Hablemos de la Inquisición

Hablar de la inquisición no es simple, así como tampoco estudiar el tema con seriedad, objetividad y libre de los prejuicios que la leyenda negra ha ido sembrando a lo largo de la historia.

Hace ya bastante tiempo leía el artículo donde un sacerdote católico contaba como salía enojado de una conferencia porque hasta ese entonces había pensado que a Galileo Galilei lo había matado la inquisición.

Así como él, muchos de nosotros pudimos haber creído que realmente en la inquisición se condenaron a muerte 50 millones de personas, que Torquemada fue un asesino despiadado, y que poblaciones enteras vivieron aterrorizadas con solo pensar en la presencia del “inquisidor”.

Sobre las culpas del pasado

Pero así como es cierto que no fueron 50 millones, ni Torquemada un sanguinario, e incluso se puede afirmar sin temor a equivocarse, que la inquisición fue un avance para la época que en muchos casos permitió salvar muchas vidas y almas, también es cierto que se cometieron errores de exceso que no se pueden dejar de lamentar. El magisterio vivo (pontificio y no pontificio) de la Iglesia enseña que está mal aplicar la pena de muerte a un hereje por el simple hecho de ser hereje, aplicar métodos de tortura o cualquier medio de coacción externa sobre ellos o sus consciencias en materia religiosa. Ésa es una enseñanza moral que los fieles católicos debemos aceptar con espíritu religioso.

A este respecto comenta Juan Pablo II en su carta apostólica Tertio Millennio Adveniente:

“Otro capítulo doloroso sobre el que los hijos de la Iglesia deben volver con ánimo abierto al arrepentimiento está constituido por la aquiescencia manifestada, especialmente en algunos siglos, con métodos de intolerancia e incluso de violencia en el servicio a la verdad.

Es cierto que un correcto juicio histórico no puede prescindir de un atento estudio de los condicionamientos culturales del momento, bajo cuyo influjo muchos pudieron creer de buena fe que un auténtico testimonio de la verdad comportaba la extinción de otras opiniones o al menos su marginación. Muchos motivos convergen con frecuencia en la creación de premisas de intolerancia, alimentando una atmósfera pasional a la que sólo los grandes espíritus verdaderamente libres y llenos de Dios lograban de algún modo substraerse. Pero la consideración de las circunstancias atenuantes no dispensa a la Iglesia del deber de lamentar profundamente las debilidades de tantos hijos suyos, que han desfigurado su rostro, impidiéndole reflejar plenamente la imagen de su Señor crucificado testigo insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre. De estos trazos dolorosos del pasado emerge una lección para el futuro, que debe llevar a todo cristiano a tener buena cuenta del principio de oro dictado por el Concilio: « La verdad no se impone sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra, con suavidad y firmeza a la vez, en las almas »”
.

Más adelante continua el Papa:

“Así es justo que, mientras el segundo Milenio del cristianismo llega a su fin, la Iglesia asuma con una conciencia más viva el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo largo de la historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio, ofreciendo al mundo, en vez del testimonio de una vida inspirada en los valores de la fe, el espectáculo de modos de pensar y actuar que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo.

La Iglesia, aun siendo santa por su incorporación a Cristo, no se cansa de hacer penitencia: ella reconoce siempre como suyos, delante de Dios y delante de los hombres, a los hijos pecadores. Afirma al respecto la Lumen gentium: « La Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesita de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación »”

En la carta dirigida por el Papa Juan Pablo II al cardenal Roger Etchegaray con motivo de la publicación de las «Actas del Simposio Internacional “La Inquisición” recordaba lo escrito en la anterior carta apostólica:

”El 12 de marzo de 2000, con motivo de la celebración litúrgica que caracterizó la Jornada del Perdón, se pidió perdón por los errores cometidos en el servicio a la verdad recurriendo a métodos no evangélicos. La Iglesia debe realizar este servicio imitando a su Señor, manso y humilde de corazón. La oración que dirigí entonces a Dios contiene los motivos de una petición de perdón, que es válida tanto para los dramas ligados a la Inquisición como para las heridas en la memoria que han provocado: «Señor, Dios de todos los hombres, en algunas épocas de la historia los cristianos a veces han transigido con métodos de intolerancia y no han seguido el gran mandamiento del amor, desfigurando así el rostro de la Iglesia, tu Esposa. Ten misericordia de tus hijos pecadores y acepta nuestro propósito de buscar y promover la verdad en la dulzura de la caridad, conscientes de que la verdad sólo se impone con la fuerza de la verdad misma. Por Cristo nuestro Señor».”

Reconocer las culpas del pasado no afecta la indefectibilidad de la Iglesia

En ocasiones he escuchado que reconocer las culpas del pasado “pone en cuestionamiento la indefectibilidad de la Iglesia” , que “desautoriza la misma Revelación divina, expresada tanto en el A.T. como en el Nuevo, y constantemente enseñada en la teoría y en la práctica por la Iglesia” .

La indefectibilidad de la Iglesia garantiza que la doctrina cristiana no puede retroceder ni degenerar ni corromperse en su camino (guiado por el Espíritu Santo) hacia la verdad completa. Ni la Iglesia, ni el Papa ni un Concilio aprobado por el Papa, pueden enseñar herejías, pero esto no incluye una garantía de que los fieles cristianos (incluyendo la jerarquía eclesiástica) no pecará ni cometerá errores.

Si bien en el Antiguo Testamento se aplicaba la pena de muerte a quienes cometiesen pecados de idolatría[1] , blasfemia[2], a los falsos profetas y a los apóstatas[3] , en el Nuevo Testamento la su aplicación desaparece completamente. Con el que estaba equivocado se imponía la predicación y exhortación y contra los herejes contumaces la excomunión. Himeneo, Alejandro y Fileto, a quienes Pablo identifica como blasfemos y herejes [4], son expulsados de la Iglesia. En los siguientes siglos los primeros cristianos rechazaban rotundamente la violencia especialmente porque las persecuciones de las que eran objeto les hacían reclamar con vehemencia la libertad de conciencia que el Estado les negaba.

Inclusive ya en un contexto histórico diferente, en donde la Iglesia goza del favor de los emperadores, San Agustín primero niega a hacer uso del brazo secular para combatir la herejía [5]pero finalmente acaba recurriendo a él contra los donatistas ante sus graves excesos. Aun así no solo lamenta la dureza de los castigos infringidos a los herejes, sino que defiende que en cualquier caso debe excluirse la pena de muerte[6]. La repugnancia que siempre tuvo la Iglesia por la penalización física y corporal de los delitos religiosos está atestiguada por las duras protestas del Papa Siricio, de San Ambrosio[7], San Martín de Tours[8]

De la misma manera cuando en el año 385 el emperador Máximo condena a muerta a Prisciliano, bajo presunta acusación de maniqueísmo por otros obispos, escribe Lactancio “si quieres defender la religión mediante el derramamiento de sangre, los tormentos o el mal, no la defiendes, sino que la mancillas o violas” [9].

Es mucho después que el recurso al brazo secular comienza a aparecer como natural para reprimir el cisma y la herejía, y ya lo demás es historia.

La libertad religiosa, el patrimonio profundo de la Iglesia según el Papa

Es por esto que el Papa Benedicto XVI en su discurso a la curia romana se nos recuerda como “el concilio Vaticano II, reconociendo y haciendo suyo, con el decreto sobre la libertad religiosa, un principio esencial del Estado moderno, recogió de nuevo el patrimonio más profundo de la Iglesia. Esta puede ser consciente de que con ello se encuentra en plena sintonía con la enseñanza de Jesús mismo, así como con la Iglesia de los mártires, con los mártires de todos los tiempos” .

El Papa continúa recordando como “la Iglesia antigua, con naturalidad, oraba por los emperadores y por los responsables políticos, considerando esto como un deber suyo; pero, en cambio, a la vez que oraba por los emperadores, se negaba a adorarlos, y así rechazaba claramente la religión del Estado. Los mártires de la Iglesia primitiva murieron por su fe en el Dios que se había revelado en Jesucristo, y precisamente así murieron también por la libertad de conciencia y por la libertad de profesar la propia fe, una profesión que ningún Estado puede imponer, sino que sólo puede hacerse propia con la gracia de Dios, en libertad de conciencia” .

Es así como El concilio Vaticano II, con la nueva definición de la relación entre la fe de la Iglesia y ciertos elementos esenciales del pensamiento moderno, revisó o incluso corrigió algunas decisiones históricas, pero en esta aparente discontinuidad mantuvo y profundizó su íntima naturaleza y su verdadera identidad. La Iglesia, tanto antes como después del Concilio, es la misma Iglesia una, santa, católica y apostólica en camino a través de los tiempos; prosigue “su peregrinación entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios", anunciando la muerte del Señor hasta que vuelva” .

Si desea más información respecto a la inquisición sugiero consultar:

Vittorio Messori , Leyendas negras de la Iglesia, Editorial Planeta, Barcelona, 2001

Joaquin Perez Villanueva y Bartolomé Escandell Bonet, Historia de la inquisición en España y América, Tomos I y II, BAC-CEL, Madrid, 1984

Beatriz Comella, la Inquisición Española

Puede consultar también la sección de artículos referentes a la inquisición en:

Conoze.com - La Inquisición

ApologeticaCatolica.org - Leyendas Negras de la Iglesia

NOTAS

[1] Núm 25,5; Deut 13,6-11; 12-6

[2] Lev 24,16

[3] Zac 13,3, Deut 13,2-8; 1 Re 18,21-40; 2 Re 1,10-18

[4] 1 Ti 1,20; 2 Ti 2,17

[5] San Agustín, Epístola 23,7

La obra completa en español o latín puede ser consultada en Obras completas de San Agustín, Tomo VIII, BAC 609, Madrid, 1986, pág. 106

[6] San Agustín, Epístola 105, Ad donatistas 1:ML 33,400.
La obra completa en español o latín puede ser consultada en Obras completas de San Agustín, Tomo VIII, BAC 609, Madrid, 1986, pág. 767

[7] San Ambrosio, Epístola XXIV, 12: PL XVI, 1029

[8] Según Sulpicio Severo, Diálogos, III,11-13P

[9] Lactancio, Div. Inst. 5,20: ML 6,613; Epitome div. Inst. 54. Cita en Martín Hernández , art. Cit., pág. 12

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49 comentarios

  
Johan Liebhart
Reconocer las culpas del pasado no afecta la indefectibilidad de la Iglesia
Te estas intentando engañar o es que no quieres ver?? Quizas los seglares de la iglesia catolica puedan cometer pecados, pero que durante toda la historia de la ICAR haya habido tanto atropello a la libertad y asesinatos en nombre de vuestro dios, o porque se produjo el cisma protestante?? Lutero estaba harto de ver la corrupcion que anidaba entre el clero católico de su época, ah si, ademas, y esos escandalos de la ICAR apoyando dictadores que privan de la libertad a su pueblo pero instaura la religion catolica como la unica en todo el reino, espera, que se me olvidaba, de hecho hace poco se ha descubierto a otro, siendo el clero un pequeño porcentaje de la poblacion total la incidencia de la pederastia en ellos es abrumadora.
Te lo he dicho, quizas tu intentas ser santo, pero no estas en el sitio adecuado, busca a dios sin muletas y lo encontraras.

