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30.12.09

España: país de misión

No sé bien si los datos que ha dado la última encuesta del CIS suponen una modificación sustancial respecto a los de pasadas encuestas, pero en todo caso reflejan una realidad que no por conocida no deja de ser triste. Más de la mitad de los españoles (52,3%) que se declaran católicos no asoman por misa ni por un casual. Ni que decir tiene que los que son católicos por bautismo pero no se consideran tales, tampoco pisan nuestros templos.

Lo primero que uno piensa es a cuento de qué alguien que no practica el catolicismo se considera a sí mismo católico. Posiblemente sea por costumbre social o porque creen en la existencia de Dios aunque la misma les tenga bastante sin cuidado. Cada persona tendrá sus propias razones. Supongo que será abundante el grupo de los que dicen “yo creo en Dios pero no en los curas", típico argumento del que busca excusas en la Iglesia para no ser de la Iglesia.

Existe un porcentaje importante de católicos (18,6%) que no van a misa todos los domingos y días de precepto pero sí lo hacen varias veces al año. Apostaría que esos días son precisamente ahora, en Navidad, en Semana Santa y en la fiesta del patrón del pueblo. Ese tipo de personas tienen un sentimiento más “real” de su condición de católicos que los que nunca van a misa, pero no es lo suficientemente fuerte como para motivarles a dedicar una hora de su fin de semana a encontrarse con Cristo en la Eucaristía.

Sólo el 13,1% de los católicos que se declaran tales van entre una vez al mes a misa y varias veces a la semana. Eso supone que el porcentaje de católicos practicantes sobre el total de la población española es de apenas un 10%. O, en otras palabras, decir que España es hoy católica puede ser en cierta parte verdad desde un punto de vista sociológico -aunque yo no lo pienso así- e incluso sacramental -el bautismo imprime carácter- pero es una mentira como una catedral de grande desde el punto de vista de la realidad espiritual de este país. Los católicos practicantes somos una minoría cada vez más exigua. Sólo 4 millones de españoles cumplen con el precepto dominical aunque otros 4 ó 5 millones más vayan de vez en cuando a misa.

Eso significa que este es un país de misión. Pero me pregunto si aparte de hablar -y de sacar documentos- sobre la nueva evangelización, se está haciendo algo para evangelizar de verdad. Es decir, ¿hay algún tipo de pastoral en las diócesis encaminada a buscar el regreso a la práctica de la fe en aquellos que se han alejado de la misma parcial o totalmente? Yo sé que hay movimientos eclesiales que sí apuestan por esa tarea, pero ¿lo hace la Iglesia en bloque? Es más, pregunto, ¿se sabe hacer? ¿saben hacerlo nuestros sacerdotes? ¿saben hacerlo los laicos “comprometidos"?

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Carta enviada a Roma y Cartagena

Hoy al mediodía ha salido, en dirección a la Curia Generalizia de la Compañía de Jesús en Roma y a la sede del obispado de Cartagena, la carta abierta al Prepósito General de los jesuitas y al obispo de Cartagena, Rvdmo P. Adolfo Nicolás y Excmo y Rvdmo D. José Manuel Lorca Planes respectivamente, que escribí el sábado 26 de diciembre en este blog.

El motivo de la carta, como todos los lectores de este blog saben, es el escándalo que supone leer en un periódico español un artículo de un sacerdote jesuita en el que se ofende gravemente el sentimiento de los católicos. El que no sepa a qué me refiero, que lea la carta abierta, en la que doy detalles del escándalo.

A la carta he sumado los datos personales -nombres, apellidos y DNI o documento acreditativo- de los fieles que se han querido adherir a la misma. En total, han sido 148 las personas que se han sumado al texto. A todas ellas quiero dar las gracias por su adhesión y por su confianza en darme sus datos. Entre los apoyos a la carta se encuentran diez sacerdotes y un religioso. Al menos que se hayan presentado como tales. Es posible que algún otro sacerdote, religioso o religiosa me haya enviado sus datos sin hacer referencia a su condición. También hay abogados, periodistas, médicos y miembros de otras profesiones pero en la carta enviada sólo he señalado a los que son sacerdotes y al religioso (sin mencionar su orden). La mayoría de los co-firmantes son españoles pero también he recibido adhesiones de argentinos, chilenos, venezolanos, italianos y españoles residentes en el extranjero. Uno de ellos, curiosamente, me escribió desde Japón, donde reside el padre Masiá.

Quiero además reproducir unos párrafos del email que un sacerdote murciano me envió ayer mismo:

Ante la publicación de Masiá me alegró enormemente ver que había tenido alguna repercusión el hecho y que tanto el Sr. de la Gigoña, así como usted mismo han reaccionado.

Me parece muy bien la carta, pero si me lo permite, le diré que lo considero una acción poco contundente. Aquí lo que hay que hacer ver de una vez por todas es que los fieles tienen derechos y que pueden exigirlos y reclamarlos. No se trata ya de pedir, rogar y suplicar que por favor digan o hagan algo sino de exigir que digan y hagan. ¡Es un DERECHO de los fieles!

Por cierto, que en el mismo ejemplar del diario “La Verdad” en el que venía el artículo de Masiá aparecía otro artículo de un miembro de Comunidades de base de la Diócesis que colabora también habitualmente, cuestionando el celibato sacerdotal y reclamando el sacerdocio femenino.

O los fieles se espabilan y comienzan a exigir el que se respeten sus derechos o las cosas van a cambiar muy poco.

Pues de eso se trata amigos y hermanos en el Señor. De que los fieles hagamos aquello que se nos pidió que hiciéramos en el Concilio Vaticano II:

Los laicos, como todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundancia, de los sagrados pastores, de entre los bienes espirituales de la Iglesia, ante todo, los auxilios de la Palabra de Dios y de los sacramentos; y han de hacerles saber, con aquella libertad y confianza digna de Dios y de los hermanos en Cristo, sus necesidades y sus deseos. En la medida de los conocimientos, de la competencia y del prestigio que poseen, tienen el derecho y, en algún caso, la obligación de manifestar su parecer sobre aquellas cosas que dicen relación al bien de la Iglesia. Hágase esto, si las circunstancias lo requieren, mediante instituciones establecidas al efecto por la Iglesia, y siempre con veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y caridad hacia aquellos que, por razón de su oficio sagrado, personifican a Cristo. (LG 37)

Como he dicho, en este caso varios sacerdotes se han sumado a la carta, así que no es sólo una iniciativa de laicos. Pero para el caso, creo que es lo mismo.

Esta es la lista de los que se han adherido a la carta abierta. Pongo sólo el nombre y las iniciales. Si alguien no se encuentra, que me lo diga. Esto lo hago todo a mano y se me puede haber perdido algún nombre:

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