Europa será destruida. Aviso a Hispanoamérica
Es sabido que Léon Bloy decía que cuando quería conocer la actualidad, leía el libro del Apocalipsis:
Cayó, cayó Babilonia la Grande y se ha convertido en morada de demonios, guarida de todo espíritu impuro y de toda ave impura y aborrecible porque del vino del furor de su prostitución han bebido todas las naciones, los reyes de la tierra se han prostituido con ella y los comerciantes de la tierra se han enriquecido con el poder de su lujo. Oí otra voz del cielo que decía: «Salid de ella, pueblo mío, para no ser cómplices de sus pecados ni ser contados en sus plagas porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades».
Apocalipsis 18, 2-5
Yo sugiero leer también el libro del Génesis:
Después los hombres dijeron a Lot: «¿Tienes aquí a alguien más? Yernos, hijos, hijas o a cualquiera que tengas en la ciudad, sácalos de este lugar porque vamos a destruirlo. El clamor contra sus habitantes ha llegado a ser tan grande en presencia del Señor que el Señor nos ha enviado a destruirla». Lot salió y habló a sus yernos, los que habían de casarse con sus hijas, y les dijo: «Levantaos, salid de este lugar porque el Señor va a destruir la ciudad». Pero a sus yernos les pareció que bromeaba.
Génesis 19, 12-14
La noticia que damos hoy en InfoCatólica, en la que informamos de que solo uno de cada cuatro hogares en Europa cuenta con menores de edad, es la crónica de la futura destrucción del continente. No es discutible que va a ocurrir. Solo queda por saber cuándo se derrumbará todo como un castillo de naipes. De hecho, no tiene vuelta atrás. Ya es tarde para evitarlo.
No creo que haya que ser un experto ni en sociología ni en economía para saber que:
- Sin niños no hay futuro. En Europa cada vez nacen menos niños.
- Sin familias estables no hay futuro. Las nuevas generaciones en Europa son incapaces de formar ese tipo de familias.
- El estado del bienestar social es inviable en un contexto de crisis demográfica y envejecimiento acelerado de la población. Por más que millones de inmigrantes ocupen el lugar que antes ocupaban los jóvenes europeos, dado que desarrollan trabajos de baja cualificación y, por tanto, con sueldos bajos, no se podrán pagar pensiones ni la asistencia médica de los ancianos.
¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Se puede hacer algo para evitar el colapso? ¿Qué decisiones conviene tomar a nivel personal?
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Europa lleva décadas bajo el dominio de una ideología perversa, impuesta tanto desde la izquierda como desde la derecha. Izquierda y derecha son las dos caras de una misma moneda: los precursores de un nuevo orden mundial masónico.
La promoción de la mentalidad anticonceptiva primero y abortiva después, la destrucción de la familia tradicional con la incorporación masiva —primero sugerida y luego impuesta— de la mujer al mercado laboral a costa de su papel maternal, las leyes de ingeniería social que pisotean la ley natural, la educación de los niños y adolescentes en la ideología de género y la promiscuidad sexual, etc.
De nada valen las políticas de apoyo a la natalidad. ¿Qué podemos esperar de una generación de jóvenes que, debido a la educación recibida, son incapaces de mantener relaciones estables? ¿Cómo van a tener hijos quienes no pueden formar familias? ¿De qué sirve dar dinero para tener hijos cuando se regalan anticonceptivos, se pagan abortos con fondos públicos y se fomentan tendencias sexuales incompatibles con la vida?
Y si nuestros hijos, que son menos que nosotros porque nuestros padres todavía tuvieron bastantes, ya no tienen hijos, ¿qué será de nuestros escasísimos nietos?
Muchos creen que la inmigración es la solución a la crisis demográfica. Ciertamente ayudará a que el golpe sea algo más suave, pero a cambio de la aparición de graves conflictos sociales debido al choque de valores entre la población autóctona y la que viene de fuera. La islamización de Europa, también imparable, es una de las características de la destrucción venidera.