Comentario del blogger: Como mantengo en el post, en primer hay que distinguir entre la historia y la leyenda negra. Las causas de la reforma protestante son bastante complejas como para abordarlas en este post, puedes consultar la obra Manual de Historia de la Iglesia, Tomo V, de Hubert Jedin pág. 43.

Aquello de que Lutero estaba harto de ver la corrupción y por eso se separó de la comunión eclesiástica es un mito. El mismo Lutero reconoce que en sus filas hay hasta más mal comportamiento y vida pecaminosa. Su diferencia era principalmente doctrinal, por lo que su herejía difícilmente puede justificarse con el mal comportamiento de algunos jerarcas.

Seguro el sitio adecuado está en cualquiera de las miles de denominaciones protestantes, con doctrinas a gusto del pastor. Gracias, pero no gracias, prefiero la única Iglesia de Jesucristo.


17/11/10 8:13 AM
  
Roi
Bravo,Jose Miguel.

El texto es muy interesante,y sobre todo por la parte de autocrítica,tan necesaria a veces. Por mi parte,me lo pensaré dos veces antes de hacer juicios apresurados con respecto a la Inquisición.

Por otra parte,me llama la atención que el anterior Papa,tan furibundo con el relativismo,se lo aplique a sí mismo cuando se trata de defenderse,aunque sea con la mejor de las intenciones. Curioso.

Comentario del Blogger: Gracias Roi.

El Papa no está siendo relativista para defenderse, todo lo contrario, porque una cosa es el acto en sí, que moralmente malo, lo seguirá siendo. Y otra la responsabilidad personal de la persona que puede verse atenuada dependiendo de las circunstancias y que solo juzga en última instancia Dios.

El gesto del perdón hay que entenderlo en su contexto. Siendo el Papa la cabeza visible de la Iglesia, y siendo todos los miembros de un solo cuerpo, él pide perdón por los errores que han cometido los hijos de la Iglesia en el pasado. Aunque no seamos nosotros quienes los cometimos, los lamentamos de igual manera.

No así el protestantismo que ya ha perdido casi la total identificación con sus antepasados en la fe, y si le comentas los excesos de Lutero y Calvino, te dirá "eso no va conmigo". (Aunque todavía queda alguno como Cesar Vidal que no solo se identifica con ellos, sino que los defiende)
17/11/10 8:26 AM
  
Anna
Lo que voy a decir pueda que parece que queda fuera de lugar – pero no es así.

A ver si me entendéis… cuando el creyente (o los creyentes) igual en qué posición se encuentre (dentro o fuera de la Iglesia) cree que:

Dios está muerto, de vacaciones, se ha ido a otra galaxia o lo que sea –

Es cuando EL cae en el error de pensar (eso es soberbia) que SOLO él (y si por desgracia tiene otros que estén en ese pensar) y sus amiguitos quedan para guiar, enseñar la sana doctrina mediante métodos muy cuestionables (verbales o físicos) dado que:
“Dios está muerto (inactivo, duerme o lo que sea o esta ausente) y solo quedo YO como aval de la Verdad”.

Pero la verdad es que Dios NUNCA ha estado muerto.

Eso es la Sana Doctrina y no solo eso – SINO LA MAS IMPORTANTE de los pilares de nuestra fe.
Si te falta ese fundamento de lo más fundamental – es cuando te vuelves – fundamentalista.

Y peor es – cuando te falta ese fundamento de Fe – ¿qué les vas a enseñar a los demás más que tus faltas de conociendo sobre la naturaleza y el Ser de Dios?

Ahora yo pienso – eso es mi forma de ver lo bueno en lo malo – que una luz se ve mucho mejor de noche y en lugares oscuros que en pleno día – o un día solado.

Y no es solo un juego de palabras lo que acabo de decir sino una Verdad como Un Templo – que también es un juego de palabras. :)

Y si alquien duda - Solo Dios aguanta mi sentido del humor...
En Cristo

17/11/10 8:58 AM
  
Andrés
La Inquisición nunca condenó a nadie por ser hereje, sino por ser bautizado y promover herejías cusando males graves en la Iglesia u la sociedad. Conviene informarse un poco antes de escribir sobre algo.

Comentario del blogger: Por su puesto, el hereje que se quedaba en silencio difícilmente tenía problemas con la institución de la inquisición. El problema radicaba cuando comenzaba a difundir la herejía, alterando el orden social, ligado al orden religioso.
17/11/10 10:04 AM
  
luis
--EDITADO---

Comentario del blogger: No se admiten participaciones de comentaristas que han sido expulsados del blog.

17/11/10 12:33 PM
  
Luis Fernando
A ver, es evidente que el Papa Juan Pablo II advirtió que se debían tener en cuenta muchos factores a la hora de enjuiciar la labor de la Inquisición. Pero aun teniendo en cuenta dichos factores, el Papa dijo que había que lamentar lo que se hizo.

Podrá gustar más o menos a unos y a otros, pero es el juicio de un Papa. Juicio sobre el que tengo pocas dudas que es compartido por el actual Papa, Benedicto XVI.

Y como eso es así, pues poco más hay que decir, señores. No es dogma de fe, pero no podemos hacer como si no tuviera importancia.
17/11/10 12:43 PM
  
Catholicus
Estupendo artículo Jose Miguel. Ojalá siravmos de ejemplo en eso de pedir perdón por los pecados pasados.

Ojalá los amigos de Johan hagan lo mismo con sus millones de asesinados y sus familias. Todavía se les espera...

Comentario del blogger: Gracias Catholicus.
17/11/10 12:48 PM
  
Ikari
Hace unos años visité el museo de la Inquisición en Lima (se encuentra al lado del actual congreso) y en realidad es super interesante. En pro de la verdad el museo que actualemtne depende del congreso tuvo que retirar muñecos y máquinas de tortura que supuestamente usaban los inquisidores por carecer de basamento histórico. En el memoneto de mi visita, habia una reconstrucción de la sala donde se llevaba a cabo el juicio y posteriormente se pueden ver entre otras cosas una exposición de estadísticas y de los casos mas relevantes. Pueden ver algo en http://www.congreso.gob.pe/museo.htm

Saludos
17/11/10 12:51 PM
  
percival
Haces un muy buen trabajo. Te felicito y oro por ti desde Caracas. Sigue adelante, aunque se paseen por aquí los críticos de siempre, que no ceden ni un milímetro en su "inquisición" personal contra la Iglesia Católica (la de ayer, de hoy, de siempre; por arriba y por abajo; y toda ella, sin atenuantes), pero eso sí, con mucho argumento lejanísimo de los tópicos de siempre.
17/11/10 1:07 PM
  
Luis López
De todos modos, creo que fue San Agustín, con su interpretación del "oblígalos a venir" de Lc. 14,23 el que abrió la puerta a que la herejía fuese perseguida políticamente, en contra del propio texto bíblico (NT, obviamente) y de la tradición más antigua de la Iglesia. Sin duda es eso de las pocas cosas que se le puede reprochar a santo africano.

La reconvención fraterna ha sido siempre el método de corregir a los herejes, y sólo en caso de contumacia se les expulsaba de la comunión eclesial. Más allá de eso, le quedaba al hereje la posibilidad de condenarse o de solicitar la reconciliación con la Iglesia, reconciliación que nunca le era negada.

Tener el poder no ha hecho a la Iglesia más "santa" sino -desgraciadamente- más "pecadora". Algo de razón llevaba el demonio cuando reveló a Jesús, en Lucas, que a él le pertenecía el poder de los reinos de la tierra. La fuerza de la Iglesia no es el poder, sino el servicio.

Comentario del blogger: Muy bien dicho.
17/11/10 1:38 PM
  
Andrés
A ver, es evidente que el Papa Juan Pablo II advirtió que se debían tener en cuenta muchos factores a la hora de enjuiciar la labor de la Inquisición. Pero aun teniendo en cuenta dichos factores, el Papa dijo que había que lamentar lo que se hizo.

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Pues no sé. Habrá que poner en un lado de la balanza a Juan Pablo II y Benedicto y en otra al resto de Papas, como San Pío V, San Pío X... ¿Hay una ruptura en el papado?
17/11/10 2:20 PM
  
Menka
Efectivamente, esta es la clave:
"Reconocer las culpas del pasado no afecta la indefectibilidad de la Iglesia."
Si los métodos, sobre todo de castigo en la defensa de la verdad, no son válidos, no quiere decir que la Iglesia ha fallado en condenas a las herejías.
17/11/10 2:21 PM
  
Francisco José Delgado
Como dije en el anterior post, creo que se puede estar orgulloso de la institución conocida como Inquisición, ya sea la pontificia o la española, cada una con sus matices. Se pueden condenar los modos, excesos o errores que las personas cometieron en el desempeño de sus oficios, o quizá incluso algunos de los principios generales que guiaban la actuación del Santo Oficio. Sin embargo, el principio general de un tribunal especializado ajeno al poder temporal, destinado a juzgar materias de fe, fue enormemente beneficioso para avanzar en la justa relación entre la Iglesia y el estado que se iba haciendo moderno.

Me explico. Imagínese que no existiera la Inquisición. Esto no hubiera cambiado el hecho de que el desorden religioso se considerara un hecho público. Pero si el príncipe secular tuviera que juzgar por sus medios (escasos en este caso) los posibles errores, desviaciones, acusaciones, que se produjeran en este sentido, hubiera sido una masacre. En cierto sentido es lo que sucedió en las "inquisiciones" protestantes, que, como todo lo protestante, estaban totalmente subyugada al poder secular, siendo así muchas veces instrumentos de represión política sin ningún límite. La Inquisición contribuyó al desarrollo de la libertad religiosa en la medida en que el cristiano tenía la posibilidad de librarse de la jurisdicción del monarca en determinados asuntos de orden religioso, y atenerse a un tribunal especializado y excepcionalmente objetivo. No es de extrañar que en la época todos prefirieran ser juzgados por la Inquisición que por un tribunal especial.

