¡Me importa un pepino!, Una reflexión sobre las consecuencias de la Sola Escritura

Recuerdo que hace algunos años, visitando algunos foros en los que participaba, me encontré con un comentario de Daniel Sapia[1] que decía:
“Si bien asistimos a una congregación Bautista, no nos consideramos “Bautistas", sino Cristianos. La denominación eclesial es algo que para nosotros no posee mayor importancia, siempre que la BASE doctrinal sea la que hemos aceptado como regla de fe, conforme a lo revelado en las Sagradas Escrituras. He tenido la gracia de compartir cultos de alabanza y adoración con otros hermanos en otras denominaciones, y me he sentido verdaderamente “en casa", en familia, en un mismo espíritu. Es más, las veces que he tenido el honor de ser invitado a predicar desde un púlpito, fue en comunidades cristianas no Bautistas.”




Ya sé que el título de este post es injusto, y no solo eso, es una falacia de muñeco de paja en toda regla, pues eso no es lo que sostiene Cesar Vidal en su artículo 









