13.02.13

Revista "Fe y Razón" (Nº 77 - Miércoles de Ceniza 2013)

Para acceder a todo el Nº 77, por favor presione este enlace:

A continuación reproduzco el artículo editorial.

*****

¡Muchas gracias, Santo Padre!

Equipo de Dirección

1. Fin de un pontificado luminoso y purificador

Justo cuando este número 77 de “Fe y Razón” quedó listo para su publicación, se difundió la sorpresiva noticia de la renuncia del Papa Benedicto XVI. A último momento resolvimos incluir en este número el texto de su declaración del día 11 de febrero y añadir aquí una breve expresión de nuestro sentimiento de cariño y gratitud hacia el Santo Padre.

¡Muchas gracias, Benedicto XVI, por su larga y fructífera vida de abnegado servicio a Dios y a los hombres en la Iglesia de Cristo, como teólogo, sacerdote, arzobispo, cardenal! ¡Muchas gracias, muy especialmente, por sus casi ocho años de servicio en la Sede de Pedro, durante los cuales ejerció con humildad un magisterio luminoso y un gobierno purificador! Que el Señor lo bendiga copiosamente en el último tramo de su vida.

2. “Fe y Razón” se publicará dos veces por mes

Con alegría comunicamos que a partir del próximo mes de marzo, si Dios quiere, la revista “Fe y Razón” será publicada dos veces por mes: el primer y el tercer lunes de cada mes, exceptuando a enero. Cada número tendrá un tamaño de unas 20 páginas A4, algo menor al habitual hasta el momento (unas 30 páginas).

Además, dada la actual abundancia de material disponible, decidimos publicar en el Miércoles de Ceniza este número extraordinario (el Nº 77).

3. Un libro de filosofía tomista

Con mucho gusto les anticipamos que está prácticamente concluido el trabajo de edición del título Nº 11 de la Colección “Fe y Razón”: un libro de filosofía tomista del Lic. Néstor Martínez Valls, Presidente del Centro Cultural Católico “Fe y Razón”. Este nuevo libro recopila los diecisiete primeros posts del blog de Néstor en el portal InfoCatólica: No sin grave daño.

A la brevedad posible les comunicaremos la noticia de la publicación de este excelente libro.

4. Premios a los lectores más asiduos

Hemos decidido premiar a los lectores más asiduos de la revista “Fe y Razón”, de la siguiente manera: varios días después de la publicación de cada número de la revista, seleccionaremos a tres de los suscriptores que leen la revista con mayor asiduidad, basándonos en los datos estadísticos proporcionados por el programa MailChimp. A esos tres lectores les regalaremos libros electrónicos de la Colección “Fe y Razón”.

Ya llevamos a cabo la primera premiación. Después de la publicación del Nº 76, tres suscriptores (de Argentina, Uruguay y España respectivamente) recibieron un archivo con la versión electrónica del título Nº 1 de la Colección: Miguel Antonio Barriola, “En tu palabra echaré la red” (Lc 5,5). Reflexiones sobre Dios en la historia.

5. Un nuevo colaborador

Tenemos el agrado de informar que el Diác. Perm. Prof. Milton Iglesias Fascetto se ha unido al equipo de la revista “Fe y Razón” como colaborador.

Milton Iglesias Fascetto nació en Montevideo (Uruguay) en 1938. Durante muchos años fue Profesor de Matemática en Educación Secundaria y funcionario de un banco estatal. Hoy se encuentra jubilado de ambos empleos. Fue ordenado Diácono el 20 de diciembre de 1987. Integró el Consejo de Presbiterio Arquidiocesano de Montevideo hasta la creación del “Diaconerio” (Consejo formado por Diáconos Permanentes). También integró, en dos oportunidades, el Equipo Formador de candidatos al Diaconado Permanente. Desempeñó sus tareas diaconales en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced hasta 2008, cuando cesó por límite de edad. Continúa colaborando con la Comisión Arquidiocesana y la Comisión Nacional de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso. Es casado y tiene tres hijos y seis nietos. El pasado mes de diciembre cumplió 25 años como Diácono Permanente de la Arquidiócesis de Montevideo. Su blog es: Veritas de terra orta est. Además ha publicado varios libros sobre temas religiosos, los cuales están disponibles en esta página: www.lulu.com/spotlight/miglesias.

En diversos números anteriores de “Fe y Razón” publicamos varios artículos del Diác. Milton Iglesias, quien también es socio del Centro Cultural Católico “Fe y Razón” desde su fundación. Le agradecemos su valiosa colaboración y le damos una cálida bienvenida oficial al equipo de colaboradores de la revista.

6. Familia y Vida

En este número publicamos dos cartas de la Asociación Familia y Vida a los 31 miembros del Senado de la República, con referencia al proyecto de ley de “matrimonio igualitario”.

Dado que se acerca la fecha fijada para la votación de dicho proyecto de ley en el Senado, nuevamente exhortamos a todos nuestros suscriptores y lectores, especialmente los uruguayos, a trabajar esforzadamente en la defensa y promoción de los derechos del matrimonio y la familia en nuestro país.

Que el Señor conceda a cada uno de ustedes una Santa Cuaresma.

Oremos juntos por los Señores Cardenales, para que Dios los ilumine en el próximo cónclave; y oremos con fe por el próximo sucesor de San Pedro.

31.01.13

Revista "Fe y Razón" (Nº 76 - Febrero de 2013)

Para acceder a todo el Nº 76, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Por una verdadera reforma

Equipo de Dirección

1. ¡Bienvenido, Padre Iraburu!

Con gran alegría informamos que el Pbro. Dr. José María Iraburu ha aceptado unirse al equipo de la revista “Fe y Razón” como colaborador. José María Iraburu nació en Pamplona (España) en 1935, estudió en Salamanca y fue ordenado sacerdote en Pamplona (1963). Ejerció sus primeros ministerios pastorales en Talca, Chile (1964-1969). Doctorado en Roma (1972), enseñó Teología Espiritual en la Facultad de Teología de Burgos (1973-2003), alternando la docencia con la predicación de retiros y ejercicios en España y en Hispanoamérica, sobre todo en Chile, México y Argentina. Con el sacerdote José Rivera (+1991) escribió el libro Espiritualidad católica, que luego dio lugar a una Síntesis de espiritualidad católica. Con él y otros estableció en 1988 la Fundación GRATIS DATE. En el período 2004-2009 colaboró con Radio María, con los programas Liturgia de la semana, Dame de beber y Luz y tinieblas. Actualmente publica el blog Reforma o apostasía en el portal InfoCatólica.

El presente número de “Fe y Razón” incluye dos artículos del Padre Iraburu, tomados del citado blog. Agradecemos a Don José María su valiosa colaboración, que mucho nos honra.

2. Familia y Vida

En este número publicamos tres comunicados relacionados con la reciente legalización del aborto en el Uruguay: uno del Sr. Arzobispo de Montevideo y sus Obispos Auxiliares, otro de la Asociación Familia y Vida, y un tercero del Dr. León Muñoz (socio de la misma Asociación). Dejamos para el próximo número la publicación de dos cartas de la Asociación Familia y Vida a los 31 miembros del Senado de la República, con referencia al proyecto de ley de “matrimonio igualitario”.

Exhortamos a todos nuestros suscriptores y lectores a no bajar los brazos en el buen combate de la defensa y promoción del derecho humano a la vida y los derechos del matrimonio y la familia; y sobre todo los animamos a pedir a Dios la gracia de una verdadera reforma o conversión, individual y social.

Que el Señor bendiga y guarde día tras día a cada uno de ustedes.

29.01.13

Lecturas y chistes del verano austral

En el Hemisferio Sur estamos en verano; y el verano es mi “temporada de lectura”. Por lo tanto, ahora estoy leyendo mucho. En este post compartiré con ustedes unas brevísimas indicaciones sobre los libros que he leído desde Navidad hasta la fecha.

En primer lugar mencionaré dos libros que leí en formato digital en el Kindle, una pequeña maravilla tecnológica que nos trajo Papá Noel. Ambos libros digitales pueden ser descargados gratuitamente en Amazon.

Gilbert Keith Chesterton, What’s Wrong with the World.
http://www.amazon.com/gp/product/B0082SS5LS/ref=kinw_myk_ro_title

Un libro espléndido, en el que Chesterton, con su habitual agudeza, critica a fondo varias de las principales ideologías contemporáneas (imperialismo, feminismo, socialismo, etc.). La historia de Hudge y Gudge (dos políticos, uno conservador y otro progresista) es desopilante. Pese a que ciertas posiciones del autor (como su desagrado por el sufragio femenino) resultan hoy anticuadas, él siempre es un polemista notable y cuando menos hace pensar de verdad.

John Henry Newman, Loss and Gain. The Story of a Convert.
http://www.amazon.com/gp/product/B0082RWOJI/ref=kinw_myk_ro_title

En esta novela, Newman narra la historia de la conversión al catolicismo de un alumno de la Universidad de Oxford en la época del auge del “movimiento de Oxford”, del cual el propio autor fue uno de los líderes principales. Como en el caso del mismo Newman, el proceso de conversión del personaje principal de la novela tiene un carácter marcadamente intelectual. El autor conoce y describe muy bien la atmósfera de Oxford de mediados del siglo XIX.

Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, La infancia de Jesús, Editorial Planeta, 2012.
http://www.amazon.es/La-infancia-Jes%C3%BAs-Benedicto-XVI/dp/B00AAI65RY

Este pequeño libro completa la excelente trilogía del Papa sobre Jesús de Nazaret. Los tres volúmenes están orientados a mostrar la identidad entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe. Por lo tanto, el Papa defiende decididamente la historicidad de los Evangelios; en este volumen, concretamente, defiende la historicidad de los Evangelios de la infancia. Pienso que esta obra triple está destinada a cumplir un rol muy importante y positivo en la formación teológica y bíblica.

Carlos Manini Ríos, Anoche me llamó Batlle, Montevideo 1973.

Una muy buena crónica política del Uruguay del período 1911-1919, dominado por la imponente figura de José Batlle y Ordóñez, el “constructor del Uruguay moderno”. En el post anterior cité varios pasajes de esta obra para poner de manifiesto el profundo anticatolicismo (y anticristianismo) de Batlle y Ordóñez.

Hermann Lais, Problemas actuales de la apologética, Editorial Herder, Barcelona 1958.

A pesar de que ya tiene más de medio siglo, este libro sigue siendo interesante. Esto es un ejemplo de que podemos seguir aprendiendo de la teología “preconciliar”, sobre todo en un área como la apologética, que sufrió una crisis importante en las décadas posteriores. Esta obra trata varios problemas de apologética general, de apologética cristiana y de apologética católica. El último capítulo (sobre la posibilidad de salvación de los no católicos) es especialmente interesante.

Scott Hahn, La fe es razonable. Cómo comprender, explicar y defender la fe católica, Ediciones Rialp, 3ª edición, Madrid 2012.
http://www.amazon.es/La-razonable-comprender-Biografias-Testimonios/dp/8432137057/ref=sr_1_fkmr0_2?s=books&ie=UTF8&qid=1359451186&sr=1-2-fkmr0

Muy buen libro. El fuerte del autor –a mi juicio– es la teología bíblica. De ahí que las partes más logradas de esta obra sean las referidas a la Biblia. Destaco algunas secciones especialmente buenas: la sección donde Hahn demuestra que la Misa está llena de Biblia y la Biblia está llena de Misa; la sección referida al cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento en Jesús; y la sección donde destaca la importancia del Rey David en toda la Biblia, y particularmente en el Nuevo Testamento.

Fernando Otero, Adolescentes del siglo XXI. Historias de padres, Ediciones Logos, Rosario (Argentina) 2010.

El autor, un docente con larga experiencia en el trato con alumnos adolescentes y sus padres, ha reunido en este libro historias reales de padres y madres que intentaron educar a sus hijos adolescentes haciendo frente a las “novedades” de sus hijos y del ambiente que los rodea. El mensaje principal del libro es que en educación nunca está todo perdido: siempre es necesario actuar sin perder la ilusión.

Y esto es casi todo. Admito que también leí otras dos novelas: Harry Potter y la piedra filosofal; Harry Potter y las reliquias de la muerte. De ellas sólo diré que son entretenidas.


Basta de libros. Pasemos a la sección de chistes o, mejor dicho, de anécdotas estrictamente verídicas con valor humorístico. Hoy les contaré tres de esas anécdotas, según me las refirieron dos amigos.

1. Un sacerdote, profesor de teología, mira un libro que uno de sus alumnos (un seminarista) ha pedido prestado a otro seminarista. Se sorprende al ver que, en el margen de una de las páginas, el dueño del libro había escrito esta advertencia a su compañero: “¡Ojo! Es tomista”.

2. Un amigo mío, que fue seminarista, recuerda una misión que los seminaristas realizaron en un barrio pobre de Montevideo hace unos 30 años. Los responsables de la misión habían dicho a los seminaristas que no debían hablar de Dios a la gente, sino sólo de sus problemas y asuntos cotidianos. Mi amigo se acerca a dos señoras de modesta condición que conversan entre sí en la calle. De repente una de ellas lo llama. Mi amigo va pensando cómo hablar con ella de temas tales como el alumbrado público o el saneamiento. Pero la mujer, con sincero interés, le pregunta: “Dígame, ¿cómo era eso de la Trinidad?”

3. Un ultra-tradicionalista le dice a un amigo mío que la Misa debe ser en latín para que la gente no entienda y así se conserve mejor el sentido del misterio en la liturgia. Mi amigo le contesta: “pero entonces sería mucho mejor que la Misa fuera en chino; así se entendería mucho menos todavía.”

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

22.01.13

El anticristianismo de José Batlle y Ordóñez

1. Introducción

Don José Batlle y Ordóñez (1856-1929) fue sin duda el principal político del Uruguay en el siglo XX. Fue dos veces Presidente de la República (1903-1907 y 1911-1915) y dos veces Presidente del Consejo Nacional de Administración (1921-1923 y 1927-1928). Desde 1903 hasta su muerte dominó ampliamente el escenario político del Uruguay. Durante ese período lideró al Partido Colorado (el cual estuvo en el poder en forma ininterrumpida durante 94 años: 1865-1959) y dentro de él a su propio sector (el “batllismo”). Ejerció buena parte de su influencia a través del diario “El Día”, que él fundó y dirigió. Es considerado como el constructor del Uruguay moderno. Generalmente es presentado como anticlerical. El propósito de este artículo (cuyo objetivo es de índole histórica, no política partidaria) es demostrar que en realidad fue profundamente anticatólico e incluso anticristiano e irreligioso.

Me apoyaré sobre todo en citas del siguiente libro: Carlos Manini Ríos, Anoche me llamó Batlle, 2ª edición, Montevideo 1973 (en adelante citado como CMR). Su autor (hijo de Pedro Manini Ríos, quien fue durante muchos años uno de los más íntimos colaboradores de José Batlle y Ordóñez) fue un importante político colorado y periodista uruguayo. Escribió una crónica política del Uruguay del siglo XX en varios tomos. El libro citado es el primer volumen de esa crónica y cubre un período de ocho años: 1911-1919. Durante ese período se reformó por primera vez la Constitución de la República. La Constitución de 1830 había establecido al catolicismo como la religión oficial del Estado. La nueva Constitución (que fue aprobada en 1917 y comenzó a regir en 1918) separó a la Iglesia del Estado según el modelo francés de laicismo radical. A partir de ese momento la Iglesia Católica perdió gran parte de su influencia en el ámbito público de nuestro país. Batlle y Ordóñez fue el principal impulsor de esa separación. Escuchemos pues a Carlos Manini Ríos.

Leer más... »

17.01.13

Tres pensamientos

Quienes dicen que Jesús se equivocó al profetizar que el Reino de Dios llegaría durante su generación están en un serio error. Tanto llegó el Reino de Dios, que el mismo Jesús en persona es el Reino de Dios en plenitud. Un estudio sereno de los Evangelios muestra que Jesús relacionó siempre el Reino de Dios con su persona y que era consciente de su especial relación con Dios Padre y de estar implantando el Reino de Dios en el mundo. ¿Quién es si no el sembrador de la parábola, que esparce generosamente la semilla del Reino por doquier? (Y hay muchos otros textos evangélicos que van en la misma línea). Por eso Jesús llegó a decir: “El Reino de Dios está en medio de vosotros“. Y no se equivocaba.

En cuanto a la teoría de que Jesús era sólo un predicador común y corriente, no da cuenta de la inmensa desproporción entre la causa (el supuesto predicador común y corriente) y el efecto (la Iglesia cristiana). Los prejuicios impiden a muchos reconocer la grandeza de Jesús.


Hay quienes identifican virtud y salud. De esta identidad se deduce fácilmente la identidad entre falta de virtud y falta de salud, o sea entre pecado y enfermedad. Sin negar que en ese planteo hay un fragmento de verdad, sostengo que en rigor esa identidad es inválida. De entre los muchos argumentos de distinto tipo que podrían aducirse para refutar esa falsa identidad, me limitaré en esta ocasión a presentar un argumento de orden teológico-escriturístico. En efecto, la Palabra de Dios dice a este respecto lo siguiente: “Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: ‘Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?’ Respondió Jesús: ‘Ni él pecó ni sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios’” (Juan 9,1-3).


Quienes sostienen la existencia de muchas morales confunden las múltiples teorías o sistemas morales con la ley moral, que es necesariamente única, pues única es la naturaleza humana y única es la vocación universal a la santidad.

El hecho de que en distintos tiempos y lugares el conocimiento humano de la ley moral alcance grados variables y esté a menudo obscurecido por el error no es obstáculo para el reconocimiento de la unicidad de la ley moral.

Si no fuera así, la existencia de distintas teorías científicas a lo largo de la historia o en un momento dado nos llevaría a concluir que los seres humanos no viven en un único universo material regido por un único conjunto de leyes matemáticas, físicas, químicas, biológicas, etc.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

13.01.13

La Iglesia y el Reino de Dios

Hace años alguien me escribió que, en una homilía, un sacerdote dijo lo siguiente: “Jesús no vino a instaurar su Iglesia, sino a empezar a construir el Reino, y en ese barco entramos todos.” Intentaré mostrar que esa afirmación contradice la doctrina católica.

1. ¿Qué quiso lograr Jesús?

Consideremos la primera parte de la frase en cuestión: “Jesús no vino a instaurar su Iglesia, sino a empezar a construir el Reino”. Esta proposición se parece mucho a una famosa frase –pretendidamente irónica– de Alfred Loisy, teólogo católico disidente (modernista) de principios del siglo XX: “Jesús anunció el Reino de Dios, y lo que vino fue la Iglesia". Loisy fue excomulgado por sus doctrinas heréticas.

Es verdad que Jesús vino para traer el Reino de Dios, es decir para salvarnos, para darnos la comunión con Dios. “Reino de Dios” y “salvación” pueden ser considerados como sinónimos. Donde Dios reina hay salvación y recíprocamente.

Por otra parte, al menos desde Orígenes (siglo III) la exégesis católica ha tenido claro que en definitiva Jesucristo mismo, en persona, es el Reino de Dios. En Él el Reino de Dios no sólo ha venido ya, sino que ha alcanzado su plenitud. Él mismo es nuestro Salvador y nuestra salvación.

Contrariamente a lo que insinúa la frase analizada, la Iglesia no es un producto accidental o secundario de la misión de salvación de Jesucristo, sino que es parte esencial de ella. La Iglesia es nada menos que el Cuerpo de Cristo, un Cuerpo cuya Cabeza es Cristo, nuestra salvación. La Iglesia hace presente socialmente a Cristo en el mundo de hoy y continúa su misión de salvación, animada por el mismo Espíritu de Cristo. Jesús se identifica plenamente con su Iglesia: “Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.” (Mateo 10,40); “Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (Mateo 28,20).

El Concilio Vaticano II identifica el Reino de Dios y el Reino de Cristo (cf. constitución dogmática Lumen Gentium, n. 5), identificación muy obvia para la doctrina católica. Pues bien, el mismo Concilio dice que la Iglesia es en cierto modo el Reino de Cristo (o sea, el Reino de Dios): “La Iglesia o Reino de Cristo, presente actualmente en misterio, por el poder de Dios crece visiblemente en el mundo.” (Lumen Gentium, n. 3). La expresión “en misterio” significa que la presencia del Reino de Dios en la Iglesia es sacramental (la palabra griega “mysterion” fue traducida al latín como “sacramentum”). La Iglesia terrestre es el Reino de Dios en germen; la Iglesia celestial es el Reino de Dios en plenitud.