El tema es ciertamente extenso, pero conviene tener cuidado en extender asuntos como la petición de perdón a principios que, considerados en el devenir históricos, han sido aportaciones definitivamente positivas de la Iglesia a la historia de la humanidad. Si uno usa ese principio indiscriminadamente, se podría fácilmente criticar toda la obra de San Pablo por el hecho de que no condenara explícitamente la esclavitud, ocultando el hecho de que la doctrina cristiana ha sido la novedad que hizo cambiar la sociedad en este punto, aunque con fallos y progresivamente.
17/11/10 3:06 PM
  
Mariano (Argentina)
Me gustaría recomendar al respecto, la obra del historiador francés Jean Dumont, Proceso Contradictorio a la Inquisición Española; una obra basada enteramente en documentos. Por cierto, allí el autor critica muy fuertemente y deja bastante en ridículo la obra citada de la BAC de Villanueva et al publicada en 1984. Vale la pena leerlo.

Comentario del blogger: La obra no es solo de la BAC, sino en conjunto con el Centro de Estudios Inquisitoriales, y también está basada en documentos. Será interesante leer las objeciones que hace el historiador que mencionas a la obra en cuestión, si logro conseguirlo. De momento, te comento que lo que he tomado de la obra ha sido sus referencias patrísticas en el tema de la libertad religiosa, las cuales he verificado algunas y son puntualmente exactas.
17/11/10 4:01 PM
  
Roi
Cierto es que eran otros tiempos,pero JAMÁS se debe discriminar a alguien por opinar distinto,sean las circunstancias de éste las que sean. Reconocer los fallos sólo engrandece al Papa,muchos antes que él pudieron hacerlo,y no conozco casos (aunque ustedes quizá sí,por favor díganmelos).

Catholicus,

No soy yo quien tiene que pedir disculpas,mas si le vale pido perdón a los afectados por todos los crímenes de persecución religiosa que se hicieron por parte de los ateos,de la Revolución Francesa a la II República Española(y más allá y más atrás si es preciso).Me agradaría que a nivel personal hiciese usted lo mismo.
17/11/10 5:19 PM
  
Ricardo de Argentina
Lo que puede comprobarse sin dificultad es que todos los "perdones" que pidió JPII en nombre de la Iglesia, han sido más o menos agradables a los oídos de los enemigos de la Iglesia, o sea del mundo mundano.

Yo quedo esperando que algún papa pida perdón a Dios, en nombre de la Iglesia, por otras faltas a mi juicio mucho más graves que las mencionadas por JPII:

* Por la claudicación y las componendas con los poderes constituidos.
* Por la escasa o nula evangelización, no ya de los gentiles sino de los mismísimos bautizados.
* Por permitir que dentro de la Iglesia hagan su agosto advenedizos, herejes y cismáticos de toda laya.
* Por la persecución salvaje que se ha permitido dentro de la Iglesia a muy dignos y santos hijos suyos.

Comentario del blogger: Podrán ser o no agradables a los oidos de quien sea, realmente no es lo relevante.

¿A que persecución te refieres? ¿A los lefebvristas?
17/11/10 5:38 PM
  
Mirlo
Muy interesante el artículo. La violencia física, aunque no sea la única ni la peor, siempre es repugnante. Ya dijo Jesús que sólo El separaría el trigo de la cizaña.

Le quería pedir como favor al blogger que citara las palabras o párrafos de quienes menciona estaban en contra de la violencia aplicada a los herejes (San Martín de Tourse, San Ambroso, el Papa Siricio, San agustín..). No encuentro los textos en la red y me parecerían muy útiles tanto para hacer apostolado como para conocer mejor el pasado de nuestra Iglesia.

Comentario del blogger: Tengo las cartas de San Agustín pero en mi casa (de momento estoy fuera), y son algo extensas para transcribirlas todas, pero con gusto te transcribo los párrafos más relevantes al llegar a casa. Del resto citadas por la obra que coloqué como referencia al final, voy a buscarlas pero lo más probable es que sean localizables en Ingles, en la New Advent (está online y es gratuita).
17/11/10 5:46 PM
  
Ezequiel
Bendito sea Dios y su Iglesia.Cuando pedirá disculpa la izquierda de los desastres que han hecho y hacen actualmente?
17/11/10 6:05 PM
  
Johan Liebhart
---EDITADO---

Comentario del blogger: Este tema no trata de la pedofilia de los sacerdotes. Bastantes casos que hay entre protestantes así que a mirar la viga en el propio ojo, antes de venir a señalar las motas del ojo ajeno.
17/11/10 6:33 PM
  
Ezequiel
Roi La Iglesia pidio perdon publicamente (que es mas importante que hacerlo de forma privada) por lo que se hizo mal en el pasado (analizando previamente que se ha hecho mal). Pero tambien la Iglesia en cada Misa pide perdon por los pecados si se quiere de un modo mas privado. Si vas a Misa lo puede ver.

Cuando la izquierda va pedir perdon a nivel mundial por los desastres que ha realizado a lo ancho y largo del mundo?
Te lo respondo : NUNCA.
Porque el dia que lo hagan ya no van a poder levantar el dedo acusador contra la Iglesia por las cosas malas que ha hecho en el pasado, ya que la izquierda ha hecho cosas peores.
17/11/10 7:00 PM
  
Ricardo de Argentina
No, no me refiero a los lefebristas. Ni de lejos. Si me pides ejemplos, menciono a Castellani, a Mons. Kruk y al P. Buela, todos ellos argentinos. Seguramente tu conocerás muchos otros.

Es cierto que es irrelevante el hecho de a quiénes agradan los perdones papales y a quienes no, de acuerdo. Pero no deja de resultar llamativo que al momento del mea culpa solemne, se hayan omitido faltas de los hijos de la Iglesia más actuales y más graves y extendidas que las de la ya histórica y perimida Inquisición.

Faltas que, según mi pobre y limitado juicio, ofenden mucho más a Dios y exigen urgente reparación.
17/11/10 7:30 PM
  
Ricardo de Argentina
Ezequiel, es muy cierto lo que dices. La izquierda, que es abrumadoramente atea/agnóstica, basa su confianza en el Hombre, entonces pedir perdón es debilidad. En cambio los católicos basamos nuestra fuerza en Dios, quien enaltece y hace triunfar a los humildes (capaces de pedir perdón) y derriba a los soberbios. A los que "nunca se arrepienten". A los que se creen "buenos por naturaleza" y por lo tanto, no necesitados de los auxilios de la Religión.


17/11/10 7:39 PM
  
Mariano (Argentina)
El libro de Dumont lo reeditó hace poco Encuentro. La crítica al libro de la BAC es general, en cuanto a su entera consmovisión, y particular, haciendo notar errores puntuales en el manejo de documentos o omisiones de los mismo.

17/11/10 8:35 PM
  
Mariano (Argentina)
A propósito, José Miguel, en tu concepción del magisterio: ¿podría un cristiano, convenientemente formado -periodista e historiador-, no estar de acuerdo con el pedido de perdón de marzo de 2000 de JPII, aduciendo quizás un diverso juicio histórico? Pregunto, porque Vittorio Messori se opuso a aquel acto. ¿Será filo-lefebvrista? Tampoco el Cardenal Biffi parece estar muy de acuerdo con aquel acto, viendo lo que ha escrito en sus memorias. ¿Es posible hacerlo legítimamente, o Messori y Biffi son unos desobedientes?

Comentario del blogger: En mi opinión, no solo un historiador, sino incluso un laico podrían estar de desacuerdo con juicios históricos del Papa, pero de allí a que piense que sea sensata su posición es otra cosa, sobre todo en este caso (y es que negar que hubo errores de exceso durante la inquisición sería afirmar que es justo aplicar la tortura o la pena de muerte a los herejes).

Yo por mi parte considero mucho más digno de crédito la opinión del Papa que la de algún periodista o historiador por más renombre que pueda tener.

Cuando me he referido a los filo-lefebvristas de siempre, no lo he dicho porque quien opine distinto al Papa en ese punto lo sean, sino porque los filo-lefebvristas por fuerza se han sentido disgustados con el gesto, porque para ellos, que han congelado la Tradición en el pasado, y son incapaces de hacer las debidas distinciones históricas en las distintas pronunciaciones magisteriales -que es lo que el Papa Benedicto XVI puntualizó- creen que reconocer las culpas del pasado es negar el Magisterio anterior. Por supuesto Benedicto XVI reconoce que se han revisado y corregido decisiones históricas, pero manteniendo la unidad en los principios fundamentales entre los que está la libertad religiosa.
17/11/10 8:40 PM
  
Iker
Si afecta a la indefectibilidad.

Un católico medieval que orientara su vida de acuerdo con lo que manda la ICAR, habría obedecido, habría delatado a vecinos, y con ello, por obedecer a la ICAR, habría pecado, habría hecho lo que Dios no quiere.

Por el contrario, el católico medieval, para ser fiel a las enseñanzas de Jesus, tenía que desobedecer a la ICAR, negarse a ser colaboracionista y poner su vida en peligro de muerte por la propia inquisicion.

La inquisicion no fue un pecado privado (como un sacerdote que tenga relaciones sexuales), sino un pecado institucional, público, y una orden de colaborar con ese pecado dada por la ICAR-Institucion a todos sus fieles.

Eso también vale para protestantes que tuvieron Inq. Desconozco si hubo inqusicion en la Ig. Ortodoxa griega-rusa

Comentario del blogger: No era pecado colaborar con la inquisición, faltaría más. El problema no era la Institución que como ya dije fue un avance para la época que en muchos casos logró salvar muchas vidas, y a las personas del juicio secular que no hubiera sido tan benigno. Recuerda que el acusado con arrepentirse obtenía el perdón, algo que no verás nunca en un tribunal secular. Que se cometieron errores de exceso no se duda, pero eso no descalifica la institución en sí misma.
17/11/10 9:37 PM
  
Mariano (Argentina)
Los comentarios de iker son un ejemplo de lo débil que queda la postura católica con planteos como el del post.
San Pío V fue Papa e inquisidor. Santo y Papa, e inquisidor. Juan Pablo II fue papa, y condenó lo hecho por su predecesor, elevado a los altares, pues el papa dominico habría sido un "intolerante". ¿Por qué no puedo pensar entonces que mañana vendrá un sucesor de Juan Pablo II que niegue y condene lo escrito por Juan Pablo II? Una vez rota la continuidad, nada impide seguir rompiéndola.
En cambio, puede pensarse que lo escrito por el Papa Juan Pablo II fue una opinión y un juicio histórico, sin compromiso magisterial. Y puede pensarse con criterio que dicho juicio histórico es erróneo, peligroso y que expone a la Iglesia al ridículo -como bien lo explota iker-. Messori piensa eso, otros cientos de prelados también. Simplemente, entonces, habría que plantear el asunto como una opinión histórica y moral -pues se está juzgando un principio-y dejar libertad para el debate.

Un último pedido. Te pediría si pudieras dejarme de llamarme "filo-lefebvrista". Ya dije que no tengo nada que ver con dicha Fraternidad. Invéntame otro calificativo, si lo necesitas.

