Conversatorio: Católico instruido nunca será confundido
Recientemente estuve viendo un vídeo de un encuentro ecuménico entre católicos y evangélicos en donde dialogaron sobre el tema del bautismo. En dicho encuentro un sacerdote católico, el padre Luis Toro, debate con cinco pastores evangélicos.
Más allá del tema central de debate, que estuvo muy interesante, me llamó la atención cómo algunos participantes de la comunidad evangélica se desesperaban porque el sacerdote dice que él responderá las preguntas de los pastores. Se molestaron porque esperaban preguntar directamente a los católicos asistentes, de manera de “ganar” el debate, cuando alguno de ellos no supiera contestar.
“¡No se saben defender!, “¡No se saben defender!”grita una señora eufórica a partir del minuto 2, y el padre condescendiente admite “¡No se saben, defender, por eso estoy yo aquí!" haciéndole ver que no se trata de ver comprobar cuántos están mejor preparados, sino de quién tiene la razón. Aquella señora no entiende que pírrica victoria sería aquella que tendría sobre un oponente mal preparado. En un debate donde no prevalece la verdad, sino que gana una parte porque la otra no conoce bien la fe que defiende, al final pierden ambos. El ganar a toda costa aquí no aplica, aunque su pensamiento “carnal” le diga lo contrario.