Mysterium Iniquitatis en la obra del P. Julio Meinvielle
Siempre que se habla de la infiltración del mal dentro de la Iglesia de Dios, en la obra del P. Meinvielle, se suele citar la conclusión de su última gran obra, De la Cábala al Progresismo. Pero, en realidad, la idea es necesario que sea completada en base a otros textos que el Padre Julio desarrolla en otros lugares de su obra escrita.
Para que por todos sea conocido su pensamiento en este punto, ponemos a disposición de los lectores los textos paralelos de la cuestión, ordenándolos en base a la primera edición de cada una de sus obras (las negritas son propias). De este modo, se podrá hacer un juicio preciso sobre qué pensaba el Teólogo de la Cristiandad sobre este tópico. Dejaremos que nuestros lectores saquen las conclusiones pertinentes al caso.
P. Jorge Luis Hidalgo
1. La Iglesia y el Mundo Moderno[1]
El Envolvimiento de la Iglesia por el Mundo
o la Iglesia utilizada para la construcción del Mundo
En todo el desarrollo del proceso del Mundo Moderno o de la Civilización Moderna se ha de ir construyendo un mundo, como luego explicamos, contra Dios y contra el hombre. Una ciudad tecnocrática que ha de adorar a Satán. Una Tecnocracia y una Satanocracia. Esta ciudad que se ha de construir contra los fines esenciales de la Iglesia puede adoptar dos actitudes muy diferentes frente al “Aparato” visible con que se presenta la Iglesia en el Mundo. Una actitud de total rechazo de la Iglesia, en lo que se refiere a ese “Aparato” con que la Iglesia es presentada a los hombres, o una actitud de benevolencia, de captación, de utilización de la Iglesia, en lo que a ese Aparato se refiere. Todo esto nos lleva a la afirmación de la posibilidad de que la Iglesia, en lo que se refiere al Aparato con que se presenta ante los hombres, sea utilizada en la construcción de la Ciudad de Satán.
Como esta afirmación puede aparecer peligrosa, ya que puede ser considerada incompatible con las enseñanzas dogmáticas que aseguran la asistencia del Espíritu Santo a la Iglesia, debe ser aclarada. Nosotros pensamos que existe la posibilidad de que la Iglesia, de alguna manera, sea utilizada como factor de subversión para la edificación de la Ciudad terrestre del Diablo. Para hacerlo ver creemos que hay que distinguir entre la “esencia” misma de la Iglesia y elementos que la acompañan y que pueden en absoluto desglosarse de su núcleo esencial. Estos elementos que acompañan a la Iglesia, pero que no tienen por qué constituir su esencia, pueden ser captados por las fuerzas enemigas y de tal suerte utilizadas que produzcan ante el Mundo una “imagen de la Iglesia”, como si estuviera trabajando también Ella para la Ciudad de Satanás.
¿Cuál es la esencia de la Iglesia a la que las Promesas de Jesucristo tienen asegurada la infalibilidad en doctrina y la indefectibilidad en su misión? Está constituida por el Romano Pontífice con los obispos a él subordinados, y los fieles, esparcidos por todo el mundo, en comunión con el Romano Pontífice y el episcopado a Él subordinado. Mientras dure el Mundo, la Iglesia, Institución-comunión, Jerarquía-laicado, ha de mantenerse fiel a las enseñanzas de Cristo y a la práctica de los sacramentos de santificación, y ha de producir en muchos de sus miembros frutos de santidad y de santidad heroica, que acrecienten el Cuerpo Místico del Señor. Esto y sólo esto exige el dogma de la indefectibilidad de la Iglesia. No exige en absoluto que la masa de Obispos y fieles que se presentan como miembros de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, lo sean en efecto, es decir, que sean en efecto miembros con vínculos, no ya de caridad, pero ni siquiera de fe. Sin embargo, a pesar de que esa masa no pertenezca a la Iglesia de Cristo porque ha roto con ella el vínculo de la fe y sostiene otra doctrina que la de la Iglesia, sin embargo, por el efecto del órgano publicitario que el Mundo maneja, puede aparecer como “imagen fiel” de la Iglesia. Y entonces, puede el Aparato exterior, con que se presenta la Iglesia a los ojos del Mundo, y con que es presentada por la propaganda publicitaria del Enemigo, trabajar para la construcción de la Ciudad de Satán.