Comentario del blogger: En primer lugar, no creo que el planteamiento de Iker sea un ejemplo de lo débil que es la posición católica, más bien es todo lo contrario: Justificar los errores de exceso que se cometieron durante la inquisición como actos moralmente lícitos, incluyendo la aplicación de la tortura y la pena de muerte, eso si que nos deja muy mal parados y demuestra que conoces muy poco no solo el Magisterio de Juan Pablo II sino el de Benedicto XVI.

No se si has leído bien a Messori, yo tengo un libro suyo donde toca el tema y no justifica ni las torturas ni la aplicación de la pena de muerte, solo explica los hechos conforme al contexto histórico en que ocurrieron y pone las cifras en su verdadero contexto. Pero aún así, me parece curioso que para ti pueda ser más digno de crédito el juicio algún periodista o historiador, por más renombre que pueda tener, en comparación con la de los últimos Papas.

Pero el problema más grave que veo en tu comentario, es que tu entiendes que Juan Pablo II condenó lo que hicieron sus predecesores, y crees que descalificó la inquisición como institución. El Papa ha hablado de errores excesos, pero de allí a pensar que todo lo hecho por la inquisición fue malo hay un trecho enorme, es más, yo he sostenido en este post todo lo contrario pero tu no te das por enterado.

Ahora, entiende bien, tu tienes un problema de fondo que va más allá de cuestionar la opinión de Juan Pablo II, porque lo que te hace que no puedas digerir el juicio histórico del Papa, es que no puedes aceptar la doctrina del Concilio Vaticano II en lo referente a la libertad religiosa, que claramente se expresa en contra de imponer la verdad con otros medios que no sea por la fuerza misma de la verdad (y eso incluye imponer la verdad a los herejes).

Así, que si no puedes aceptar un Concilio Ecuménico, que es Magisterio Ordinario al que le debes obsequio religioso, menos vas a aceptar los juicios históricos de un pontífice en la misma línea, y de allí que hasta la opinión de un periodista te parezca mejor si te sirve para justificar tu pensamiento.
17/11/10 11:10 PM
  
Esteban
No era pecado colaborar con la inquisición, faltaría más. El problema no era la Institución que como ya dije fue un avance para la época que en muchos casos logró salvar muchas vidas, y a las personas del juicio secular que no hubiera sido tan benigno.

Afirmaciones gratuitas no son dogmas, tampoco de tu lado Jose Miguel, no es pecado delatar al vecino y acusarlo de judaizante, porque tiene muchos bienes y es rico? La inquisiciòn institucionalmente estuvo mal, como esta mala aquella doctrina de Tomas de Aquino de obligar a mantenerse en la fe a quienes la aceptaran, ese fue el principio de mucha arbitrariedad.

Comentario del blogger: Por su puesto que en el caso que señalas hay una intención muy turbia y pecaminosa, pero eso no es aplicable a todo aquel que colaboró con la inquisición.

Como dije en un comienzo, evaluar la inquisición no es algo simple, pero estoy convencido de que a pesar de los excesos que pudo haber cometido, hizo mucho bien. En una época donde el hereje era considerado un enemigo de la salvación de las almas que atrae el castigo a la comunidad, muchos fueron salvados del linchamiento por la inquisición. En muchas partes las personas se mostraban intolerantes al tribunal porque lo consideraban demasiado tolerante (es un hecho que si el hereje se retractaba era perdonado). La inquisición también salvó a muchos de la turba que veía por doquier presuntos propagadores de la peste, brujos y herejes. Un artículo interesante a este respecto es este.

Mi posición nunca ha sido decir que en la inquisición todo fue malo, todo lo contrario, se cometieron errores que no se pueden juzgar apartados del contexto histórico de la época -y esto también lo ha dicho el Papa-.
17/11/10 11:22 PM
  
Mariano (Argentina)
A ver, José Miguel, esto es lo que dice Juan Pablo II:

"en algunas épocas de la historia los cristianos a veces han transigido con métodos de intolerancia y no han seguido el gran mandamiento del amor, desfigurando así el rostro de la Iglesia, tu Esposa. Ten misericordia de tus hijos pecadores y acepta nuestro propósito de buscar y promover la verdad en la dulzura de la caridad, conscientes de que la verdad sólo se impone con la fuerza de la verdad misma."

¿Esto te parece una descalificación de los "excesos" de la Inquisición o de la institución en sí misma? Es más, te pediría si pudieras definir que es un "exceso" de la Inquisición. Por lo que yo entiendo, "un método de intolerancia" es la institución en sí misma de la Inquisición y no un exceso de ella. Lo que el Papa ataca es el principio mismo.
Respecto a Messori, me refiero principalmente a su texto "Preguntas a un Papa Penitente", que si no lo has leído, te recomendaría lo hicieras. Supongo que para un apologeta, Messori es un ejemplo a seguir.

Comentario del blogger: Que el Papa rechace algunos métodos de la inquisición, no quiere decir que esté descalificando toda la institución. Errores de exceso ya los he mencionado: tortura, pena de muerte al hereje solo por ser hereje.

Ahora, no había leído el artículo, pero he aprovechado de leerlo, y también he leído el trabajo de la Comisión Teológica Internacional, respaldada por la Congregación para la Doctrina de la Fe "Memoria y reconciliación" y la verdad me parece que responde todas las preguntas que hace Missori. Lo que más me sorprende es que yo en este post no he dicho nada que allí no se dijera (Y estamos hablando de una comisión respaldada por el entonces Cardenal Ratzinger hoy Papa)


18/11/10 12:00 AM
  
Iker
Por supuesto que la incitación a la delación supuso una invitación a la complicidad con el pecado contra el quinto mandamiento.

Un señor, A, come carne un viernes o nunca come carne de cerdo. La conducta fomentada y aún exigida por la ICAR era la delación. Cuando B delata a A cumpliendo con la Iglesia, B entrega a A a la tortura y a la muerte.

Matar a A fue pecado. Incitar a B a que delatara fue incitar al pecado.

La persona que obró con arreglo a la ley de Dios fue la persona que desoyó a la ICAR. Esto afecta a la indefectibilidad.

Hablas del contexto histórico. Desde un punto de vista de instiguciones meramente humanas el argumento es digno de ser estudiado. Pero la Iglesia predica de si misma que la guía del Espiritu Santo la libera del error moral. Ahí ya no hay contexto histórico: cuando la ICAR ordena matar y fomenta la delación, peca el incita a pecar. Se aparta de Dios el incita a apartarse de Dios (delatando, p.ej. a ese señor que nunca comía carne de cerdo) yerra moralmente y exige a sus fieles que yerren moralmente.

O la supuesta indefectibilidad es capaz de sobreponerse al contexto histórico o la institucion, la ICAR no es indefectible y hoy también puede errar llevada por el contexto histórico actual.

Quemar vivo a un judaizante es pecado o no es pecado. Si lo es, la ICAR pecó y guió a sus fieles a admitir, tolerar, comprender, aprobar y colaborar en este pecado.

Si es pecado, la ICAR ha demostrado que el error del espíritu de los tiempos ha sido capaz de vencer la pretendida indefectibilidad.

Tu única alternativa es decir que quemar vivo a un cristiano judaizante no fue pecado aun cuando hoy ya no se recomiende está forma licita de evangelizar. Pero si te refugiaras en este argumento para no ceder en el principio de indefectibilidad de la ICAR el problema de la culpa moral de la IC sería aún mayor pues siglos después de extinguida la Inquisicion, el error moral de la Iglesia seguiría corrompiendo almas como precio a pagar para tratar de salvaguardar el principio de indefectibilidad. En tu respuesta a mi anterior comentario alcanzas este estadio:

A nunca come carne de cerdo. La ICAR pide a B que si observa está conducta, delate y entregue al prójimo a la tortura y aún a la muerte. Para defender el dogma tu mismo has escrito que B no fue incitado a pecar. El efecto corrosivo del error moral de la Iglesia persiste siglos después.

Comentario del blogger: Ahora resulta que la inquisición quemaba personas por comer carne los viernes. Mientras tu creas todas las leyendas negras que se dicen de la inquisición no podrás hacer un juicio histórico serio. Y no te voy a volver a explicar lo que significa la indefectibilidad de la Iglesia porque ya lo hice en el post, basta que lo leas otra vez.


18/11/10 12:18 AM
  
Ricardo de Argentina
En una época donde el hereje era considerado un enemigo de la salvación de las almas que atrae el castigo a la comunidad, muchos fueron salvados del linchamiento por la inquisición.
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¿Por qué será que JPII sólo mencionó los excesos y no los beneficios (grandes) que reportó la Santa Inquisición (tal su nombre oficial) a la Iglesia y a la sociedad?
Él no podía desconocer la leyenda negra que se ha montado en torno a esa institución hoy desaparecida, como tampoco que con su juicio parcial acerca de la misma estaba dando alimento a las fieras. Las cuales, como era de esperar, lo aplaudieron a rabiar.

Él podía pedir perdón por los excesos destacando al mismo tiempo la necesidad, la oportunidad y los logros de esa institución, con lo cual hubiese salvado la memoria de tantos inquisidores santos, conforme a la hermenéutica de la continuidad. Pero no lo hizo.

Comentario del blogger: El Papa Juan Pablo II ya no está con nosotros, y no te puede responder por qué no se dedicó a alabar la inquisición al momento en que reconocía sus excesos.

Ya te dije que en mi opinión, reconocer las culpas del pasado no es dar alimento a las fieras, sino todo lo contrario, pues imagínate que pensaría la gente si todos los católicos profesáramos la creencia que tu profesas, de que es justo torturar y castigar con la pena de muerte a los herejes, solo por no pensar como nosotros.

Por cierto, te agradecería a ti y a tu compatriota que no intentaren monopolizar el espacio innundandome el blog de comentarios.
18/11/10 12:20 AM
  
Ricardo de Argentina
Primero me anoticias de que JPII está muerto, luego me haces decir lo que no dije, y finalmente me echas.
¡Vaya manera de hacer apologética!
Eso podrá ser "apologética para el mundo", pero apologética católica, seguro que no.
Falta caridad, mi amigo.

Comentario del blogger: Pues si, el Papa Juan Pablo II ya está muerto y no puede responderte a tus interrogantes. ¿Y en donde te he hecho decir lo que no has dicho?.

Y no te estoy echando, te estoy solicitando cordialmente que no monopolices el espacio.
18/11/10 1:12 AM
  
Iker
Y no te voy a volver a explicar lo que significa la indefectibilidad de la Iglesia porque ya lo hice en el post, basta que lo leas otra vez
____________________________________

Por mi parte no tengo ningún problema en volver a exponerte mi posición, a la que no responde tu post.

Parto de una premisa: Dios no quiere que se torture y que se queme vivo a un cristiano que judaiza o a un católico que se aparta de los dogmas ("herejía")

Creo que esta premisa hoy es compartida no sólo en el conjunto de la sociedad sino también por la inmensa mayoría de los católicos practicantes.