Leer más... »

6.01.13

La neuroteología

Una nueva disciplina científica denominada “neuroteología” ha descubierto que ciertas zonas cerebrales “se activan” durante ciertas experiencias místico-religiosas. En bien de la brevedad, supongamos que esto fuese una descripción aproximadamente correcta de un hecho real.

Hechos son hechos e interpretaciones son interpretaciones. El problema de la “neuroteología” es su tendencia a la interpretación materialista de esta clase de hechos.

Lo realmente importante aquí es la cuestión de la causalidad: ¿El fenómeno neurológico causa el fenómeno religioso o el fenómeno religioso causa el fenómeno neurológico? El propio nombre de la “nueva ciencia” hace pensar en una tendencia (científicamente injustificable) hacia la primera de ambas alternativas.

El hombre es una unidad de cuerpo y alma. Sus emociones, por ejemplo, afectan a estas dos dimensiones de su ser. Cuando siente vergüenza, su cara enrojece; cuando siente miedo, el latido de su corazón se acelera. Pero no siente vergüenza porque su cara enrojece ni siente miedo porque el latido de su corazón se acelera, sino al contrario. ¿Por qué habría de ser diferente en el caso de las “emociones religiosas"?

Ni siquiera es seguro que dos hechos concomitantes estén relacionados causalmente entre sí. Al menos en eso David Hume tenía razón.

Lamentablemente con demasiada frecuencia las estadísticas se usan para establecer relaciones disparatadas entre fenómenos concomitantes pero no relacionados causalmente entre sí (al menos en forma directa). Por ejemplo, se podría demostrar matemáticamente que existe una fuerte correlación positiva entre el porcentaje de cristianos en la población de un país y los puntos ganados por su selección en los campeonatos mundiales de fútbol. Pero de allí no se puede inferir que ser cristiano favorezca el talento futbolístico ni menos aún que la buena performance futbolística de una selección favorezca el crecimiento del cristianismo en su país.

Por otra parte tenemos el hecho de que la mística (al menos la cristiana) no puede de ninguna manera reducirse a determinadas emociones. La mística cristiana en sustancia no depende de ningún fenómeno extraordinario ni de emociones particulares. Por desgracia con mucha frecuencia la mística cristiana es casi totalmente desconocida en ambientes no creyentes. Los cristianos no sentimos a Dios a través de algún oculto sexto sentido. Lo conocemos por la razón y por la fe.

La religiosidad humana, en su esencia más propia, no tiene absolutamente ninguna relación con ninguna “sensación de infinito” ni de “pérdida de linealidad del tiempo", como sostienen los partidarios de la “neuroteología". Ésta no es la actual interpretación de los momentos místico-religiosos, sino tan sólo la interpretación de la corriente de pensamiento materialista. La fe cristiana provee una interpretación alternativa.

La ciencia no es ni puede ser materialista. El materialismo es la doctrina (filosófica, no científica) que postula que todo es materia. La ciencia experimental prescinde metodológicamente del espíritu, pero no lo niega ni puede hacerlo. Es decir, no trata del espíritu simplemente porque no es su tema. Cuando algunos científicos apoyan el materialismo no hacen ciencia, sino filosofía. Y no tienen derecho a utilizar el prestigio de la ciencia a favor de su falsa filosofía.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

20.12.12

La alegría de la Navidad

Nuestra civilización occidental está enferma de tristeza y de angustia. Es natural que lo esté porque, en gran medida, ha perdido la fe cristiana y ha asumido una cosmovisión absurda: el ser humano no es más que un animal astuto, surgido por casualidad y destinado a la nada, cuya breve vida es totalmente intrascendente. Por eso el proverbial “hombre moderno” busca divertirse por medios cada vez más extraños y alienantes, tratando de olvidar su angustiosa situación (su futura muerte), y cayendo en realidad en diversas idolatrías y esclavitudes (basta pensar en el flagelo de la drogadicción). Así, sumido en una terrible oscuridad, ignorante de la verdad sobre sí mismo, en cierto modo muere (y mata) espiritualmente cada día.

La Navidad cristiana ofrece un agudísimo contraste con este negro panorama. Sus sentimientos dominantes son dos: alegría y paz. Se trata de la verdadera alegría y la verdadera paz, la alegría y la paz que sólo Cristo puede dar y que el mundo busca en vano fuera de Él. Se trata de la alegría de saber que Dios es un Padre infinitamente bueno, que nos ha creado por amor y para el amor, para la feliz comunión de amor con Él por toda la eternidad. Un Dios que nos ama tanto que se hizo hombre en Jesucristo, para salvarnos. Se trata de la paz de la reconciliación con Dios nuestro Padre, en Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien nos amó y se entregó por nosotros, por cada uno de nosotros.

La fe cristiana no es como un salto al vacío, sino un acto de la inteligencia movido por la voluntad. Para una inteligencia abierta a toda la realidad no es muy difícil elegir entre la fe cristiana en Dios, que ilumina todo con su luz, y el ateísmo, que convierte toda la existencia y el universo entero en un gigantesco absurdo. En el principio no pudo ser ni el vacío ni el sinsentido; en el principio era el Logos, la Palabra Racional, la Sabiduría de Dios.

Supuesta la existencia de Dios, tampoco es muy difícil llegar a aceptar todo el contenido de la fe cristiana, comenzando por el gran misterio de la Encarnación: el Hijo de Dios hecho carne. Ofrezco aquí, comprimido al máximo, un argumento estético a favor de la religión cristiana. Un cínico podría pensar que el cristianismo es demasiado bello para ser verdad. En cambio yo pienso (y en este punto me guía la filosofía tomista) que el cristianismo es tan bello que tiene que ser verdad. ¿Acaso puede haber bajo el sol algo más hermoso que la Encarnación y la Pascua del Hijo de Dios? “Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3,16). ¿Cómo Dios podría haberse dejado ganar en amor, generosidad y belleza por una fantasía humana?

Según palabras de Jesucristo, los cristianos somos “luz del mundo”. Debemos llevar la luz de Cristo, verdadera, buena y bella, a un mundo agobiado y oprimido por falta de fe y de esperanza. Ofrezco aquí una sugerencia para la nueva evangelización. La Buena Noticia de Cristo está magníficamente resumida en el número 1 del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica:

“¿Cuál es el designio de Dios para el hombre?
Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada. En la plenitud de los tiempos, Dios Padre envió a su Hijo como Redentor y Salvador de los hombres caídos en el pecado, convocándolos en su Iglesia, y haciéndolos hijos suyos de adopción por obra del Espíritu Santo y herederos de su eterna bienaventuranza.”

Si lográramos anunciar a todos los hombres este núcleo esencial del Evangelio, la alegría y la paz de Cristo brotarían o rebrotarían en muchos corazones.

“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!” (Lucas 1,14). “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz».” (Isaías 9,5).

Les deseo a todos ustedes, compañeros o lectores de InfoCatólica, y a sus familias, una muy feliz y santa Navidad. Y ruego a Dios que en el Año de la Fe nos conceda crecer en la fe, la esperanza y el amor, en el conocimiento y la fidelidad a la doctrina cristiana.

Daniel Iglesias Grèzes

15.12.12

Homosexualidad y discriminación

1. Discriminaciones justas e injustas

Según el diccionario, la palabra “discriminar” tiene dos acepciones:
• Separar, distinguir, diferenciar una cosa de otra.
• Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad, generalmente por motivos raciales, religiosos, políticos o económicos.

El diccionario concuerda en este punto con la filosofía clásica. Según la noción clásica de justicia, “justicia” no es dar siempre a todos lo mismo, sino dar a cada uno lo que le corresponde. La justicia consiste en tratar de un modo igual los casos iguales y de un modo desigual los casos desiguales. Aplicando esta noción, resulta que hay dos tipos de discriminación: las discriminaciones justas (primera acepción del diccionario) y las discriminaciones injustas (segunda acepción del diccionario). Por ejemplo, es justo negar el derecho al voto a los menores de 18 años, discriminando (distinguiendo) su situación de la de los mayores de edad. En cambio, es injusto conceder subsidios estatales sólo a escuelas que brindan una educación secularista, discriminando (dando un trato de inferioridad) a las que brindan una educación religiosa.

El Artículo 8º de la Constitución de la República Oriental del Uruguay establece lo siguiente: “Todas las personas son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes.” Por lo tanto nuestra Constitución asume la misma concepción clásica que acabo de exponer. Ya que todas las personas son esencialmente iguales ante la ley, ésta no debe realizar discriminaciones injustas. Por consiguiente es inconstitucional que los impuestos pagados por todos los ciudadanos sean utilizados para financiar un sistema educativo que satisface sólo los intereses de algunos, los que tienen una ideología secularista. No obstante, la ley puede y debe realizar discriminaciones justas entre las personas, con base en sus diferentes conocimientos o capacidades ("talentos") o en sus distintas virtudes, incluyendo evidentemente las virtudes morales. Por consiguiente es constitucional negar el derecho al voto a los menores de 18 años, porque por lo general éstos aún no tienen la capacidad de discernimiento suficiente o los conocimientos requeridos para ejercer ese derecho.

2. La discriminación por “orientación sexual”

Leer más... »

13.12.12

El don de la vida

“Dios… insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente” (Génesis 2,7)

El Universo material creado por Dios, a través de un larguísimo proceso de evolución cósmica, se transformó en un lugar apto para el surgimiento de la vida. Los seres vivos manifiestan una organización interna y una adaptación externa maravillosas, que no pueden ser meros productos del azar. Otro larguísimo proceso guiado por la Providencia de Dios –la evolución biológica– produjo seres vivos cada vez más complejos. Finalmente Dios creó al hombre, animal racional, unidad de cuerpo y alma: cuerpo animado y espíritu encarnado. El alma espiritual e inmortal de cada ser humano es creada inmediatamente por Dios. Por su cuerpo el hombre se asemeja a los animales; por su espíritu, en cambio, se asemeja a su Creador. Como Él, es un ser personal, inteligente y libre.

“La gloria de Dios es el hombre viviente…” (San Ireneo, Adversus haereses 4,20,7)

El Universo material fue creado para el hombre; es su morada terrenal. El ser humano es la cumbre de la creación, el lugarteniente de Dios, a quien Él confía Su creación para que la cuide y la perfeccione por medio del trabajo. El hombre es el único ser del Universo material al cual Dios ama por sí mismo. A los demás seres los ama en razón del hombre y los destina a servirlo. La vida humana tiene un valor inmenso debido a la sublime dignidad de la persona humana. La vida de un único ser humano (cualquiera que sea) vale más, a los ojos de Dios, que todas las galaxias, las plantas y los animales juntos. Cumpliendo un mandato divino, los hombres han crecido en conocimiento y poder y se han multiplicado hasta dominar la Tierra. Como ser individual y como ser social, la vida del hombre es un reflejo de la vida íntima de Dios uno y trino.

“… y la vida del hombre es la visión de Dios” (San Ireneo, Adversus haereses 4,20,7)

Por naturaleza –es decir, en virtud de su creación– el hombre es un animal raro, siempre insatisfecho con los bienes que posee o disfruta durante su vida terrena. Su corazón está perpetuamente inquieto. Ningún placer, ningún conocimiento e incluso ningún amor logran colmarlo definitivamente. La Divina Revelación nos permite resolver este enigma de la existencia humana, enseñándonos que el fin último de la vida del hombre es sobrenatural. El hombre ha sido creado para la vida eterna, la participación en la vida divina, la plena comunión de amor con Dios en el Cielo. Sólo puede encontrar su felicidad perfecta en este destino trascendente, inalcanzable por las solas fuerzas naturales del hombre, pero asequible por medio de la Gracia, el amor absoluto de Dios, que dona Su mismo Ser al hombre de forma gratuita e indebida.

“El día que comieres de él, morirás sin remedio” (Génesis 2,17)

El hombre, destinado por la Gracia de Dios a la salvación –o sea, a la unión con Dios–, se encuentra sin embargo amenazado por la culpa. Creado libre, a imagen de Dios, tiene ante sí dos elecciones posibles: aceptar el amor de Dios, adorarlo y obedecerlo, desarrollándose y realizándose como persona; o bien rechazar el amor de Dios, odiarlo y desobedecerlo, degradándose y frustrándose absolutamente. Nuestros primeros padres pecaron. Su pecado no consistió en querer ser como Dios, sino en buscar ese fin desconfiando de Dios, a espaldas de su amor de Padre. Este pecado original destruyó la armonía integral de la vida del hombre y dio lugar a una terrible historia de deshumanización. No obstante, Dios no abandonó al hombre al poder de la muerte, sino que siguió buscando la salvación de todos.

“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá” (Juan 11,25)

Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios Padre envió a su Hijo único al mundo, para salvar a los hombres. Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es el único Salvador del mundo. Él vino a darnos vida en abundancia, lo cual está significado por los milagros de las bodas de Caná, la multiplicación de los panes y la pesca milagrosa. Tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su Hijo por amor en la Cruz, reconciliando al mundo consigo, y lo resucitó, dándonos nueva vida. Cristo resucitado nos da el Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, Señor y Dador de Vida. En el Espíritu Santo y en la Iglesia (Cuerpo de Cristo) el hombre redimido por Cristo (el cristiano) puede seguir a Jesús y cumplir la voluntad del Padre, viviendo una vida de amor y perdón, de abnegación y servicio, de justicia y santidad.

“No matarás” (Éxodo 20,14)

La Gracia de Cristo capacita al hombre para cumplir la ley moral natural, es decir para actuar conforme a la verdad, creciendo como persona. La ley dada por Dios a Moisés (el Decálogo), perfeccionada por Cristo, indica las exigencias de la ley moral natural. El quinto mandamiento prohíbe el homicidio. Toda vida humana es sagrada, desde la concepción hasta la muerte. El aborto buscado como un fin o como un medio, la eutanasia voluntaria, el suicidio y la guerra son realidades gravemente contrarias a la dignidad de la persona humana. Cristo nos enseña que el Decálogo halla su plenitud en el doble mandamiento del amor a Dios y al prójimo; este mandamiento implica el respeto, la defensa y la promoción del derecho a la vida, el primero de los derechos naturales del hombre.

Testigos del Evangelio de la Vida en una cultura de muerte

Sin la debida relación con el Creador, la creatura se diluye. En nuestra sociedad occidental contemporánea predomina la ideología secularista, que impulsa a prescindir de Dios, viviendo como si Él no existiera. En el contexto de esta ideología han proliferado formas de pensamiento y de acción contrarias al Evangelio de la Vida. En muchos países ha sido legalizado el aborto, y en algunos también la eutanasia. Las técnicas de reproducción asistida y la investigación sobre células madre implican con frecuencia la manipulación y destrucción de embriones humanos. Sobre nosotros se cierne hoy la amenaza de la clonación humana. En medio de esta cultura de muerte los cristianos son testigos del Evangelio de Jesucristo, de la Buena Noticia de Cristo acerca del hombre y de su vida.

La familia, santuario de la vida

La defensa de la vida debe comenzar en la familia, santuario de la vida y bloque básico del edificio social. En el matrimonio abierto a la fecundidad (conforme a la Ley de Dios) los esposos cooperan con el Creador, procreando a sus hijos. Éstos tienen derecho a ser engendrados de un modo humano y a nacer en una familia bien constituida. En su labor de educación de los hijos, los padres no deben descuidar la transmisión de los valores morales, especialmente el respeto a la vida humana. Las familias cristianas deben ser signos del amor de Dios Padre por la vida de los hombres. Unidas a Cristo en la Iglesia dan muchos frutos de justicia y solidaridad, practicando obras de misericordia corporal y espiritual. Siendo dóciles a las mociones del Espíritu de Dios, dan testimonio del sentido trascendente de la vida.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

29.11.12

Revista "Fe y Razón" (Nº 75 - Diciembre de 2012)

Para acceder a todo el Nº 75, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


¡Feliz Navidad!

Equipo de Dirección

1. Presentaciones del Ciclo de Charlas sobre el Pensamiento de Juan Pablo II

El Ciclo de Charlas sobre el Pensamiento de Juan Pablo II, organizado por el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” en el contexto del Año de la Fe, se desarrolló con buena concurrencia de público durante cuatro sábados consecutivos en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso de Montevideo. A medida que obtengamos las presentaciones realizadas en dicho Ciclo, las publicaremos en nuestra revista. Por el momento disponemos sólo de la presentación del Ing. Daniel Iglesias Grézes, Nuevas amenazas a la vida humana según la encíclica Evangelium Vitae. Esta presentación, que es un resumen del Capítulo 1 de la Evangelium Vitae, puede ser vista, descargada o compartida en esta dirección:

http://www.slideshare.net/feyrazon/nuevas-amenazas-a-la-vida-humana-segn-la-encclica-evangelium-vitae

2. Colaboraciones

El presente número de “Fe y Razón” incluye colaboraciones, que mucho agradecemos, del Diác. Perm. Prof. Milton Iglesias (sobre el Adviento) y de Elizabeth Azarola y Dionisio Negueruela (sobre los Equipos de Nuestra Señora).

3. Derogación de la “Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo” (Ley Nº 18.987)

El Centro Cultural Católico “Fe y Razón” se adhiere a la “Petición para la derogación parlamentaria de la ley de aborto” del Plenario de Organizaciones Pro-Vida del Uruguay e invita a todos sus socios y allegados uruguayos a firmar dicha petición, que está dirigida a todos los precandidatos a la Presidencia de la República y/o al Parlamento Nacional. Después de enumerar nueve hechos, la referida petición concluye así:

“Ante todo lo anterior, le solicito:
• Incluya en su programa de gobierno la derogación parlamentaria de la ley de aborto y comprométase públicamente en ello.
• Promueva una legislación que proteja la vida desde el momento de su concepción.
• Promueva una ley integral de apoyo a la maternidad.
• Fomente la adopción y cree un plan de adopción nacional ágil y eficaz.
• Haga pedagogía pública contra el aborto y fomente el respeto y valor de la Vida Humana, desarrollando para ello un plan integral en todos los ámbitos y muy especialmente en el de la salud y la educación.
• No destine fondos públicos a iniciativas que atenten contra la Vida Humana en cualquiera de sus fases.
• Instaure servicios de verdadera ayuda a las mujeres que cursan un embarazo con dificultades, brindándoles apoyo durante y después de su embarazo para que puedan llevarlo a término y ejercer una maternidad, en condiciones de contención y dignidad. Para ello es de urgencia el desmantelamiento de programas que van en la línea contraria y que proveen asesoramiento en métodos abortivos.”

4. ¡Feliz Navidad y feliz Año Nuevo!

“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!” (Lucas 1,14).

“Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz».” (Isaías 9,5).

“Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3,16).

El Centro Cultural Católico “Fe y Razón” desea a todos sus socios y amigos una muy feliz Navidad y un buen año del Señor 2013.

Dios mediante, nos reencontraremos con ustedes el 1º de febrero de 2013.


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

28.11.12

Proposición 17: Preámbulos de la fe y teología de la credibilidad (Sínodo de los Obispos)

En el contexto contemporáneo de una cultura global, muchas dudas y obstáculos causan un extendido escepticismo e introducen nuevos paradigmas de pensamiento y vida. Es de una importancia primordial, para una Nueva Evangelización, subrayar el rol de los Preámbulos de la Fe. Es necesario, no sólo mostrar que la fe no se opone a la razón, sino también destacar una serie de verdades y realidades que se refieren a una antropología correcta, que es iluminada por la razón natural. Entre ellas están el valor de la Ley Natural y las consecuencias que tiene para toda la sociedad humana. Las nociones de “Ley Natural” y “naturaleza humana” son susceptibles de demostraciones racionales, tanto en el nivel académico como en el popular. Tal desarrollo y emprendimiento intelectual ayudará al diálogo entre los fieles cristianos y las personas de buena voluntad, abriendo una vía para reconocer la existencia de un Dios Creador y el mensaje de Jesucristo, el Redentor.

Los Padres Sinodales piden a los teólogos que desarrollen una nueva apologética del pensamiento cristiano, es decir una teología de la credibilidad adecuada para una Nueva Evangelización. El Sínodo llama a los teólogos a aceptar y responder a los desafíos intelectuales de la Nueva Evangelización participando en la misión de la Iglesia de anunciar a todos el Evangelio de Cristo.

