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26.12.09

Carta abierta al Prepósito General de la Compañía de Jesús y al obispo de Cartagena

A la atención del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. José Manuel Lorca Planes, obispo de Cartagena y a la del Prepósito General de la Compañía de Jesús, Rvdmo P. Adolfo Nicolás, SI.

Estimados señor obispo y superior de la orden fundada por San Ignacio de Loyola,

Cuando el eco y la felicidad de la festividad por la Natividad de Nuestro Señor todavía resuena en el corazón de los creyentes, nos encontramos hoy con un artículo del padre Juan Masiá Clavel, sj, en el diario La Verdad de Murcia, titulado “Metáforas de Navidad”, en el que aparecen los siguientes párrafos:

Con imágenes de mitologías paganas, depuradas por la reflexión judía, el evangelista no habla de fisiología, sino de realidad profunda: Asumir una maternidad y paternidad humanas es dejar que Dios se revele en la criatura nacida. Varón y mujer se unen para que aparezca en el mundo la realidad de Enmanuel, Dios con nosotros

Metáforas evangélicas, malentendidas desde enfoques negativos sobre la sexualidad, veían la actuación del Espíritu como opuesta a la relación matrimonial.

Metáfora del anuncio a José, a quien diría un ángel en sueños: «No dejes de acostarte con María. Aunque intervenga el Espíritu, tu papel no está de sobra; es compatible con que Jesús sea el rostro de Dios.»

Creo innecesario explicarles cuál es el sentimiento que los fieles a Cristo y su Iglesia sentimos al ver como un sacerdote jesuita es tan explícito al negar la concepción virginal de nuestro Señor y sugiere que los evangelios recogen mitología pagana para explicar el gran misterio de la Encarnación. El amor que sin duda ustedes tienen por nuestro Salvador, por su Madre y por san José es motivo de sobra para sentirse heridos y agredidos en lo más íntimo de su fe.

Sería largo y prolijo exponer en una carta como esta toda la actividad que el padre Masiá ha venido realizando en los medios de comunicación españoles desde hace años. Baste decir que hace unos meses anunció que, aceptando la petición que la hizo su superior en Japón, dejaría de escribir en España. Obviamente no cumplió su palabra.

Es por ello que les ruego que hagan todo lo que esté en su mano para evitar que este miembro de la Compañía de Jesús siga ofendiendo a los católicos de este país. Se lo pido especialmente a usted, Padre Nicolás, que es quien tiene más a su alance el acabar con este escándalo permanente que representa para su orden y para toda la Iglesia el padre Juan Masiá. A Monseñor Lorca Planes le solicito que exprese su queja ante Roma, debido a que es en un periódico de su diócesis donde el padre Masiá ha escrito esas palabras contrarias a la fe de la Iglesia.

Creo hablar en nombre de muchos fieles si les digo que veríamos con agradecimiento hacia ustedes una intervención que acabe, de una vez por todas, con el escándalo continuo que supone el ver como un sacerdote miembro de una orden religiosa amada y querida por todos usa todos los medios que están a su disposición para oponerse a la fe de la Iglesia en multitud de materias, especialmente las relacionadas con la bioética. El escándalo entre los fieles es superior a lo que el bien común de la Iglesia puede soportar.

Dios les guarde y les guíe en sus respectivos ministerios,

Luis Fernando Pérez,
Director InfoCatólica

PD: El que quiera unir su firma a la carta puede enviarme su nombre, apellidos y DNI a la siguiente dirección de email:
[email protected]

Me comprometo a enviarlo todo a los destinatarios vía postal, que sigue siendo un método más formal que vía email.

Doy hasta el martes para recoger los datos. Por supuesto, me comprometo igualmente a no hacer uso de dichos datos para otro fin que no sea el que ha motivado este post.

Juan G. Bedoya, responsable de la información religiosa de El País, tiene razón

Con el título de “Voto de desobediencia a los obispos”, Juan G. Bedoya nos regalaba uno de sus “interesantísimos” artículos el día 24 de diciembre en el diario El País. El veterano responsable de la información religiosa del diario del grupo Prisa empezaba con fuerza su columna:

¿Quién hace caso hoy a la doctrina de los obispos en materia de familia, sexo, anticonceptivos, investigación con embriones, incluso ante dogmas antes llamados fuertes, como la resurrección y divinidad de Jesús, la inmaculada concepción y la ascensión de María, la infalibilidad del Papa o la real existencia del cielo, el infierno o el purgatorio? ¿Significan estas discrepancias -ese no hacer caso a lo que predica la jerarquía del cristianismo-, que existe un cisma en la Iglesia católica actual?

A la primera pregunta me dan ganas de contestar ¡¡¡YO!!!, pero como sé que buena parte de los lectores de InfoCatólica, y de este blog en concreto, responderían lo mismo, pues vamos a dejarlo en un ¡¡¡NOSOTROS!!! Pero igual que digo eso, reconozco que la mayoría de los bautizados, al menos en España, responderían un ¡¡¡YO NO!!!

A la segunda pregunta, mi respuesta es rotunda: ¡Sí! Y añado: ¡Es uno de los cismas más graves en la Historia de la Iglesia!

De hecho, el propio Bedoya describe la situación de forma muy acertada:

Los cismas de ahora son soterrados, porque Roma, escarmentada o insegura, no quiere romper con nadie, y los protestantes contemporáneos también prefieren una convivencia en discordia a una salida del santuario.

Salvo en lo de que Roma está “escarmentada o insegura” -me guardo para mis adentros mi calificación sobre la actuación de la Sede Apostólica-, no podría estar más de acuerdo con ese análisis de la realidad eclesial cuando ya ha transcurrido la primera década del siglo XXI. Y es una realidad que hemos heredado del post-concilio, aunque ya antes del Vaticano II asomaban las primeras nubes del cisma de facto que la Iglesia ha sufrido, y sufre, en este paso del segundo al tercer milenio de la era cristiana. Hoy mismo hemos sabido que ha fallecido una de las cabezas visibles de ese cisma, el teólogo dominico Edward Schillebeecks. No me gusta hablar mal de nadie justo después de morir, así que baste con constatar que a pesar de que Roma detectó al menos nueve errores teológicos graves -en mi pueblo, herejías- y de que él se negó a retractarse, no parece que se le aplicara el Código de Derecho Canónico, que es un texto muy mono que sin duda debe servir para muchas cosas pero más bien para poco a la hora de atajar el cisma que nos acecha.

La gran diferencia entre el cisma actual y otros pasados, es precisamente que, probablemente con la intención de evitar un cisma a gran escala, se ha optado por admitir que los herejes se queden dentro de la comunión eclesial. Es decir, a pesar de que la pena canónica por la herejía contumaz es la excomunión, personajes como Hans Küng -que entre otros dogmas niega el de la infalibilidad papal- no sólo no han sido excomulgados sino que ni siquiera se les ha suspendido a divinis. Como mucho se les he prohibido ejercer la docencia en universidades y seminarios católicos. Lo cual, por supuesto, no ha servido para nada. ¡Miento!: sí ha servido. Esa actitud condescendiente con la herejía ha servido para que la secularización interna de la Iglesia haya alcanzado niveles impensables, dramáticos, cuasi apocalípticos.

Bedoya hace una cita de una carta de monseñor García Aracil, arzobispo de Mérida-Badajoz. En relación con la actitud de los políticos católicos que se pasan la doctrina de la Iglesia por salva sea la parte, el arzobispo observa…

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