Las promesas de indefectibilidad hechas por el Señor, no dan garantías a ningún Obispo en particular, ni a la masa de ellos, ni a los sacerdotes y demás clérigos, ni a fieles determinados, ni a las organizaciones eclesiásticas o laicales, ni a las publicaciones, universidades, seminarios y obras de la Iglesia. El conjunto de obras y de personas puede desfallecer. Basta que no desfallezcan Pedro y algunos Obispos y fieles, esparcidos por el mundo, en comunión de fe y de caridad con Pedro.
El Mysterium Iniquitatis de que habla el Apóstol, quizás haya de entenderse, en su sentido pleno, precisamente de esta utilización para el diablo de lo que podría, por efecto del órgano publicitario, considerarse como Iglesia de Cristo. Santo Tomás advierte, en efecto, que “el misterio, esto es, lo ocultado en figura, obra «in fictis», en gente engañosa y falsa, que parecen buenos y, en todo, son malos. Como dice el mismo Apóstol en la Segunda Carta a Timoteo”, “que con una apariencia de piedad están en realidad lejos de ella”. Más adelante, hemos de ver cómo el “progresismo cristiano” consiste precisamente en eso, en la utilización de la “doctrina” y de la “santidad” de la Iglesia para la construcción de la Ciudad de Satán.
[…]
Capítulo VII
LA REVOLUCIÓN ANTICRISTIANA DENTRO DE LA IGLESIA
El proceso histórico que se desarrolla entre Iglesia y Mundo lleva el camino de constituir el Mundo en una totalidad profano-religiosa de Satanás —una Satanocracia—, que busca dominar a la Iglesia misma y ponerla a su servicio en la edificación de esta Satanocracia.
Tal la conclusión de los capítulos V y VI del presente ensayo. En ellos, todo nos lleva a un Mundo entregado al Príncipe del mismo que, al constituirse en totalidad y encontrarse impotente para suprimir y aniquilar a la Iglesia —la que en virtud de las divinas promesas es indefectible—, tiende a absorberla y a utilizarla en sus propios fines. Cómo y hasta dónde sea esto posible lo hemos indicado en el Capítulo V.
Para cumplir esta tarea de utilización de la Iglesia, el Mundo, con su Revolución Anticristiana, trata de penetrar dentro de la Iglesia. Y esta penetración puede ser estudiada en tres niveles. Un nivel superficial, el de las actividades apostólicas y sociales y políticas de la misma Iglesia. Prensa y publicidad católica, organizaciones de acción católica o de obras sociales católicas constituyen el primer nivel. Elucubración de teorías teológicas, filosóficas, histórico-religiosas, alrededor de las relaciones de la vida pública nacional o internacional con la Iglesia constituyen el segundo nivel. Relaciones de la Iglesia, o elementos autorizados de la Iglesia, con organizaciones secretas donde se elaboran planes de penetración profunda constituyen el tercer nivel. La Penetración en los dos niveles primeros permanece en un plano puramente exterior o exotérico. La penetración última, en cambio, alcanza un plano secreto que debe llamarse propiamente esotérico. Vamos a señalar sumaria y rápidamente la penetración en cada uno de estos planos durante los últimos años, ateniéndonos en especial a Francia, porque allí se centra lo más vivo de la lucha, de donde ha de expandirse luego a los demás países cristianos.
[…]
El peligro del abuso de los enemigos de la Iglesia
La Iglesia tiene enemigos, y los tiene muy poderosos. Y tiene enemigos sobrenaturales, con visión sobrenatural de la Iglesia. Ya lo dice el Apóstol: “No es nuestra lucha contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires”. Y en la tierra hay enemigos de la Iglesia con visión diabólica. Y estos enemigos, los mismos que edifican la Contra-Iglesia, se proponen utilizar en la medida de lo posible a elementos de la Iglesia misma en la edificación de su Ciudad de la Contra-Iglesia. Y lo que, en el plano de la Iglesia es un acomodamiento misericordioso a la debilidad del hombre actual, en el plano de la Contra-Iglesia puede ser mirado como una victoria en contra de la Iglesia y punto de partida para otras y nuevas victorias. Porque el enemigo —y el progresismo cristiano va en esto a la zaga de los enemigos de la Iglesia—, va a tratar de aprovechar este misericordioso acto de la Iglesia como una victoria que autoriza a ablandar el catolicismo y, en consecuencia, a rechazarlo en su formulación “tradicional”, “íntegra”, “romana”, “tomista”. Se va a tratar entonces de utilizar esta actitud de apertura de la pastoral de la Iglesia hacia el hombre moderno para demoler y deshacer ese bastión representado por el catolicismo “tradicional” y “romano”.