Sínodo de los Obispos

Fuente: http://www.vatican.va/news_services/press/sinodo/documents/bollettino_25_xiii-ordinaria-2012/02_inglese/b33_02.html

Nota: Esa página contiene una versión no oficial en inglés de las proposiciones finales elaboradas por el último Sínodo de los Obispos. La traducción al español es de Daniel Iglesias Grèzes.


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

17.11.12

Nuevas amenazas a la vida humana según la encíclica Evangelium Vitae

En el contexto del Año de la Fe, el Centro Cultural Católico “Fe y Razón”, con el apoyo de la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler”, organizó un Ciclo de Charlas sobre el Pensamiento de Juan Pablo II. Esta tarde (de 17:00 a 19:00), en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso (Tapes 956 casi San Juan, Montevideo), tendrá lugar la cuarta y última charla, en la que actuaremos como expositores el Lic. Néstor Martínez y yo.

Mi presentación es un simple resumen del Capítulo I de la formidable encíclica Evangelium Vitae del Papa Juan Pablo II. La he subido a Slideshare. La pueden encontrar en esta dirección:

http://www.slideshare.net/feyrazon/nuevas-amenazas-a-la-vida-humana-segn-la-encclica-evangelium-vitae

Los invito a leerla y a reflexionar sobre ella.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

12.11.12

Descubrimientos arqueológicos relacionados con el Nuevo Testamento

El cristiano sabe que tanto la fe como la razón son dones de Dios, y que ambos le han sido dados para el conocimiento de la verdad. Sabe además que la fe y la razón no pueden contradecirse, porque la verdad no puede contradecir a la verdad. Por eso no teme que los avances de la ciencia puedan dañar la verdad de la doctrina cristiana. Esta proposición de orden general se aplica también al caso particular de las investigaciones arqueológicas relacionadas con el Nuevo Testamento. Éstas, lejos de dañar la fe cristiana, no hacen sino reforzar con argumentos racionales su credibilidad. Probaré esta afirmación presentando brevemente siete de los muchos descubrimientos arqueológicos del siglo XX que confirman la historicidad de diversos aspectos de los escritos neotestamentarios. Para ello utilizaré como fuente principal a Vittorio Messori, Hipótesis sobre Jesús, Ediciones Mensajero, Bilbao 1978, complementándola con algunos datos extraídos de varios sitios web.

1. Año 1920, Desierto del Medio Egipto

Bernard Grenfell descubre un papiro, que es redescubierto en 1934 por C. H. Roberts en la Biblioteca John Rylands de Manchester. Un año después Roberts publica su hallazgo: el papiro en cuestión es el fragmento de manuscrito más antiguo conocido del Nuevo Testamento hasta ese momento. Se lo denomina papiro P52 o papiro Rylands griego. Contiene un texto del Evangelio de Juan (18,31-33.37-38) y está datado como del período 100-125.

Se reconoce casi unánimemente que el Evangelio de Juan fue el último evangelio en ser escrito. Muchos estudiosos no cristianos del Nuevo Testamento ("críticos” o “mitólogos", según la terminología de Messori), sostenían que este evangelio había sido compuesto entre los años 150 y 200 o aún después. Sólo así se habría dispuesto de suficiente tiempo para la formación del “mito cristiano", que estaría expresado en la teología de Juan, claramente más desarrollada que la de los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). El descubrimiento del papiro P52 deshizo de un solo golpe todo un cúmulo de teorías contrarias a la fe cristiana (cf. V. Messori, o.c., p. 127).

2. Año 1927, Jerusalén

El arqueólogo francés L. H. Vincent descubre el Litóstrotos o Gabbata, el patio empedrado de la Torre Antonia, de aproximadamente 2.500 metros cuadrados, donde Poncio Pilatos pronunció la condena de Jesús.

“Pilatos sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal en el lugar llamado Litóstrotos, en hebreo Gabbata” (Juan 19,13).

“Litóstrotos” es una palabra griega que significa “empedrado"; “Gabbata” es una palabra aramea que significa “elevación". Para los enemigos de la historicidad de los Evangelios, se trataba solamente de símbolos mitológicos acerca de los cuales se tejieron muchas especulaciones… hasta que se comprobó que se trataba de un verdadero patio, empedrado al estilo romano (cf. V. Messori, o.c., pp. 167-168).

3. Año 1939, Herculano

Se descubre la marca de una cruz en una pared de la parte reservada a los esclavos en una casa patricia de esta ciudad, destruida por la erupción del Vesubio del año 79. En torno a la cruz estaban también los clavos que servían para fijar el nicho y el toldo que ocultaban el símbolo del culto cristiano. Este descubrimiento demuestra que el cristianismo llegó a Italia muy rápidamente y hace históricamente creíble el texto de Hechos 28,14, que supone la existencia de cristianos en Pozzuoli (cerca de Nápoles), ya en el año 61 (cf. V. Messori, o.c., p. 128).

4. Circa año 1960, Jerusalén

Se descubre la piscina de cinco pórticos llamada Betzata. Es un cuadrilátero irregular de unos 100 metros de largo y de una anchura de 62 a 80 metros, rodeado de arcadas en sus cuatro lados y dividida al medio por una quinta arcada.

“En Jerusalén, junto a la puerta probática, hay una piscina, llamada en hebreo Betzata, que tiene cinco pórticos” (Juan 5,2).

“Es imposible enumerar las interpretaciones mitológicas a que dieron ocasión estas pocas palabras. Estaba fuera de duda… que para los desmitificadores “la piscina de los cinco pórticos” no tenía valor histórico sino simbólico. Las cinco tribus de Israel; los primeros cinco libros de la Escritura (el Pentateuco); un símbolo de la cabalística hebrea, para la que el número 5 representa las facultades del alma humana; los cinco dedos de la mano de Yahvé; las cinco puertas de la Ciudad Celeste… Son algunas entre las infinitas hipótesis ideadas por los mitólogos, que trataron también de establecer osados paralelos con religiones y cultos orientales. Cualquier explicación era buena…; sólo se excluían las hipótesis de que pudiera tratarse del simple recuerdo de un lugar real", hasta que “de los pesados volúmenes de los mitólogos alemanes, la piscina vino a parar a los planos de Jerusalén de los turistas” (V. Messori, o.c., p. 167).

El filósofo y exegeta Claude Tresmontant ha llamado la atención acerca de un detalle importante del versículo citado aquí (Juan 5,2). El redactor del cuarto evangelio utiliza el tiempo presente para decir que en Jerusalén “hay” una piscina llamada Betzata. Esto es un claro indicio de que dicho evangelio fue escrito antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70, o sea mucho antes de lo que supone la gran mayoría de los expertos, los que sitúan la fecha de composición de esta obra hacia el año 95.

5. Año 1961, Cesarea del Mar

Una expedición italiana descubre una lápida calcárea de 80 cm de altura y 60 cm de anchura, con una inscripción que confirma que Poncio Pilato fue prefecto de Judea en tiempos de Jesús, bajo el Emperador Tiberio.

“En el secular debate sobre los orígenes del cristianismo no faltó siquiera quien puso en duda que Pilato fuera en realidad administrador de Palestina en el momento en que Jesús fue condenado a muerte. Y ¿los escritores no cristianos que hablan de ese funcionario? “Interpolaciones de copistas cristianos", respondía despectiva cierta crítica” (V. Messori, o.c., p. 169).

6. Año 1962, Cesarea del Mar

El arqueólogo Avi Jonah descubre una lápida de mármol negro del siglo III AC, con una inscripción que menciona la localidad de Nazaret.

“También sobre Nazaret y el calificativo de Nazareno aplicado a Jesús, se desencadenó toda una tormenta de interpretaciones. Un mito, con toda seguridad: un nombre simbólico de una ciudad imaginaria", hasta que “en la fosa de los excavadores israelitas quedaban enterradas las innumerables teorías elaboradas para explicar las razones por las que los evangelistas habían inventado una localidad llamada Nazaret” (Ídem, pp. 168-169).

7. Año 1968, Cafarnaum

Se descubre la casa de San Pedro bajo el pavimento de una iglesia del siglo V dedicada al apóstol.

“Se trata de una pobre vivienda, igual en todo a las que la rodean excepto en un detalle: las paredes están cubiertas de frescos y graffiti (en griego, siríaco, arameo y latín) con invocaciones a San Pedro en que se pide su protección. Es cosa averiguada que la casa fue transformada en lugar de culto desde el siglo primero: es, pues, la iglesia cristiana más antigua que se conoce. Y testimonia que, ya antes del año 100…, no sólo prosperaba el culto de Jesús, sino que llegaba a maduración la “canonización” de sus discípulos, invocados ya como “santos” protectores” (Ídem, p. 128).

8. Conclusión

“Confesaba el P. Lagrange a sus ochenta años, después de cincuenta años de estudio en Palestina con la sola preocupación de confrontar los detalles que proporcionan los evangelios, con la realidad de las costumbres, historia y arqueología del propio terreno: “El balance final de mi trabajo es que no existen objeciones “técnicas” contra la veracidad de los evangelios. Todo cuanto refieren los evangelios, hasta los últimos detalles, encuentra confirmación precisa y científica". No son palabras de apologética huera. Los centenares de severos fascículos de la rigurosa Revue Biblique, dirigida por el propio P. Lagrange, lo confirman.

Como ha observado el célebre orientalista inglés, sir Rawlinson: “El cristianismo se distingue de las demás religiones mundiales precisamente por su carácter histórico. Las religiones de Grecia y Roma, Egipto, India, Persia, del Oriente en general, fueron sistemas especulativos que no trataron siquiera de darse una base histórica. Exactamente lo contrario del cristianismo". (Ídem, pp. 158-159).

Concluimos que la ciencia brinda un sólido apoyo a la doctrina católica sobre el carácter histórico de los Evangelios:

“La santa madre Iglesia ha defendido siempre y en todas partes, con firmeza y máxima constancia, que los cuatro Evangelios mencionados, cuya historicidad afirma sin dudar, narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la eterna salvación de los mismos hasta el día de la ascensión” (Concilio Vaticano II, constitución dogmática sobre la Divina Revelación, Dei Verbum, n. 19).

Daniel Iglesias Grèzes

28.10.12

Revista "Fe y Razón" (Nº 74 - Noviembre de 2012)

Para acceder a todo el Nº 74, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida

Equipo de Dirección

1. Ciclo de Charlas sobre el Pensamiento de Juan Pablo II

El sábado pasado, en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso (Tapes 956 casi San Juan) de Montevideo, comenzó el Ciclo de Charlas sobre el Pensamiento de Juan Pablo II, organizado por el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” en el contexto del Año de la Fe, con el apoyo de la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler”. Este Ciclo continuará en el mismo lugar durante los próximos tres sábados. A continuación incluimos el programa completo del Ciclo. Recordamos que la entrada a estas charlas es libre y gratuita.

Sábado 27/10/2012 - 17:00-19:00 - La obra filosófica de Karol Wojtyla
Ec. Rafael Menéndez, El personalismo tomista de Karol Wojtyla.
Lic. Néstor Martínez, Tomismo y personalismo.

Sábado 03/11/2012 - 16:30-18:30 - La encíclica Fides et Ratio
Mons. Antonio Bonzani, La continuidad entre el Vaticano I y el Vaticano II en el compromiso de la fe según la Fides et Ratio.
Prof. Ignacio Pérez Constanzó, La Fides et Ratio ante la filosofía y ante la cultura.

Sábado 10/11/2012 - 17:00-18:30 - La encíclica Veritatis Splendor
Pbro. Sebastián Pinazzo, La respuesta de Juan Pablo II frente a algunas tendencias de la teología moral surgidas en la segunda mitad del siglo XX.

Sábado 17/11/2012 - 17:00-19:00 - La encíclica Evangelium Vitae
Lic. Néstor Martínez, El nuevo concepto de embarazo a la luz de la Evangelium Vitae.
Ing. Daniel Iglesias Grèzes, Nuevas amenazas a la vida humana según la Evangelium Vitae.

2. Monseñor Antonio Bonzani

El Pbro. Antonio Bonzani, Rector de la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler”, ha sido nombrado Capellán de Su Santidad, recibiendo de esta manera el título de Monseñor. Al querido Padre Antonio, amigo y colaborador de “Fe y Razón”, le damos nuestras felicitaciones por este reconocimiento a su abnegada y fiel labor apostólica.

3. Aborto y reproducción artificial

Durante el mes de octubre, la “Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo”, que legaliza el aborto bajo muy amplias condiciones, fue aprobada por la Cámara de Senadores (por 17 votos contra 14) y promulgada por el Poder Ejecutivo. Uruguay se convirtió así, lamentablemente, en el segundo país de América Latina (después de Cuba) en legalizar el aborto. Recordamos a nuestros lectores que, según la doctrina católica, es preciso resistir y combatir esta ley inicua mediante la objeción de conciencia y otros medios pacíficos, y seguir trabajando en pos de su pronta derogación.

Con profunda consternación informamos que durante ese mismo mes la Cámara de Representantes de nuestro país aprobó el proyecto de “Ley de Reproducción Humana Asistida”, contrario al orden moral natural de muchas y muy graves formas, y que, EN LA VOTACIÓN GENERAL DEL PROYECTO, DICHA APROBACIÓN FUE UNÁNIME. Recordamos a nuestros lectores que, según la doctrina católica, la inseminación artificial y la fecundación artificial son gravemente inmorales. Empero, el citado proyecto de ley no sólo legaliza esas técnicas de reproducción humana artificial (que tienden a convertir al ser humano en un producto industrial más), sino que también legaliza su aplicación a mujeres solas o a parejas que no son matrimonios, la donación de esperma y de óvulos, y la congelación y destrucción de embriones “sobrantes”, y establece el carácter secreto de las donaciones de gametos, por lo que en general se prohibirá que las personas engendradas mediante estas técnicas conozcan la identidad de uno o dos de sus progenitores biológicos. Por si todo esto (y más) fuera poco, un legislador ha propuesto que, cuando el proyecto sea tratado por el Senado, se le agregue la legalización del alquiler de úteros. Esperamos que los uruguayos provida, cuya atención quizás ha estado centrada de un modo casi exclusivo en el tema del aborto, se opongan de un modo más enérgico e incisivo contra este cúmulo de barbaridades. Por lo demás, la fecundación artificial está muy ligada a prácticas abortivas y eugenésicas.

Rogamos a Dios nuestro Padre que, en este tiempo de tribulación, en Uruguay y en todo el mundo, nos conceda renovar nuestra fe en Jesucristo, el Camino, la Verdad y la Vida, y dar un testimonio más coherente y atractivo de esa fe, tanto en el nivel individual como en el nivel comunitario.


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

18.10.12

El movimiento del Diseño Inteligente (William Dembski)

Según el darwinismo, causas naturales no dirigidas son las únicas responsables del origen y el desarrollo de la vida. En particular, el darwinismo descarta la posibilidad de que Dios o cualquier inteligencia rectora jueguen un rol en el origen y desarrollo de la vida. Dentro de la cultura occidental, el ascenso del darwinismo ha sido verdaderamente meteórico. Y sin embargo a lo largo de este ascenso siempre ha habido disidentes que consideraban inadecuada la visión darwinista de que causas naturales no dirigidas podían producir toda la diversidad y complejidad de la vida.

Hasta mediados de la década 1980-1990 este disenso era esporádico, estaba centrado en gran medida a nivel de bases y buscaba principalmente influir en la opinión pública a través de los tribunales (y no era muy eficaz en eso). Con el movimiento del Diseño Inteligente, este disenso ahora se ha vuelto focalizado, prometiendo abatir el dominio cultural del darwinismo tanto como los movimientos de la libertad en Europa Oriental abatieron el dominio político del marxismo al final de los años ’80.

El movimiento del Diseño Inteligente comienza con la obra de Charles Thaxton, Walter Bradley, Michael Denton, Dean Kenyon y Phillip Johnson. Sin emplear la Biblia como un texto científico, estos académicos criticaron al darwinismo por razones científicas y filosóficas. Por razones científicas ellos encontraron al darwinismo inadecuado como marco de trabajo para la biología. Por razones filosóficas ellos encontraron al darwinismo irremediablemente entreverado con el naturalismo, la visión de que la naturaleza es autosuficiente y por ende no necesitada de Dios o cualquier inteligencia rectora. Más recientemente, académicos como Michael Behe, Stephen Meyer, Paul Nelson, Jonathan Wells y yo han dado el siguiente paso, proponiendo un programa de investigación positivo en el que las causas inteligentes se convierten en la clave para entender la diversidad y complejidad de la vida.

Por medio de este enfoque doble de criticar al darwinismo por una parte y proveer una alternativa positiva por la otra parte, el movimiento del Diseño Inteligente ha ganado rápidamente adherentes entre los mejores y más brillantes en la academia. Ya es responsable de que el darwinismo haya perdido su ventaja en el mercado intelectual. Si llegare a ser completamente exitoso, el Diseño Inteligente desbancará no sólo al darwinismo, sino también al legado cultural del darwinismo. Y dado que ningún aspecto de la cultura occidental ha escapado a la influencia del darwinismo, similarmente ningún aspecto de la cultura occidental escapará a una reevaluación a la luz del Diseño Inteligente.

¿Qué es entonces el Diseño Inteligente? El Diseño Inteligente comienza con la observación de que las causas inteligentes pueden hacer cosas que las causas naturales no dirigidas no pueden hacer. Las causas naturales no dirigidas pueden ubicar piezas de un juego de palabras cruzadas sobre un tablero, pero no pueden arreglar las piezas como palabras o frases con significado. Obtener una configuración con significado requiere una causa inteligente. Esta intuición de que hay una distinción fundamental entre causas naturales no dirigidas por una parte y causas inteligentes por la otra ha sustentado los argumentos de diseño de los siglos pasados.

A lo largo de los siglos los teólogos han argumentado que la naturaleza exhibe características que la naturaleza misma no puede explicar, sino que en cambio requieren una inteligencia más allá y por encima de la naturaleza. Desde Padres de la Iglesia como Minucio Felix y Basilio el Grande (siglos III y IV) a escolásticos medievales como Moisés Maimónides y Tomás de Aquino (siglos XII y XIII) y a pensadores reformados como Thomas Reid y Charles Hodge (siglos XVIII y XIX), encontramos a teólogos haciendo argumentos de diseño, argumentando desde los datos de la naturaleza hasta una inteligencia que opera más allá y por encima de la naturaleza.

Los argumentos de diseño son algo viejo. En verdad, los argumentos de diseño siguen siendo un elemento básico de los cursos de filosofía y religión. El más famoso de los argumentos de diseño es el argumento del relojero de William Paley (como en la Teología Natural de Paley, publicada en 1802). Según Paley, si encontramos un reloj en un campo, la adaptación de medios a fines del reloj (es decir, la adaptación de sus partes a la función de dar la hora) aseguran que es el producto de una inteligencia, y no meramente el resultado de procesos naturales no dirigidos. Así también, las maravillosas adaptaciones de medios a fines en los organismos, sea al nivel de organismos completos o al nivel de varios subsistemas (Paley se centró especialmente en el ojo del mamífero), aseguran que los organismos son el producto de una inteligencia.

Aunque es intuitivamente atractivo, el argumento de Paley había caído en desuso hasta hace poco. En los últimos cinco años el diseño ha experimentado un resurgimiento explosivo. Los científicos se están empezando a dar cuenta de que el diseño puede ser formulado rigurosamente como una teoría científica. Lo que ha mantenido al diseño fuera de la corriente principal de la ciencia en estos últimos 130 años es la ausencia de métodos precisos para distinguir los objetos causados inteligentemente de los objetos causados no inteligentemente. Para que el diseño sea un concepto científico fructífero, los científicos tienen que estar seguros de que pueden determinar confiablemente si algo es diseñado.

Johannes Kepler pensaba que los cráteres lunares habían sido diseñados inteligentemente por habitantes de la Luna. Ahora sabemos que los cráteres fueron formados naturalmente. Es este temor de atribuir falsamente algo al diseño sólo para ver esa hipótesis derribada más tarde lo que ha impedido que el diseño entrara en la ciencia propiamente dicha. Con métodos precisos para discriminar los objetos causados inteligentemente de los causados no inteligentemente, los científicos ahora son capaces de evitar el error de Kepler.

