El sistema de la democracia (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia)

406 Un juicio explícito y articulado sobre la democracia está contenido en la encíclica «Centesimus annus»: «La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica. Por esto mismo, no puede favorecer la formación de grupos dirigentes restringidos que, por intereses particulares o por motivos ideológicos, usurpan el poder del Estado. Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana. Requiere que se den las condiciones necesarias para la promoción de las personas concretas, mediante la educación y la formación en los verdaderos ideales, así como de la “subjetividad” de la sociedad mediante la creación de estructuras de participación y de corresponsabilidad».837
a) Los valores y la democracia
407 Una auténtica democracia no es sólo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del «bien común» como fin y criterio regulador de la vida política. Si no existe un consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad.
La doctrina social individúa uno de los mayores riesgos para las democracias actuales en el relativismo ético, que induce a considerar inexistente un criterio objetivo y universal para establecer el fundamento y la correcta jerarquía de valores: «Hoy se tiende a afirmar que el agnosticismo y el relativismo escéptico son la filosofía y la actitud fundamental correspondientes a las formas políticas democráticas, y que cuantos están convencidos de conocer la verdad y se adhieren a ella con firmeza no son fiables desde el punto de vista democrático, al no aceptar que la verdad sea determinada por la mayoría o que sea variable según los diversos equilibrios políticos. A este propósito, hay que observar que, si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia».838 La democracia es fundamentalmente «un “ordenamiento” y, como tal, un instrumento y no un fin. Su carácter “moral” no es automático, sino que depende de su conformidad con la ley moral a la que, como cualquier otro comportamiento humano, debe someterse; esto es, depende de la moralidad de los fines que persigue y de los medios de que se sirve».839
b) Instituciones y democracia
408 El Magisterio reconoce la validez del principio de la división de poderes en un Estado: «Es preferible que un poder esté equilibrado por otros poderes y otras esferas de competencia, que lo mantengan en su justo límite. Es éste el principio del “Estado de derecho”, en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres».840
En el sistema democrático, la autoridad política es responsable ante el pueblo. Los organismos representativos deben estar sometidos a un efectivo control por parte del cuerpo social. Este control es posible ante todo mediante elecciones libres, que permiten la elección y también la sustitución de los representantes. La obligación por parte de los electos de rendir cuentas de su proceder, garantizado por el respeto de los plazos electorales, es un elemento constitutivo de la representación democrática.
409 En su campo específico (elaboración de leyes, actividad de gobierno y control sobre ella), los electos deben empeñarse en la búsqueda y en la actuación de lo que pueda ayudar al buen funcionamiento de la convivencia civil en su conjunto.841 La obligación de los gobernantes de responder a los gobernados no implica en absoluto que los representantes sean simples agentes pasivos de los electores. El control ejercido por los ciudadanos, en efecto, no excluye la necesaria libertad que tienen los electos, en el ejercicio de su mandato, con relación a los objetivos que se deben proponer: estos no dependen exclusivamente de intereses de parte, sino en medida mucho mayor de la función de síntesis y de mediación en vistas al bien común, que constituye una de las finalidades esenciales e irrenunciables de la autoridad política.
c) La componente moral de la representación política
410 Quienes tienen responsabilidades políticas no deben olvidar o subestimar la dimensión moral de la representación, que consiste en el compromiso de compartir el destino del pueblo y en buscar soluciones a los problemas sociales. En esta perspectiva, una autoridad responsable significa también una autoridad ejercida mediante el recurso a las virtudes que favorecen la práctica del poder con espíritu de servicio 842 (paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad); una autoridad ejercida por personas capaces de asumir auténticamente como finalidad de su actuación el bien común y no el prestigio o el logro de ventajas personales.
411 Entre las deformaciones del sistema democrático, la corrupción política es una de las más graves 843 porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social; compromete el correcto funcionamiento del Estado, influyendo negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados; introduce una creciente desconfianza respecto a las instituciones públicas, causando un progresivo menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones. La corrupción distorsiona de raíz el papel de las instituciones representativas, porque las usa como terreno de intercambio político entre peticiones clientelistas y prestaciones de los gobernantes. De este modo, las opciones políticas favorecen los objetivos limitados de quienes poseen los medios para influenciarlas e impiden la realización del bien común de todos los ciudadanos.