De esta premisa sale ineludiblemente una conclusión: En la Edad Media, durante varios siglos, la persona que siguió las pautas de la ICAR y delató hizo lo que Dios no quiere. Por el contrario, quien con grave riesgo de su vida se opuso a la Iglesia fue quien hizo lo que Dios quiere: Que no se torture y que no se mate por las creencias religiosas.

Y de esta conclusión obtenida durante varios siglos de inquisición se extrae necesariamente una regla general: Que es posible, porque ya ha ocurrido, que para hacer la voluntad de Dios haya que desobedecer a la ICAR, llevarle la contraria, hacer lo opuesto a lo que manda. Y si ha pasado una vez, puede estar pasando más veces.

A eso llámale defectibilidad, falibilidad o ponle el nombre que quieras. Pero ésta es la lección que nos lega la historia.

Comentario del blogger: Por mi parte no tengo ningún problema en volver a exponerte mi posición, a la que no responde tu post.

Dios no quiere que se torture y que se queme vivo a un cristiano que judaiza o a un católico que se aparta de los dogmas ("herejía")

Creo que esta premisa hoy es compartida no sólo en el conjunto de la sociedad sino también por la inmensa mayoría de los católicos practicantes.

De esta premisa sale ineludiblemente una conclusión: En la Edad Media, durante varios siglos, la persona que siguió las pautas de la ICAR y delató hizo lo que Dios no quiere. Por el contrario, quien con grave riesgo de su vida se opuso a la Iglesia fue quien hizo lo que Dios quiere: Que no se torture y que no se mate por las creencias religiosas.

Y de esta conclusión obtenida durante varios siglos de inquisición se extrae necesariamente una regla general: Que es posible, porque ya ha ocurrido, que para hacer la voluntad de Dios haya que desobedecer a la ICAR, llevarle la contraria, hacer lo opuesto a lo que manda. Y si ha pasado una vez, puede estar pasando más veces.

A eso llámale defectibilidad, falibilidad o ponle el nombre que quieras. Pero ésta es la lección que nos lega la historia.

Comentario del blogger: Lo que sucede Iker es que la cosa no es tan simple ni puede reducirse a esos términos. Es cierto que no creemos que Dios quiera la tortura y la aplicación de la pena de muerte al hereje, pero tampoco creemos que el hereje que dentro de la Iglesia propaga el error, se le deba permitir sin que la autoridad de la iglesia tome cartas en el asunto. Si leíste bien el post verás que mencioné como en los primeros siglos la Iglesia para impedir esto reprendía, exhortaba y finalmente excomulgaba. Por eso Pablo escribe refiriéndose a los tales “¡No!, os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano, es impuro, avaro, idólatra, ultrajador, borracho o ladrón. Con ésos ¡ni comer!. Pues ¿por que voy a juzgar yo a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes vosotros juzgáis? A los de fuera Dios los juzgará. ¡Arrojad de entre vosotros al malvado! 1 Co 5,11.

¿Qué hacía un cristiano en la edad media cuando veía que alguien fingiendo ser cristiano propagaba el error?. Por supuesto que hacer nada no es una opción, el error debía ser denunciado para que la autoridad de la Iglesia tomara las medidas correspondientes. Ahora bien, que los inquisidores encomendados a tal tarea, cometieran en algunas ocasiones excesos que hoy reconocemos, no quiere decir que quien hizo la denuncia estuviera obrando mal a los ojos de Dios. Recuerda que tú estás asumiendo que por el simple hecho de la hacer la denuncia la persona iba a ser torturada o quemada viva, cuando estos casos eran las excepciones y no la regla.

Así, tú asumes que quien hacía la denuncia estaba automáticamente entregando a la persona a la tortura y la hoguera, lo cual no es cierto. Olvidas también que la inquisición fue solicitada por los reyes para combatir la herejía dentro de sus reinos y que el inquisidor a expensas de la leyenda negra era considerado y apreciado por la comunidad. De no ser por esto la misma justicia secular hubiera tomado la justicia en cuestiones religiosas en sus manos, y allí se hubieran cometido todavía muchos más errores.

18/11/10 10:00 AM
  
santodomingo
Interesante artículo e interesantes las reacciones.

Para empezar quería preguntar algo que me parece importante. Si no me equivoco, la Inquisición nunca condenó a muerte a los culpables de herejía, sino que fue el poder secular, una vez recibida la sentencia del tribunal eclesiástico. ¿Es esto cierto?

Por otra parte, reconozco que me cuesta mucho entender la doctrina del CVII sobre la libertad religiosa. Seré duro de mollera, pero no logro entender cómo se reconcilia con el magisterio anterior. Me gustaría aceptar con obediencia todos los documentos del CVII, pero mi conciencia (y mi inteligencia) me dicen que algo falla. No digo que lo rechazo, sólo que no logro entender ciertas cosas. ¡Que Dios me ilumine!

Me parece por tanto peligroso decir que "la verdad no se impone sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra, con suavidad y firmeza a la vez, en las almas." Si miramos a nuestro alrededor, veremos que esto no se está cumpliendo. Nunca ha habido tanta libertad de conciencia, ni tanta información, tantas páginas (como la tuya, que de paso digo que es excelente). Y sin embargo, la gente nunca ha creído tan poco. ¿Qué pasa? Si la verdad se impone por su propia fuerza ¿por qué vivimos en una sociedad cada vez más secularizada y atea?

Comentario del blogger: En caso de que el acusado fuese reconocido como culpable, eran los inquisidores los que procedían a señalar la pena, que dependiendo de la gravedad del delito, podía ir desde la condena a muerte, hasta la imposición de una simple penitencia. En el caso de los convictos de herejía que se negaba a retractarse, eran entregados al brazo secular para que ejecutara la sentencia que podía ser revocada en último momento y si reo se arrepentía, para ser devuelto a los inquisidores, pero si estos consideraban que la retractación no era sincera, lo devolvían para que se aplicara la pena.

Respecto a como reconciliar el Magisterio Anterior y el posterior al Concilio Vaticano II sobre la libertad religiosa, puedes consultar:

Libertad religiosa: ¿ha cambiado el magisterio?, Por. P. Fernando Pascual, L.C.

¿Qué debemos entender por libertad religiosa según el Magisterio de la Iglesia Católica?, Por el Rev. P. Manuel Álvarez de la Torre


Si la gente hoy cree poco la solución al problema no está en la violencia. Puede ser que haya mucha información, pero que esta llegue a las personas es otro asunto, o que ellas mismas la busquen. Es una realidad que el grueso de la población no presenta interés por estos temas (inclusive ni mi esposa a pesar de mi insistencia lee mis artículos porque dice que le parecen temas muy aburridos).
18/11/10 2:12 PM
Con todo respeto, creo que se está confundiendo el debate. Permítaseme esquematizar para hacer más manejable el asunto.

1- Respecto a la Inquisición hay que aclarar bien que, en cuanto a sus procedimientos, ella fue de avanzada para la época. Esto lo reconocen autores que ni siquiera son católicos, pero que reconocen en ella a la fuente principal del Derecho Procesal Penal moderno. No es muy sabido, pero los primeros tribunales eclesiásticos que se establecieron para juzgar sobre casos de herejía lo hicieron para evitar la intromisión del brazo secular en estos asuntos y que se mezclaran cuestiones ajenas a las teológicas (cf. las quejas del Papa luego de la Cruzada contra los albigenses o durante el proceso contra los templarios).

2- Pero, obviamente, esos procedimientos estaban dentro de un contexto histórico. En ese tiempo, la alternativa a la tortura era el linchamiento público. Pero aún así, las confesiones hechas bajo tortura debían ser luego reiteradas. No cabe duda que hoy algunos de estos procedimientos --como el referido-- nos parecen bárbaros; pero justamente nos parecen bárbaros gracias al cristianismo y a cientos de páginas de doctores de la Iglesia que abogaron por su minimización y supresión. El mismo "Maleus maleficorum", de tan mala fama, buscaba poner orden en este tema.

3- Asimismo, resulta evidente que pudo haber habido excesos y errores históricos; por ej. Santa Juana de Arco. Aunque quizá el medio pudo no haber sido el adecuado (dada la situación actual del mundo de los medios de difusión), cualquier Pontífice estaba en todo su derecho al condenar estos excesos.

4- La "Dignitatis Humanae" se refiere únicamente a la libertad religiosa subjetiva, como se desprende de su mismo articulado y las referencias a ella que han hecho los Papas. Por lo tanto, no es relevante en este caso (excepto quizá para los excesos que pudo haber habido) puesto que la Inquisición no buscaba imponer la Fe católica a nadie; sino tan sólo, inquirir sobre la ortodoxia de ciertas proposiciones acusadas de herejía.

5- Si se probaba la herejía y, si luego de muy numerosas posibilidades de retractación, el reo seguía pertinente afirmándola, el mismo era entregado al brazo secular para que éste establezca la pena que correspondía.

6- La comunidad política medieval consideraba a la herejía como una gravísimo caso de subversión socio-política. En el contexto del "Cerco a la Cristiandad" de que habla Belloc en un famoso libro, el hereje era la quinta columna: el hereje era ajusticiado --por el brazo secular-- no en cuanto hereje sino en cuanto traidor a la Respublica Christiana.

7- Tanto San Agustín como Santo Tomás (y tantísimos otros santos doctores, incluyendo varios Papas), sostienen la legitimidad de la pena de muerte en caso de herejía por esto último --por alteradores del orden público (S. Agustín es muy claro en esto)--; al mismo tiempo que sostienen la libertad subjetiva de conciencia (el Aquinate dice claramente que no seguir a la conciencia es pecado [conciencia recta, agreguemos]).

8- Una última cosa: las opiniones históricas, científicas, económicas, etc. sobre cuestiones concretas, aquí y ahora, de un Papa X son meras opiniones no vinculantes que no conforman parte del Magisterio. Eso está clarísimo en la Gaudium et Spes.

Espero que estas distinciones ayuden en el debate.

In Dómino

Comentario del blogger: Muy interesante su comentario.

Concuerdo completamente en el punto 1. Con el 2 también estoy de acuerdo siempre que no se entienda que las circunstancias atenuantes, de alguna manera cambian el hecho de que la tortura es un acto moralmente incorrecto.

Respecto al punto tres, creo que los excesos no se limitan a casos como Juana de Arco –cuya ortodoxia hasta donde yo sé no tenía nada de reprochable-, sino a otros donde la ortodoxia era muy cuestionable. El Papa Juan Pablo II por ejemplo, ha expresado su lamento, por la aplicación de condena de muerte a casos de herejes contumaces como Juan Huss y Giordano Bruno.

