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12.04.18

Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor

Palabra de Dios:

Cuando iban de camino entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su casa.
Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Pero Marta andaba afanada con numerosos quehaceres y poniéndose delante dijo:
-Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me ayude.
Pero el Señor le respondió:
-Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria: María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada.
Luc 10,38-42

El Señor es bueno para quien espera en Él, para el alma que lo busca. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.
Lam 3,26

Santa Teresa de Jesús;

«Dice en la primera regla nuestra que oremos sin cesar. (Para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer Lc 18,1) Con que se haga esto con todo el cuidado que pudiéremos, que es lo más importante, no se dejarán de cumplir los ayunos y disciplinas y silencio que manda la Orden; porque ya sabéis que para ser la oración verdadera se ha de ayudar con esto, que regalo y oración no se compadece.» (Camino de Perfección 4,2)

«el silencio, que no nos ha de hacer mal» (Camino de Perfección 10, 6) 

«En este templo de Dios, en esta morada suya, sólo él y el alma se gozan con grandísimo silencio.» (VII Moradas 3,11)

«También se pueden imitar los santos en procurar soledad y silencio y otras muchas virtudes, que no nos matarán» (Libro Vida 13,7) 

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4.03.18

La campaña contra el obispo de Cádiz

Vaya por delante que el hecho de que escriba sobre lo que está sucediendo en la diócesis donde vivo, Cádiz-Ceuta, no afecta a la esencia de los argumentos que presento. Ahora vivo aquí como antes viví en Madrid, luego en Aragón y mañana donde Dios disponga. En los casi tres años que llevo aquí me he encontrado con don Rafael Zornoza una docena de veces. En algunas, las menos, hemos hablado cierto tiempo, mayormente de temas de la Iglesia en general y no de la diocesana, y en otras solo se dieron los saludos habituales. 

Desde hace unas semanas, Religión Digital decidió hacer público el descontento de una serie de sacerdotes -aquí todos saben quién es su líder- y seglares sobre las formas y el fondo del gobierno pastoral de Mons. Rafael Zornoza. Se informa de que se han hecho llegar cartas a la Nunciatura e incluso a Roma, para que el Papa tenga conocimiento de dicho descontento.

Entre las acusaciones contra el obispo hay de todo. Se quejan de su forma de ser -se le ha llegado a llamar “señorito"- y de su forma de pastorear la diócesis, que no es la misma que la de su antecesor, Mons.Ceballos, de quien se supone que fue más dialogante, “colegial", etc. Pero no se nos olvide que a veces, tras ese supuesto espíritu de apertura al diálogo se esconde una incapacidad personal de ejercer la autoridad. Este ejercicio se puede llevar a cabo mal o bien, de forma autoritaria o más conciliar, pero en todo caso debe de existir, porque una diócesis sin obispo con mando efectivo en plaza, queda en manos de grupos de presión que saben como manipular todo de cara a sus intereses.

Como en toda campaña de este tipo que se precie, en la de Mons. Zornoza se mezclan mentiras palmarias, medias verdades y  verdades reales, pero a las que se da una interpretación concreta que, como poco, es tan legítima o ilegítima como la intepretación opuesta.

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19.11.17

Cristo traicionado, Iglesia traicionada. Salvador e instrumento de salvación

Siendo consciente de la advertencia de San Pedro sobre la enseñanzas de San Pablo en 2ª P 3,15-16, y rogando al Señor que me ayude, me atrevo a escribir estas líneas:

Vosotros, en otro tiempo, estabais también alejados y erais enemigos por vuestros pensamientos y malas acciones; ahora en cambio, por la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, habéis sido reconciliados para ser admitidos a su presencia santos, sin mancha y sin reproche, a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado: el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.
Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor, conforme al encargo que me ha sido encomendado en orden a vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios.
Col 1,22-25

Gran misterio el que apunta San Pablo. No el de que éramos enemigos de Dios por nuestros pecados y el Señor sufrió para que fuéramos reconciliados, siempre que nos mantengamos firmes en la fe. No, el misterio está en lo que añade a continuación. Sus sufrimientos completan lo que falta a los padecimientos de Cristo, para llevar a la plenitud la palabra de Dios.