412 La administración pública, a cualquier nivel —nacional, regional, municipal—, como instrumento del Estado, tiene como finalidad servir a los ciudadanos: «El Estado, al servicio de los ciudadanos, es el gestor de los bienes del pueblo, que debe administrar en vista del bien común».844 Esta perspectiva se opone a la burocratización excesiva, que se verifica cuando «las instituciones, volviéndose complejas en su organización y pretendiendo gestionar toda área a disposición, terminan por ser abatidas por el funcionalismo impersonal, por la exagerada burocracia, por los injustos intereses privados, por el fácil y generalizado encogerse de hombros».845 El papel de quien trabaja en la administración pública no ha de concebirse como algo impersonal y burocrático, sino como una ayuda solícita al ciudadano, ejercitada con espíritu de servicio.
d) Instrumentos de participación política
413 Los partidos políticos tienen la tarea de favorecer una amplia participación y el acceso de todos a las responsabilidades públicas. Los partidos están llamados a interpretar las aspiraciones de la sociedad civil orientándolas al bien común,846 ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad efectiva de concurrir a la formación de las opciones políticas. Los partidos deben ser democráticos en su estructura interna, capaces de síntesis política y con visión de futuro.
El referéndum es también un instrumento de participación política, con él se realiza una forma directa de elaborar las decisiones políticas. La representación política no excluye, en efecto, que los ciudadanos puedan ser interpelados directamente en las decisiones de mayor importancia para la vida social.
e) Información y democracia
414 La información se encuentra entre los principales instrumentos de participación democrática. Es impensable la participación sin el conocimiento de los problemas de la comunidad política, de los datos de hecho y de las varias propuestas de solución. Es necesario asegurar un pluralismo real en este delicado ámbito de la vida social, garantizando una multiplicidad de formas e instrumentos en el campo de la información y de la comunicación, y facilitando condiciones de igualdad en la posesión y uso de estos instrumentos mediante leyes apropiadas. Entre los obstáculos que se interponen a la plena realización del derecho a la objetividad en la información,847 merece particular atención el fenómeno de las concentraciones editoriales y televisivas, con peligrosos efectos sobre todo el sistema democrático cuando a este fenómeno corresponden vínculos cada vez más estrechos entre la actividad gubernativa, los poderes financieros y la información.
415 Los medios de comunicación social se deben utilizar para edificar y sostener la comunidad humana, en los diversos sectores, económico, político, cultural, educativo, religioso: 848 «La información de estos medios es un servicio del bien común. La sociedad tiene derecho a una información fundada en la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad».849
La cuestión esencial en este ámbito es si el actual sistema informativo contribuye a hacer a la persona humana realmente mejor, es decir, más madura espiritualmente, más consciente de su dignidad humana, más responsable, más abierta a los demás, en particular a los más necesitados y a los más débiles. Otro aspecto de gran importancia es la necesidad de que las nuevas tecnologías respeten las legítimas diferencias culturales.
416 En el mundo de los medios de comunicación social las dificultades intrínsecas de la comunicación frecuentemente se agigantan a causa de la ideología, del deseo de ganancia y de control político, de las rivalidades y conflictos entre grupos, y otros males sociales. Los valores y principios morales valen también para el sector de las comunicaciones sociales: «La dimensión ética no sólo atañe al contenido de la comunicación (el mensaje) y al proceso de comunicación (cómo se realiza la comunicación), sino también a cuestiones fundamentales, estructurales y sistemáticas, que a menudo incluyen múltiples asuntos de política acerca de la distribución de tecnología y productos de alta calidad (¿quién será rico y quién pobre en información?)».850
En estas tres áreas —el mensaje, el proceso, las cuestiones estructurales— se debe aplicar un principio moral fundamental: la persona y la comunidad humana son el fin y la medida del uso de los medios de comunicación social. Un segundo principio es complementario del primero: el bien de las personas no se puede realizar independientemente del bien común de las comunidades a las que pertenecen.851 Es necesaria una participación en el proceso de la toma de decisiones acerca de la política de las comunicaciones. Esta participación, de forma pública, debe ser auténticamente representativa y no dirigida a favorecer grupos particulares, cuando los medios de comunicación social persiguen fines de lucro.852
Fuente: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nn. 406-416.
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14 comentarios
Viene a la memoria Ratzinger que sugirió que el Concilio Vaticano II implicaba una asunción de ciertos principios de la Revolución Francesa, como la libertad y la dignidad humana.