Respecto al punto 4, a mí la Dignitatis Humanae me parece muy vinculante precisamente a los excesos que ocurrieron porque implican una violación a la libertad de coacción externa de las personas en el ámbito religioso.

Respecto al punto 5, la sentencia la impartían los inquisidores, y en el caso de herejía la aplicaba el brazo secular. Con el punto 6 estoy de acuerdo.

Con el punto 7 concuerdo en que Santo Tomás aprobaba la pena de muerte para los herejes, pero sobre el caso de San Agustín ya expuse mi posición en el post. Que hubiesen Papas que consentían o aprobaban explícita o implícitamente la aplicación de penas de muerte a los herejes, o de penas como la tortura, destaco que no pretendían enseñar de forma definitiva ni infalible a este respecto. De hecho la posición de la Iglesia ahora rechaza como una violación de los derechos humanos, el aplicar la tortura o la pena de muerte a los herejes, y no por meras cuestiones coyunturales, sino porque los derechos humanos son universales.



18/11/10 2:48 PM
  
solodoctrina
1. Adhiero a todo lo expresado aquí en este tema por Arráiz.

2. Recomiendo la lectura del libro "La Inquisión española" del doctor Henry Kamen (lo tengo en grijalbo, hay también enlaces en internet). Excelente estudio de las actividades de la Inquisión en España con sus repercusiones en lo social, político, cultural, económico y religioso. Estudio serio y profusamente documentado, muestra la verdad frente a la masa de histioras-ficciones en torno a este tema.

3. Creo que a partir del Papa Juan XXIII y sus sucesores, pasando por el CV II, se producido en la Iglesia -felizmente- la inversión radical del modelo vigente hasta entonces, representado por las atroces palabras de Donoso Cortés: "No conozco nada más vil y despreciable que el género humano fuera de las vías católicas". Desde el Concilio Vaticano II, los católicos -queremos la libertad religiosa desde nuestra raíz- empezamos a mirar a todos los hombres como hermanos porque todos tenemos el mismo Padre, que es Dios.

Comentario del blogger: Walter E. Kurtz te hace un comentario bastante puntual de lo que señalas en el punto 3 que me parece es bastante acertado. No debemos olvidar que católicos que quieren la libertad religiosa y miran a los hombres como hermanos los han habido en todas las épocas.
18/11/10 6:51 PM
No quiero desvirtuar el hilo, pero no puedo dejar pasar una injusticia. Mea culpa.

Lo que dice Solodoctrina en su punto 3 es totalmente inexacto.

a) Respecto a Donoso, está sacado de contexto; el marqués de Valdegamas se refiere a la penosa existencia de aquéllos que no conocieron la fe sujetos a tiranos y sofistas. Es decir, Donoso se está compadeciendo.

b) Respecto al Vaticano II, ¿acaso Ud. está queriendo decir que San Francisco de Asís, San Martín de Porres, San Cayetano de Thiene y tantísimos otros no miraban a los otros hombres como hermanos? ¿o que acaso cientos de miles de misioneros que sufrían lo indecible para llevar el Evangelio a los cuatro puntos cardinales no querían lo mejor (la fe cristiana) para los paganos?

18/11/10 8:51 PM
  
asrone
Walter, si la tortura es siempre inaceptable (según dijo luis una vez en un comentario), ¿cómo es que se permitía?
18/11/10 10:42 PM
  
Mariano (Argentina)
Estimado Coronel,

Concuerdo en todos los puntos mencionados, y éstos han aportado un poco de claridad al debate, bastante enredado por momentos.
Sólo un comentario respecto a su punto 3. Dice que cualquier Papa está en todo su derecho a condenar estos excesos (Juana de Arco, por caso); lo cual comparto, obviamente. Hasta diría yo: está en la obligación de hacerlo. Ahora bien, el problema surge cuando, de las palabras de JPII, surgiría que no se condenan los "excesos", sino el mismo principio a partir del cual actuaba la inquisición. Así lo entiende, por ejemplo, Amerio, en Stat Veritas (glosas 29 y ss.). Es aquí donde comienza a haber una dificultad. Me gustaría conocer, si lo cree conveniente, su opinión al respecto, que -según creo- es el meollo de la cuestión.
19/11/10 12:56 AM
Me voy a poner al día comenzando con la posición de San Agustín y los textos citados que me solicitó un lector.

En el primero escribe en el año 393 a Máximo obispo donatista de Simittu (cerca de Hipona). En ella San Agustín al hacer referencia al leer su carta sin la presencia del soldado está manifestando su deseo de no recurrir al brazo secular, o al poder temporal.

San Agustín, Extractos de la Epístola 23,7
“No la haré en presencia del soldado, para que ninguno de los vuestros piense que trato de producir mayor alboroto que el requerido por la paz. Lo haré cuando se haya ido el soldado, para que el auditorio entienda que no es mi intención obligar a los hombres a abrazar comunión alguna, sino manifestar la verdad a los que buscan con camino apacible. Nuestros partidarios se abstendrán de aterraros con el poder temporal: absténganse ustedes de aterrarnos con las partidas de circunceliones…Si trato de leer mi carta en presencia del soldado, la carta misma será prueba de haber olvidado mi lealtad”


En la siguiente que fue escrita probablemente entre el año 409 y 410 en ella reprocha a los donatistas los disturbios y persecuciones a los católicos por los que se tuvo que recurrir al brazo secular, pero lamentando que se hayan llegado a esos extremos, no por culpa de los católicos sino de los donatistas:

San Agustín, Extractos de la Epístola 105
“Os quejáis injustamente, pues obligasteis a que todo esto se os impusiera. Para no repetir los excesivos y remotos sucesos, recordad vuestra conducta deciente. Marco, presbítero de Casfaliano, se hizo católico por propia decisión, sin obligarle nadie. Le han perseguido los vuestros; seguramente le hubiesen matado si la mano de Dios no le hubiese valido de algunos hombres que sobrevinieron y reprimieron la violencia. Restituto de Victoriana se pasó, sin obligarle nadie a la católica. Fue secuestrado de su casa, golpeado, revolcado en el cieno, vestido con un tejido de juncos y retenido no sé cuántos días en prisión; seguramente no se le hubiese dado libertad si Proculeyano no hubiese visto gravitar sobre sí la amenaza de tener que presentarse ante las autoridades por este motivo. Marciano de Urga eligió espontáneamente la unidad católica. El huyó, pero vuestros clérigos golpearon a su subdiácono hasta dejarle casi exánime, le cubrieron de piedras y derribaron la casa de ambos por ese crimen. ” [Aquí siguen más reproches de San Agustín sobre otros excesos donatistas, quemando casas y persiguiendo a los católicos]


“Ya veis que os releváis violentamente contra la paz de Cristo y padecéis por vuestras iniquidades y no por El. ¿Qué demencia es ejecutar acciones propias de bandidos y demandar la gloria de los mártires cuando son castigados con la justicia?”

“En efecto nosotros no presumimos de poder alguno humano, aunque confesamos que es mucho más honesto presumir del poder de los emperadores, que del de los circunceliones, presumir de la fuerza de la ley que de la fuerza de la sedición”


Ni en la primera ni en esta carta se puede entender que San Agustín defienda la aplicación de la pena de muerte al hereje –ya que en este contexto se hizo necesario recurrir al poder secular porque los donatistas intentaban imponerse con la violencia. En otra parte de la misma carta escribe:

“Dios se sirve de nosotros para salvaros, ya rogando, ya amenazando, ya castigando con perjurios y molestias, con ocultos avisos y visitas y con las leyes de las autoridades temporales…Hemos invitado a vuestros obispos y siempre se han negado a discutir pacíficamente”

19/11/10 1:16 AM
Ya agregué mis respuestas a los comentarios de cada uno, en aquello que tenía que aportar.
19/11/10 2:44 AM
  
solodoctrina
Estimado Arráiz.

Has dicho que "no debemos olvidar que católicos que quieren la libertad religiosa y miran a los hombres como hermanos los han habido en todas las épocas."

Es verdad. Sin embargo, también ha habido de los otros, cuyo modelo está representado en las lamentables palabras de Donoso Cortés; este modelo fue cambiado -felizmente- por el CV II. Y es por ello que SS Juan Pablo II ha hablado que la Iglesia tiene "el deber de lamentar profundamente las debilidades de tantos hijos suyos, que han desfigurado su rostro" . La Inquisición es otro mojón de ese modelo de imponer la verdad con métodos nada evangélicos, contrarios a la auténtica identidad cristiana, despreciando al prójimo por el mero hecho de no ser católico. Es decir, lo contrario de lo que enseña el Señor en el buen samaritano.

-----------------------------------------------

Estimados Arráiz y Kurtz.

Lo que digo en el punto 3 de mi comentario anterior es absolutamente exacto.

a) Ustedes tienen confusión en el sujeto, por demás claro en Cortés, sobre el cual predica este escritor: el GÉNERO HUMANO FUERA DE LAS VÍA CATÓLICAS. Le llama VIL Y DESPRECIABLE. Una hermosa manera, según Kurtz-Arráiz de compadecerse de la humanidad no católica. Incluso Cortés, con la ternura entrevista por Kurtz, asegura son "menos degradados" "menos viles" y "menos despreciables" los sofistas y los tiranos, que el pueblo engañado y oprimido por ellos.

Además, con la misericordia que , según mis estimados ven en Donoso Cortés, éste continúa con los paganos, con los modernos y con los novísimos afirmando sobre ellos que se adoran "a sí propio en una prostituta", que están a los pies de la "encarnación suprema de la vanidad humana con sus instintos inexorables y feroces" y que se remueven "ya en el cieno de las cloacas sociales".

Maravillosa y humanitaria sensibilidad de Cortés hacia los no católicos.

Gracias a Dios este modelo fue cambiado por el CV II, que restaura el auténtico espíritu evangélico.



b) Lo que le quiero decir respecto al CV II y a Juan XXIII y pontificados siguientes es que en pocos años se ha avanzado, en materia de libertad religiosa, más que en siglos enteros.

En esta estimulante nueva etapa de la Iglesia, se afirma como nunca antes, las palabras del Señor: "TODOS USTEDES SON HERMANOS" todavía no universalmente aplicadas. Es decir, obligados a reconocernos en cada uno de nosotros la misma imagen del Padre celestial.

Para terminar, hoy gracias a Dios, la Iglesia insiste enfáticamente -ver el artículo de Arráiz- que imponer una fe no libremente aceptada o proceder a discriminaciones odiosas -estilo Donoso Cortés o la Inquisición, agrego- quiebra el respeto a todo lo que hay de honesto y verdadero en toda religión y en toda opinión humana.

Saludos desde Uruguay.

