InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: Marzo 2016, 01

1.03.16

P. Chus, ¿desde cuándo la solución a la herejía pelagiana es la herejía luterana?

Sin mérito alguno por nuestra parte, porque de lo que recibimos damos, sin la menor duda InfoCatólica es el portal católico de internet donde más y mejor se escribe sobre la gracia y en contra de las doctrinas heterodoxas que la combaten. En ello se aplicó el P. Iraburu en multitud de posts de su blog “Reforma o Apostasía” (dieron lugar al libro “Gracia y libertad”), en ello se aplican de forma habitual Eudaldo Forment, Néstor Martínez y Alonso Gracián, y en ello nos aplicamos otros blogueros de forma más ocasional.

Si algo nos caracteriza a todos, con los matices que se quieran, es nuestra insistencia en señalar el peligro de la espiritualidad pelagiana y/o semipelagiana. Por eso, me ha causado gran impacto leer en Alfa y Omega el siguiente titular

La herejía que más preocupa al Papa: el pelagianismo en la Iglesia de hoy

Tras dicho titular, llega la siguiente introduccion:

El Papa Francisco no deja de alertar sobre el riesgo de volvernos pelagianos, una herejía condenada por la Iglesia hace siglos y que sin embargo está introducida de manera sibilina en nuestra vida diaria. El dominico Chus Villarroel lleva décadas escribiendo y alertando sobre este peligro, pero sobre todo predicando que el amor de Dios, ante todo, es gratuito, y que «más que hacer, se trata de dejarse hacer»

“No va mal la cosa", me he dicho. Precisamente en mi post de hace un par de días hablaba de ese “dejarse hacer” de la siguiente manera:

El santo abandono en la voluntad de Dios -que no tiene nada que ver con un quietismo estéril- no está precisamente de moda.

Mientras leía la entrevista al P. Chus Villarroel, todo iba bastante bien hasta que he llegado a esta pregunta y su correspondiente respuesta (negritas mías):

¿Cómo se vive la gratuidad en el día a día?

La gratuidad trae consigo que el Espíritu Santo te hace ver que no es tu obra, sino que es obra de Dios. Una consecuencia es que se te quita el peso de la salvación, no lo llevas tú. Y el pecado y la lucha contra el pecado dejan de ser el centro de la vida espiritual, ya no estás centrado en el combate, en los sacrificios, en las cautelas de todo tipo, en la condena, etc. Cuando todo gira en torno al pecado, te olvidas de la fuente. ¿Pero qué importancia tiene tu pecado cuando vives en compañía de Aquel que ha muerto gratuitamente por ese pecado? Aunque lo vuelvas a cometer, por tu debilidad, ya no es lo mismo.

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