Lo que ha emergido es un nuevo programa para la investigación científica conocido como Diseño Inteligente. Dentro de la biología, el Diseño Inteligente es una teoría de los orígenes y el desarrollo biológicos. Su tesis fundamental es que se necesitan causas inteligentes para explicar las estructuras complejas y ricas en información de la biología, y que estas causas son empíricamente detectables (1).

Decir que las causas inteligentes son empíricamente detectables es decir que existen métodos bien definidos que, con base en características observables del mundo, son capaces de distinguir confiablemente las causas inteligentes de las causas naturales no dirigidas. Muchas ciencias especiales han desarrollado ya tales métodos para delinear esta distinción –notablemente la ciencia forense, la criptografía, la arqueología y la búsqueda de inteligencia extraterrestre (como en la película Contacto).

Siempre que estos métodos detectan causalidad inteligente, la entidad subyacente que descubren es información. El Diseño Inteligente correctamente formulado es una teoría de la información. Dentro de tal teoría, la información se convierte en un indicador confiable de causalidad inteligente, así como en un objeto adecuado para la investigación científica. Así el Diseño Inteligente se convierte en una teoría para detectar y medir información, explicar su origen y rastrear su flujo. Por lo tanto el Diseño Inteligente no es el estudio de causas inteligentes per se, sino de las vías de información inducidas por causas inteligentes.

Como resultado, el Diseño Inteligente no presupone un Creador ni milagros. El Diseño Inteligente es teológicamente minimalista. Detecta inteligencia sin especular acerca de la naturaleza de la inteligencia detectada. La “complejidad irreducible” del bioquímico Michael Behe, la “información activa” del físico David Bohm, la “complejidad funcional” del matemático Marcel Schützenberger y mi propia “información compleja especificada” son rutas alternativas hacia la misma realidad.

Es la detectabilidad empírica de causas inteligentes lo que hace al Diseño Inteligente una teoría completamente científica y lo distingue de los argumentos de diseño de los filósofos, o lo que ha sido llamado tradicionalmente “teología natural”. El mundo contiene eventos, objetos y estructuras que agotan los recursos explicativos de las causas naturales no dirigidas, y que pueden ser explicados adecuadamente sólo recurriendo a causas inteligentes. Los científicos están ahora en posición de demostrar esto rigurosamente. Así lo que ha sido una duradera intuición filosófica está siendo ahora realizado como un programa de investigación científica.

El Diseño Inteligente implica que el naturalismo en todas sus formas debe ser rechazado. El naturalismo metafísico, la visión de que las causas naturales no dirigidas gobiernan completamente el mundo, debe ser rechazado porque es falso. El naturalismo metodológico, la visión de que por el bien de la ciencia la explicación científica nunca debería exceder las causas naturales no dirigidas, debe ser rechazado porque ahoga la investigación. No se gana nada pretendiendo que la ciencia pueda salir adelante sin causas inteligentes. Más bien, dado que las causas inteligentes son empíricamente detectables, la ciencia debe permanecer siempre abierta a la evidencia de su actividad.

¿Dónde deja esto a la creación especial y la evolución teísta? Desde el punto de vista lógico, el Diseño Inteligente es compatible con todo desde el creacionismo más crudo (por ejemplo, Dios interviniendo en cada punto para crear nuevas especies) hasta la evolución más sutil y de mayor alcance (por ejemplo, Dios fusionando sin costuras todos los organismos en un gran árbol de la vida). Para el Diseño Inteligente la primera cuestión no es cómo los organismos llegaron a ser (aunque ésta es una cuestión de investigación que es necesario abordar), sino si ellos muestran señales claras y empíricamente detectables de ser causados inteligentemente. En principio, un proceso evolutivo puede exhibir tales “marcas de inteligencia” tanto como cualquier acto de creación especial.

Si usted es cristiano, ¿cuál es la utilidad teológica del Diseño Inteligente? Es importante darse cuenta de que el Diseño Inteligente no es una estratagema apologética para embaucar a la gente con el Reino de Dios. El Diseño Inteligente es un programa de investigación científica.

Dicho esto, el Diseño Inteligente sí tiene implicaciones para la teología. El desafío más severo a la teología en los últimos 200 años ha sido el naturalismo. Dentro de la cultura occidental, el naturalismo se ha convertido en la posición predeterminada para toda investigación seria. Desde los estudios bíblicos hasta el derecho, la educación, el arte, la ciencia y los medios, se espera que la investigación proceda sólo bajo la suposición del naturalismo.

C. S. Lewis lo dijo de esta manera: “Las hipótesis naturalistas… te encuentran en todas partes… Esto viene en parte de lo que podemos llamar una “resaca”. Todos tenemos el naturalismo en nuestros huesos y ni siquiera la conversión quita instantáneamente la infección de nuestro sistema. Sus hipótesis se apresuran a regresar a la mente en el momento en que se afloja la vigilancia.” (Cita de su obra Milagros).

Haciendo evidente el diseño en la naturaleza, el Diseño Inteligente promete curar a la cultura occidental de esta desafortunada resaca de la Ilustración. En verdad, el Diseño Inteligente suministra la más clara refutación del naturalismo a la fecha. El naturalismo mira a la ciencia para justificar su rechazo del propósito en la naturaleza. El Diseño Inteligente muestra que el naturalismo fracasa en sus propios términos. Por cierto, hay buenas razones filosóficas para rechazar el naturalismo –la misma existencia del mundo y la inteligibilidad del mundo plantean preguntas que la ciencia no puede responder, y que señalan más allá del mundo. El Diseño Inteligente muestra que también hay buenas razones científicas para rechazar el naturalismo. (2)

William Dembski

Fuente: http://www.arn.org/docs/dembski/wd_idmovement.htm
Publicado originalmente en Cosmic Pursuit, Primavera de 1998.
Traducido del inglés por Daniel Iglesias Grèzes.

Notas del Traductor

1) Como se verá luego, Dembski no quiere decir que la ciencia sea capaz de demostrar por sí sola la existencia de Dios.

2) Para profundizar en el tema del Diseño Inteligente, son recomendables los siguientes libros: Phillip Johnson, Proceso a Darwin; Michael Behe, La caja negra de Darwin; Jonathan Wells, Íconos de la evolución; Guillermo Gonzalez y Jay Richards, El planeta privilegiado.

15.10.12

La visión cristiana de la historia

El primer capítulo del libro Cuatro visiones de la historia universal de José Ferrater Mora se denomina “San Agustín o la visión cristiana". A continuación citaré algunas partes de dicho capítulo y haré mis propios comentarios críticos. Refiriéndome principalmente a la doctrina común de la Iglesia, intentaré mostrar que ese capítulo presenta la visión cristiana de la historia de un modo sumamente distorsionado.

“Para el cristiano la historia se hace, en efecto, posible mediante el pecado, es decir, mediante el quebrantamiento de la ley divina, el afán de conocer el bien y el mal, el apartamiento de Dios, la soberbia. Pero el pecado es sólo la posibilidad y el fundamento de la historia, su condición necesaria y no su misma sustancia.” (José Ferrater Mora, Cuatro visiones de la historia universal. San Agustín, Vico, Voltaire, Hegel, Alianza Editorial, Madrid 1988, pp. 32-33).

Para el cristiano la historia se hace posible, no mediante el pecado, sino mediante el libre acto creador de Dios, que pone en la existencia al hombre, ser histórico. El amor de Dios Creador es el fundamento de la historia. El pecado es sólo una de las dos posibles respuestas libres del hombre al amor de Dios. No forma parte de la esencia del hombre ni de la historia.

Salvo que interpretemos “conocer” como “practicar", el afán de conocer el bien y el mal no es equivalente al pecado. De lo contrario los moralistas pecarían al dedicarse al estudio de la ciencia moral. Cuando Dios prohibió a Adán y Eva comer del “fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal” (cf. Génesis 2), estableció que no le corresponde al hombre cambiar a su antojo la ley moral natural, porque ésta le es dada al hombre por Dios en unión indisoluble con la naturaleza humana.

“Si, como hemos dicho, la naturaleza era para el griego lo permanente, el gran todo al cual cada ser individual vuelve en cumplimiento de la universal justicia de la restitución, para el cristiano es el mal, pero el mal necesario e indispensable, porque tiene su sentido en la realización del drama de la historia.” (o.c., p. 34).

Para el cristiano la naturaleza no es el mal ni un mal, sino un bien, aunque un bien finito. El primer capítulo de la Biblia (Génesis 1) repite con llamativa insistencia la valoración positiva de Dios acerca de la naturaleza creada: “Y vio Dios que era bueno". Según la doctrina cristiana, el mal no es la naturaleza, el universo material o el ser finito (esta identificación es propia del maniqueísmo, no del cristianismo), sino un desorden introducido en el orden natural. Particularmente, el mal moral o pecado es el acto humano contrario a la naturaleza humana, es decir contrario a la razón y a la ley moral.

“La personalidad del hombre consiste en este su estar enmascarado, en este su desempeñar el papel que le corresponde, que le ha sido asignado de antemano desde aquellos tiempos en que no había nada, ni siquiera tiempo, porque todo estaba en el seno de Dios como modelo y paradigma.” (o.c., p. 35).

Según la antropología cristiana, la persona humana es un ser inteligente y libre, un espíritu encarnado que se desarrolla históricamente en relación con Dios y las demás personas. Ciertamente Dios, en su omnisciencia, conoce eternamente la historia completa de cada persona humana, pero esto no implica que la predetermine anulando su libertad. El hombre desempeña en la historia, no un rol que le fue asignado arbitrariamente por Dios antes de crearlo, sino el rol que el mismo hombre ha elegido para sí, dando una respuesta libre al libre amor de Dios, aunque siempre bajo el influjo misterioso de la Gracia.

“El hombre ha sido hecho, como diría Unamuno, para acompañar la soledad de Dios.” (o.c., p. 36).

Según la doctrina cristiana, el hombre ha sido hecho para compartir la gloria de Dios. Dios es el Ser perfectísimo, infinitamente feliz por Sí mismo. No sufre de soledad ni de ningún otro mal, ni antes ni después de crear al hombre. Su plenitud divina es inmutable. Dios crea al hombre sin necesidad alguna, por un acto libérrimo de su amor infinito. “Dios es amor", nos enseña San Juan, y la esencia del amor consiste en hacer el bien al ser amado desinteresadamente.

“Sin la libertad, el hombre hubiera sido bestia o ángel. Con la libertad sola, sin auxilio divino, habría sido ángel rebelde, demonio.” (o.c., p. 36).

Sin la libertad, el hombre habría sido bestia, no ángel. Según la teología cristiana, el ángel es un espíritu puro, inteligente y libre. Con la libertad sola, pero sin la Gracia sobrenatural, tendríamos a un hombre en “estado de naturaleza pura", no un demonio. Un hombre así (que Dios podría haber creado si lo hubiera querido) carecería de un fin último sobrenatural (la participación en la naturaleza divina), pero podría ser feliz alcanzando su fin puramente natural.

“Si nos atenemos a la moderna imagen evolutiva de la historia, resulta sorprendente que el hombre comience por ser, no un bruto que se desliga de la naturaleza, sino un ser que, después de haberle sido dada la imagen y figura de Dios, vuelve a revolcarse en el barro que constituye lo más alejado de Dios que pueda concebirse, lo que los neoplatónicos y, junto con ellos, los primeros padres de la Iglesia, llamaron indistintamente el no ser, el mal y la materia.” (o.c., pp. 36-37).

Quizás el contraste entre la moderna imagen evolutiva y la visión cristiana de la historia resulte sorprendente para quienes tienden a olvidar la esencia espiritual de la historia humana, que no es nunca un desarrollo mecánico, sino una sucesión temporal de actos en última instancia indeducibles, irreductibles a una ley matemática, física o biológica.

Los Padres de la Iglesia no confundieron nunca el no ser, el mal y la materia, tres cosas muy distintas entre sí para un cristiano. La nada (el no ser) no es mala ni es material, simplemente porque no es. Para ser malo, como para ser material, es necesario ser (lo contrario del no ser).

Si bien el no ser no es de suyo un mal, el mal sí es un determinado tipo de no ser: la privación de algo exigido por la naturaleza del ente en cuestión. Aunque para ser malo hay que ser, no se es malo por lo que se es, sino por lo que no se es, y no por cualquier cosa que no se sea, sino por no ser lo que la naturaleza exige que se sea. Y ésa es justamente la doctrina de San Agustín.

Ya dijimos antes que para el cristiano el ser material no es un mal, sino un bien (aunque ciertamente un bien finito, no el Sumo Bien que es Dios). Dado que el mal es un desorden del ser, que considerado en sí mismo es bueno, en definitiva el mal resulta ser un parásito del bien. Lo malo existe sólo gracias a la medida de bien que contiene. No hay, en la cosmovisión cristiana, nada que sea absolutamente malo desde todo punto de vista posible, porque todo ha sido creado bueno por Dios.

“A la luz primitiva, a la claridad y transparencia de su origen, ha sucedido la confusión y la multiplicidad, la verdadera noche en que, de Adán a Jesucristo, ha imperado, en medio de la ignorancia de los pueblos, una sola y única revelación del Dios escondido, la revelación incompleta manifestada al pueblo judío, el que ha dado muerte temporal y vida eterna al Hijo de Dios.” (o.c., pp. 37-38).

Según la doctrina cristiana, de Adán a Jesucristo el Dios escondido se ha revelado no sólo mediante la revelación sobrenatural manifestada al pueblo de Israel (que no es exactamente lo mismo que el pueblo judío) sino también mediante lo que podríamos llamar “revelación natural": Dios puede ser conocido a la luz de la sola razón por todos los hombres, también los anteriores a Jesucristo. Las obras de Dios dan testimonio de Él, son signos que nos hablan del Dios escondido.

Por otra parte, desde el punto de vista de la historia, no fue el pueblo judío en su conjunto quien dio muerte temporal al Hijo de Dios, sino muchas altas autoridades y una parte de ese pueblo, junto con autoridades romanas. Y por cierto el pueblo judío tampoco fue quien dio vida eterna al Hijo de Dios: el Hijo, en cuanto Dios, posee la vida eterna por su naturaleza divina; y en cuanto hombre, recibió la vida eterna de Dios Padre, quien lo resucitó de la muerte.

“Mas esta libertad, que tan graciosamente le es dada al hombre, es sólo, por lo pronto, la libertad para el pecado, la libertad para la historia.” (o.c., p. 43).

Según la doctrina cristiana, Dios da gratuitamente al hombre el don de la libertad, no para el pecado, sino para que, auto-poseyéndose, sea capaz de auto-donarse libremente a Dios, alcanzando así su realización plena en el seno de la comunión con Dios. Esa libre decisión del hombre se desarrolla en la historia y se consuma en la eternidad.

Nótese que Ferrater Mora se contradice. En este punto identifica historia y pecado, aunque antes había escrito que el pecado no es la sustancia de la historia (véase la primera cita).

“Pero si la Iglesia es condición no es causa suficiente, y por eso aun en ella son pocos los elegidos y son muchos los condenados.” (o.c., p. 45).

Sobre la cuestión de la posibilidad de salvación de los no cristianos de buena voluntad ha habido sin duda en los últimos siglos un importante desarrollo doctrinal en la Iglesia Católica. Ahora bien, Ferrater Mora extiende aquí hacia adentro de la Iglesia lo que se podría ver como cierto “pesimismo” de San Agustín con respecto a esa cuestión. Es cierto que no basta pertenecer exteriormente a la Iglesia para alcanzar la salvación, sino que para esto se debe pertenecer a ella “en espíritu y en verdad". Pero la Iglesia Católica en cuanto tal nunca ha enseñado oficialmente que sean muchos más los condenados que los salvados, ni en el mundo en general, ni mucho menos dentro de la Iglesia en particular.

“Esta justicia de condenar a todos y esta misericordia de salvar a algunos es lo que da su angustioso sentido a la visión agustiniana de la historia y lo que hace de ella, al tiempo que el reino de la desesperación, el fundamento de la esperanza.” (o.c., p. 46).

Según la doctrina de San Agustín y de la Iglesia, ni la justicia divina condena a todos los hombres ni la misericordia divina opera sólo a favor de algunos. Exceptuando a Jesús y María, todos los hombres han pecado y ninguno de ellos podría salvarse por sí mismo; pero la muerte y resurrección de Cristo han redimido objetivamente a todos los hombres de la historia. También para San Agustín, como para San Pablo, “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad". Pero, agrega Agustín, “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti". La gracia de Dios, ofrecida a todo hombre, requiere la libre cooperación del hombre para realizar la obra de la justificación. Por lo tanto la visión agustiniana y cristiana de la historia no es el reino de la desesperación, sino una visión de esperanza teologal. Aunque esté sumido en el peor de los pecados, el hombre puede esperar la salvación de Dios, si se abre con fe amante a Su misericordia y Su perdón. Esta salvación regalada gratuitamente por Dios es doblemente indebida, porque el hombre es creatura y pecador, pero no es injusta.

“En la visión agustiniana no acaba todo bien, como en la comedia, ni todo mal, como en la tragedia; en ella mueren, con una eterna muerte sin reposo, los réprobos o los condenados, pero viven con una vida sin más inquietud y desasosiego los que, debiendo ser también condenados, han resultado, por una elección que escapa a la razón humana y acaso a toda razón, inscritos en el registro de una ciudad que está constituida desde siempre, pero que sólo quedará colmada cuando la historia, ese sueño que es una pesadilla, haya terminado de ser soñada. Puede que no haya que acusar demasiado a Dios de su aterrador dictado, porque acaso la pesadilla también a Él alcanza y somos nosotros la visión que aparece constantemente en sus sueños. En los sueños de Dios, que si tal fuera cierto, serían para el hombre más reales que la realidad.” (o.c., p. 47).

En la visión agustiniana y cristiana de la historia los bienaventurados no son los que debían haber sido también condenados pero han sido elegidos arbitrariamente por Dios para la salvación. Quizás Ferrater Mora confunde a San Agustín con Calvino. Dios es justo y la justicia consiste en dar a cada uno lo que le corresponde. El juicio de Dios concuerda con la opción que cada hombre ha hecho a lo largo de su vida, opción por el amor o el egoísmo, por Dios o contra Dios, opción a la que la muerte da un carácter definitivo. El motivo por el cual unos se salvan y otros se condenan no escapa totalmente a la razón humana, ni menos aún a toda razón: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer… Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer…” (Mateo 25,34-42).

Quizás el sistema teológico con el que San Agustín (no el Magisterio de la Iglesia) intentó analizar el profundo misterio de la relación entre la Gracia de Dios y la libertad del hombre se presta en parte al malentendido en el que incurrió Ferrater Mora. Pero ese sistema agustiniano no pretende borrar ni borra las líneas maestras del Evangelio de Cristo que hemos enunciado sintéticamente.

El primado absoluto de la gracia de Dios, aun respecto de la respuesta libre del hombre, es un dato del Evangelio (Juan 15,5: “separados de Mí, nada pueden hacer"), subrayado por San Agustín y reafirmado por el Magisterio de la Iglesia en la condena del pelagianismo y el semipelagianismo. Esta doctrina católica no llama a la desesperación, sino a la confianza en Dios y al reconocimiento del Misterio insondable del Dios que es al mismo tiempo Amor, justicia y misericordia para con los pecadores.

La historia no es una pesadilla ni tiene sentido alguno acusar de nada a Dios, el Ser perfectísimo, infinitamente Bueno. También es absurdo suponer que Dios mismo puede sufrir pesadillas.

A modo de conclusión, nos preguntamos cómo es posible que un filósofo tan distinguido como José Ferrater Mora haya cometido errores tan gruesos y numerosos en una breve descripción de la visión cristiana de la historia. Dejando de lado la posibilidad de un intento deliberado de tergiversación, nos queda sólo la alternativa del desconocimiento. Por desgracia, ese desconocimiento está demasiado generalizado: hay en el ámbito de nuestra civilización “occidental y cristiana” demasiadas personas, incluso muy cultas, que ignoran casi todo lo esencial acerca del cristianismo o tienen de él una noción profundamente equivocada. Esto puede ser más excusable en el caso de personas poco instruidas, pero resulta menos comprensible en el caso de un gran filósofo, que además ha escrito sobre el cristianismo.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

7.10.12

Hay un solo Dios

Estimado lector, tal vez usted crea que en la actualidad el politeísmo subsiste sólo en el seno de pueblos primitivos, en regiones muy remotas del globo. En ese caso le sorprenderá saber que miles de uruguayos profesan una religión politeísta y que con frecuencia se ve a sus predicadores, vestidos de impecable traje y corbata, recorriendo en parejas las calles de nuestras ciudades. Nos referimos a la religión de los mormones, fundada en los Estados Unidos durante el siglo XIX por Joseph Smith, quien murió acribillado mientras disparaba seis tiros contra una multitud que pretendía lincharlo por sus secretas costumbres polígamas. Posteriores informes oficiales de su iglesia le atribuyeron 27 esposas.