Y sólo Dios sabe los incalculables males que pueden derivarse de aquí para mengua de la acción de la Santa Iglesia. Porque si es verdad que la Iglesia tiene promesas de indefectibilidad en su núcleo y en su misión esencial, nadie puede conocer las profundidades a dónde puede llegar, bajo la acción permisiva divina, del Mysterium iniquitatis.
El Misterio de la Pasión de la Iglesia
Cuáles sean los planes con respecto al curso de la Iglesia es un misterio insondable que sólo Dios conoce. Pero así como Cristo conoció su divina pasión y muerte, que dio vida al mundo, así también la Iglesia puede conocer días oscuros de Pasión. Es muy difícil determinar si los decretos del Concilio Vaticano II han de inaugurar una era de esplendor para la Iglesia, en que haga llegar su influencia salvadora a los pueblos, o, en cambio, haya de abrir un tiempo de oscuridad y recesión bajo el poder también misterioso de sus poderosos enemigos. Ambas posibilidades están en manos de Dios. Si hemos de apreciar con criterio humano, hemos de decir que este optimismo de la corriente progresista que embarga hoy a muchos y los llena de frenético e irrazonable entusiasmo no parece ser síntoma halagüeño. Porque en esta apertura de la verdad hacia formas más amplias y menos severas de contenido y de expresión, lo razonable, dada la mala voluntad de un enemigo con gran poder en los medios de comunicación, es que la Verdad pierda y no consiga en cambio nada que la favorezca. La Iglesia, Esposa legítima de Jesucristo, puede estar expuesta a un peligroso parangón con fámulas de orden inferior, si los ojos que han de ser la estimación son también de rango inferior. Además que la saludable voluntad de la Iglesia para un clima leal de libertad religiosa puede ser utilizada en manos de un Enemigo poderoso justamente en contra de la Verdad religiosa de la Cátedra Romana, única Verdad que tiene derecho nato a la más total libertad.
[…]
Plenitud de los pueblos – Misterio de Iniquidad
Creemos que, por naturaleza, la apertura de la Iglesia al Mundo que reclaman los teólogos progresistas, y tal como la reclaman, está destinada a trabajar para el misterio de iniquidad de que habla el Apóstol. Este error no es nuevo. Es el viejo error de Lamennais retomado por el democratismo cristiano y que propicia la convergencia de todos los hombres, sin distinción de religión, razas, culturas, en una democracia universal. San Pío X vio luminosamente el peligro de este error y así lo denunció enérgicamente en su Carta condenatoria de Le Sillon, cuando dice: “Cosa peor tememos todavía. El resultado de esa promiscua elaboración, el beneficiario de esa acción social cosmopolita, no puede ser más que una democracia que no será ni católica, ni protestante, ni judía; una religión (pues el “sillonismo” según han dicho sus jefes, es una religión) más universal que la misma Iglesia Católica, y que reúna a todos los hombres hechos a la postre hermanos y compañeros en el “reino de Dios” “No se trabaja para la Iglesia; se trabaja para la humanidad”.
San Pío X podría haber dicho también: “Se trabaja para el Mundo”; “se trabaja para la civilización tecnocrática”, que ha de estar por encima de la Iglesia y que ha de utilizar a la Iglesia para la construcción de la nueva ciudad del Hombre.
Esta es la ciudad de los masones, la ciudad de la Humanidad sin Cristo, la ciudad del Mundo sin Cristo, la ciudad de la civilización sin Cristo. O con un Cristo que trabaja por dentro de dicha humanidad, sin lograr dominarla ni enseñorearla.
En cambio, en la Ciudad Cristiana, en la Cristiandad, los pueblos, sin perder su autonomía en lo que se refiere a la satisfacción de sus necesidades económicas, políticas y culturales; se someten a la Iglesia en todas sus actividades religiosas y la reconocen como Valor Supremo y le rinden homenaje de pleitesía como a “Luz de los Pueblos”. La Iglesia entra, dentro de esa comunidad de pueblos, no de cualquier manera, sino como Señora y Reina que está por encima de “la plenitud de las naciones”.
