InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: Noviembre 2008, 14

14.11.08

Es la Santa Sede quien determina si envía un coadjutor

Insisten en querer convencernos de que el cardenal Amigo pidió un obispo coadjutor para su archidiócesis y que, Roma, atenta siempre a conceder prontamente las peticiones de sus cardenales -que se lo digan a Sistach- accedió a enviarle uno. Parece ser que el propio don Carlos ha confirmado que así han sido las cosas. Pues bien, esto empieza a parecerse a aquello de “excusatio non petita, accusatio manifesta". Parece que hay un interés desmesurado en que la gente no piense que el Vaticano le ha hecho un feo al cardenal de Sevilla. Pero cuanto más lo expliquen, peor. Basta ir al Código de Derecho Canónico para averiguar en qué circunstancias la Santa Sede envía un coadjutor:

403 § 1. Cuando lo aconsejen las necesidades pastorales de una diócesis, se constituirán uno o varios Obispos auxiliares, a petición del Obispo diocesano; el Obispo auxiliar no tiene derecho de sucesión.

§ 2. Cuando concurran circunstancias más graves, también de carácter personal, se puede dar al Obispo diocesano un Obispo auxiliar dotado de facultades especiales.

§ 3. Si parece más oportuno a la Santa Sede, puede ésta nombrar por propia iniciativa un Obispo coadjutor, dotado también de facultades especiales; el Obispo coadjutor tiene derecho de sucesión.

Del artículo 403 sacamos las siguientes conclusiones:

1- Lo que un obispo puede pedir es uno o varios obispos auxiliares.

2- No corresponde al obispo solicitar un coadjutor. Esa es decisión que toma única y exclusivamente Roma.

3- Deben de darse circunstancias graves para que Roma decida enviar un auxiliar con facultades especiales o un coadjutor con dichas facultades, que además tiene derecho a sucesión.

Leer más... »

De necios, sabios, canas y prepósitos

En no pocas ocasiones he oído decir que uno vale más por lo que calla que por lo que afirma. Y en el libro de proverbios encontramos bastantes ejemplos de lo que ocurre cuando un necio abre la boca y demuestra una necedad hasta entonces sólo conocida por unos pocos. Así, leemos:

Prov
10,14 Los sabios atesoran conocimiento, la boca del necio es ruina inmediata.
y
18,7 La boca del necio es su ruina, y sus labios una trampa para su vida.

Tras leer las declaraciones a El Periódico del Prepósito General de la Compañía de Jesús, el padre Adolfo Nicolás, he pensado si sería un poco excesivo el aplicarle el calificativo de necio. Que a estas alturas de la película don Adolfo nos venga a equiparar la apertura de fosas con la beatificación de mártires, nos cante las loas a la Teología de la Liberación y nos diga que la iglesia española es muy “regañona", pues no ayuda a que pensemos que estamos ante un hombre sabio. Y miren que a su edad, como dice el libro de la Sabiduría, “la prudencia es la verdadera canicie del hombre” (Sab 4,9).

Pues no, don Adolfo, no. Beatificar mártires no abre heridas. Las restaura. Más que nada porque la Iglesia no exige que sean reparados los crímenes cometidos contra ellos. La beatificación y/o canonización de nuestros mártires es motivo de alegría, no de enfrentamiento. Sin embargo, lo que está ocurriendo en España desde que a Zapatero le dio por hablar de uno de sus abuelos, es la ruptura del espíritu de la Transición, que sirvió para enterrar odios, enfrentamientos y rencores. Si usted compara ambas cosas está faltando al respeto a los mártires de nuestra Iglesia.

Leer más... »