Alcohol y catolicismo. Sermón para Adviento

Sermón para el inicio del Adviento 2021

Cuentan que Platón, aún sin haber recibido la gracia de la revelación, intuía que, en el hombre, había una mala levadura; había “algo” que hacía, a pesar de poder vislumbrar el bien y saber por dónde estaba, no poder seguirlo.

Festejo de cumpleaños nro 90 del Papa emérito Benedicto XVI

Una falla en el origen; un problema en el inicio. Un pecado de la sociedad. De allí que narrara en su Diálogo inconcluso acerca de La Atlántida, ese famoso mito con el que los antiguos explicaban el problema histórico del diluvio universal, la historia de una ciudad sumergida a causa de la desobediencia de los hombres.

¿Cómo podía ser entonces que sabiendo lo que es bueno los hombres no lo sigan?¿cómo puede ser, por ejemplo, que aún de lo bueno se pueda hacer un uso malo? Esta fue la razón, quizás, por la cual los griegos, en el pronáos o pórtico del templo de Apolo, en Delfos, habían incrustado dos grandes inscripciones que decían:

- γνῶθι σεαυτόν (conócete a ti mismo).

- Μηδέν άγαν, (nada en exceso).

Porque conocerse a sí mismo y buscar el punto medio son el origen de la virtud, de la areté, que posee una raíz similar a la de “aristocracia”.

Pues bien; en la carta a los Romanos San Pablo hoy, al comienzo del Adviento nos previene de cometer excesos con cosas que, en sí mismas, no son malas.

Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos… Revestíos del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne y sus concupiscencias”.

El Apóstol aquí no se convierte en menonita, en puritano, en musulmán; no aplica la Ley Seca como en la época de Al Capone. No condena per se ni la comida, ni el alcohol, ni el sexo, ni el placer, sino que plantea la condena del desenfreno. El mal uso de ello.

El tema del alcohol

Una de las actividades sociales más comunes y ordinarias en nuestra vida es la de beber. Lo hacemos en diversas ocasiones y por diversos motivos. Brindamos por la salud y la felicidad de los recién casados, por el éxito en un negocio o la apertura de una nueva empresa, por el hecho de encontrarnos reunidos en familias o con amigos. Por el gusto de acompañar con un buen vino una buena comida. Para relajarnos y pasar un momento agradable en un antro o en casa.

Pero: ¿es malo beber alcohol?

- “¿Cómo podría serlo si el mismo Cristo comenzó su vida pública en una boda, transformando el agua en vino?”- dirá uno. Y tiene razón.

Las Sagradas Escrituras nos previenen del exceso, no del uso:

De hecho, el mismo San Pablo le dice a Timoteo (1 Tim 5, 23): “No bebas ya agua sola. Toma un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes indisposiciones”.

 Is 5,11: “¡Ay de los que despertando por la mañana andan tras el licor; los que trasnochan, encandilados por el vino!”

Prov 23,20-21: “No seas de los que se emborrachan de vino, ni de los que se hartan de carne, porque borracho y glotón se empobrecen y el sopor se vestirá de harapos”.

1 Corintios 6,10: “ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos… heredarán el Reino de Dios”.

Es que la satisfacción de los sentidos nunca ha sido considerada como pecado en la moral católica. No se condena el uso, sino el abuso. Podemos comer hasta saciar nuestro apetito. Podemos engendrar hijos, dentro del matrimonio, pero se condena la lujuria, la glotonería, la gula…, es decir, el desorden.

Es que la embriaguez o borrachera es opuesta al amor a uno mismo y al prójimo: la propia vida y el escándalo, porque la privación, aún la momentánea del uso de la razón, nos deshumaniza, nos hace menos hijos de Dios.

Además, una cosa es distinguir la embriaguez voluntaria (buscada directamente o al menos con previsión) de la involuntaria (es el caso del bebedor no experimentado).

Y, a su vez, la embriaguez perfecta (la pérdida del uso de razón) de la imperfecta o del que, simplemente, “se alegra”, como dice el salmo 104: “el vino que alegra el corazón del hombre”.

Desde el punto de vista moral:

-La embriaguez perfecta y plenamente voluntaria (pérdida del uso de razón, consciente o prevista y buscando el placer) es de suyo pecado mortal.

-La embriaguez imperfecta, es decir, el que simplemente “se pasa de la raya” y comienza a decir tonterías que no diría en estado de lucidez, etc., no pasa de ser pecado venial, pero puede transformarse en mortal por razón del escándalo a terceros o por imprudencias que luego pueda cometer (ejemplo, manejar alcoholizado o escandalizar a algunas personas).

Y así como los novios preguntan, ¿hasta dónde son lícitas las muestras de afecto entre nosotros? La pregunta obligada aquí sería: “¿Hasta dónde puedo beber sin ofender a Dios?”

Y la respuesta es: “medén agan”, es decir, nada en demasía.