La realidad es que no ha habido otro sistema politico mejor para propagar la apostasia, ni los sistemas comunistas han sido tan efectivos en esto. Se puede pensar que no tiene nada que ver, pero la realidad es que no es casualidad que la Revolucion Francesa, impia donde las haya, eligiera la democracia liberal como sistema politico. Negar los frutos satanicos del sistema democratico es negar la realidad.
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DIG:Participar en las elecciones no implica avalar el liberalismo.
Lo que sí que es un escándalo es ver a los obispos defender la constitucion y su democracia como valores. Aquí una razón de peso para no votar, sin adentrarse en tanta complicación teórica
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DIG: No entro en cuestiones propias de España (como por ejemplo si su Constitución es buena o mala).
Lo que digo es simplemente esto: si los españoles (cristianos o no) piensan que es mala, su deber es tratar de cambiarla, no abstenerse.
Es un teatro en el que unos actores conscientes representan un sainete que el público se traga y se lo cree.
La sociedad fabiana tiene como emblema un lobo con piel de cordero; en esencia, el Nuevo Régimen y su sistema "democrático" es la toma del poder del rebaño por los lobos, la eliminación de los perros pastores y la suplantación de estos últimos.
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DIG: En qué país vives? Allí existe la Sociedad Fabiana? A cuántos de sus miembros conoces? Tu teoría es muy cómoda: la culpa es toda de otros y tú no puedes hacer nada. Esta justificación de la inacción política es ciertamente muy funcional al statu quo.
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DIG: He votado muchas veces en mi vida y siempre lo hice libremente, no bajo amenaza.
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Los balazos a ras de oreja o a tocar, las bombas bajo los coches blindados para elevarlos suficiente y caer desplomado, los escándalos, los procesos judiciales, las coacciones, los atentados... son inseparables del voto. Es mejor dar prebendas a los que te votan y el clientelismo.
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DIG: Imposible seguirte en este punto.
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Las votaciones son copias de la Iglesia Católica, como las malas copias de liberalismo, anarquismo y comunismo. En el Cónclave se vota, los Santos Patronos de las fiestas mayores locales se votaban antaño, en las cofradías se votaban acuerdos...
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DIG: No sé a qué viene esto, pero a mí me sirve en mi discusión con los católicos rigoristas que dicen que hoy es inmoral votar porque es injusto que el número prevalezca. En el derecho canónico se prevé que muchos asuntos eclesiales se decidan por votación.
En fin, don Daniel, lo que diga la constitución del Uruguay pues bien está, eso no demuestra nada, si me permite. ¿No tienen "matrimonio" "igualitario", no tienen aborto, no tienen eutanasia?
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DIG: Retomo lo respondido a un comentario anterior. Debemos distinguir la democracia liberal (la democracia pensada y vivida con mentalidad liberal, que ha producido las leyes que mencionas y otras muchas similares) de la "democracia a secas", que es una institución perfectamente razonable y legítima. Lo que dije sobre la Constitución es importante, porque permite sostener que la ley de aborto, por ejemplo, es inconstitucional, por lo que ni siquiera hay que cambiar la Constitución para derogarla. La democracia a secas no es más que una cuestión de sentido común: si soy una persona adulta con uso de razón, tengo que tener voz y voto en los asuntos que me afectan, tengo que poder defender y hacer pesar mis ideas e intereses sobre los asuntos públicos. Y la forma de hacerlo hoy es asociándome con otros que piensan igual o parecido, en un partido político. La Iglesia no solo permite a los cristianos militar en política y votar, sino que además los alienta a ello, y nadie puede negarles ese derecho-deber.
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Decía Max Weber que el capitalismo precisa del material humano más degradado. Por eso capitalismo y democracia han ido de la mano, los dos necesitan el mismo tipo de persona.
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DIG: Podrías proporcionarme la cita exacta?
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Todo lo que se democratiza necesariamente se vulgariza. La democracia es una fea religión de mentalidades mediocres y plebeyas. En democracia, todo, absolutamente todo, es política (democrática).
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DIG: Bueno, ahí salió a luz el elitismo. La aristocracia antigua no se lució precisamente en el cumplimiento de sus deberes y la actual menos todavía, así que me permitirás que prefiera el populismo, pese a su sabor plebeyo.
