La Asunción de la Virgen y la corrupción de la mujer. Sermón P. Javier Olivera Ravasi, SE

San Francisco, 15 de Agosto de 2025
«¿Quién es esa que sube del desierto, llena de delicias,
apoyada en su amado?» (Cant 8, 5)
1. La Historia del dogma
Era el año 1950 y en el mundo católico habían sucedido varios fenómenos marianos en las últimas décadas: principalmente los muy conocidos de Lourdes y Fátima.
Se encontraba el mundo en pleno período de post-Guerra Mundial y la Virgen había dicho en Portugal a los pastorcitos que, si no se hacía penitencia y no se consagraba Rusia a Su Corazón Inmaculado vendría el comunismo y dispersaría sus errores por todo el mundo con una “guerra peor que la primera”.
Hacía falta una especial protección de la Virgen para estos momentos de muerte.
Y así fue que la Iglesia definió, por medio del Papa Pío XII, el último dogma declarado por la Iglesia Católica, el dogma de la Asunción de María a los Cielos.
Así dice el texto de su declaración:
Ya que la Iglesia universal ha manifestado a lo largo de los siglos la Fe en la Asunción corporal de la bienaventurada Virgen María, y que los obispos del mundo entero, con un consentimiento casi unánime, han pedido que esta verdad, que se funda sobre las Sagradas Escrituras, fuese definido como dogma de la Fe divina y católica, el soberano pontífice Pío XII, consintiendo a las voces de toda la Iglesia, decidió proclamar solemnemente este privilegio de la Santísima Virgen María (…) por un oráculo infalible en estos términos:
“Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
Pongamos atención en que la Iglesia nunca definió si María se durmió y fue llevada en cuerpo y alma a los cielos o si, luego de morir, resucitó inmediatamente para ser llevada allí. Eso es algo sobre lo cual la Iglesia no parece tener una definición pues de lo contrario, lo habría definido también.
Lo que sí se sabe desde los primeros siglos, es que siempre se ha creído en la asunción de María.
2. El demonio contra la mujer
Ahora bien, según dicen los teólogos, de Maria numquam satis, es decir, nunca se termina de predicar acerca de la Virgen Santísima.
La Virgen, por un privilegio especial que Dios le concedió, no sólo no recibió la mancha del pecado original (de allí que la llamemos “Inmaculada”, es decir, “sin mancha”) sino que incluso su propio cuerpo se mantuvo incorrupto incluso después de su vida terrena hasta que fue llevada a los Cielos por los ángeles.
¿Y por qué? Porque ella era el Arca de la salvación que debía mantenerse sin corrupción para recibir a su Divino Hijo.
El demonio, ese gran protagonista de la historia que los católicos a veces no tenemos en cuenta, tiene desde el principio de la historia una lucha secular contra la humanidad pero especialmente, contra la mujer, como leemos en el libro del Génesis que sucede luego del primer pecado:
“Entonces Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras tú le acecharás el talón» (Gén 3,14-15).
¿Y por qué? Porque la mujer tiene un papel especial en la obra de la salvación.
- Así como fue por una mujer que entró el pecado, fue por otra mujer que nos llegó la redención.
- Fue una mujer, la profetisa Ana la primera que comenzó a alabar a Dios y a hablar acerca del niño Jesús en Jerusalén.
- Fue una mujer la que hizo mostrar la gran misericordia de nuestro Dios antes de ser lapidada por adúltera. “Mujer (dijo Cristo a la mujer adúltera): dónde están los que te condenan? Se han ido, Señor. Yo tampoco te condeno: vete y no peques más” –leemos en el Evangelio.
- Y fueron las mujeres las que exclamaron las frases más hermosas que todavía hoy se leen acerca del Verbo hecho carne:
- “Dichosos los pechos que te amamantaron”, dijo una mujer.
- “Dame de esa agua para que no tenga que venir de nuevo a beber del pozo”, dijo la Samaritana.
Y es por ello que el demonio busca hoy hacer de la mujer una caricatura
Hace ya tiempo que los ideólogos del liberalismo, enemigos de la Iglesia y servidores, conscientes o inconscientes del plan del demonio, vienen haciendo la guerra a la civilización en nombre de la civilización.
Fue a partir de la terrible Revolución Francesa que se comenzó a utilizar a la mujer fuera de su dignidad. Casi como un plan marcado, poco a poco se fueron instalando hasta entre muchos católicos.
La mujer moderna debe ser “independiente de la naturaleza”, de la familia y del matrimonio.
Basta para esto ver el gran movimiento que se viene gestando desde hace décadas con la consigna del feminismo o de la “emancipación de la mujer”.
3. ¿Emancipación de qué? Pues de Dios, de Su Iglesia y de la misma naturaleza.
De Dios porque cada cual se ha creado uno.
De la Iglesia porque non reconocen más autoridad que los propios sentimientos.
Y de la naturaleza porque ya no saben qué inventar para ir contra el mismo orden natural: fecundación in vitro, congelamiento de óvulos, subrogación de vientres, etc, etc.
Tanto que entienden que debe haber una lucha dialéctica entre el varón y la mujer
Pero veámoslo con más detenimiento.
Antes la mujer era el sostén de la religión y de las virtudes, ahora ya no hay quien las comunique en el seno de la familia.
Era antes la mujer la que nos enseñaba a balbucear las primeras oraciones.