María, Madre de la Iglesia
La Iglesia ha cumplido un acto de misericordia de apertura al mundo. Sus poderosos enemigos, presentes en el mundo de hoy, con un poderío jamás soñado, pueden torcer ese acto de misericordia para convertirlo en ruina de los pueblos. Pero la Virgen está también presente en la Iglesia de hoy. Y Ella es Madre de la Misericordia y Madre de la Iglesia. Ella ha de cuidar para que este acto supremo de misericordia para con un mundo desgraciado sea eficaz y convierta a una humanidad sin Dios y sin dignidad humana en una “Plenitud de los Pueblos” en la Iglesia de Cristo.
El Concilio Vaticano II que, en manos de los hombres, puede servir a la construcción de la Ciudad del Enemigo, en manos de María, Madre de la Iglesia, ha de servir ciertamente para la “Plenitud de los pueblos” en la Iglesia.
2. Prólogo a “La masonería dentro de la Iglesia”, de Pierre Virion[2]
Hace apenas unos años, Cruz y Fierro publicó de Pierre Virion «El Gobierno Mundial y la Contra-Iglesia». Allí aprendimos a conocer los planes novísimos que la Alta Masonería estaba ejecutando en el mundo occidental para llegar al gobierno mundial, tanto en el plano económico-político como en el religioso. Un punto oscuro quedaba en la obra de Virion: ¿Cómo romper la osatura de la Iglesia Católica romana para hacerla entrar en esta Iglesia Universal de la Masonería junto con los otros cultos de los que creen y no creen en Jesucristo, y de los que creen y no creen en Dios? Este nuevo libro de Pierre Virion viene precisamente a ilustrar este punto y a revelarnos en qué consiste el misterium iniquitatis de que habla el Apóstol (II Tes. 2, 7). El misterio de iniquidad consiste precisamente en que el «Aparato publicitado de la Iglesia» que debía servir para llevar las almas a Jesucristo, sirva en cambio para perderlas y esclavizarlas al demonio. Aquí está el «misterio de perversidad»: Que la sal se corrompa y deje de salar (Mt. 5, 13). Fíjese bien el lector que no decimos que la Iglesia deje de llevar las almas a Jesucristo. La Iglesia es indefectible y durará como tal hasta el fin. Pero la Iglesia de Jesucristo puede no identificarse con el «Aparato publicitado de la Iglesia». La Iglesia de Jesucristo puede mantenerse en las almas fieles a la doctrina que se conservaría en algunos sacerdotes y obispos adheridos a la Cátedra del Pontífice de Roma, mientras que el Aparato mismo de lo que el mundo conoce como Iglesia puede seguir otra doctrina y otra pastoral elaborada por la soberbia de los grandes y publicitados teólogos de la nueva teología.
El nuevo libro de Virion, que en esta edición lleva el título de La Masonería dentro de la Iglesia, explica el mecanismo mediante el cual se ha operado este cambio de la Iglesia de Cristo en la Iglesia del Anticristo. Las Altas Logias de la Masonería han elaborado el plan al fin del siglo pasado: La ORDEN CABALÍSTICA DE LA ROSACRUZ, fundada en 1888 por Stanislas de Guaita; la ORDEN MARTINISTA, fundada en 1890 por Papus, de la que formaba parte la Sinarquía de Saint-Yves d’Alveydre; y el SIMBOLISMO de Oswald Wirth, que debía tener tan destacada actuación en las relaciones actuales de la Masonería con la Iglesia a través del conocido jesuita P. Riquet.
El plan «tan insensato y tan criminal» (León XIII) de esta transformación de la Iglesia había de ser expuesto, casi al detalle, por un célebre apóstata, el Canónigo Roca (1830-1893), quien estaba interiorizado con los planes de las Altas Logias. Pierre Virion expone cumplidamente los detalles de este plan trayendo citas oportunas de las obras de Roca.
Pasa luego Virion a mostrar la ejecución del plan elaborado a fines del siglo pasado. La historia de la ejecución del plan coincide punto por punto con las relaciones de algunos altos eclesiásticos con altos dignatarios de la Masonería, y destaca particularmente las conversaciones de Aix-la-Chapelle entre el P. Gruber y Mukermann, de la Compañía de Jesús, y altas dignidades masónicas, en 1926; entre el P. Berteloot y el masón Albert Lantoine, en 1938; entre el P. Riquet y los masones Lepage y Alec Mellor, en 1960. Estas relaciones habituales de masones y jesuitas en el nivel superior de la alta publicidad ha de determinar otro tipo de relaciones en todos los planos (intelectuales, publicitarios, pastorales y de toda clase de acción) entre masones, comunistas e izquierdistas y dirigentes católicos, en una colaboración estrecha y habitual para forjar y construir el mundo de los hombres. Es claro que esta colaboración del cristianismo con el anticristianismo de la masonería debe traer como consecuencia una transformación necesaria de la doctrina y de la vida cristiana. Esta transformación es propiamente el Progresismo.