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Todas esas supuestas virtudes democráticas que se compendian en la DS en la práctica ni han existido ni pueden existir.
Hay una anécdota muy ilustrativa en las Memorias de Spandau de Speer (un libro que cuenta bien poco, de esos que se publican para ir tirando). Y es que llegó a la guardia de la prisión un recluta francés muy gordo. Sus compañeros (ingleses, franceses y americanos) le pusieron el apodo de "Mobby Dick" , y a esto comentó un recluta ruso que el apodo que realmente el convenía era el de "Sancho Panza". Y añade Speer "y es que mientras los soldados soviéticos leían tratados de filosofía o de química, los de las potencias democráticas como mucho hacían crucigramas".
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DIG: Es una anécdota que no prueba mucho. También había gente muy culta en Occidente y gente muy inculta en la URSS. Y fue en la URSS, y no en Occidente, que se prefirieron las teorías de Lysenko a las leyes de Mendel por razones ideológicas.
"¡De esta manera la democracia es la única que inaugurará el reino de la perfecta justicia! ¿No es esto una injuria hecha a las restantes formas de gobierno, que quedan rebajadas de esta suerte al rango de gobiernos impotentes y peores?
Pero, además, "Le Sillon" tropieza también en este punto con la enseñanza de León XIII. Habría podido leer en la encíclica ya citada [Diuturnum illud, 1881] sobre el poder político que, "salvada la justicia, no está prohibida a los pueblos la adopción de aquel sistema de gobierno que sea más apto y conveniente a su manera de ser o a las instituciones y costumbres de sus mayores" y la encíclica hace alusión a la triple forma de gobierno de todos conocida. Supone, pues, que la justicia es compatible con cada una de ellas.
..... Al enseñar, pues, que la justicia es compatible con las tres formas de gobierno conocidas, enseñaba que, en este aspecto, la democracia no goza de un privilegio especial. Los sillonistas, que pretenden lo contrario o bien rehusan oír a la Iglesia o bien se forman de la justicia y de la igualdad un concepto que no es católico."
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DIG: El texto citado en mi post no goza de menor autoridad doctrinal que el que tú citaste. De modo que, si quieres, busca cómo compatibilizar el primero con el segundo, pero no rechaces a este, porque harás mal.
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DIG: No es indiferente, como prueba el documento citado en mi post. La Iglesia valora especialmente el sistema democrático en la medida en que encarna el principio de participación de su doctrina social: en la medida de lo posible, es justo y conveniente que todos participen de algún modo en la gestión de los asuntos que atañen a todos.
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Cualquier forma de gobierno, sea democrática, monárquica, aristocrática o mixta (esta última preferida por Santo Tomás de Aquino), sólo es legítima si se somete a la ley natural y se ordena al bien común.
Cumplida esa condición, la Iglesia mira con indiferencia a las diversas formas de gobierno, como enseñado por León XIII y San Pío X en las encíclicas citadas.
La democracia real, en el sentido de democracia realmente existente, ni se somete a la ley natural ni se ordena al bien común. Es un régimen tiránico e injusto. Cabría en teoría una democracia que no lo fuese, pero no la conocemos.
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DIG: Debemos distinguir el mecanismo democrático del contenido de las leyes elaboradas por su intermedio. Lo malo del sistema actual son las leyes que no respetan la ley moral natural, no el mecanismo democrático en sí. O sea, es la democracia liberal (dicho de otro modo, la ideología liberal que predomina en la mayoría de los actores políticos). Pero se puede participar del juego democrático sin ser liberal, como lo prueba la existencia de partidos políticos no liberales. Si los partidos liberales predominan, es en buena medida por la inacción política de los cristianos, que se acentuará aún más si prevalece la novedosa tesis de que votar es inmoral hoy.
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En el pasado hubo en cambio monarquías que sí se orientaron al bien común y se sometieron no sólo a la ley natural sino incluso a la ley de Cristo, en aquellos tiempos felices en que, según expresión célebre de León XIII en la encíclica Immortale Dei (1885), los pueblos se regían por el Evangelio.
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DIG: Si quieres que vengan tiempos mejores, además de rezar, milita en un partido político cristiano. No esperes que vuelva un rey cristiano.