Aunque el principal libro sagrado de esta secta (el Libro de Mormón) sostiene que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios, Joseph Smith (en su libro “Doctrinas y Convenios", que los mormones consideran también inspirado por Dios) enseñó a sus seguidores que estas tres personas son tres dioses distintos. Pero Smith no se detuvo en el triteísmo: según su doctrina, el universo material es eterno, existen innumerables mundos habitados y cada uno de ellos tiene sus propios dioses. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son solamente los dioses de nuestro mundo.

Más aún, el mormonismo es un evolucionismo radical: según la doctrina mormona, el Padre es sólo un hombre de carne y hueso (de otro planeta) que ha alcanzado un alto estado de evolución, y los seres humanos pueden aspirar a una metamorfosis similar.

Este Dios Padre habría engendrado, de la Madre Celestial (otro ser divino), a todos los espíritus que existen o existieron en la Tierra. Jesucristo o Jehová sería el Hijo primogénito de Dios, engendrado por la unión carnal de Dios Padre con la Virgen María. En las bodas de Caná, Jesús habría contraído matrimonio con María Magdalena, Marta y la otra María, con quienes habría tenido hijos.

Incrementando su blasfemia, la doctrina mormona sostiene que Satanás sería otro de los hijos de Dios, hermano de Jesús, y que el pecado de Adán habría sido un acto meritorio: Adán cayó para que los hombres pudiesen existir, proveyendo a millones de espíritus preexistentes de tabernáculos mortales, un paso necesario para alcanzar finalmente la exaltación en el estado divino. Además, según la doctrina sostenida oficialmente hasta hace pocos años por la Iglesia mormona, ese estado divino, asequible para todos los mormones blancos, estaba vedado a las personas de raza negra.

La teología de los mormones, al igual que su visión de la historia del continente americano, es racionalmente indefendible. Tiene mucho más en común con la “teología” de la serie de ciencia ficción Stargate –Puerta a las Estrellas–, que con la doctrina cristiana.

Los paganos del Imperio Romano acusaron erróneamente de ateísmo a los cristianos, porque éstos no adoraban a ninguno de sus falsos dioses. Con verdad, en cambio, se puede decir que el mormonismo es una religión atea, puesto que ninguno de sus innumerables dioses es el Ser Absoluto, Necesario, Perfectísimo, Eterno, Infinito, Omnipotente y Creador del universo, el único Dios verdadero.

Daniel Iglesias Grèzes

Nota: Los datos sobre la doctrina mormona están tomados de Julio C. Elizaga, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay, Editorial La Llave, Montevideo 1988, pp. 58-79.

Véase también: http://www.miapic.com/que-ensena-el-mormonismo


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

3.10.12

Revista "Fe y Razón" (Nº 73 - Octubre de 2012)

Para acceder a todo el Nº 73, por favor presione este enlace.


Artículo editorial del Nº 73


Cultura cristiana y “cultura de la muerte”

Equipo de Dirección

1. V Encuentro de Centros Culturales Católicos del Cono Sur

Del 18 al 21 de septiembre de 2012, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tuvo lugar el V Encuentro de Centros Culturales Católicos del Cono Sur, promovido por el Pontificio Consejo de la Cultura. El CIES (Centro de Investigación en Ética Social), de Argentina, actuó como co-organizador y anfitrión del Encuentro. El tema central del Encuentro fue: “Identidad, Cultura y Diálogo: misión y necesidad de los Centros Culturales Católicos para la actual evangelización de América”.

El Encuentro contó con 50 participantes provenientes de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay, Perú, México e Italia: seis obispos, tres presbíteros y 41 laicos. De Uruguay participaron: Mons. Pablo Galimberti (Obispo de Salto), la Dra. Susana Monreal (de la Universidad Católica del Uruguay), el Emb. Mario Cayota (por el CEDIDOSC) y el Ing. Daniel Iglesias (por el Centro Cultural Católico “Fe y Razón”). Mons. Carlos Alberto de Pinho Moreira Azevedo, Delegado del Pontificio Consejo de la Cultura, representó a la Santa Sede.

El Encuentro se desarrolló principalmente en el Círculo Militar, compuesto por el bellísimo Palacio Paz y un buen hotel. Se realizaron diversas ponencias sobre la identidad de los Centros Culturales Católicos (CCC), la acción y cometido de los CCC ante los desafíos de la cultura contemporánea, y la dimensión misionera y la espiritualidad de los CCC a la luz del Documento de Aparecida. También hubo dos conferencias abiertas a todo público en el Teatro del Globo, dictadas respectivamente por el Dr. Alfredo García Quesada, Consultor del Pontificio Consejo de la Cultura, y el Dr. Pedro Luis Barcia, Presidente de la Academia Argentina de Letras y de la Academia Nacional de Educación. Además, los participantes presentaron a los CCC representados en el Encuentro, intercambiaron experiencias y reflexionaron en grupos sobre el Documento de Trabajo propuesto por el Pontificio Consejo de la Cultura. Las principales conclusiones y propuestas fueron presentadas al plenario por un representante de los CCC de cada país. Por Uruguay le tocó desempeñar dicha tarea al Ing. Daniel Iglesias.

La Santa Misa fue celebrada el miércoles 19 en la Catedral de Buenos Aires, presidida por el Cardenal Jorge Bergoglio SJ, Arzobispo de Buenos Aires; el jueves 20 en la Iglesia del Socorro, concelebrada por cinco Obispos; y el viernes 20 en la Basílica de Luján, presidida por el Sr. Obispo de Luján.

El Encuentro se desarrolló en un clima de fraternidad cristiana. Hacia el final del mismo los participantes firmaron una declaración (la “Declaración de Buenos Aires”), orientada a estimular el trabajo conjunto de los CCC de la región.

2. Ciclo de Charlas sobre el Pensamiento de Juan Pablo II

En el contexto del Año de la Fe, el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” está organizando un ciclo de charlas sobre el pensamiento de Juan Pablo II. La primera charla del ciclo tendrá lugar el sábado 27 de octubre de 17:00 a 19:00 horas en la sede de la Asociación Uruguaya de la Orden de Malta (Canelones 1544 casi Salto, Montevideo) y tendrá como tema central el pensamiento filosófico de Juan Pablo II. El Ec. Rafael Menéndez disertará sobre “El personalismo tomista de Karol Wojtyla” y el Lic. Néstor Martínez disertará sobre “Tomismo y personalismo”. Después de las dos ponencias habrá una ronda de preguntas y respuestas.

El ciclo se completará con las siguientes charlas, en el mismo horario y en el mismo lugar:
• Sábado 3 de noviembre: La encíclica Fides et Ratio.
• Sábado 10 de noviembre: La encíclica Veritatis Splendor.
• Sábado 17 de noviembre: La encíclica Evangelium Vitae.

Más adelante anunciaremos los nombres de los expositores y los títulos de las ponencias de esas otras tres charlas.

La entrada a estas charlas es libre y gratuita. Aunque no es imprescindible, pedimos a los interesados en las charlas que confirmen su asistencia enviando un email a: [email protected].

3. Un paso hacia la legalización del aborto en el Uruguay

El Centro Cultural Católico “Fe y Razón” deplora la aprobación de la legalización del aborto por parte de la Cámara de Representantes, por 50 votos contra 49, el pasado martes 25 de septiembre, y exhorta a todos sus lectores a oponerse a esta iniciativa, a la que aún le falta la aprobación de la Cámara de Senadores y la promulgación del Poder Ejecutivo para convertirse en ley.

En este número publicamos la proclama del gran acto pro-vida realizado el lunes 24 de septiembre en la principal avenida de Montevideo y las reflexiones del Lic. Néstor Martínez sobre la triste y lamentable jornada legislativa del día siguiente. Nuestro Centro se adhiere a esa proclama y a esas reflexiones. También publicamos un artículo del Dr. Ricardo Pou-Ferrari, Médico Ginecólogo uruguayo, sobre la despenalización del aborto provocado. Agradecemos al Dr. Pou-Ferrari su valioso aporte.

1.10.12

Mi visita a Salt Lake City, meca del mormonismo (Pbro. Julio C. Elizaga) (3)

Vida familiar y social

Los mormones dan gran importancia al matrimonio y a la vida de familia. El matrimonio debe realizarse sólo entre mormones; por eso son mal mirados los casamientos con otras personas. La familia es el pilar de la fe mormona, donde las esposas y las madres encuentran su verdadera misión. La salvación de la mujer aquí y en el más allá depende completamente de su casamiento con un varón que obtenga las llaves divinas para la admisión en el cielo. La mujer debe tratar de trabajar en su casa y criar una gran familia que sean fieles santos de los últimos días.

Los mormones permiten el divorcio, pero se da en un bajo índice, y reprueban el control de la natalidad. Practican las Noches de Hogar una vez por semana, pasando juntos para preservar el amor y la unidad. Sostienen que el hombre es el centro del plan de Dios y por eso sólo el hombre puede ser ordenado sacerdote. A los niños mormones se les enseña desde temprana edad a sentirse superiores. A los quince años comienzan a predicar y son ordenados Sacerdotes si son dignos a los 18 años y se les concede desde ese momento responsabilidades paternales.

Los mormones encuentran toda su vida personal, social, religiosa y económica entrelazada con el mormonismo. Todo mormón detenta un puesto en el sacerdocio, da el diezmo de sus entradas, atiende el servicio religioso varias veces por semana, provee la educación de sus hijos y halla su principal diversión en los entretenimientos de su Iglesia. La Iglesia Mormona se preocupa y absorbe todos los aspectos de la vida de sus fieles: culto, deportes, vida social, ayuda mutua, diversiones, bailes y reuniones culturales.

Se preocupan mucho unos por otros y rara vez se halla un mormón necesitado o desamparado. Mantienen un elevado nivel de vida familiar, libre de delincuencia juvenil, y de alta natalidad. La Iglesia impone también a sus miembros el régimen alimenticio y les prohíbe el té, el café y las bebidas alcohólicas, así como el fumar, y les desaconseja la Coca Cola. De acuerdo a las estadísticas, los mormones gozan en general de buena salud y vida sana y la muerte por cáncer en los mormones adultos es la mitad que la población en general. En el mormonismo lo temporal y lo espiritual están en el mismo plano, pues como ha dicho uno de sus dirigentes: “Una religión impotente para salvar temporalmente a los hombres y darles dicha y prosperidad, no es capaz de salvarlos espiritualmente ni de educarlos para la vida futura”.

En cuanto a la patria, incluso para los mormones que no son norteamericanos, los Estados Unidos ocupan un lugar muy especial. La Iglesia suscita el patriotismo de sus miembros proponiéndoles un Profeta Americano, una Revelación Americana, una Biblia Americana y un Cristo visitando el continente americano y restaurando su Iglesia en los Estados Unidos. Por otra parte, según ellos, el Jardín del Edén donde vivieron Adán y Eva se encontraba en el estado de Missouri y allí será edificada la ciudad de Sión, para lo cual ya se están comprando los terrenos donde será construida.

Por lo general los mormones son gente de vida moral, progresista y trabajadora, que pone mucho énfasis en la familia, en la salud física y en el deporte y van edificando hermosos templos en las principales ciudades, construidos en los mejores sectores residenciales.

El mormonismo y los negros

Según el mormonismo todos hemos sido engendrados por Dios Padre y por nuestra Madre Universal. También Satanás y los espíritus que lo acompañan son hijos de Dios y hermanos nuestros y de Jesús, que es nuestro Hermano Mayor. Tanto Jesús como su hermano Satanás sugirieron a Dios Padre planes para la salvación para este mundo que hoy habitamos. Pero el plan de Satanás fue rechazado y él se rebeló y procuró ocupar el trono de Dios. Por eso fue expulsado del Cielo junto con todos los que le seguían. Ninguno de esos espíritus malos recibieron el privilegio de tener cuerpos como nosotros. Los espíritus valientes que pelearon al lado de Jesús en el Cielo recibieron los cuerpos mejores con pieles de color blanco. Pero aquellos que dudaron o hicieron muy poco en la batalla celestial, por no combatir junto a Cristo contra Satanás, nacen en la tierra como descendientes de Caín y tienen como consecuencia la piel de color negro.

Es por esta razón que los negros podían ser miembros de la Iglesia, pero no sacerdotes como todos los otros varones mayores de 12 años de edad. Tampoco se les llevaba afirmativamente a ellos el mensaje del Evangelio (Moisés 7,8 y 12,22). Esto también contradice las enseñanzas del Libro de Mormón, que afirma: “Que todos son iguales delante de Dios, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o hembras” (Nefí 26, 33). Como esta doctrina ofendía profundamente a los jóvenes de la iglesia, los cuales no podían soportarla más, en junio de 1978 el Presidente y Profeta, Spencer Kimball, de 83 años de edad, anunció que había recibido una nueva revelación de Dios. Kimball declaró que Dios “ha oído nuestras oraciones y ha confirmado con revelaciones que ha llegado el día prometido en que cada hombre fiel digno de la iglesia pueda recibir el sacerdocio santo prescindiendo de raza o color”. Es de hacer notar que ya la Biblia, dos mil años antes, declaró que “Dios no hace acepción de personas, sino que es aceptable a Él todo el que cree y practica la justicia” (Hechos 10,34).

Los Templos

Los mormones poseen hasta ahora 20 Templos en todo el mundo, de los cuales sólo hay dos en América Latina, uno en México y otro en San Pablo en Brasil. Los Templos mormones están cerrados para los que no son auténticos fieles de su Iglesia y ni siquiera la autoridad pública puede entrar en ellos. En los Templos se realizan tres ritos principales: la Dote, el Bautismo por los muertos y el casamiento por la eternidad.

La Dote

En el rito de la Dote, que dura todo el día, veinte o treinta participantes entran en el Templo con camisa y pantalón blancos, túnica y cinturón blancos, gorra blanca y mocasines y un delantal verde de tipo masónico. Primero se bañan y son untados con aceite. Después se ponen ropa interior especial que usarán como mormones durante el resto de su vida. Tres símbolos cosidos en el traje significan que si el iniciado revelara secretos del Templo, permitiría que sus piernas fueran amputadas y su corazón arrancado. Los mormones son enterrados con su traje de dote. En dicha ceremonia intercambian apretones de mano, contraseñas y signos secretos. Luego recorren los cinco cuartos del Templo llamados: Cuarto de la Creación, Jardín del Edén, Cuarto del mundo, Reino terrestre y Reino Celeste. La influencia masónica es evidente en estos ritos del Templo, pero no nos debe extrañar, ya que Smith y Young eran masones en Illinois, pero fueron expulsados de la logia.

Bautismo por los difuntos

Otra de las doctrinas distintivas de los mormones es el bautismo por los difuntos, que realizan únicamente en sus templos. Dado que ellos consideran el bautismo como esencial para la salvación y dado que hay muchos que murieron antes que la Iglesia fuera restaurada por Joseph Smith, y que actualmente siguen muriendo millones y millones sin estar bautizados por esa Iglesia, los mormones se bautizan muchísimas veces por inmersión en nombre de sus difuntos. Este sacramento tiene valor sólo si éstos se deciden libremente a favor de la Verdad que les es propuesta en la otra vida. No obstante, aunque uno se arrepienta, no podrá salvarse hasta que alguien haya sido bautizado por él. Por esta razón los mormones se convierten al menos en parte en “salvadores” de sus parientes fallecidos. A fin de poderse bautizar en nombre de todos sus familiares, los mormones poseen una Sociedad Genealógica para uso y beneficio de todos sus miembros. Para ello han acelerado la microfilmación de registros genealógicos en muchas partes del mundo y han edificado un costoso edificio en las afueras de Salt Lake City, para el archivo de estos importantes registros. El número de los nombres archivados pasa de los 35 millones y puede obtenerse su localización y uso mediante modernas computadoras electrónicas.

El matrimonio por la eternidad

Para los mormones el matrimonio es un mandamiento divino que debe ser aceptado, ya que: “Sin la facultad de perpetuar su especie, la gloria y la majestad del hombre es insignificante”. Los que no se casen alcanzarán la salvación pero no la exaltación en la gloria del mundo venidero. Todo matrimonio contraído sin la autoridad divina dura hasta que la muerte los separe; queda disuelto con la muerte. Pero el matrimonio celestial dura para toda la eternidad y tiene como fin una relación eterna de los sexos, para tener hijos en la otra vida. Para contraer ese matrimonio celestial, es necesaria una ceremonia especial que se celebra en alguno de los templos mormones del mundo, erigidos y consagrados para este servicio. Todos aquellos que murieron sin estar realmente unidos por esta bendición divina que los une para toda la eternidad, podrán ser unidos por los familiares y amigos que los representen por procuración.

Liturgia y culto

El culto de la Iglesia de los Santos de los Últimos Díias se realiza comúnmente en las denominadas Capillas, que se edifican para cada congregación. En ellas bautizan a los niños por inmersión a partir de los 8 años. Cada domingo celebran la Reunión Sacerdotal de los hombres, alrededor de las 8 de la mañana y a las 10 la Escuela Dominical con clases de religión. A las 18 horas tienen la Reunión Sacramental, hasta con 4 predicaciones, y la Santa Cena bajo las especies de pan y agua, como testimonio ante Dios de que tienen presente el sacrificio que Cristo realizó para nuestra salvación, y como un medio por el cual reciben “una investidura constante del Espíritu Santo”. En todas las reuniones hay cánticos, lecturas, coros y predicación.

Los mormones en el Uruguay

Los mormones llegaron al Uruguay en 1948 y en 40 años de actividad han reclutado 40.000 adherentes. La Iglesia Mormona está dividida en cuatro “estacas” o diócesis, dos en Montevideo y dos en el Interior. Está presidida por 3 sumos sacerdotes al frente de cada estaca y por debajo un sumo consejo de 15 miembros. Todos ellos son uruguayos.

Trabajan actualmente 150 misioneros, que de dos en dos recorren constantemente las casas de familia, de los cuales 70 son uruguayos, entre jóvenes y señoritas, y el resto norteamericanos. Tienen 60 congregaciones o parroquias en toda la república, que se reúnen en 30 capillas modernamente edificadas y en 34 locales propios o alquilados. Las capillas de Montevideo se encuentran en Carrasco, Malvín, Maroñas, Centro, Bulevar Artigas, Sayago y Cerro. En el Interior poseen una en Artigas, Salto, Paysandú, Fray Bentos, Canelones, Las Piedras, Santa Lucía, Minas, Maldonado, Rocha, Florida, Durazno, Tacuarembó, Melo y Treinta y Tres y dos en Rivera. Cada capilla es construida con 20% de aporte nacional y 80% extranjero. Toda capilla, además de salón para el culto, incluye local para deportes, bailes, cine, coro, teatro, bibliotecas y catequesis.

De los 40.000 mormones que hay en el Uruguay, el 70% pertenece a clase media y un 30% a la clase alta y pueblo. En su mayoría son mujeres, luego jóvenes y finalmente hombres adultos. Los sábados por la mañana funcionan en las capillas las clases de instrucción religiosa para los niños. Los martes por la tarde se realizan reuniones para mujeres: La “Sociedad de Socorro”, en la que se enseña relaciones sociales, economía doméstica, corte y confección y primeros auxilios.

También en el Uruguay los mormones responden al diezmo, pagando a la Iglesia el diez por ciento de sus entradas, y se preocupan por ayudar a los necesitados que sean miembros de la Iglesia, incluso hasta para conseguirles trabajo. (Fin).

Fuente: Julio C. Elizaga, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay, Editorial La Llave, Montevideo 1988, pp. 58-79.