El Progresismo se centra en el error de identificar Iglesia y Mundo. Al hombre se le daría una nueva dimensión, la del mundo. Con ello se suprime la necesidad de un Dios salvador. Cristo no ha venido a salvar al mundo. La Iglesia no es necesaria para salvar al hombre. La salvación del hombre viene de la inmanencia del hombre mismo. El hombre es Dios en lo más profundo de su ser. Por lo tanto no existe una Iglesia, ni un Cristo, ni un Dios trascendente al hombre. Se puede y se debe hablar un lenguaje teísta acomodado al vulgo. Pero en realidad no es el mismo sino expresión esotérica de la total inmanencia de lo divino en el hombre y en el mundo. Esta es la única realidad esotérica que unifica todas las religiones de la humanidad. Por eso, el culto del hombre y el de la humanidad, el culto de las logias masónicas, se ha de imponer como único culto de la verdadera humanidad.
De esta suerte, mediante la nueva religión del Progresismo, el culto católico se cambia por el culto masónico de la fraternidad universal. La transformación ha comenzado ya en el alto nivel de la teología nueva de los grandes teólogos publicitados. No hay dogma que quede en pie. Ni el del pecado ni el de la gracia, ni el de Cristo ni el de Dios. Todo es subvertido en nombre de la ciencia y de los principios masónicos. La nueva teología del Progresismo, elaborada por teólogos de prestigio, invade seminarios, universidades y casas de formación y configura la mentalidad de las nuevas generaciones eclesiásticas. Unos años más, y de no intervenir directamente la mano de Dios, el «Aparato publicitado de la Iglesia Católica» profesará una religión completamente distinta de la que nos enseñó Jesucristo y que nos han transmitido los Padres, Doctores y Santos de la Iglesia doblemente milenaria. De aquí este furor satánico que se ha desatado contra la Iglesia pre-conciliar.
El libro de Pierre Virion constituye el testimonio más elocuente e ilustrativo de todo cuanto se ha publicado para aclarar el fenómeno del Progresismo cristiano. Sin embargo, este fenómeno queda explicado tan sólo al nivel de la gentilidad. La Masonería es un fenómeno pagano. Faltaría una explicación en un nivel más alto y fundamental, en el nivel del judaísmo propiamente tal. Porque es aquí donde se ha tramado la ruina de la Iglesia. La vieja y secular enemiga de la Iglesia –la Sinagoga– ha querido destruir para siempre a la Iglesia. Esta es la lucha eterna de Caín contra Abel, de Esaú contra Jacob. Y para ello los judíos se disfrazan de cristianos. Nada más aleccionador a este respecto que el libro del judío ingles Cecil Roth, «History of jews marranos», donde se nos cuenta cómo los judíos, sin dejar de ser judíos, lograron escalar altas posiciones en la Iglesia, de cardenales, obispos, dignatarios eclesiásticos y afamados religiosos, aún en plena Inquisición. Tiene uno derecho a preguntarse: Si los judíos, en un momento de la Iglesia en que se desconfiaba de ellos y se los vigilaba y controlaba, lograron burlar el control eclesiástico, ¿qué ha de suceder ahora, cuando, lejos de perseguírselos, se los estimula y adula? No es nada de extrañar que los judíos, junto con los masones y los comunistas hayan logrado encaramarse en posiciones claves de la Iglesia y que desde allí gobiernen a la Iglesia misma. Esta es la gran realidad. La Iglesia estaría hoy gobernada en gran parte por judíos, masones y comunistas. Gobernada contra los intereses de la Iglesia misma. Aquí está el Misterium iniquitatis.
Pero la Iglesia y el mundo están en definitiva gobernados por Dios. La Providencia permite el mal en vista de un mayor bien y, sobre todo, del bien de los elegidos. La Historia tiene su razón de ser a causa de Jesucristo y de su Cuerpo Místico. Por esto, el momento presente de la Iglesia y del mundo hay que mirarlos con ojos sobrenaturales. Lo esencial es nuestra adhesión inquebrantable a Jesucristo. A Jesucristo el de siempre. Que no es ni pre-conciliar ni post-conciliar. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebr. 13, 8).