Comentario del blogger: Yo no considero que la Inquisición como institución haya sido un "mojón de ese modelo de imponer la verdad con métodos no evangélicos". Puedo reconocer que entre los métodos empleados hubo errores y excesos de los cuales hay que tomar en cuenta los factores atenuantes al contextualizarlos en su época. Pero lo que hacía la inquisición era tan necesario como era necesario hoy lo que hace la Congregación para la doctrina de la fe. Detectar la herejía y el error cuando comienza a difundirse dentro de la Iglesia es indispensable, así como tomar las medidas disciplinarias necesarias lo más pronto posible, llegando si es necesario a la excomunión. La libertad religiosa no implica que alguien que no profesa la fe católica tenga que ser aceptado como católico -y entiendo que no sostienes lo contrario-.

Respecto a las palabras de Donoso Cortés yo no he comentado nada, simplemente porque no las he leído como para poder opinar, eso ya lo aclararán entre ustedes y yo me limitaré a leer.


19/11/10 7:06 AM
  
luis
---EDITADO---

Comentario del blogger: Comentaristas expulsados abstenerse de participar con cualquiera de sus pseudónimos.
19/11/10 1:18 PM
Estimado blogger,
Respecto a sus comentarios a mis puntos,
1) OK.
2) El caso de la tortura me parece análogo al de la esclavitud. La moralidad de los actos humanos está dada por el objeto, la intención y las circunstancias. Habría que discutir qué es tortura y qué no lo es, y si siempre está injustificada o no (es bien sabido que, actualmente en pleno siglo XXI, países de Occidente permiten la tortura en caso de sospecha grave de terrorismo). En este tema particular de la Inquisición, la alternativa a la tortura y el proceso inquisitorial era el linchamiento; hay muchísimos ejemplos concretos que ahora no tengo a mano.
3) Totalmente de acuerdo, cualquier exceso, más allá del sujeto, es cuestionable. Respecto a lo que comenta de Huss y Bruno, no recuerdo bien los textos que debería leer. Me parece que los dos casos y sus circunstancias fueron muy distintos. Huss había levantado ejércitos; de hecho, tras su muerte, las distintas facciones hussitas siguieron peleando entre ellas y con las tropas cristianas durante más de un siglo, con una fiereza legendaria. El caso Bruno fue más bien político; la herejía —en muy variadas formas— estaba impregnada en casi toda la sociedad italiana culta de la época y se mezclaba con las rivalidades de partidos, la ejecución del fraile —que en su vida contó con apoyos poderosísimos— tuvo mucho de político. No quiero extenderme demasiado en este punto, pero creo que, tal vez, lo de Juan Pablo II hay que entenderlo en este sentido.
4) El caso es que la “Dignitatis Humanae”, al menos en su origen, tenía en vistas a los países del Este comunista y no a la historia cristiana. La Iglesia nunca ha justificado la coacción sobre la libertad subjetiva de las personas. La Inquisición nunca tuvo ese fin; es importante que esto quede claro. Por eso digo antes que me parece que la DH no es aplicable.
5) La sentencia que impartían los inquisidores se limitaba a la comprobación o no de herejía. La pena variaba según la legislación de cada reino. En algunos casos se limitaba al ostracismo, a una “x” cantidad de latigazos, etc. Cuando los inquisidores estaban autorizados a prescribir la pena, eso fue por delegación del brazo secular; i. e. al prescribir la pena actuaban como funcionarios y no como eclesiásticos.
6) OK.
7) Con la doctrina del Aquinate debería sernos suficiente. “Si se encuentran doctores cuya doctrina no está de acuerdo con la de Santo Tomás de Aquino cualquiera que sea su mérito, no hay duda posible, debe ser preferido a los primeros” (León XIII, Carta a la Compañía de Jesús del 30 de diciembre de 1892). “La Iglesia declara que la doctrina de Tomás es la suya” (Benedicto XV, Encíclica Fausto Appetente Die del 29 de junio de 1921). “En cuanto a Nos, al hacernos eco de este coro de alabanzas, tributadas a aquel sublime ingenio, aprobamos no sólo que sea llamado Angélico, sino también que se le dé el nombre de Doctor Común o Universal, puesto que la Iglesia ha hecho suya la doctrina de él, como se confirma con muchísimos documentos” (Pío XI, Encíclica Studiorum Ducem del 29 de junio de 1923). “Maestro insustituible de la sabiduría humana y divina” (Pablo VI, Encíclia Lumen Ecclesiae del 2O de noviembre de 1974). En cualquier caso, la postura oficial de la Iglesia es: “La preservación del bien común de la sociedad exige colocar al agresor en estado de no poder causar perjuicio. Por este motivo la enseñanza tradicional de la Iglesia ha reconocido el justo fundamento del derecho y deber de la legítima autoridad pública para aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte. Por motivos análogos quienes poseen la autoridad tienen el derecho de rechazar por medio de las armas a los agresores de la sociedad que tienen a su cargo… Si los medios incruentos bastan para defender las vidas humanas contra el agresor y para proteger de él el orden público y la seguridad de las personas, en tal caso la autoridad se limitará a emplear sólo esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana.” (Catecismo nn. 2266-2267). Ésta es la doctrina de siempre. No hay innovación. La Iglesia no condena la pena de muerte “en casos de extrema gravedad” —en todo caso, lo que prudencialmente podemos discutir es cuáles son esos casos y si actualmente es necesaria, puesto que hay mayores posibilidades de aislar al malhechor y defender a la sociedad de su influencia sin necesidad de llegar a quitarle la vida; Juan Pablo II era de esta postura, y yo (por lo poco que vale mi opinión) creo lo mismo—.

Asrone: Le respondo en # 2 ut supra.

Mariano: “Stat Véritas” es un libro valioso, pero Amerio tiende en él a no hacer distinciones sobre lo que es doctrina y lo que son meras opiniones. Si nos ponemos a valorar meras opiniones de los Papas, me parece que los antiguos salen peor parados que los modernos. Lo que importa es aquello que es Magisterio (y, así mismo, en él existen diversos grados y, siempre, leído a la luz de la Tradición), lo demás tiene un valor relativo a la persona que lo dice, su formación, las circunstancias, etc. Por supuesto que un Papa es un Papa, pero antes que nada es un hombre, falible y pecador como todos nosotros.

Solodoctrina: Sigue sacando de contexto a Donoso. Empecemos diciendo que se trata de un libro polémico dirigido a los “comecuras” que atacaban a la Iglesia en una época bastante difícil y que con frecuencia llegaban al saqueo de templos, colocación de bombas, asesinato de sacerdotes y religiosos, etc. Lo que Donoso quiere señalar en el lugar de donde Ud. extrae la cita es que el cristianismo ha sido benéfico si se lo compara con el paganismo. Al que lea el contexto le resulta clarísimo. Por otro lado, la obra de Donoso no es magisterio de la Iglesia. [http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13505030989138941976613/index.htm]

Comentario del blogger: Me parece bastante interesante tu comentario, al que quiero hacer varias observaciones respecto solo a aquellos puntos en que tengo algo en que disentir u opinar.

Si bien la moralidad de los actos humanos está dada por el objeto, la intención y las circunstancias, es necesario puntualizar dos cosas: Primero, que no hay que olvidar que la responsabilidad de dichos actos puede ser objetiva (cuando se refiere al valor moral del acto en sí en cuanto a bueno o malo) y subjetiva (la cual se refiere a la percepción efectiva por parte de la conciencia individual, de la bondad o malicia del acto realizado). Por su puesto que dependiendo al contexto histórico, sociológico o cultural, la responsabilidad subjetiva de alguien que violó intencionalmente un derecho humano (practicó la tortura, la pena de muerte al hereje por el solo hecho de ser hereje), no es la misma que su responsabilidad objetiva. Pero no hay que perder de vista que los derechos humanos que son universales e inalienables y aunque el contexto histórico pueda ser un atenuante no exculpa completamente de responsabilidad subjetiva porque estos derechos están inscritos en el corazón del hombre y forma parte de la ley moral. A este respecto citaba al Papa Benedicto XVI cuando decía:

“Estos derechos se basan en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y presente en las diferentes culturas y civilizaciones. Arrancar los derechos humanos de este contexto significaría restringir su ámbito y ceder a una concepción relativista, según la cual el sentido y la interpretación de los derechos podrían variar, negando su universalidad en nombre de los diferentes contextos culturales, políticos, sociales e incluso religiosos”.

Es por eso que el Papa Juan Pablo II añadía “Pero la consideración de las circunstancias atenuantes no dispensa a la Iglesia del deber de lamentar profundamente las debilidades de tantos hijos suyos” , también que “existen realmente unos derechos humanos universales, enraizados en la naturaleza de la persona, en los cuales se reflejan las exigencias objetivas e imprescindibles de una ley moral universal”

Por su puesto que incluso aunque en el presente haya países cuya comprensión de los derechos humanos sea limitada, no quiere decir que la moralidad objetiva del acto cambie. Lo mismo que si el día de mañana en la declaración de los derechos humanos se aprueba el aborto o la eutanasia.

Respecto a la Dignitatis Humanae, no es relevante si tenía vistas a los países comunistas o no, pues no se reconoce la libertad religiosa de los demás, para que aquellos reconozcan la nuestra, se reconoce porque es un derecho humano inalienable, tal como declara el Concilio. El papa JPII a este respecto también añadía "defendiendo la libertad religiosa, la Iglesia no defiende una prerrogativa institucional, sino la verdad sobre la persona humana" (discurso de 7 de diciembre de 1995) "

De acuerdo en que los inquisidores delegaban al brazo secular la aplicación de pena, pero eso en mi opinión no hace la diferencia, porque se consentía que se castigara con la pena de muerte al hereje.

Respecto a Santo Tomás considero que es un error interpretar que la Iglesia de alguna manera hace suyas todas las conclusiones de Santo Tomás. Un ejemplo de esto es su negativa de la inmaculada concepción, donde claramente llegó a conclusiones equivocadas, o aquello de obligar a mantenerse en la fe a los creyentes. A este respecto Beatriz acaba de transcribir una buena explicación del padre Javier Abarzuza:

"De la autoridad de Santo Tomás de Aquino y de San Buenaventura. Es cosa sabida por todos que tanto Santo Tomás de Aquino como San Buenaventura han sido grandemente alabados una y otra vez por los Romanos Pontífices: "Estos son las dos olivas y los dos candeleros que brillan en la casa de Dios, los que con el aceite de su caridad y con la luz de su ciencia iluminan a toda la Iglesia..., con igual razón fueron honrados por el Sumo Pontífice Gregorio X..., de tal manera que con toda razón Sixto IV, reconociendo a ambos santos muy semejantes entre sí y cohermanos dentro de los hermanos del Señor, determinó que a San Buenaventura había que honrar con la misma veneraciòn y con la misma honorífica prerrogativa que a Santo Tomás" Bulla Triunphantis. Por lo cual no cabe duda que la autoridad de estos dos teólogos es mayor que la de cualquier otro.