28.09.12

Mi visita a Salt Lake City, meca del mormonismo (Pbro. Julio C. Elizaga) (2)

El Libro de Mormón

Según este libro, publicado en 1829 por Joseph Smith, el continente americano fue poblado desde el Oriente por varias emigraciones de judíos que vinieron en barco desde Palestina. La primera salió después de la construcción de la Torre de Babel y la segunda salió de Jerusalén unos 600 años antes de Cristo bajo la dirección de Lehí, un profeta de la tribu de Manasés, y de sus dos hijos, Nefí y Lamán, que dieron origen a dos pueblos, los Nefitas y los Lamanitas. Los lamanitas fueron maldecidos por el Señor a causa de sus iniquidades y su piel se volvió oscura (2 Nefí 5:21). Éstos fueron los primeros indios americanos o pieles rojas del norte y probablemente los indios de todo el continente. Los nefitas permanecieron fieles a la voluntad de Dios y construyeron una gran civilización estableciendo numerosas ciudades. A ellos se les apareció Jesús después de su resurrección, les enseñó el Evangelio y fundó entre ellos su Iglesia, enviando 12 apóstoles a convertir el continente americano. Los nefitas eran “las otras ovejas que él debía atraer” (Jn 10,16), y de las cuales habló a sus apóstoles en la Biblia. Pero los lamanitas fueron exterminando poco a poco a los nefitas, unos cuatrocientos años después de Cristo.

El último representante de este pueblo fue el profeta Mormón, quien escribió en unas placas de oro la historia de su pueblo, las cuales fueron enterradas por su hijo Moroni en el cerro de Cumorah en el año 420 después de Cristo. Estaba reservado a Joseph Smith, guiado por el ángel Moroni, descubrir esas placas y publicarlas en el Libro de Mormón. El libro narra también la destrucción de ciudades cuando los temblores desfiguraron la superficie de la tierra en el momento de la crucifixión de Cristo.

Dificultades críticas

Los mormones de hoy se esfuerzan en justificar esas fantásticas afirmaciones, basándose en las leyendas indias acerca de la venida de un Gran Dios Blanco y en las ruinas de grandes ciudades que se han encontrado en distintas partes del continente. En defensa de la inspiración divina del Libro de Mormón, dicen que Joseph Smith era analfabeto y no podría haber elaborado y escrito un libro con tantas referencias históricas y con un estilo tan uniformemente extraño.

Dejando de lado lo absurdo de atribuir una etnología judía a los indios americanos, al libro se le hacen graves e importantes objeciones. En la página 14, Nefí declara que los israelitas al llegar a América encontraron “la vaca, el buey, el asno y el caballo”. Pero es evidente que esos animales fueron introducidos por los europeos después del descubrimiento de Colón en 1492.

Por otra parte se supone que Mormón escribió la historia sobre las placas de oro antes del año 420 en que fueron enterradas. ¿Cómo pues Mormón podría incorporar en Nefí 11,1-14 una frase de Shakespeare: “el país no descubierto de cuyo reino ningún viajero vuelve”?

El Libro de Mormón contiene cientos de citas del Antiguo y el Nuevo Testamento, que son transcripciones literales de la versión de la Biblia llamada del Rey Jaime, en inglés anticuado y con los errores de erudición de esa versión. Esto prueba que quien quiera que haya escrito el libro de Mormón, vivió después que la Biblia del Rey Jaime había sido publicada. En él se encuentra la palabra Jehová, que es una mala traducción del nombre de Dios Yahvé, inventada en el viejo continente con posterioridad a la fecha en que Smith dijo que fue enterrado el Libro de Mormón.

También en este libro hay citas, palabra por palabra, de la “confesión de fe de Westminster” redactada en el siglo XVII y pasajes del Libro de Disciplina de los metodistas.

El Libro de Mormón contiene además errores manifiestos, como cuando atribuye entre la lista de los doce apóstoles elegidos por Jesús en America (3 Nefí) el nombre [griego] de Timoteo, ya que los piadosos nefitas salieron de Jerusalén en el siglo VI antes de Jesucristo, es decir tres siglos antes de la conquista de Alejandro Magno.

La mayoría de los estudiosos sostienen que el Libro de Mormón fue básicamente una novela sobre los indios americanos, escrita por Salomón Spaulding, un predicador presbiteriano. Éste ofreció el manuscrito a un impresor de la ciudad de Pittsburgh y se lo dejó cuando se mudó de barrio. Uno de los que visitaba la imprenta era Sidney Rigdon, que se había asociado a Joseph Smith. Rigdon, a quien no faltaban conocimientos de literatura, historia y Sagrada Escritura, agregó a la novela pasajes de teología y de la Biblia, comentados de acuerdo a las reformas religiosas que estaban en boga en ese tiempo, y Smith lo publicó como el Libro de Mormón. Según las últimas investigaciones, el estudio de las fotocopias del manuscrito original del Libro de Mormón coincide con las muestras de escritura de Salomón Spaulding, el autor de la novela sobre los indios americanos.

Este libro, que según Joseph Smith “es el más correcto de todos los libros de la Tierra”, no hace ninguna mención del bautismo por los muertos ni del matrimonio por la eternidad y denuncia a la poligamia como una práctica abominable a los ojos del Señor (Jacob 2,24).

Encabezando cada ejemplar, figura una declaración de tres amigos de Smith, que juran por su salvación haber visto las placas. Pero esto ocurrió después que el ángel Moroni se las hubo llevado y las vieron en una visión colectiva: ¿hipnosis, sugestión o autosugestión?

Poligamia

La poligamia y la inmigración extranjera, especialmente desde Gran Bretaña y los Países Escandinavos, hicieron crecer rápidamente el número de los mormones.

Dicen los Santos de los Últimos Días que Joseph Smith recibió la revelación de la poligamia en Nauvoo en 1843, pero la doctrina controversial no fue publicada hasta que los Santos estuvieron seguramente alojados en su santuario montañoso del Oeste. Es obvio que la poligamia era un pensamiento tardío, puesto que el Libro de Mormón (Jacob 2:26) y Doctrinas y Convenios, Sesión 101, publicado en 1835, la consideran una abominación ante el Señor. Pero la iglesia se encontró con un sobrante de mujeres, con una teología que desaprobaba el celibato y un desierto que necesitaba gente. Mediante la poligamia se imitaba a los patriarcas del Antiguo Testamento, se evitaba la prostitución y el adulterio y todas las mujeres alcanzarían la exaltación en la Gloria celestial.

El 29 de agosto de 1852, Brigham Young anunció a todos sus seguidores que la doctrina del matrimonio múltiple era dogma oficial de la iglesia mormona. Al ser conocida en Washington la práctica de la poligamia, provocó una fuerte indignación general. Una verdadera guerra dio comienzo entre las milicias mormonas y las gubernamentales. En 1877 murió Brigham Young a los 77 años, dejando 27 esposas, 9 ya fallecidas, 56 hijos y una enorme fortuna. La presión oficial obligó a los mormones a abandonar la práctica de la poligamia, pero no a considerarla ilegítima. El sucesor de Brigham Young la desaprobó en 1890 y la prohibió definitivamente en 1895, declarando haber recibido una revelación ordenando su abolición.

Por prohibirlo las leyes civiles de este mundo, los mormones no pueden practicar la poligamia, pero la pueden practicar en el otro, contrayendo aquí en la tierra un matrimonio celestial con varias mujeres. Por eso, las mujeres solteras pueden contraer matrimonio con hombres difuntos y a su vez los hombres pueden casarse con mujeres difuntas mediante ceremonias especiales que se celebran en algunos de los grandes templos mormones del mundo.

Doctrinas y enseñanzas

Los Mormones fundamentan sus enseñanzas en la Biblia, en el Libro de Mormón, en la Perla de Gran Precio y en Doctrinas y Convenios, a los que también consideran inspirados. En la práctica, Doctrinas y Convenios y el Libro de Mormón reciben más atención que la Biblia.

Doctrinas y Convenios contiene las presuntas revelaciones que Dios le dio a Joseph Smith desde 1830 a 1843 y la única revelación que le dio a su sucesor Brigham Young. Los Mormones sostienen que el Presidente de la Iglesia recibe inspiración de Dios en sus actos más importantes. Pero estas revelaciones no se convierten en “artículo de fe” hasta que son aprobadas por el “Consejo de los Doce Apóstoles”. Estas nuevas revelaciones pueden alterar considerablemente las doctrinas que la Iglesia enseña.

Aunque el Libro de Mormón, el cual según Joseph Smith “es el más correcto de todos los libros sobre la tierra”, sostiene varias veces que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios (II Nefi 31,21; Alma 11,44) y el Testimonio de Tres Testigos que dicen: “el honor sean al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo que son un Dios”, Joseph Smith lo contradice enseñando que estos tres personajes son tres dioses distintos; y que el Padre y el Hijo son hombres perfectos de carne y hueso, con cuerpos tangibles ya que, como dice la Biblia, “Dios nos creó a su imagen y semejanza” y Dios se paseaba por el Jardín del Edén y habló cara a cara con Moisés. Dios Padre fue en un tiempo como nosotros y habitó sobre esta tierra, pues es sólo un hombre en un alto grado de evolución. Y puesto que Dios es nuestro Padre, debemos tener también una Madre poseedora de los atributos de la divinidad.

El Mormonismo enseña también que existen numerosos mundos y también numerosos dioses. Ellos sólo organizaron el universo, pues la materia, la energía, la vida y la inteligencia son eternas e increadas. “Nuestro Padre Celestial engendró a todos los espíritus que existen o existirán sobre la tierra, ellos fueron espíritus nacidos en el mundo eterno”. “Entre los hijos espirituales de Dios el primogénito fue y es Jehová o Jesucristo, a quienes están subordinados todos los demás”. “Él es, entre los hijos y las hijas de Dios, el Hijo”. “En cuanto al Diablo y a los espíritus que le acompañan, también ellos son hermanos del hombre y de Jesús, e hijos e hijas de Dios tal cual lo somos nosotros”. “Nuestro Padre Celestial es el Padre de Jesucristo, tanto en su espíritu como en su carne, por lo tanto Jesús fue engendrado por la unión de Dios Padre con la Virgen María”.

Según los Mormones, en las Bodas de Caná de Galilea, Jesús fue el esposo que tomó por esposas a María, a Marta y a la otra María. Por eso, antes de morir, contempló a sus propios hijos naturales. Cuando María vino al sepulcro, vio dos ángeles a quienes dijo: “Se han llevado a mi Señor o esposo”.

Según los mormones el Paraíso terrenal o Jardín del Edén estaba ubicado en los Estados Unidos en Independence, estado de Missouri, en el mismo lugar donde la Nueva Jerusalén será edificada en los postreros días. La razón por la cual la civilización se trasladó a la zona de la Mesopotamia es que durante el diluvio universal el Arca de Noé fue llevada por los vientos desde el continente americano hasta el Asia.

La caída del hombre

Según el Libro de Mormón, Adán cayó para que los hombres pudiesen existir (II libro de Nefi, 2,22). Ya que Eva, comiendo del fruto prohibido desobedeció primero a Dios, puso a Adán ante un dilema. Dios le había mandado a él y a ella multiplicarse y llenar la tierra. Pero como Eva había caído al estado de mortalidad y Adán no, su condición era tan desigual que no podían permanecer unidos. Entonces Adán “decidió deliberada y sabiamente mantenerse fiel al primero y mayor de los mandamientos y por eso plenamente consciente de la naturaleza de su paso, él también tomó del fruto prohibido”. Por eso Adán, según los mormones, es uno de los seres más nobles e inteligentes que jamás existieron. Su caída fue más bien un paso ascendente: una forma de proveer a millones de espíritus preexistentes de tabernáculos mortales, un paso necesario para la exaltación final del hombre hacia el estado divino. Evidentemente, la enfermedad y la muerte entraron a este mundo como consecuencia de la transgresión de Adán y Eva, pero no se nos considera a nosotros pecadores por la transgresión de nuestros primeros padres.

El regreso de las 10 tribus perdidas

Los mormones hacen una distinción entre los judíos, descendientes del reino de Judá, y los israelitas, descendientes del reino de Israel. Los judíos serán reunidos en Palestina o en el actual Estado de Israel, para el cumplimiento de las predicciones de los profetas. El centro de dicha reunión será la ciudad de Jerusalén. Pero antes de la venida de Cristo se produciría también el regreso de las 10 tribus perdidas de Israel, las cuales serán reunidas en la ciudad de Sión, edificada en Missouri, sobre el continente americano.

El milenio

Dicen los mormones que está próximo el retorno de Cristo a la tierra, y a su llegada resucitarán los creyentes y reinarán durante mil años con Él en la tierra. Todos los malvados morirán de muerte repentina y sus espíritus permanecerán en la prisión del mundo espiritual. Allí podrán arrepentirse y purificarse mediante sus sufrimientos. Satanás será atado y su poder será restringido. Resucitarán también, en esta primera resurrección, todos los no mormones sinceros que en su vida buscaron la Luz. Cristo reinará entonces sobre su pueblo y gobernará personalmente sobre las dos capitales: Sión y Jerusalén. Comenzará entonces una era de paz.

Durante el milenio, los justos continuarán multiplicándose y sus hijos crecerán hasta salvarse y criarán hasta que crezcan a los hijos muertos en la infancia. Se les predicará entonces a todos los que buscaron la Luz pero no conocieron el Verdadero Evangelio. Y continuará la obra vicaria de los resucitados a favor de los muertos, en todos los templos del Señor. Recibirán revelaciones sobre quiénes fueron sus antepasados hasta Adán y Eva, y entrarán en los templos para orar por ellos.

Después del milenio vendrá la resurrección final de toda la humanidad sin Cristo y Satanás será puesto en libertad por un corto tiempo, a fin de tentar a los habitantes de la tierra por última vez. Los que lo sigan se convertirán en Hijos de Perdición. Se librará entonces una gran batalla final en la cual Satanás y sus huestes serán derrotados. Luego vendrá el Juicio final y los que no hayan aceptado a Cristo y a su Iglesia mormona en este mundo ni en el otro, es decir, los que han pecado contra el Espíritu Santo, irán al suplicio eterno con el Diablo y todos sus ángeles. La tierra será la morada de los que fueron dignos en la gloria celestial, cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida. Y acompañados de sus familiares y amigos, vivirán en la tierra de generación en generación, por siempre jamás.

Toda la humanidad salvada tendrá algún grado en la gloria de Dios: celestial, terrestre o telestial, simbolizados en el resplandor del sol, la luna y las estrellas. Al Reino Celestial entrarán las mayorías de los hijos de Dios, alcanzando la plena exaltación. Al Reino Terrenal los que han sido moralmente puros pero, habiendo rechazado el Evangelio en esta vida, lo aceptaron después en el mundo celestial. Y al Reino Telestial entrarán los pecadores que, después de ser castigados, alcanzarán un grado de salvación. Evidentemente, los mormones creen en el castigo eterno de Dios. Pero el castigo es eterno porque Dios, quien lo inflige, es eterno, aunque sea durante una hora, un día, una semana o un siglo. En cada uno de estos reinos, habrá oportunidad de progresar indefinidamente. (Continuará).

Fuente: Julio C. Elizaga, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay, Editorial La Llave, Montevideo 1988, pp. 58-79.

24.09.12

Mi visita a Salt Lake City, meca del mormonismo (Pbro. Julio C. Elizaga) (1)

En 1977 desembarqué en el aeropuerto de Salt Lake City y días después fui recibido cordialmente por el Dr. Spencer Kimball, Profeta y Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, rodeado de sus Doce Apóstoles. Conviviendo una semana con ellos y visitando entre otras cosas su célebre Tabernáculo, la Escuela de Misioneros y la Universidad Brigham Young, pude conocer íntimamente esta próspera religión, mezcla curiosa de judaísmo, cristianismo, campbellismo, milenarismo y masonería, que practicó por más de cincuenta años la poligamia y que asegura ser la Única y Verdadera Iglesia Cristiana restaurada por Jesucristo en los Estados Unidos en estos últimos tiempos. (…)

Joseph Smith, el profeta fundador del mormonismo

El profeta fundador de esta conocida religión es Joseph Smith, un muchacho de escasa y deficiente cultura, pero agradable y soñador. Su padre, sin embargo, le tenía por el genio de la familia y se sentía fascinado por la facilidad con que inventaba historias, ya que cualquier acontecimiento que le sucedía le servía para contar largos y complicados relatos que entretenían al auditorio como si fueran sucesos reales.

Era hijo de un granjero presbiteriano y vivía en la parte occidental del estado de Nueva York. Según nos cuenta en su autobiografía, en 1820, cuando él tenía sólo 15 años, se manifestaba una gran agitación religiosa, en la que varias iglesias luchaban para aumentar el número de sus miembros. Unos contendían a favor de los bautistas, otros de los metodistas y otros de los presbiterianos. Cada una de esas iglesias convidaba al joven Smith a juntarse con ella, pero a causa de su juventud e inexperiencia, le era difícil decidirse sobre cuál de ellas era la verdadera. En medio de este dilema, en un bosque cercano a su casa, Smith suplicó al Señor que lo iluminara. Tuvo entonces una pretendida “visión” de dos personajes gloriosos que eran Dios Padre y su Hijo Jesucristo. Se le dijo que todas las iglesias protestantes estaban desviadas y corrompidas y que la verdadera Iglesia de Jesucristo había dejado de existir. Sería él el instrumento por el cual Dios restauraría la Iglesia cristiana primitiva y el sacerdocio correspondiente.

Tres años más tarde, en 1823, aseguró que se le había aparecido el ángel Moroni, un antiguo profeta americano, el cual le reveló que en el cerro de Cumorah, cerca de Manchester, había unas planchas de oro en las cuales estaba grabada la historia de los habitantes del continente americano. Estas planchas contenían también las enseñanzas de Cristo, que se había aparecido a los americanos después de su resurrección, fundando su Iglesia entre ellos. Pero el ángel le prohibió desenterrar de inmediato las planchas y tan sólo cuatro años después, en 1827, se le permitió traer las planchas del cerro de Cumorah.

En 1827 se casó con Emma Hale. En ese mismo año retiró las láminas de oro y unos lentes divinos, el Hurin y el Thummin, con los cuales podría descifrar la misteriosa escritura. Al fin, con las láminas y su mujer, se retiró a Pennsylvania, compró una pequeña granja y emprendió la delicada tarea de traducir los jeroglíficos al inglés. Smith afirmaba que quien viera las placas de oro moriría; por esta razón, durante las sesiones de traducción se escondía detrás de una cortina para dictar su texto a su secretario Oliver Cowdery, un ex-maestro de escuela, quien escuchaba desde afuera, ya que él no sabía escribir.

Dice en su autobiografía que Juan el Bautista se apareció en 1829 y les impuso las manos a él y a Oliver Cowdery y con este acto restauró el sacerdocio aarónico, que les confirió el poder de predicar el Evangelio y administrar el bautismo por inmersión para la remisión de los pecados. Luego los dos se bautizaron el uno al otro en el río Susquehanna. Tiempo después se les aparecieron los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, quienes les confirieron el sacerdocio de Melquisedec y con éste el poder de imponer las manos y bautizar con el Espíritu Santo.

Se inicia la iglesia de los mormones

Martin Harris, un granjero y comerciante que se sentía impresionado por las visiones del joven Smith, le ofreció financiar con tres mil dólares los cinco mil ejemplares, lo que se llevó a cabo en la primavera de 1830. Publicado el Libro Santo, el 6 de abril de 1830 Joseph Smith y sus amigos organizaron la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día. Joseph Smith llamó así a su flamante organización porque suponía que el Último Día estaba cercano, inminente. Pero como el mundo ha seguido rodando, el nombre en castellano ha sido traducido en plural: los Santos de los Últimos Días.

Pronto tuvieron su jerarquía de 15 miembros: Joseph Smith “Primer Presidente, Profeta, Vidente, Apóstol de Jesucristo, Anciano de la Iglesia por la voluntad de Dios Padre y la gracia de nuestro Señor Jesucristo”, ayudado por dos consejeros y 12 apóstoles. Smith puso en marcha, con enorme habilidad y elocuencia, con admirable tenacidad y delirante fanatismo, su plan de reconstruir la verdadera Iglesia de Jesucristo. Luego nombró a su padre “Patriarca del Reino de Dios”, encargado de bendecir a los fieles.

Rechazando a las iglesias cristianas provenientes de Europa por sus mutuas contradicciones, aunque basadas en la Biblia, Joseph Smith se sintió llamado a proporcionar al pueblo americano la revelación directa y auténtica para que se estableciese así la Biblia en toda su pureza y al mismo tiempo quedase completada por el Libro de Mormón.

