España: país de misión
No sé bien si los datos que ha dado la última encuesta del CIS suponen una modificación sustancial respecto a los de pasadas encuestas, pero en todo caso reflejan una realidad que no por conocida no deja de ser triste. Más de la mitad de los españoles (52,3%) que se declaran católicos no asoman por misa ni por un casual. Ni que decir tiene que los que son católicos por bautismo pero no se consideran tales, tampoco pisan nuestros templos.
Lo primero que uno piensa es a cuento de qué alguien que no practica el catolicismo se considera a sí mismo católico. Posiblemente sea por costumbre social o porque creen en la existencia de Dios aunque la misma les tenga bastante sin cuidado. Cada persona tendrá sus propias razones. Supongo que será abundante el grupo de los que dicen “yo creo en Dios pero no en los curas", típico argumento del que busca excusas en la Iglesia para no ser de la Iglesia.
Existe un porcentaje importante de católicos (18,6%) que no van a misa todos los domingos y días de precepto pero sí lo hacen varias veces al año. Apostaría que esos días son precisamente ahora, en Navidad, en Semana Santa y en la fiesta del patrón del pueblo. Ese tipo de personas tienen un sentimiento más “real” de su condición de católicos que los que nunca van a misa, pero no es lo suficientemente fuerte como para motivarles a dedicar una hora de su fin de semana a encontrarse con Cristo en la Eucaristía.
Sólo el 13,1% de los católicos que se declaran tales van entre una vez al mes a misa y varias veces a la semana. Eso supone que el porcentaje de católicos practicantes sobre el total de la población española es de apenas un 10%. O, en otras palabras, decir que España es hoy católica puede ser en cierta parte verdad desde un punto de vista sociológico -aunque yo no lo pienso así- e incluso sacramental -el bautismo imprime carácter- pero es una mentira como una catedral de grande desde el punto de vista de la realidad espiritual de este país. Los católicos practicantes somos una minoría cada vez más exigua. Sólo 4 millones de españoles cumplen con el precepto dominical aunque otros 4 ó 5 millones más vayan de vez en cuando a misa.
Eso significa que este es un país de misión. Pero me pregunto si aparte de hablar -y de sacar documentos- sobre la nueva evangelización, se está haciendo algo para evangelizar de verdad. Es decir, ¿hay algún tipo de pastoral en las diócesis encaminada a buscar el regreso a la práctica de la fe en aquellos que se han alejado de la misma parcial o totalmente? Yo sé que hay movimientos eclesiales que sí apuestan por esa tarea, pero ¿lo hace la Iglesia en bloque? Es más, pregunto, ¿se sabe hacer? ¿saben hacerlo nuestros sacerdotes? ¿saben hacerlo los laicos “comprometidos"?