Salvemos a los gorilas del Congo
Los obispos católicos del Congo han denunciado la total pasividad de las fuerzas militares de la ONU en el país ante el sufrimiento por el que está pasando la población civil, debido al recrudecimiento de la guerra entre las sempiternas fuerzas rebeldes y el gobierno de turno. Los obispos aseguran que “lo más lamentable es que estos desgraciados sucesos transcurran delante de los ojos impasibles de aquellos que han recibido el mandato de mantener la paz y proteger a la población civil".
Sin embargo, una luz de esperanza se ve en el horizonte. No es que la comunidad internacional piense hacer algo porque los obispos congoleños la señalen con el dedo. La clave en todo este asunto es que la guerra acaba de llegar hasta el corazón del Parque Nacional Virunga, el gran refugio mundial de los gorilas de montaña (’Gorilla beringei beringei’), donde vive la tercera parte de los 700 ejemplares que quedan de la especie en el mundo.
Eso sí que es intolerable. Ahora sí que se movilizarán ecologistas, izquierdistas y partidarios del Proyecto Gran Simio. Al fin y al cabo en el mundo hay millones de seres humanos, pero gorilas sólo unos pocos, y es más importante salvar a los gorilas congoleños que a sus “parientes” humanos.