Pero comenzó entonces una severa persecución y Smith fue tratado de impostor. Se ridiculizó su afirmación de que se le había aparecido un ángel; y los ministros de las otras iglesias fueron los más pronunciados en su contra. A raíz de esta persecución, Smith se dirigió con sus primeros adeptos a Kirtland, donde un pastor protestante de la iglesia campbellista, llamado Sidney Rigdon, se le unió con sus mil feligreses. Allí construyeron su primer templo y uno de sus primeros apóstoles fue Brigham Young, que nunca pareció dudar de las revelaciones de Joseph Smith y quien declaró que en el estado de Missouri había estado el jardín del Edén, donde habían vivido Adán y Eva y que sería el sitio de la Nueva Jerusalén en América.

En 1835 el dueño de un circo ambulante invitó a Smith a que examinara el papiro que tenía una momia. El Profeta declaró que los jeroglíficos eran las escrituras del Libro de Abraham y comenzó a realizar la traducción de dichos signos. Pero los egiptólogos se dieron cuenta de que los jeroglíficos eran parte del famoso Libro de los Muertos y que no había similitud con el trabajo de Smith. No obstante Smith publicó su traducción con el nombre de Libro de Abraham. Se desató entonces una fuerte persecución contra los Santos de los Últimos Días.

Los últimos años del profeta

Acompañados por unos miles de seguidores que se habían ido incorporando, emigraron al estado de Illinois. Allí los Mormones compraron tierras y desecaron una gran extensión de terreno lacustre y fundaron la ciudad de Nauvoo. Construyeron el primer templo mormón y Smith organizó un ejército propio, del cual tomó el mando supremo y se designó teniente general. Sus anhelos se orientaron desde el principio a la conquista del mundo. Anunció que tendrían que salir de dos en dos para evangelizar toda la tierra, y entre ellos envió a Brigham Young con otros misioneros a Inglaterra a extender la religión. Allí Brigham Young imprimió cinco mil ejemplares del Libro de Mormón y ofreció un ejemplar a la reina Victoria.

En poco tiempo, los habitantes de Nauvoo llegaron a ser 20 mil. El poder y la fama de Smith crecieron hasta el punto de hacerlo aspirar a la presidencia de los Estados Unidos. En 1844 Smith puso todo su empeño en llegar a ser presidente y envió a varios centenares de sus misioneros para que organizaran la campaña electoral a su favor. En su programa figuraba la liberación de los esclavos.

Smith gobernó bajo sus “revelaciones perpetuas”, que se convertían en artículos de fe. Pero su caída estaba próxima. La poligamia practicada secretamente excitó la indignación general. Para calmar la indignación de su esposa, dijo haber tenido una visión en 1843 en que se autorizaba la poligamia para él y para unos cuantos más. Tal revelación no se hizo pública hasta nueve años más tarde. Los informes oficiales de la Iglesia le atribuyeron 27 esposas; pero según algunos de sus biógrafos llegaron a 49. Todos esos matrimonios fueron realizados en secreto, ya que Emma era “poco razonable”. Tiempo después, unos ex apóstoles revelaron ciertos detalles sobre las costumbres morales del “Profeta”, que atizaron las iras acumuladas hacía tiempo contra él.

Un diario publicó un llamamiento a la guerra contra los mormones y Smith se rodeó de sus tropas. En 1844 Smith y su hermano fueron encerrados en la prisión de Chartago y tres días más tarde, el 27 de junio, una banda de cien asesinos de rostros ennegrecidos forzó la entrada de la prisión. Joseph Smith sacó de su chaqueta una pistola de seis tiros que un amigo le había pasado de contrabando y, al abrirse la puerta de par en par, estalló una descarga cerrada. Smith hirió a tres atacantes y su hermano Hyrum murió instantáneamente. Smith arrojó la pistola e intentó escalar una ventana de su celda que daba al patio, pero fue acribillado a balazos, diciendo: “¡Oh Señor y Dios Mío!” Así terminó a los 39 años de edad Joseph Smith, el Profeta, Vidente y Revelador, fundador y primer Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

La trágica muerte del Profeta selló estrechamente el destino común de los Mormones, convirtiéndose en un símbolo sagrado. Ante su trágica desaparición, en medio del desconcierto, surgieron varios aspirantes para sucederle. Uno de ellos era Sydney Rigdon, que había sido colaborador cercano del Profeta y que después murió como jefe de una pequeña secta. Estaba también el hijo de Joseph Smith, llamado también José, el cual atrajo a muchos insistiendo en que el líder debía ser descendiente del profeta y fundó la “Iglesia Reorganizada de los Santos de los Últimos Días”, a quienes tuve el agrado de visitar en su sede de la ciudad de Independence, estado de Missouri. Éstos rechazan la poligamia y el politeísmo y hasta sostienen que semejantes doctrinas no pertenecen al fundador y que fueron introducidas tan sólo por Brigham Young. Ellos poseen la tumba del Profeta y la ley les reconoció como legítimos herederos del Templo que Joseph Smith había edificado en Independence.

La viuda de Smith, Emma, se casó con el dueño de una taberna de Nauvoo y crió a su familia en la casi desierta ciudad al lado del río.

Brigham Young, el nuevo Moisés americano

El 8 de agosto de 1844 el Consejo de los Doce Apóstoles, bajo el impulso de Brigham Young, joven enérgico y fanático, tomó en sus manos el destino de su pueblo. Dotado de un verdadero sentido de organización, consiguió enseguida un extraordinario ascendiente sobre sus hermanos, y se convirtió en segundo Presidente de la Iglesia Mormona.

Los asesinos del Profeta, tras un simulacro de proceso, quedaron libres y multiplicaron su violencia contra los mormones. Por esta razón, el 4 de febrero de 1846, éstos debieron abandonar su ciudad, comenzando un nuevo y terrible éxodo tras año y medio de penosas marchas, desde el río Mississipi hasta las riberas del Gran Lago Salado. En carretas de bueyes, formando una enorme caravana, de doce a quince mil personas se pusieron en camino en busca de la soñada tierra prometida.

Brigham Young condujo aquella ingente masa humana, entre grandes esfuerzos y temibles sacrificios y privaciones. En sus lentas carretas tuvieron que atravesar solitarios desiertos, torturados por la sed, muriendo de frío al cruzar las sierras nevadas, cruzando peligrosas gargantas y comarcas infectadas de paludismo; en peligro de ser masacrados por los indios hostiles, oraban a Dios y continuaban su marcha hacia el Oeste. Los terribles fríos, los enjambres de mosquitos de verano, la fatiga, el hambre y las enfermedades jalonaron de cadáveres la ruta. Finalmente la caravana llegó al valle del Lago Salado, junto a las Montañas Rocallosas, el 24 de julio de 1847. Brigham Young, que iba enfermo recostado en un lecho, miró el paisaje durante varios minutos y reconociendo el lugar visto en una revelación anterior, dijo con satisfacción: “Éste es el lugar”.

Los sobrevivientes hicieron florecer el desierto, hicieron casas, irrigaron la tierra, plantaron árboles y comenzaron la edificación de la primitiva ciudad de Salt Lake City, la meca del mormonismo y del estado teocrático del Oeste. Ese territorio, que pertenecía a México, pasó a los Estados Unidos en 1848. El 9 de setiembre de 1850, el país de los mormones fue admitido por el Congreso de los Estados Unidos como Territorio y se reconoció a Young como gobernador… Aunque se proclamó una democracia liberal con derecho a la libertad religiosa, de hecho se estableció una teocracia.

Brigham Young, gobernador espiritual y temporal, promulgó sus mensajes bajo forma de cartas apostólicas y sus decretos como revelaciones proféticas. Era una Iglesia cuya jerarquía administraba un Estado. No se había visto cosa semejante desde los tiempos del Antiguo Testamento. Allí se construyó el Gran Templo de granito blanco con seis torres, y el llamado Tabernáculo, en forma de colmena. Y los mormones estimulaban a los muchos convertidos de otros países a establecerse en aquellos parajes.

Durante 30 años, desde 1847 hasta 1877, Brigham Young gobernó el imperio teocrático con excepcional capacidad de organización. En 1877 murió Brigham Young, dejando 27 esposas, 9 ya fallecidas, 56 hijos y una enorme fortuna.

En 1894 el gobierno federal reconocía al estado de Utah, así como sus leyes particulares.

Fuente: Julio C. Elizaga, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay, Editorial La Llave, Montevideo 1988, pp. 58-79.

9.09.12

Revista "Fe y Razón" (Nº 72 - Septiembre de 2012)

Para acceder al Nº 72, por favor presione este enlace.


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

7.09.12

Diez claves para el renacimiento o la renovación de la cultura católica

1. La cultura católica brota de la fe católica profesada, celebrada, vivida y rezada en clave de plena fidelidad a Dios, a Jesucristo y a la Iglesia Católica, tanto en el nivel individual como en el nivel colectivo.

2. La verdad objetiva existe y el ser humano puede conocerla y comunicarla a otros. El católico debe practicar la filosofía en clave realista, no idealista.

3. De entre las muchas filosofías realistas posibles, el Magisterio de la Iglesia Católica reconoce un valor muy especial a la filosofía tomista. El tomismo debe ser considerado como un elemento fundamental, ejemplar e insustituible para la enseñanza y el ejercicio de la filosofía y la teología en la Iglesia.

4. El catolicismo es la religión verdadera. La fundamentación de la fe católica debe practicarse en clave apologética, no racionalista ni fideísta. Contra el relativismo imperante, se debe renovar la apologética, en sus tres etapas clásicas (“demostración religiosa”, “demostración cristiana” y “demostración católica”).

5. La misión evangelizadora de la Iglesia Católica es universal. Ningún grupo de personas debe ser excluido de la meta pretendida por dicha misión. Por parte de la Iglesia, todo diálogo debe practicarse en clave de evangelización.

6. El ateísmo (teórico o práctico) y el secularismo son hoy los principales enemigos de la fe católica. La cultura católica debe incluir como uno de sus elementos principales el combate contra el ateísmo y el secularismo.

7. El bien objetivo existe y el ser humano puede conocerlo y realizarlo. La filosofía moral y la teología moral deben reafirmar la existencia y el valor de la ley moral natural.

8. El derecho humano a la vida y los derechos del matrimonio y la familia, hoy sometidos a una gravísima agresión por parte de la cultura predominante en Occidente, son valores morales, políticos y jurídicos fundamentales e irrenunciables. La cultura católica debe fundamentar y reafirmar firmemente dichos valores.

9. En la vida cristiana, todo (también la cultura) debe tener como objetivo la gloria de Dios y el bien de los hombres. Superando la tendencia a un academicismo estéril, la cultura católica debe tener siempre muy presentes las interrogantes, las dudas, las carencias, las objeciones, las necesidades y los intereses de las mayorías, tendiendo muchos puentes entre la vida intelectual y las actividades prácticas (pastorales, caritativas, políticas, etc.) de los católicos.

10. Teniendo en cuenta la escasez de recursos de sus representantes y el alto valor de Internet como factor de democratización de la información, la cultura católica debe hacer un uso amplio, generoso y prudente de la red de redes como un medio de expresión privilegiado.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

31.08.12

Mitos Hebreos

En mi post anterior critiqué dos errores teológicos del libro de Gustavo Daniel Casetta, El código sombrío. Lo oculto en El Código Da Vinci, Editorial Candelero, Rosario (Argentina), 2006, errores que provenían de un ex sacerdote católico dedicado a popularizar la “espiritualidad céltica”. En esta ocasión voy a criticar otros errores del mismo libro, que provienen de supuestos mitos hebreos.

En las pp. 99-100, apoyándose en el libro de Robert Graves y Raphael Patai Los Mitos Hebreos, Casetta hace algunas afirmaciones acerca de un episodio narrado en la novela de Dan Brown El Código Da Vinci, donde no queda claro si él se adhiere a lo afirmado, que no es cristiano: “Aparte de su hálito ocultista, en las palabras del cántico encontramos el más fuerte de estos elementos. Esta indefinida entidad que existía antes de la creación (“en el alba de todo lo sagrado”) no es de ninguna manera el amor o el sexo, como pueda pensarse. Es el caos “Tohu y Bohu, es decir el Caos y el Vacío”; justamente por amor, Dios transformó el caos en cosmos.”

Otra vez se evidencia aquí una interpretación mitológica de Génesis 1,2: “La tierra era caos [Tohu, en hebreo] y confusión [Bohu, en hebreo] y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.”

Según la fe cristiana, Dios es el Creador de todo lo visible y lo invisible. Antes de la creación, sólo existía Dios, no ninguna “indefinida entidad”. Dios no creó el cosmos a partir de un caos preexistente, co-eterno con Dios, sino de la nada (ex nihilo). Sí es verdad que la creación del mundo no fue un suceso instantáneo, sino un proceso continuo de evolución cósmica, en el que gradualmente se fue poniendo de manifiesto un orden cada vez mayor y más bello. Pero ese orden estaba presente desde el principio en la Inteligencia creadora de Dios, que desplegó gradualmente su plan creador en el tiempo.

En las pp. 101-102, Casetta de nuevo interpreta un pasaje de El Código Da Vinci en función del citado libro de Graves y Patai, y dice lo siguiente: “Vemos entonces que la idea de la unión sexual no fue del hombre, fue una nueva incitación de Satanás –al igual que el pecado original–, quien conocía la naturaleza eterna de aquel, su vínculo con la perpetuidad ahora perdida y, por ende su deseo de experimentarla. (…) El matrimonio como bendición de Dios es otro intento de reconciliación y de salvación: del caos al cosmos, del pecado a la libertad, de la muerte a la resurrección.”

El contraste de estas afirmaciones con la enseñanza bíblica es evidente. Es Dios mismo (no el demonio) quien creó al hombre como ser sexuado, varón y mujer, y les dio desde el principio el mandato de multiplicarse en la unión matrimonial, haciéndose una sola carne en la relación conyugal. Todo esto está en los Capítulos 1 y 2 del Génesis, antes del relato de la caída (Génesis 3). De modo que el matrimonio es algo bueno y querido por Dios desde el principio, no un intento tardío de enderezar un invento demoníaco. Por otra parte, en rigor el hombre no tiene una “naturaleza eterna”. Es un ser finito, creado por Dios, no co-eterno con Él, aunque llamado a participar (por gracia de Dios) de la naturaleza divina. La vida eterna del hombre es eterna sólo hacia adelante, no hacia atrás.

Según lo que he podido leer en Internet, el libro de Robert Graves y Raphael Patai Los Mitos Hebreos pretende explicar el libro del Génesis en función de mitos mesopotámicos anteriores, reconstruidos a partir de la literatura judía posterior, principalmente el Talmud. No estoy en condiciones de juzgar si es cierto que el Talmud enseña esos mitos, pero llama la atención cuán lejos están éstos de la revelación bíblica. El contenido de esos mitos, tal como son presentados por Graves y Patai, altera y contradice el contenido del Génesis. El autor judío Raphael Patai escribió muchos otros libros, entre los cuales se destaca La diosa hebrea (sobre el mito de Lilith). No parece que los libros de Graves y Patai sean una referencia firme para un apologista católico.

Como común denominador de los cuatro errores teológicos señalados en el post anterior y en el presente hasta aquí, me parece percibir la afirmación de una especie de prioridad del mal, la oscuridad, el caos o el desorden en el mundo y en el hombre. Esa supuesta prioridad es contraria a la fe cristiana, expresada por ejemplo en este axioma de la filosofía tomista: “ens et bonum convertuntur” (el ser y el bien se identifican). Todo lo que es, en tanto que es, es bueno. El mal no es un ser, sino una carencia o privación de ser. El mal es una especie de “parásito” del bien.

En la p. 133 Casetta afirma: “En la cosmogonía mítica hebrea, y por ende cristiana, el Infierno, el abismo, está en las profundidades de la Tierra, adonde fue arrojado Lucifer por Dios, quien no admitía rivales en su gloria, y allí permanece.”

La doctrina cristiana no incluye ninguna cosmogonía mítica.

El Infierno no está en las profundidades de la Tierra, sino que es un estado de separación radical de Dios por parte de los condenados.

Dios no arrojó a Lucifer al Infierno porque “no admitía rivales en su gloria”. El autor parece manifestar aquí la noción de un Dios celoso de sus criaturas. Al contrario, Dios creó a los ángeles y a los hombres para compartir con ellos su gloria, es decir para comunicarles su propia bondad y felicidad infinitas. El pecado de Lucifer (y el de Adán) no consistió en querer asemejarse a Dios –que es lo que Dios mismo quería y le ofrecía– sino en querer arrebatar en cierto modo por la fuerza o lograr por sí mismo (sin Dios, sin Su amor, sin recibirlo de Él) el lugar de Dios, contraviniendo libremente su propia naturaleza creada.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

28.08.12

Ecos Eternos

Hace cuatro años leí el libro de Gustavo Daniel Casetta, El código sombrío. Lo oculto en El Código Da Vinci, Editorial Candelero, Rosario (Argentina), 2006. Ante todo felicito al autor por su firme defensa de la fe católica frente a los ataques del famoso libro de Dan Brown, El Código Da Vinci. Se necesitan muchos apologistas católicos para contrarrestar la actual oleada de anticatolicismo, especialmente en el mundo de la cultura.

Por otra parte, no puedo ocultar que, pese a su evidente buena intención y a su ferviente piedad, el autor incurre a mi juicio en varios errores teológicos importantes. A continuación señalaré y comentaré dos de ellos, que provienen de sendas citas aprobatorias del libro Ecos Eternos, de John O’Donohue.

En la p. 64, G. D. Casetta incluye la siguiente cita de John O’Donohue, Ecos Eternos: “No existe nadie que, en algún momento de la vida, no deba transitar por el oscuro valle del sufrimiento. Es un sendero sin esperanza, sin refugio ni luz. Cuando el sufrimiento entra en nuestras vidas, trae consigo una gran soledad y aislamiento”.

Considerada literalmente, esta visión tan negativa del sufrimiento no es compatible con la fe cristiana. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento nos enseñan a conservar firme la esperanza en Dios incluso en medio del mayor sufrimiento.

Véase por ejemplo el Salmo 22: “Yahveh es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan. Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.”

Véase también las Bienaventuranzas, en la versión de Lucas 6,20-23: “Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.”

Véase también cuántas veces Jesús y los ángeles de Dios nos dicen: “No temáis” y cómo Jesús promete a sus discípulos que Él estará con ellos todos los días hasta el fin del mundo y que ellos recibirán la ayuda y el consuelo del Espíritu Santo. Y así podríamos multiplicar las citas bíblicas contra lo dicho por O’Donohue. Tal vez él pretendía referirse al sufrimiento del hombre en pecado mortal, apartado totalmente de Dios, pero en ese caso debió aclararlo para evitar confusiones.

En las pp. 73-74, G. D. Casetta incluye esta otra cita de John O’Donohue, Ecos Eternos: “Aunque vivamos y trabajemos en la luz, fuimos concebidos y formados en las tinieblas. La oscuridad es una de nuestras compañías más íntimas. En realidad, nunca puede sorprendernos, algo en nuestro interior conoce la oscuridad más profundamente de lo que conoce la luz. La oscuridad es más antigua que la luz. En el comienzo todo era oscuridad. La primera luz nació de las tinieblas. Tenemos un parentesco interior con la oscuridad, que nada puede disolver.”

Aquí O’Donohue manifiesta de nuevo una visión no cristiana del hombre y del mundo. Compárese el texto de O’Donohue con el comienzo del Evangelio de Juan: “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.” (Juan 1,1-5).

En el principio no era la oscuridad, sino la luz. Dios es Luz y en Él no hay tiniebla alguna. La oscuridad no es más antigua que la luz. Dios es anterior al mundo y es el Creador de todo lo que existe.

Es cierto que la Biblia comienza diciendo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.” (Génesis 1,1-3).

Aquí, haciendo uso de una cosmogonía arcaica, se enseña que Dios creó gradualmente un cosmos ordenado. Filosóficamente se puede demostrar que el caos o desorden depende del orden y no al revés. Un caos absoluto no podría existir. Incluso modernas teorías científicas muestran que tras el caos hay un orden subyacente y que en el comienzo de la historia conocida del mundo hubo un estallido de energía (el Big Bang). Además, la Escritura dice que el Espíritu de Dios (“un viento de Dios”) aleteaba por encima de las aguas del abismo primordial, incubando su vitalidad y su sentido. Resulta pues abusivo interpretar este pasaje en el sentido de un mundo sometido constitutivamente a la oscuridad. Que la luz no surge de la oscuridad sino de la palabra creadora de Dios (“Hágase la luz”) está manifiesto en este mismo pasaje.