Por lo que atañe a Santo Tomás de Aquino, Pío X mandó que la Summa Theologica fuese adoptada como libro de texto en las Universidades, Liceos, Seminarios, Colegios e Institutos en los que se confieren grados académicos; por último el CIC prescribe que la filosofía racional y los estudios teológicos se traten en conformidad con la doctrina y los principios de Santo Tomás (CIC 1366) y lo mismo repitió Pío XI en la Encíclica “Studiorum ducem” y el Concilio Vaticano II en el Decreto sobre la formación sacerdotal, n. 16.

Pocas cosas vamos a decir aquí, pero diremos las suficientes para que se sepa lo que hay que retener al respecto:

a. La doctrina y los principios de Santo Tomás, es decir, aquellos principios que son como el fundamento de todo el sistema Tomista, deben ser retenidos y considerados como camino seguro para conseguir la verdad.
b. De ahí, sin embargo, no debe deducirse que los otros sistemas filosófico-teológicos no son caminos seguros para conseguir la verdad.
c. La Iglesia no aprobó nunca todas y cada una de las sentencias de Santo Tomás; por lo cual una sentencia por el mero hecho de ser de Santo Tomás, no es cierta; ni la sentencia contraria, por el hecho de no ser la de Santo Tomás, no debe ser juzgada como falsa o errónea.
d. Aun cuando la sentencia de Santo Tomás puede ser abrazada y defendida por cualquiera, sin embargo,”En aquellas materias en que se disputa en contrario sentido en las escuelas católicas entre los autores de mejor nota, a nadie se le ha de prohibir que siga aquella sentencia que le pareciere más verosímil” (Pío XI, D 2192)
e. La Iglesia propone la doctrina de Santo Tomás como norma directiva, pero no exclusiva.
f. Por último, la honesta emulación de las Escuelas ha de tenerse en cuenta dentro de la justa libertad, de tal modo que por una parte avancen los estudios, y por otra no se rompan los lazos de la caridad (D 2192)."


Respecto al punto 7 estoy completamente de acuerdo.
19/11/10 1:26 PM
  
Iker
Unas puntualizaciones:

- El argumento "cuantitativo" tipo "fueron menos". A los efectos de mi argumentación, no me importa tanto cuántas personas fueron víctimas del error de la Sociedad Perfecta llamada Iglesia Católica Apostólica Romana sino que hubo ese error y, por tanto, la Institución-ICAR es susceptible de errar, como institución, de apartarse de Dios y de "mislead" a los fieles.

- El argumento contextual me sirve para cualquier institución meramente humana. Si el contexto histórico ha nublado la vista, la razón o el corazón de la ICAR, si el contexto histório ha inducido a error a la ICAR, la ICAR es errable.

- "Pero lo que hacía la inquisición era tan necesario como era necesario hoy lo que hace la Congregación para la doctrina de la fe." Por Dios, blogger. El "error" de la inquisición no son una parte de los fines (velar por la pureza de la doctrina católica) sino otra parte de los fines (prohibir que habiten entre nosotros personas que no creen en la doctrina católica) y los medios.

Es perfectamente posible distinguir la licitud o ilicitud de unos fines de la ilicitud de los medios.

La Iglesia-Institución-Sociedad Perfecta eligió un camino (medios) ilícito para conseguir unos fines, una parte de los cuales (pureza doctrinal) era lícito y otra parte (que no puedan residir entre nosotros quienes crean en doctrinas distintas) también era ilícito.

Saludos.

Comentario del blogger: Iker, la indefectibilidad de la Iglesia ya definí a que se refiere, y no quiere decir que los miembros de ella no puedan pecar. En el post definí que la indefectibilidad de la Iglesia garantiza que la doctrina cristiana no puede retroceder ni degenerar ni corromperse en su camino (guiado por el Espíritu Santo) hacia la verdad completa, no que sus miembros no puedan utilizar en ocasiones métodos inadecuados o inclusive pecanimosos. La Iglesia tiene el derecho de excomulgar de su seno a aquellos que no comparten su misma fe ¿O es que acaso lo dudas?
19/11/10 1:43 PM
  
Mariano (Argentina)
No sé, José Miguel, el sólo hecho de pensar que durante al menos 500 años (un cuarto de su historia) la Iglesia, a través de sus máximas autoridades, Papas, santos canonizados, Santo Tomás de Aquino, San Pío V, San Pedro Mártir, entre ellos, doctores, teólogos, hayan violado sistemáticamente los derechos humanos de los herejes (sino de hecho, porque todos sabemos que menos del 1% de los procesos inquisitoriales llegaron a la pena capital; pero sí de derecho), decía, no sé, hay algo en eso que me huele mal. Tiene razón iker entonces, habría que reconocérselo. No termino de hacerme la idea de que había que esperar a que apareciera la ONU y su doctrina para que la Iglesia aprendiera a respetar los derechos humanos. No sé, no termina de cerrarme. La Iglesia ha fallado durante 500 años, entonces. Porque no es que los fieles de la Iglesia han pecado, como le dijiste a iker; no, es el mismo principio el que ha fallado, entonces. Serían sólo pecados personales cuando se dieron abusos de autoridad, excesos en la condena, injusticias por razones políticas. Eso es una cosa. Pero lo que nunca jamás estuvo en duda durante 500 años fue la legitimidad de aplicar la pena de muerte a los herejes, como último recurso, sí; con gran misericordia, sí; dando grandes y reiteradas oportunidades de abjuración, sí; pero aceptando el principio como algo absolutamente lícito desde el punto de vista moral.
En fin, hay algo acá que no cierra.

P.S.: ¿por qué esa inquina con luis, José Miguel? Porque no aplicas "la medicina de la misericordia" y dejas que aporte lo suyo, que quizás pueda sacarnos de este embrollo.

Comentario del blogger: De Iker puedo entender que objete la indefectibilidad de la Iglesia porque no la entiende, pero no debería ser ese tu caso. Pareciera que tu crees que porque algunos pontífices permitieron una determinada conducta eso lo convierte en dogma. De la misma manera se podría defender la licitud de la esclavitud o la tortura. Ya Walter acaba de hacer un resumen de cual es la posición del magisterio respecto a esto, ya es cosa tuya si en tu testarudez insistes en creer que es doctrina de la Iglesia la licitud de aplicar la pena de muerte a los herejes.

Y si algo te huele mal en la carta apostólica Tertio millennio adveniente me imagino que también te huele mal lo que aquí expone el Papa Benedicto:

Los derechos humanos y el Magisterio de Benedicto XVI

Luego de que lo leas compara lo que tu sostienes y lo que sostiene el Papa:

Mariano: "No termino de hacerme la idea de que había que esperar a que apareciera la ONU y su doctrina para que la Iglesia aprendiera a respetar los derechos humanos"

Benedicto XVI: "Los derechos humanos se basan en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y presente en las diferentes culturas y civilizaciones"

"Los Derechos Humanos nacen de la cultura europea occidental, de indudable matriz cristiana"


20/11/10 3:48 AM
Lo olvidaba Mariano, ya he explicado muchas veces la razón de la expulsión de Luis: la última vez fue por el uso de múltiples nic simultáneamente aparentando ser varias personas a la vez (hasta 5 en una sola discusión). Conductas poco éticas que pretenden no solo monopolizar el espacio sino dar la falsa impresión de que la posición del blogger está en amplia minoría con respecto a la de los que leen.
20/11/10 4:52 AM
  
Mirlo
Pues yo pensaba que ya había quedado claro el asunto con la primera exposición de Walter K. La condena a muerte de los herejes se entiende, explica y fundamenta únicamente en tanto dañaba gravemente el cuerpo social. Ni antes ni después de que la sociedad y la política fueran cristianas, la Iglesia condenaba a los herejes a la muerte. Es cuando la herejía hace tambalear la sociedad y el bien común cuando le legitima la condena del hereje, no tanto por serlo, como por las graves consecuencias sociales y para el bien común que acarrea su enemistad con la fe. ¿De qué discuten entonces?

P.D. José Miguel, gracias por las citas que que te pedí.

Comentario del blogger: El problema radica en que se entiende por dañar gravemente el cuerpo social, lo cual en aquellos casos en donde herejes que recurrían a la violencia, el linchamiento, el saqueo e incluso el asesinato (como los donatistas) la sociedad podía ejercer el legítimo derecho de defensa, en el cual en el caso en que el hereje no podía ser reprimido, no queda sino como último recurso la pena máxima. Pero es un error considerar que se daña gravemente el orden público el mero hecho de profesar y/o difundir doctrinas heréticas alegando que van en contra del bien común.

De allí yo entiendo por qué la Dignitatis Humanae estableció el límite de la libertad religiosa mientras se guarde el justo "orden público", y no en función del "bien común", pues los derechos humanos que tiene la persona son inalienables y no existen simplemente en función de la sociedad, como una célula del cuerpo social, sacrificable en aras de la salud del todo. De lo contrario se podría justificar el aborto, la eutanasia de los ancianos y minusválidos y cualquier otro tipo de atrocidades.

Por los comentarios que aquí algunas personas han hecho daría la impresión de que si la situación actual de pluralidad del mundo actual cambiara y volviésemos a una nueva cristiandad, sería lícito volver a aplicar la pena de muerte a los herejes.
20/11/10 10:19 AM
  
Mariano (Argentina)
Un excursus, pero creo que es importante:

¿Te diste cuenta José Miguel que se ha dado vuelta la tortilla? Ahora tú eres el que defiende que lo que los Papas hicieron y dijeron durante años "no es dogma" y que "no pretendían enseñar de forma definitiva ni infalible a este respecto". Y que por lo tanto entonces ahora tú puedes contradecirlos, amparándote en otros Papas, que tampoco, obviamente, "pretenden enseñar de forma definitiva ni infalible", cómo supongo estarás de acuerdo. ¿Ves que el magisterio es complejo, que tiene matices, y hay que saber leerlos en su forma correcta? ¿Por qué entonces tanta inquina contra aquellos que discutimos algunas formas, expresiones o afirmaciones del magisterio que "no `pretenden enseñar de forma definitiva ni infalible"? Fíjate con honestidad este punto.

Comentario del blogger: Si leíste mi post anterior detenidamente y el actual incluyendo todos sus comentarios, verás que vengo manteniendo lo mismo desde el comienzo, rechazando por un lado ambos extremos: El de aquellos que sostienen que no hubieron errores de exceso refiriéndose a la tortura y la aplicación de la pena de muerte a los herejes, y el de los que juzgan el pasado anacrónicamente y hacen un juicio de valor sin tomar en cuenta el contexto histórico del momento.


20/11/10 1:31 PM
  
Daniel Iglesias
Muy buen artículo. Muchas gracias.

Comentario del blogger: Gracias a ti Daniel
20/11/10 3:23 PM

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