El libro de Virion se cierra con una magnífica profesión de fe y de confianza en María, Reina del Universo, en Aquella en la que el Verbo se ha hecho carne, y no la carne se ha hecho espíritu de revuelta. María, en oposición a las gnosis orgullosas y perversas, nos introduce en el conocimiento de la Fe y en el gozo de la Esperanza. La Virgen salvará a la Iglesia.
3. Virion, Pierre, La masonería dentro de la Iglesia[3]
Capítulo XIII
LA CUMBRE DEL MISTERIO DE INIQUIDAD
Nuestra vida cristiana auténtica, fecunda, inquebrantable en la Fe, la Esperanza y la Caridad, nuestra unión más íntima aquí abajo con Dios por medio de Jesucristo, “el Camino, la Verdad y la Vida”, se apoyan sobre tres cimientos: la Eucaristía, la Santa Virgen María Madre de Dios y el Papa, sucesor de Pedro, sobre el cual descansa la Iglesia. Estos tres cimientos son objeto de ataques solapados y violentos por parte de las sectas.
La Eucaristía
Constituye un entristecedor espectáculo ver la creciente falta de respeto por la Eucaristía, sacramento de nuestro amor y de nuestra vida. Las irreverencias demasiado frecuentes de que es objeto, los casos más dolorosos en los cuales el propio sacerdote duda de la presencia real, atestiguan la existencia de una ola anti-eucarística que persiste –y persistirá aún– a pesar de las admirables palabras de Pablo VI sobre el MYSTERIUM FIDEI de la consagración. No hace falta decir que el “mysterium iniquitatis” presenta una oposición particular.
El mal procede de que: “para los modernistas, los sacramentos son puros signos o símbolos” (Pascendi), y se agrava con toda la cosmo-mística contemporánea. En el ex-canónigo Roca, traductor en lenguaje religioso y casi-eclesiástico de la doctrina panteísta de las sectas (especialmente Gnosticismo y Simbolismo), el misterio de la Encarnación, como hemos visto, no es una asunción de la naturaleza humana de la Persona divina (véase p. 44), sino una “INOCULACION DE LO DIVINO EN LO HUMANO”, (Glorioso Centenario, p. 537).
CAPÍTULO XIV
LA NUEVA IGLESIA
Estamos asistiendo a un asalto más violento que nunca y tan revelador como las persecuciones desencadenadas hasta ahora contra la Iglesia. Con la variación de que se intenta sustituir la violencia exterior por unos focos de disgregación interna, destinados a hacerla caer como un árbol carcomido. No creemos ni por un momento en el éxito de ese designio, pero estamos obligados a reconocer que existe. De las intenciones ya señaladas se desprende que se trata de instaurar una “NUEVA IGLESIA” (Roca, El final del Mundo Antiguo, p. 37) y de eliminar al “EMPERADOR CLERICAL”, EL PAPA, si no en su persona, al menos en sus funciones.
4. De la Cábala al Progresismo[4]
«Como se hayan de cumplir, en esta edad cabalística, las promesas de asistencia del Divino Espíritu a la Iglesia y cómo se haya de verificar el portae inferi non prevalebunt, las puertas del infierno no han de prevalecer, no cabe en la mente humana. Pero así como la Iglesia comenzó siendo una semilla pequeñísima, y se hizo árbol y árbol frondoso, así puede reducirse en su frondosidad y tener una realidad mucho más modesta. Sabemos que el mysterium iniquitatis ya está obrando; pero no sabemos los límites de su poder. Sin embargo, no hay dificultad en admitir que la Iglesia de la publicidad pueda ser ganada por el enemigo y convertirse de Iglesia Católica en Iglesia gnóstica. Puede haber dos Iglesias, con obispos, sacerdotes y teólogos publicitados, y aun con un Pontífice de actitudes ambiguas; y otra, Iglesia del silencio, con un Papa fiel a Jesucristo en su enseñanza y con algunos sacerdotes, obispos y fieles que le sean adictos, esparcidos como “pusillus grex” por toda la tierra. Esta segunda sería la Iglesia de las promesas, y no aquella primera, que pudiera defeccionar. Un mismo Papa presidiría ambas Iglesias, que aparente y exteriormente no sería sino una. El Papa, con sus actitudes ambiguas, daría pie para mantener el equívoco. Porque, por una parte, profesando una doctrina intachable sería cabeza de la Iglesia de las Promesas. Por otra parte, produciendo hechos equívocos y aun reprobables, aparecería como alentando la subversión y manteniendo la Iglesia gnóstica de la Publicidad.»