Mas, ¿qué es la Iglesia sino la plenitud de Cristo?

Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.
Efesios 1,23

Siendo que Cristo padeció, la Iglesia ha de padecer. Y no solo de parte del mundo, sino incluso por la traición desde dentro. Si hubo un Judas que vendió a Cristo por treinta monedas de plata, hoy hay muchos Judas que venden a la Iglesia para obtener el beneplácito y el aplauso del mundo. Ignoran ellos, necios, que el mundo no les amará sino que les tratará con el mismo desprecio que trataron a Judas cuando se dio cuenta del alcance de su traición. 

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31.10.17

La insólita alabanza del heresiarca asesino de almas

La fe católica es bella, es salvífica, es un tesoro divino, es un don de lo alto. Todo atentado contra la misma es un atentado contra el Señor.

Hoy se cumplen 500 años del inicio de uno de los más letales ataques contra dicha fe. Da igual que Lutero clavara o no las famosas 95 tesis, que por cierto, tenían muy poco que ver con la teología protestante que llegó después.

Poco a poco fue levantando el imperio de la herejía solafideísta -derribado con un solo versículo, Santiago 2,24- y, sobre todo, el libre examen, que es la fuente de todo tipo de herejías habidas y por haber, ya que anula la autoridad de la Iglesia a la hora de interpretar la Escritura.

Su objetivo fue claro:

Cuando hayamos aniquilado la Misa, habremos aniquilado el Papado en su totalidad.

Y:

Yo no impugné las inmoralidades y los abusos, sino la sustancia y la doctrina del Papado.

Queda claro, por tanto, que Lutero no buscaba la reforma del catolicismo. Buscaba su aniquilación. Y a ello dedicó toda su vida tras ese 31 de octubre de 1517. 

Es por ello que todo intento de encumbrar la figura de ese asesino de almas solo puede causar escándalo en los fieles católicos. Escándalo que puede presentar diversas caras. La primera, la de los poco formados en la fe, que desconocen la verdadera naturaleza de Lutero y se creen las mentiras que están contando sobre él desde la propia Iglesia. La segunda, la de los que saben la verdad sobre el heresiarca alemán y contemplan atónitos esta especie de exhibicionismo porno-espiritual al que venimos siendo sometidos desde hace años. Y podría hablarse de una tercera cara, que conozco bien. La de aquellos a los que el Señor rescató de la herejía protestante y los puso en el camino de la salvación que es la fe católica. En ellos la incredulidad compite con la indignación.

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22.10.17

Mis hermanos y yo viviremos conforme a la alianza de nuestros padres

Es palabra de Dios:

Matatías respondió a grandes voces. -¡Aunque todos los pueblos que están bajo el imperio del rey le obedezcan y cada uno se aparte del culto establecido por sus padres acatando las órdenes del rey, mis hijos, mis hermanos y yo viviremos conforme a la alianza de nuestros padres! ¡Que Dios nos libre de abandonar la Ley y las costumbres! ¡No obedeceremos los mandatos del rey para no apartarnos de nuestro culto ni a derecha ni a izquierda!
1 Mac 2,19-22

Y:

Queridísimos: como tengo gran interés en escribiros sobre nuestra común salvación, me siento obligado a dirigiros esta carta, para exhortaros a combatir por la fe que ha sido entregada a los santos de una vez por todas.  Porque se han infiltrado ciertos hombres, ya desde hace tiempo señalados en la Escritura para esta condenación, hombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro, Jesucristo.
Jud 3-4

Y;

Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.
Mc 4,23

Santidad o muerte,

Luis Fernando