve tomos de tratados en latín, todos muy recomendables[5], hemos seleccionado algunos temas por demás interesantes y significativos, cuya traducción ofrecemos, entendemos que por primera vez y en forma de opúsculos, en nuestra noble lengua castellana. Son, por ahora, los ocho siguientes: 1°) El deber, para los individuos y las sociedades, de aceptar la divina Revelación propuesta por la Iglesia Católica (cuya reseña ya fue publicada hace poco por el P. Javier Olivera Ravasi en su blog). 2°) ¿Es la Santa Misa un verdadero sacrificio? 3°) ¿Qué es la Teología? 4°) ¿La Voluntad de Dios se cumple siempre? 5°) Misterio y dogma. 6°) ¿Qué es la persona? 7°) Sobre la libertad: ¿cómo es movida la voluntad? 8°) La libertad de Cristo: ¿cómo se conjuga con su impecabilidad y con el precepto del Padre de morir en la Cruz?
Además, hemos añadido a esta Colección un breve tratado, también traducido del latín, de otro notable tomista, el R. P. Reginald Maria Schultes, O.P. (1873-1928): La Tradición divina[6] (materia en la que no sólo los protestantes, lógicamente, yerran, sino en la que incluso no pocos católicos no parecen tener las ideas muy claras). Y completan, para terminar, estos por ahora once volúmenes de «Estudios Tomistas» un análisis, a la luz de santo Tomás, del numeral 304 de la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia: Amoris laetitia: ¿tomista?, y, por fin, el más extenso, un estudio sobre ¿Cómo conoce Dios nuestros actos libres futuros?, esto es, un análisis de la presciencia divina de los futuros contingentes en Severino Boecio y, sobre todo, en santo Tomás de Aquino: interesantísima cuestión metafísico-teológica que se inscribe en la secular y tan famosa controversia «De auxiliis divinae gratiae».
Así es que, para los amantes de la sólida y sana doctrina, están disponibles estos once opúsculos de esta reciente Colección «Estudios Tomistas», en versión Kindle[7], en Amazon en este enlace. Dios quiera que sean de provecho.
Y, para cerrar ya esta breve y somera presentación, no podemos dejar de agradecer la ayuda editorial de Cristian Jacobo[8] y, en lo que hace a los diseños de tapa, la generosa inventiva de Renatto Roncal. Por supuesto, obligado y grande es nuestro agradecimiento al P. Javier, quien nos brinda este espacio, y a todo su trabajo apostólico dando testimonio de la divina verdad: Dios se lo pague.
Federico María Rago
* * *
[1] «Dicebat Bernardus Carnotensis nos esse quasi nanos, gigantium humeris incidentes, ut possimus plura eis et remotiora videre, non utique proprii visus acumine, aut eminentia corporis, sed quia in altum subvehimur et extollimur magnitudine gigantea».
[2] «Praeterea rationem, ut par est, a fide apprime distinguens, utramque tamen amice consocians, utriusque tum iura conservavit, tum dignitati consuluit, ita quidem ut ratio ad humanum fastigium Thomae pennis evecta, iam fere nequeat sublimius assurgere; neque fides a ratione fere possit plura aut validiora adiumenta praestolari, quam quae iam est per Thomam consecuta».
[3] «Doctrina quidem est tanta, ut sapientiam a veteribus defluentem, maris instar, omnem comprehendat. Quidquid est vere dictum aut prudenter disputatum a philosophis ethnicorum ab Ecclesiae Patribus et doctoribus, a summis viris qui ante ipsum floruerunt, non modo ille penitus dignovit, sed auxit, perfecit, digessit tam luculenta perspicuitate formarum, tam accurata disserendi ratione, et tanta proprietate sermonis, ut facultatem imitandi posteris reliquisse, superandi potestatem ademisse videatur».
[4] Cf. Enc. Aeterni Patris: ASS, 12 (1879), p. 114.
[5] De Revelatione per Ecclesiam Catholicam proposita (en dos tomos); De Deo Uno; De Deo Trino et Creatore; De gratia; De beatitudine, de actibus humanis et habitibus; De virtutibus theologicis; De Christo Salvatore; De Eucharistia et de paenitentia.
[6] Es parte de su tratado De Ecclesia Catholica praelectiones apologeticae, del cual estamos ahora traduciendo otra sección, sobre la indefectibilidad e infalibilidad de la Iglesia Católica, que esperamos llegue a ser, con el favor de Dios, el duodécimo volumen de la Colección.
[7] Próximamente, Deo volente, esperamos ofrecerlos también «en pasta blanda».
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