5. “La política actual en torno a la idea de Cristiandad”[5]
«Pregunta: Padre, ¿cómo juega el Vaticano en los planes de la sinarquía?
- Meinvielle: El Vaticano está entregado a la Sinarquía. ¿Qué le vamos a hacer? La Iglesia hasta Pío XII realiza y cumple una política internacional. La política de la Cristiandad está por encima de todas las fuerzas humanas y no se embandera con las fuerzas humanas. En cambio el papado actual se ha embanderado con la UN [Naciones Unidas], le ha dado la bendición a la UN que es una fuerza típicamente satánica.
[…]
Pregunta: Padre, ¿Ud. diferencia entre el Vaticano y el Papa?
- Meinvielle: Ese es todo un problema que se plantea hoy. Que se plantea la Iglesia. ¿En qué medida hay que adherirse al Papa? En ese sentido la gran ley la dio Maritain. Maritain tiene un escrito, no me acuerdo cuál, donde dice: “En doctrina hay que seguirlo al Papa y a los obispos en la medida que estén en comunión con el Papa, pero en lo que hacen hay que seguir a los santos.” Porque a Alejandro VI no había que imitarlo. Es lo que dice Cristo: Haced lo que dicen los fariseos, pero no hagáis lo que hacen. Hay que hacer lo que hacen los santos; eso nunca falla.»
6. “El enemigo de la Iglesia”[6]
Ahora, que está el enigma del Papa, ¿qué pasa con el Papa?
Es un enigma, porque la obligación del Papa frente a esto, frente a este proceso que hay demolición de la Iglesia, sería actuar con más energía, como actúo siempre en la Iglesia, en todos los tiempos actuó con energía. Y cuidó mucho de desgajar todo, toda rama podrida. Porque si no se desgaja toda rama podrida, la podredumbre, continúa y toma auge.
El tema de la manzana podrida. Si se deja la manzana podrida en un cajón y se pudre todas las manzanas, es lógico. Así pasa con cualquier organismo.
Ahora, ¿qué hace el Papa?
Apenas se puede hablar de esto porque es un enigma.
Ahora, ustedes no se olviden también, que ya decía el Señor y decía San Pablo, llamaban al mal mysterium iniquitatis.
El mal, y cómo se desarrolla en el mundo, y cómo pasa del mundo, eso no lo vamos a comprender nunca, porque es un misterio. Y el mal puede carcomer lo más alto que hay en la Iglesia. Lo sabemos, pero de eso hay que suspender el juicio. Pero el hecho real es que comprobamos que está la Iglesia podrida y está indefensa para expulsar el mal.
Ya si lo expulsa, no será como el otro tiempo, que lo expulsó tomando medida la Iglesia en el aspecto humano, tomó medida que expulsó el mal. Hoy no se ve, humanamente no hay ninguna posibilidad de que la Iglesia pueda reaccionar.
De modo que si no hay intervención directa de Dios, humanamente estamos perdidos. La Iglesia como Iglesia. Esperamos, tenemos fe, tenemos esperanza, de que la Iglesia va a reaccionar. Pero va a reaccionar por la acción de Dios. Es por eso que si Uds. ven hoy parece que hay paz en la Iglesia. No hay paz en la Iglesia. ¿Dónde hay persecución en la Iglesia? En la Iglesia del silencio.
En la Iglesia del silencio hay dos fenómenos notables: hay persecución (como persecución sangrienta, como en los tiempos de Stalin, o hay ahora persecución sorda, que no deja actuar a la Iglesia); y al mismo tiempo hay un florecimiento de las vocaciones.
En toda la Iglesia oriental, en toda Yugoslavia, en Polonia, en todas partes están los seminarios llenos. En cambio, en Occidente, los seminarios vacíos. Por suerte están vacíos. Por suerte, digo, porque si entran al seminario los pudre. Como pasa aquí en Devoto, pasa en San Miguel… En San Miguel se ha podrido a los capuchinos, porque antes los grupos capuchinos, los pasionistas, tenían, mandaban a los estudiantes a la Casa de estudios de San Miguel. Y ha podrido a los capuchinos, a los pasionistas, a todas las congregaciones. Y es mejor que no haya vocaciones.
Y no solamente es mejor, sino que los pibes lo huelen a eso: muchacho joven que tiene vocación y se entera lo que es Devoto, o se entera lo que es San Miguel, o el seminario de Santa Fe, o el seminario de Córdoba…»
[1] Meinvielle, Julio, La Iglesia y el Mundo Moderno, Ediciones Theoría, Buenos Aires, 1966, p. 155-157, 234-235, 279-280, 285-286.