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DIG: Es parte del Magisterio de la Iglesia, al que todo católico debe aceptar, aunque prefiera expresar esas verdades de otro modo. "Me adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento a las doctrinas enunciadas por el Romano Pontífice o por el Colegio de los Obispos cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas con un acto definitivo." (Profesión de Fe)
Para no permanecer en la contradicción hay que rechazar los unos o el otro. ¿Por qué haríamos mal en rechazar el segundo en lugar de los primeros?
Yo me atengo al magisterio tradicional y rechazo las novedades que lo contradicen, en esto como en todo.
Hasta que la autoridad y la Tradición vuelvan a unirse, cuando Dios quiera restaurar a la Iglesia.
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DIG: En realidad el Compendio dice que la Iglesia aprecia el sistema de la democracia, no que lo prefiere, así que no veo ninguna contradicción.
En cuanto a que la anécdota no prueba mucho, Ferrer-Dalmau observa exactamente lo mismo en 2017. En los destacamentos rusos desplegados en Siria la tropa lee libros de historia, filosofía, etc, cosa que nunca vio en los occidentales. Se comenta también en el libro de Emmanuel Todd "La derrota de occidente", mientras en "occidente" prevalecen las carreras destinadas a lanzar parásitos al mercado (periodistas, economistas, psicólogos...), en Rusia y los países del antiguo bloque soviético forman ingenieros (el mismo Franco lo afirma en las conversaciones privadas recogidas por su primo el teniente general Araújo), etc.
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DIG: 1) Sus fuentes me parecen dudosas.
2) Me parece una barbaridad calificar de "parásitos" a los periodistas, economistas y psicólogos. Por lo demás, esas profesiones también existían en la URSS, aunque generalmente bien sometidas a su régimen totalitario.
3) No hay estadísticas muy confiables sobre el número de ingenieros activos en los distintos países. En particular, las estadísticas de Rusia usan un concepto bastante amplio de ingeniero, que incluye a muchos profesionales o técnicos del sector informático, de modo que es difícil saber si en Rusia hay más o menos ingenieros que en Estados Unidos. En cualquier caso, las cantidades son grandes en ambos países. Y no cabe la menor duda de que la innovación tecnológica es muchísimo mayor en Estados Unidos que en Rusia.
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Usted sabe que la doctrina ha de basarse en el Evangelio y (o) en la Tradición. En este sentido tiene mucho que decir sobre las relaciones económicas y contra el capitalismo en boga pero que me expliquen de dónde se infiere en parte alguna una defensa de la democracia. No veo citas del Evangelio ni de Padres y Doctores de la Iglesia en el texto, ¿tal vez un descuido?
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DIG: El mismo Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia citado en mi post forma parte de la Tradición de la Iglesia, así como los múltiples documentos eclesiales aludidos en las 15 notas de la sección en cuestión del Compendio. Si se toma el trabajo de estudiar esas referencias a fondo, verá que cada uno de esos documentos está profundamente enraizado en la Biblia y la Tradición. Obviamente la Biblia no trata directamente de la democracia moderna, como tampoco trata por ejemplo de la reproducción humana artificial. Pero pretender que toda la moral cristiana esté contenida explícitamente en la Biblia es un biblicismo muy poco católico. El Espíritu Santo guía a la Iglesia hacia una comprensión cada vez más honda de las consecuencias de las verdades reveladas, en particular en su relación con los problemas actuales.
Pero si quiere una referencia evangélica, se me ocurre que esta podría ser muy apropiada: "Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas" (Juan 10,12-13).
Obviamente, el núcleo del mensaje de Jesús en estos versículos va mucho más allá de una cuestión de organización económica y política; pero aunque sea al pasar, Jesús se apoya en una cuestión de sentido común: en principio y en general, no hay nadie mejor que uno mismo para cuidar de sus propios intereses, porque a menudo los asalariados trabajan solo por dinero y no se preocupan mayormente del resultado final de su trabajo. Esto fundamenta el principio de participación: que, en la medida de lo posible, todos participen en los asuntos que atañen a todos, entre otras cosas para que cada uno defienda apropiadamente sus intereses legítimos.
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Por otra parte, don Daniel, la aristocracia cumple siempre necesariamente su papel, otra cosa es lo que la democracia y el capitalismo han encumbrado como élites "tanto tienes tanto vales" , una receta anglosajona que adopta Marx y se nos ha impuesto y así vamos.
De acuerdo al grado de inocencia, otros dirán según la valentía o diligencia.
Pero convengamos que hay mucha corrupción en el sistema vigente.
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