Era la mujer la que nos educaba en modales, virtudes, sacrificios.
Era la mujer la que nos llevaba a Misa, aún a regañadientes. ¡Cuántas familias han conservado la práctica religiosa gracias a la insistencia de la madre!
Hoy, la mujer ha sido cosificada.
Basta para esto encender nuestros televisores o las redes sociales.
Hoy la mujer dice sentirse “acosada” por los hombres, sin querer reconocer que es la primera que se cosifica y se muestra públicamente en fotos, vídeos, etc., como si fuera una prostituta.
Antes el mostrarse públicamente en un lugar por dinero, se llamaba prostitución; hoy se llama only-fans…
Pero…, ¿cómo reconstruir la Iglesia sin reconstruir a la mujer? ¡Imposible!
Porque la mujer es el tesoro de la casa. No lo digo yo, lo dice la Sagrada Escritura.
Una mujer virtuosa, ¿quién la hallará? porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas (…). Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Dios, ésa será alabada” (Libro de los Proverbios)
La mujer es el gran tesoro de la Iglesia y es la gloria del varón, como dice San Pablo (1 Cor 11-7), al punto que fácilmente un hombre dará la vida por su mujer, pero no tan fácilmente una mujer por su hombre; porque la mujer debe permanecer para sus hijos.
Por eso, esa enemistad que existe entre el demonio y la mujer, no terminará nunca; y se acrecentará a medida que se vayan mostrando con más claridad los signos de los tiempos.
* * *
Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras tú le acecharás el talón» (Gén 3,14-15).
Eva ha sido Madre de todos los vivientes y en Eva la mujer sigue siendo atacada y tentada.
Y el Tentador sabe que, aunque pecadora desde el principio ha sido redimida enormemente en la figura de la Incorrupta e Inmaculada Madre del Cielo, de la que hoy recordamos su asunción a los cielos, para ser coronada como Reina y Señora nuestra.
Recemos en esta Misa por las mujeres, que se han creído que el feminismo traería la liberación y que sólo les trajo la esclavitud de sus pasiones y una vida de soledad y depresión.
Por las que sufren tentaciones en sus cuerpos o en sus almas, para que Nuestra Madre desde los cielos, les conceda las gracias que necesiten para ser verdaderas hijas de Dios.
P. Javier Olivera Ravasi, SE
5 comentarios
Una pregunta para los lectores, ¿sabemos quienes son los propietarios de only fans, y los principales sitios de pornografía?
Las mujeres virtuosas tienen un aura especial. Yo pienso que es la vocación a la Virgen María lo único que puede regenerar a la mujer y volverla a su ser.
Gracias por su artículo, dice verdades que dan qué pensar.
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El dogma de la Asunción de la Virgen María fue definido solemnemente por el papa Pío XII en 1950 (Munificentissimus Deus), pero como ocurre con otros dogmas marianos, su fundamento no es un único versículo explícito, sino un conjunto de indicios escriturísticos, leídos a la luz de la Tradición y del sensus fidei.
1. Principio de interpretación
En teología tomista y católica en general, se aplica la regla: “Non omnia in Scriptura, sed omnia ex Scriptura” —no todo está escrito explícitamente en la Biblia, pero todo debe estar conforme a la Escritura.
2. Textos bíblicos relacionados
Gn 3,15 — La Mujer y su descendencia
“Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya.”
La tradición ve en esta Mujer una figura de María, asociada a la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
Si la Virgen está totalmente asociada a Cristo en la victoria, también lo está en la glorificación de su cuerpo.
Ap 11,19–12,1 — La Mujer vestida de sol
“Se abrió el templo de Dios en el cielo… Apareció una gran señal en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.”
El texto apocalíptico muestra a María ya glorificada en el cielo, en su realeza y en plena comunión con Dios.
Salmo 131(132),8
“Levántate, Señor, hacia tu reposo, tú y el arca de tu poder.”
La tradición identifica a María como el “Arca de la Alianza” (cf. Lc 1,35-43). Si el Arca estaba destinada al lugar santísimo, también María debía ser llevada al cielo.
1 Cor 15,20-23 — Cristo, primicia de la resurrección
“Cristo resucitó de entre los muertos, primicia de los que han muerto… cada uno en su orden: Cristo como primicia; después, los de Cristo en su venida.”
María, la primera y más perfecta discípula de Cristo, participa anticipadamente de la resurrección gloriosa que se nos promete a todos.
Lc 1,28 y 1,42 — “Llena de gracia… Bendita tú entre las mujeres”
Si María es totalmente llena de gracia y sin pecado, no está sometida a la corrupción del sepulcro, consecuencia del pecado original.
3. Lógica teológica (tomista)
Conveniencia (convenientia): así como Cristo resucitó y subió al cielo con su cuerpo, era conveniente que su Madre, preservada del pecado, no conociera la corrupción del sepulcro.
Participación en la obra de Cristo: María está unida inseparablemente a la misión redentora de su Hijo, y así como participó en su pasión, participa también en su glorificación.
En síntesis:
La Asunción de María no se apoya en un solo texto explícito, sino en un entramado bíblico:
Gn 3,15,
Ap 12,1,
Sal 131,8,
1 Cor 15,20ss,
Lc 1,28.42.
Todos ellos, leídos en la Tradición de la Iglesia, fundamentan que la Virgen María, al terminar su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo.
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