[2] “Prólogo”, en Virion, Pierre, La Masonería dentro de la Iglesia. Misterium iniquitatis, Cruz y Fierro Editores, Buenos Aires, 1968, p. 9-13.
[3] Virion, Pierre, La Masonería dentro de la Iglesia. Misterium iniquitatis, Cruz y Fierro Editores, Buenos Aires, 1968, p. 185-193.
«Según el Dr. Antonio Caponnetto, Pierre Virión y Maurice Pinay serían un pseudónimo colectivo. Quienes escribieron tal obra habrían sido el destacado intelectual Carlos Cuesta Gallardo, el Padre Joaquín Sáenz y Arraiga y el Padre Julio Meinvielle. Nos dice: “En el llamado ambiente sedevacantista mexicano esto era un secreto a voces, junto con una serie de detalles de cómo y cuándo juntaban sus escritos aquellos experimentados católicos. Te repito: estas cosas me fueron dichas por personas ligadas a la intimidad de lo sucedido.” (Comunicación por WhatApps, del 28 de marzo de 2022).» (Nota nº 11 de la Conferencia “El enemigo de la Iglesia”, en ¡Fuera Satanás! Vademécum del Católico Fiel y Conferencias del Padre Julio Meinvielle, Editorial Fides et Opera, San Fernando, 2024, p. 132)
[4] Meinvielle, Julio, De la Cábala al Progresismo, Editorial Calchaquí, Salta, 1970, p. 461-462.
[5] Meinvielle, Julio, La Política Actual en torno a la Idea de Cristiandad, Ediciones Patria Grande, Buenos Aires, 10 de marzo de 1972, p. 7, 9.
[6] Meinvielle, Julio, “El enemigo de la Iglesia”, en ¡Fuera Satanás! Vademécum del Católico Fiel y Conferencias del Padre Julio Meinvielle, Editorial Fides et Opera, San Fernando, 2024, p. 135-136. 139-142.
Calculamos por las referencias del audio que esta exposición se llevó a cabo en Buenos Aires, en 1973, antes de que el Padre fuera atropellado, es decir antes del 26 de junio de 1973 (cf. nota nº 10).
7 comentarios
Eso es precísamente lo que pienso de la gran masa modernista post conciliar. La Igelesia de las promesas serían aquellos católicos que conservan la Tradición, en su Fé, moral y liturgia.
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Misterio de iniquidad
Daniel 9,27 y 12,11: desde que sea abolido el sacrificio perpetuo cuenta 1290 dias, bienaventurado quien aguante 1335 dias.
Apocalipsis 19,20: final del reinado del anti-cristo.
Catecismo 675.
Apocalipsis 13 y 14: quienes se dejen colocar la marca de la bestia se condenarán (chip-666).
La Virgen en Garabandal a la muerte de Juan XXIII: solo quedan cuatro papas y comienza el final de los "Ultimos Tiempos". 2ª tesalonicenses 2.
Dicho período bíblico comenzó con la encarnación del verdadero mesías (Jesucristo) y finalizará con su regreso el dia de la Parusía.
Termina este ciclo y comienza otro.
Non Nobis.
Igual la idea de un Papa a caballo entre las "dos Iglesias", con un pie en cada una. Es un lenguaje en el que se mezcla lo aparente con lo real, lo cual no es bueno.
Para lo que da pie, me temo, en algunos casos es para que alguno diga "Ah, bueno, la del Papa y los Obispos es nada más que el elemento visible, el "aparado publicitario", yo me voy con la verdadera, que al final es invisible, como la de los protestantes.
Saludos cordiales.
El padre Meinvielle, era un gran defensor del Concilio. Creo que no entender ésto, nos debilita y avanza "lo otro".
"Para formular un juicio definitivo( sobre EL PROGRESISMO Y EL CONCILIO VATICANO II) sobre éste punto,hay que atenerse en rigor a las conclusiones definitivas a que ha llegado el Concilioi .Porque un Concilio es obra del Espíritu Santo y y no se muestra realmente sino en las Conclusiones a las que llegan la unanimidad de los Padres Conciliares bajo la dirección del Romano Pontífice y LOS DOCUMENTOS DEL VATICANO II ESTÄN EN LÏNEA DE LA DOCTRINA TRADICIONAL DE LA IGLESIA".Paginas 54, 55, 56, muy esclarecedoras.
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