Si en una reunión de adultos, alguien bebe un poco y eso lo hace ponerse a cantar con los amigos, la familia, está muy bien; pero si comienza a bailar desenfrenadamente, diciendo groserías, etc., pues la cosa cambia…

Hay quienes poseerán una gran cultura alcohólica y podrán “aguantar” más y otros menos; pero aún quien pudiese “aguantar más”, en razón del posible escándalo, debería abstenerse de algo que, para él, no es obligatorio. Porque si alguna conducta puede ser motivo de escándalo para otros, mejor abstenerse; de allí que, sobre todo, los mayores deban tener en cuenta esto respecto de los menores por aquello que sabiamente dice San Pablo (1 Cor 10): “23 «Todo es lícito», pero no todo es conveniente. «Todo es lícito», pero no todo edifica”.

Si alguna conducta mía puede llegar a desedificar al prójimo, entonces, mejor abstenerse en razón de los más débiles.

Es decir: beber para pasar un rato agradable con los amigos, para degustar una buena comida, para celebrar un acontecimiento feliz nunca será pecado pero su abuso o el posible escándalo a terceros constituye una ofensa a Dios.

Por último: “¿Desde cuándo tomar?”.

Acá doy una respuesta prudencial luego de veinte años de estar en colegios y trece años de confesor: dado que un joven no tiene aún experiencia de su propio cuerpo y sus propios apetitos, comenzar a tomar a temprana edad, no sólo conlleva a cometer otros pecados, sino que predispone, poco a poco, a un vicio difícil de desarraigar que es el alcoholismo. Porque un vaso de vino a los quince se convierten en dos litros a los veinte.

Terminemos entonces con las palabras de San Pablo en este Adviento que ahora comienza:

La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias” (Rom 13,11-14).

Feliz inicio del Adviento.

P. Javier Olivera Ravasi, SE

28/11/2021

7 comentarios

  
ANGEL
Es tan sencillo de entender como real. En el fondo todos los sabemos, pero no todos somos moderados en todo. Quizá sea el objetivo que tenemos en esta vida, con la ayuda de Dios. Parece que es algo fácil, pero no lo es. Yo al menos caigo frecuentemente en excesos de todo tipo. Gracias padre Javier.
29/11/21 6:28 AM
  
Ramón montaud
El salmo 104: “el vino que alegra el corazón del hombre”.
Bueno parece ser que me he perdido está alegría.
Soy abstemio. Nunca me he emborrachado. Tuve una experiencia el día 7/12/1964 con la cerveza, (la probaba) y nunca más la he probado, salvo en un museo de la cerveza en Alemania que después de la visita tenía que probar cuatro tipos de cerveza, (dos negras y dos rubias) tomé un sorbo de las cuatro y el guía que me acompañaba (no el de museo) se tomó el resto.
29/11/21 8:48 AM
  
D.S.
"No Catolicismo, a bebida, o charuto, e a cruz podem estar juntos."

G. K. Chesterton
29/11/21 5:46 PM
  
Bartimeo
Hace unas semanas leíamos en la misa esta lectura del profeta Nehemías que hablaba de la Fiesta de las Tiendas
"Leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.
Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: «Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley). Nehemías les dijo: «Id, comed buenos manjares y bebed buen vino, e invitad a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!». También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo, diciendo: «¡Callad, no estéis tristes, porque este día es santo!». Así que el pueblo entero se fue a comer y beber, a invitar a los demás y a celebrar una gran fiesta, porque habían comprendido lo que les habían enseñado." (Neh 8, 8-12)

Así que, al final de la función religiosa, el pueblo entero se fue a comer y beber, a invitar a los demás... recuerdo que se me vino a la cabeza este pensamiento: "¿pero qué clase de biblia leen los puritanos." Porque es oír ese texto y evocar las romerías de los pueblos de la España Católica y nuestra forma de festejar la alegría de la fe comiendo en grupos de familiares, de amigos y donde al forastero siempre se le acoge bien.
¿Entonces de qué tenemos que recibir lecciones de esos que alardean de superioridad moral?

La foto del papa Benedicto con su jarra de cerveza me encanta. Cuando la vi por primera vez exclamé: "santo subito" y es que es un ejemplo excelente de sentido común.
Gracias por el sermón, Padre.

29/11/21 10:50 PM
  
SS
Encontrará fe, nuestro Señor Jesucristo, cuando vuelva, ? ? ?
30/11/21 8:16 AM
  
Fraileví
Muy bueno

Y sin meterse con nadie y ofender.
Da alegría ver que da consejos que todis debemos seguir.

Lejos de quiénes animan a conocer l ley para atacar a otros

Gracias.
Feliz y provechoso Adviento.
01/12/21 7:03 PM
  
Pedro
Muy oportuno el sermón y el tema.
En un mundo en el que los poders públicos se esfuerzan en dictar leyes profundamente inmorales, y en decirnos lo que podemos hacer, comer y beber, se generaliza la oposición al alcohol, con supuestas razones médicas y...morales. todo por nuestra salud.
La sabiduría de miles de años se resume en eso: nada en exceso, el vino alegra el corazón. disfrutar de las cosas buenas de este mundo sin hacenos escalvos de ellas.
Jesucristo no sólo convirtió el agua en vino, sino en un vino mejor que el que había al principio de la boda.
04/12/21 6:12 PM

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