No fuimos formados en las tinieblas, sino creados por Dios a su imagen y semejanza en un mundo luminoso y considerado bueno por Dios. Lo más íntimo a nosotros mismos (nos enseña San Agustín) no es la oscuridad, sino Dios mismo, que es Luz. La Gracia de Dios vence al pecado que hay en el hombre, lo santifica verdaderamente y no sólo putativamente, en el sentido pesimista de Lutero.

Buscando en la Wikipedia, me he enterado de que John O’Donohue (1956-2008) fue un poeta irlandés, filósofo hegeliano y sacerdote católico que abandonó el sacerdocio. La Wikipedia dice que O’Donohue es conocido sobre todo por su “popularización de la espiritualidad céltica”. Véase: http://en.wikipedia.org/wiki/John_O’Donoghue_(poet)

La obra de John O’Donohue no parece ser una referencia adecuada para la apologética católica.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

25.08.12

Comentario a la carta de una comunidad católica a los Obispos uruguayos

En 2009, año electoral en Uruguay, llegó a mi casilla de correo electrónico una singularísima carta de la Comunidad Eclesial de Base (CEB) NN (omito su nombre) a la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU). A continuación reproduciré dicha carta íntegramente en letra itálica, intercalando mis comentarios en letra normal.

Montevideo, 16 de junio de 2009.

Sr. Presidente de la C.E.U. Mons. Carlos Ma. Collazzi sdb
Querido hermano en Cristo:

En nuestra C.E.B. NN hemos leído atentamente las “Pautas para el discernimiento político en el año electoral” que la C.E.U. publicó en abril de 2009. Mucho apreciamos el interés que los obispos tienen por comunicarse con sus fieles en momentos críticos para una opción cristiana al momento de votar para el futuro gobierno. Hemos decidido dirigirnos a la C.E.U. a fin de hacer algunas sugerencias sobre el documento que puedan servir a futuras reflexiones, sin ánimo de inmediatismos.

En el Nº 19 se tilda de negativas a “leyes que atentan contra el derecho a la vida y el valor del matrimonio y la familia”. Entendemos que estas leyes no afectan la conducta del cristiano auténtico que se rige por su recta conciencia iluminada por el Espíritu Santo y conforme a las enseñanzas de Cristo.

La moralidad o inmoralidad de una ley no depende de que afecte o no “la conducta del cristiano auténtico”. De acuerdo con la doctrina católica, la ley civil debe ser conforme con la ley moral natural, la cual rige para todos los hombres, cristianos o no cristianos, porque es la ley intrínseca e inmutable de la misma naturaleza humana, común a todos los seres humanos. Es absurdo decir que al “cristiano auténtico” no le debe importar, por ejemplo, que se legalice el aborto, porque de todos modos él, por ser un “cristiano auténtico”, no va a abortar. El cristiano debe procurar ordenar el mundo según la voluntad de Dios, expresada en la ley moral y conocida tanto por medio de la fe como por medio de la razón. En lo que respecta a la comunidad política, lo mínimo que se le debe exigir es que respete y haga respetar los derechos humanos fundamentales, de los cuales el derecho a la vida es el primero. Si no se respeta ni siquiera ese derecho primordial, ¿qué garantías tenemos de que se respetarán todos los demás derechos? Cuando la comunidad política deja de tutelar el derecho a la vida, se corrompe íntimamente y destruye el fundamento del Estado de derecho. Por lo demás, el cristiano no es un individualista, a quien le tiene sin cuidado la suerte de los hijos de sus conciudadanos. “Hombre soy, y nada de lo humano me es ajeno”, dice el Concilio Vaticano II al comienzo de la constitución pastoral Gaudium et Spes, citando al escritor pagano Terencio. Hemos de procurar que se respete el derecho a la vida, no sólo de los hijos de los cristianos, sino de los hijos de todos los uruguayos.

A El tampoco lo detuvieron las leyes farisaicas e impuso el amor como supremo camino hacia la verdad y la vida.

He aquí un punto fundamental, al que me referiré muy brevemente. Como nos recuerda el Papa Benedicto XVI en su encíclica Caritas in veritate, caridad y verdad son inseparables, porque Dios es Verdad y Amor. No hay amor auténtico fuera de la verdad.

Por ejemplo las uniones concubinarias, tan comunes entre auténticos católicos prácticos,

Las uniones concubinarias son hoy comunes entre los católicos incoherentes con su propia fe (los “malos católicos”, dando a la palabra “malos” su sentido de juicio objetivo, no necesariamente subjetivo), no entre los católicos “auténticos”.

así como el de las parejas divorciadas vueltas a casar, no se legalizan por una ley que las acepte pero se hacen valederas ante los ojos de Dios si las une un verdadero amor mutuamente declarado y aceptado.

Según la doctrina católica, el concubinato y el adulterio (en el que incurren los divorciados de un matrimonio válido, vueltos a casar) son pecados mortales, que ofenden a Dios y dañan gravemente al propio pecador. Un acto intrínsecamente malo no se vuelve bueno a los ojos de Dios por una buena intención (aun suponiendo que ésta se dé realmente). Incluso en el caso de la ignorancia inculpable, el hecho de que el acto malo no se impute subjetivamente a la persona que lo cometió no significa que el acto deje de ser malo. Si doy veneno a alguien creyendo que doy una manzana, el error no se me imputa (si mi ignorancia es inculpable), pero la víctima muere igualmente. El veneno del concubinato y del divorcio sigue siendo veneno aunque yo no lo vea.

La legalización del divorcio y, más aún, la legalización de las uniones concubinarias representan pasos importantes en un proceso de reingeniería social anticristiana, que va minando progresivamente el matrimonio y la familia, base de la sociedad, y va construyendo (por medio de dichas medidas y de otras similares) una sociedad individualista, donde no existen vínculos humanos permanentes con valor y vigencia sociales.

La Iglesia Católica no podrá imponer reglas a católicos y menos aún a no católicos si estos sienten que están cumpliéndolas en oposición a sus sentimientos de amor verdadero y cristiano.

La Iglesia Católica no impone ni pretende imponer reglas a nadie, sino que anuncia a todos la verdad revelada sobre Dios y sobre el hombre y sus necesarias consecuencias, también en el terreno político. Para aceptar plenamente esa verdad hace falta la fe, virtud sobrenatural o teologal que antecede a las otras dos virtudes teologales (esperanza y caridad).

Ha llegado el momento en que los pastores cambien su prédica pastoral

¿Por qué? ¿Por qué lo dice la CEB NN? ¿No son más importantes las palabras de Jesús (“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”) o las de San Pablo (“el que anuncie un Evangelio distinto, sea anatema”; “no os conforméis a la mentalidad de este mundo”)?

y orienten a los cristianos fundamentalmente a pensar y vivir como Cristo pues El es la Verdad y la Verdad nos hará libres.

Por eso mismo, y como el mundo está en muchos aspectos lejos de Dios, la Iglesia debe exhortar constantemente a la conversión. El mundo se debe convertir al Evangelio, no el Evangelio al mundo.

Por favor, seamos realistas y prediquemos el amor de Cristo desde la situación personal de cada uno, que ya tiene en sí su calvario.

El amor de Cristo se predica ante todo “desde la fe apostólica”, no meramente “desde la situación personal de cada uno”, lo cual puede dar origen a un relativismo doctrinal y moral, y a una “moral de situación” ajena a la doctrina católica.

Por luchar contra la eutanasia (2º criterio) nos olvidamos del sufrimiento del enfermo terminal o irrecuperable, que ya no vive sino sobrevive con una vida indigna y que si pide que lo alivien no está pidiendo que lo maten (eutanasia) aunque lo que lo va a aliviar acorte su sobrevida.

Éste es un argumento absurdo. El rechazo a la eutanasia no supone dejar de lado el deber de paliar el dolor del enfermo ni incurrir en el encarnizamiento terapéutico. La vida del enfermo no se vuelve indigna por su enfermedad. Es terrible que alguien se arrogue el derecho de decidir cuáles son las personas dignas de seguir viviendo. Por supuesto, la doctrina católica admite la administración de sedantes en dosis adecuadas para calmar el dolor, aunque puedan acortar algo la sobrevida. Esto es absolutamente distinto a la eutanasia, que consiste en una acción u omisión dirigida deliberadamente a causar la muerte del enfermo.

Digámoslo así para que se entienda que, como Jesús, preferimos la misericordia al sacrificio.

Esta frase bíblica se refiere a los sacrificios rituales externos de la Ley Antigua, no al sacrificio de la propia vida por amor a Dios y al prójimo, que recibe una máxima valoración en el Nuevo Testamento: “No hay amor más grande que el de dar la vida por los amigos”. “El que quiera salvar su vida, la perderá; el que la pierda por amor a mí y al Evangelio, ése la salvará”.

Mucho tiene que reflexionar la Iglesia de Cristo sobre la sexualidad humana y su significado (4º criterio),

“Quita primero la viga de tu propio ojo y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.

más aún teniendo en cuenta hechos recientes de pública notoriedad, antes de aconsejar lo que un cristiano debe hacer.

¡Es asombroso escuchar este malicioso argumento ad hominem en labios de una comunidad católica, y precisamente contra sus propios obispos! ¿El pecado de un mal obispo quita autoridad moral a los demás obispos para predicar la fe católica y apostólica? ¿Desde cuándo el abuso invalida el uso? Por lo demás, la labor del Magisterio no consiste sólo en aconsejar a los fieles; ante todo consiste en el servicio de la verdad, que ilumina las mentes y enciende los corazones.

Preferimos seguir a San Pablo que nos enseñó: “Todas las cosas son de vosotros (incluida la sexualidad), vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios”.

Sí, siempre y cuando no se interprete estas palabras en el sentido de una derogación de la ley moral en materia sexual, de acuerdo con el pansexualismo y la anarquía sexual que están hoy de moda, y en absoluto contraste con el pensamiento de San Pablo.

Ansiamos que lean esta carta y nos lo hagan saber e incluso poder dialogar personalmente con cualquiera de ustedes y recibirlos en nuestra Comunidad para lo cual dejo un teléfono y un correo electrónico.

Espero que algún lector de esta carta haya dejado a los miembros de la CEB NN el teléfono y el correo electrónico de un buen profesor de teología bíblica, dogmática y moral, dado que al parecer ellos lo necesitaban más de lo que nuestros Obispos necesitaban sus sugerencias.

Lo saluda con un abrazo fraterno por NN.

Omito el nombre del autor, su teléfono y su email.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

5.08.12

Revista "Fe y Razón" (Nº 71 - Agosto de 2012)

Para acceder a todo el Nº 71, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Un renovado llamado a la movilización

Equipo de Dirección

Se dice, y con razón, que los cristianos debemos aprender a leer “los signos de los tiempos”. Pues bien, parece indudable que una de las principales características de nuestra época, y no precisamente positiva, es la fuerte tendencia al divorcio entre la técnica y la ética. Hoy muchos parecen pensar que (al menos en algunas materias) todo lo técnicamente factible es también éticamente lícito. Las señales que apuntan en esa dirección son casi innumerables. Aquí consideraremos sólo un ejemplo.

El Centro de Bioética, Persona y Familia (de la Argentina) ha publicado un documento estremecedor: un análisis de los contratos de alquiler de vientre en India. Helo aquí: http://centrodebioetica.org/2012/07/las-abusivas-clausulas-de-los-contratos-de-alquiler-de-vientre-en-india/

En un sobrio lenguaje jurídico, los comentaristas denuncian la aberrante explotación del ser humano realizada a través de este tipo de contratos. La lectura de este texto nos reafirma en nuestra convicción de que el negocio de la reproducción humana artificial tiende en última instancia a convertir al ser humano en un producto industrial más, comprable y vendible por catálogo. Además, esta lectura nos ayuda a percibir algunas posibles consecuencias muy negativas de los proyectos, probablemente bienintencionados, de “adopción prenatal”.

El Parlamento uruguayo está considerando actualmente un proyecto de Ley de Reproducción Humana Asistida que legalizaría muchas prácticas gravemente inmorales. Y, aunque no se prevé que legalice también el alquiler de vientres, la aceptación de dichas prácticas colocaría a nuestro orden jurídico sobre una pendiente resbaladiza. Habiendo abandonado los principios del sentido común y la moral natural, sería muy fácil seguir deslizándonos hacia abajo, hacia aberraciones cada vez peores. Y, como dice un sabio refrán: “Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas a remojar”.

El Papa Benedicto XVI ha llamado a todos los católicos del mundo a movilizarse en defensa de los valores morales no negociables en la vida política. Hermanos, por el amor de Dios, reaccionemos, defendiendo vigorosamente, por todos los medios lícitos, la vida humana, el matrimonio, la familia, la libertad de educación, la libertad religiosa, etc., antes de que quedemos sumergidos en una pesadilla colectiva al estilo de la novela Un mundo feliz de Aldous Huxley.


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

1.08.12

Los contratos de alquiler de vientre

Interrumpo momentáneamente mi serie de artículos sobre el Nuevo Testamento para compartir con ustedes un documento estremecedor: un análisis de los contratos de alquiler de vientre en India.

He aquí ese documento: http://centrodebioetica.org/2012/07/las-abusivas-clausulas-de-los-contratos-de-alquiler-de-vientre-en-india/

En un sobrio lenguaje jurídico, los comentaristas (argentinos) denuncian la aberrante explotación del ser humano realizada a través de este tipo de contratos.

La lectura de este texto me reafirma en mi convicción de que el negocio de la reproducción humana artificial tiende en última instancia a convertir al ser humano en un producto industrial más, comprable y vendible por catálogo.

Además, esta lectura me abrió los ojos sobre algunas posibles consecuencias muy negativas de los proyectos, aparentemente bienintencionados, de “adopción prenatal”.

Hermanos, reaccionemos, defendiendo por todos los medios lícitos la vida humana, el matrimonio y la familia, antes de que quedemos sumergidos en una pesadilla al estilo de la novela “Un mundo feliz” de Aldous Huxley.

Daniel Iglesias Grèzes


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.

29.07.12

El nacimiento de los Evangelios sinópticos (1)

Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.

1. Introducción

Jean Carmignac (1914-1986), sacerdote católico francés, fue uno de los principales especialistas en los manuscritos del Mar Muerto a nivel mundial. En 1961-1963, en colaboración con otros tres expertos, publicó en dos tomos los textos de Qumran, traducidos del hebreo al francés y comentados. Cuenta Carmignac que, al traducir esos textos, constató muchas relaciones con el Nuevo Testamento, por lo que se propuso escribir un comentario del Nuevo Testamento a la luz de los documentos del Mar Muerto. En 1963, habiendo comenzado con el Evangelio de Marcos, ensayó traducirlo del supuesto original griego al hebreo de Qumran (el hebreo del tiempo de Jesús, un poco distinto del hebreo bíblico y bastante diferente del hebreo de la Mishnah) para su simple uso personal, a fin de facilitar la comparación con los citados documentos. Había imaginado que esa traducción sería muy difícil; quedó muy asombrado al descubrir que, por el contrario, la traducción era muy fácil. Después de sólo un día de trabajo, quedó convencido de que el texto griego de Marcos era una traducción de un original hebreo. El traductor realizó su trabajo con extrema fidelidad, traduciendo del hebreo al griego palabra por palabra, e incluso conservando en griego el orden de las palabras exigido por la gramática hebrea. Ni siquiera un semita que hubiese aprendido muy tarde el griego habría sufrido un apego tan grande a su lengua materna. Al menos de vez en cuando se habría tomado alguna libertad, recurriendo a una fórmula corriente en griego. Pero no. Nuestro Evangelio de Marcos es la obra de un traductor que respetó al máximo (calcándolo) un texto hebreo (o tal vez arameo, otra lengua semítica, similar al hebreo) que tenía ante sí.

El autor sostiene que: “El griego de los Evangelios no es un mal griego: no contiene errores de concordancia, ni errores de conjugación, ni errores patentes contra la sintaxis… Tampoco es un griego torpe. No es como “mi” inglés, que es una mezcla de francés y de inglés, donde las influencias de las dos lenguas se armonizan mal, donde los giros son incómodos y torpes. En los Evangelios, ni incomodidad ni torpeza; muy por el contrario, una belleza simple y espontánea, que es la belleza habitual de la prosa semítica. Los Evangelios no fueron compuestos por semitas que conocían mal el griego y hablaban o escribían una jerga anfibia, intermedia entre las dos lenguas. Fueron redactados por personas que escribían bien, pero según los procedimientos semíticos, y fueron traducidos en un griego muy correcto por otras personas que querían calcar los términos de las primeras… El griego de los Evangelios… es el buen griego de un traductor respetuoso de un original semítico, del que conserva el sabor y el perfume.” (pp. 11-12).

¿Los Evangelios podrían ser la obra de griegos que imitaran el estilo semítico (concretamente, el de la Biblia de los Setenta, la primera traducción griega de la Biblia hebrea)? No se conoce ni una sola obra que reproduzca un estilo tan particular. “Que aquí o allá los autores de los Evangelios hayan retomado tal fórmula o tal expresión de los Setenta es del todo natural. Pero entre esos préstamos ocasionales y una mezcla continua, ¡qué diferencia! Incluso nuestros predicadores más enamorados del “estilo bíblico” están muy lejos de expresarse de continuo como Isaías, como los Salmos, como Marcos, Juan o Pablo. Y hacer de la lengua tan límpida de los Evangelios un ejercicio artificial “a la manera de…” es desfigurarla totalmente.” (p. 12).

Por otra parte, la comparación con los Setenta es pertinente en cuanto que también ésta es una traducción literal del hebreo (o, en algunos casos, arameo) al griego.

Carmignac afirma que Mateo es tan semítico como Marcos. Y acerca de Mateo poseemos el testimonio de Papías (hacia el año 130) y de varios Padres de la Iglesia posteriores que afirman conocer un Mateo hebreo. La gran mayoría de los exegetas sostiene la tesis de la prioridad de Marcos. Por lo tanto, en lugar de decir (como casi todos ellos): “puesto que Mateo es posterior a Marcos, debe estar como él en griego”; ¿por qué no decir: “puesto que Marcos es anterior a Mateo, debe estar como él en hebreo”? (cf. p. 13).

“El caso de Lucas es diferente. Él ha compuesto manifiestamente su Evangelio en griego, como lo prueba el bello período griego que constituye su prólogo (1,1-4). Y sin embargo se observan en él los semitismos más inesperados, diseminados en medio de expresiones de un griego más elegante. Para explicar todo esto, la hipótesis más normal es suponer que él trabajó sobre documentos semíticos, traducidos muy literalmente, que insertó en su propia redacción, a veces retocándolos y a veces conservando su rugosidad.” (p. 14).

Dice Carmignac que, sin haber buscado resolver el famoso “problema sinóptico”, a medida que prosiguió su estudio se le impuso una hipótesis de conjunto al respecto. Él reconoce de buen grado que su hipótesis no tiene nada de muy personal, porque todos sus detalles han sido ya propuestos por diversos sabios anteriores. “Yo no la considero más como definitiva, porque yo todavía no he retraducido en hebreo la totalidad de Mateo y de Lucas. Pero… pienso que puedo considerar esta visión de conjunto como una hipótesis de trabajo, provisoriamente válida.” (p. 14).

Carmignac se propuso exponer los resultados de sus veinte años de estudio de los Evangelios sinópticos en gruesos volúmenes técnicos y después presentarlos al gran público en un pequeño volumen. “Pero varios amigos se coaligaron para persuadirme de comenzar por este pequeño volumen: ellos han hecho valer que yo me arriesgaba fuertemente a estar en el cementerio antes de haber terminado las grandes obras; y que después de ya varios años mis investigaciones no modificaron más mis conclusiones, por lo que yo podía honestamente comenzar a divulgarlas.” (pp. 7-8).

El futuro demostró que el Padre Carmignac hizo muy bien en escuchar a sus amigos. Habiendo publicado El nacimiento de los Evangelios sinópticos en 1983, Carmignac falleció sólo tres años después. La mayor parte de sus investigaciones sobre este tema permanece inédita. (Continuará).

Daniel Iglesias Grèzes

Nota: La traducción del francés al español de los textos citados es mía.


InfoCatólica necesita vuestra ayuda.



Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica “Fe y Razón”

Por favor complete y envíe este formulario. Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción.