2.03.17

Luterándonos: mentiras y restricción mental

La teología católica enseña que nunca es lícito mentir[1]; nunca. Sin embargo, a veces, en circunstancias extraordinarias, es lícito ocultar la verdad a quien no tiene el derecho de conocerla (es el caso de un confesor, el de un secreto profesional, el que intenta evitar un mal mayor, etc.).

Santo Tomás, hablando de la virtud de la veracidad, conexa a la de justicia, decía claramente:

“Por el hecho de ser animal social, un hombre le debe naturalmente a otro todo aquello sin lo cual la conservación de la sociedad sería imposible. Ahora bien: la convivencia humana no sería posible si los unos no se fían de los otros como de personas que en su trato mutuo dicen la verdad. Y, según esto, la virtud de la verdad tiene en cuenta de algún modo la razón de débito”[2].

Sin embargo, en circunstancias excepcionales, se podría omitir la verdad, pero jamás diciendo lo contrario a ella, de allí que los buenos confesores y los buenos moralistas, desaconsejan este tipo de recursos a raíz del fomes o mala inclinación que el hombre tiene desde el pecado original, como señala Royo Marín:

“en general hay que desaconsejar a todos el uso de las restricciones mentales, por lo fácil que es alucinarse sobre la existencia de causa proporcionada e incurrir en verdaderas mentiras. Solamente pueden usarse con verdadera y justa causa y a no poder más, o sea, cuando no hay ningún otro procedimiento menos turbio para ocultar una verdad que sea obligatorio callar”[3].

Lamentablemente, esta excepción a la regla ha sido –y es– muchas veces quebrantada o malentendida por círculos religiosos (incluso católicos) que han vuelto de la excepción una regla y, como sabemos, las excepciones regladas, se vuelven reglas.

Algo análogo le sucedió a Lutero; por salvar “su obra”, por dejarse llevar por sus pasiones, Lutero inducirá a sus secuaces a convertirse en hipócritas, aconsejando la restricción mental[4]. Veamos algunos ejemplos.

Ante la ordenación de un subdiácono, en la cual el obispo debía preguntar al candidato, en plena ceremonia, si era o no libre de llevar el yugo de la castidad, Lutero aconseja al joven que responda un “sí” pero que, en su interior, agregue:

 

“En cuanto lo permite la fragilidad humana”[5].

 

Otro ejemplo hablando de lo mismo:

“Delante de Dios parece que la forma del voto debe ser ésta: hago voto de castidad hasta el punto que pueda guardarla, entendiéndose que desde el momento en que no pueda guardarla, me sea lícito casarme”[6].

Sus “restricciones mentales” (por momentos lisa y llanamente mentiras) no le traían ningún problema de conciencia al punto de declarar en 1520 (¡apenas tres años después de su apostasía!):

“Sé que no vivo en conformidad con lo que enseño[7].

Así de simple.

Como señala Denifle, “Lutero es quien arrastrará a los monjes a la más escandalosa hipocresía, a la mentira y al fraude. ¡A tener una cosa en los labios y otra distinta en el corazón!”[8]. Por eso no tendrá empacho al decir que:

“Contra la malicia y perversidad del papado, todo es lícito por el bien de las almas[9] (…) ¿qué mal habría en decir una mentira bien gordapara conseguir algún mejoramiento o provecho en la Iglesia cristiana”[10].

 “Porque ¿qué mal había en que un individuo en beneficio y utilidad de la iglesia cristiana (quiso decir luterana) dijese una mentira mayor de la marca?”[11].

Con estos mismos principios, aconsejará mantener en secreto un segundo matrimonio, así:

“Débese negar en público el doble matrimonio: ‘un tan secreto como éste (se trata del “consejo de confesión” de él y de los otros sobre poder añadir a la primera una segunda mujer), no puede convertirse en público, pues, de otro modo, secreto y público serían una misma cosa indistintamente, lo que no debe ni puede ser así. Por lo tanto el secreto deben continuar como un nopúblico, y viceversa”[12].

“Decir una mentira necesaria, una mentira útil, para ayudarse, no sería ofensa de Dios, y Él mismo cargaría con ella[13].

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

http://quenotelacuenten.org/


[1] Seguimos aquí las fuentes citadas y cotejadas a partir de la monumental obra de Fray Heinrich Denifle (ya ofrecida en castellano aquí y, en francés aquí). Los originales que hemos consultado de Lutero, tanto en alemán y en latín, se encuentran aquí.

[2] Santo Tomás de Aquino, Suma teológica, II-IIae, q. 109, a. 3, ad 2um.

[3] Antonio Royo Marín, Teología moral para seglares, T.1, BAC, Madrid 1996, 748.

[4] Cfr. Heinrich Denifle, Lutero y el luteranismo. Estudiados en sus fuentes,Tip. Col. Santo Tomás de Aquino, Manila 1920, 100.

[5] An den christl. Adel., Weim., VI, 441 y s. (Heinrich Denifle, op. cit., 101).

[6] Weim., VIII, 630 (Heinrich Denifle, op. cit., 103).

[7] Enders, II, 312 (Heinrich Denifle, op. cit., 113).

[8] Heinrich Denifle, op. cit., 103.

[9] Enders, II, 461.

[10] Heinrich Denifle, op. cit., 409, 130 y ssgtes.

[11] Kolde, Anal. Lutherana, p. 363 (Heinrich Denifle, op. cit., 139-140).

[12] Carta de 16 julio de 1540 en De Wette, VI, 263 (Heinrich Denifle, op. cit., 138).

[13] Lenz, p. 375, y s. (Heinrich Denifle, op. cit., 140).

26.02.17

Nuevo libro: el Anticristo y el juicio final de San Vicente Ferrer

Pues cuando esto vieren los cristianos, podrán decir con certeza: “Ved el estado de la dignidad eclesiástica puesto en ruina y destrucción”. Sin embargo, Dios no querrá aún desamparar a la Iglesia, porque la nave de san Pedro puede peligrar, pero no puede ser hundida. Pues el vano Papa será entronizado, o puesto en silla con el dicho príncipe mayor, de tal manera que no quedará eclesiástico sin despojar de su beneficio. Esto querrá Dios permitir para que sean purgados los hijos de Leví de su maldad, los cuales de su grado y voluntad nunca quisieron hacer enmienda de sus delitos.

***

Y será todo este mal extendido de la parte de Aquilón, quiere decir Alemania, como se muestra en Jeremías, capítulo primero, por estas palabras: “Ab Aquilone pendentur omne malum[1], etc. Por lo cual, la razón y la ira de Dios allí descenderá sobre la Iglesia, que las oraciones de los santos más le provocarán a saña que a misericordia, según se muestra en el siguiente capítulo por estas palabras: “Cum clamaverint ad me voce magna non exaudiam eos[2] etc., que quiere decir: “cuando llamaren a mí con voz muy grande, no los oiré”. En tal manera que cuantos santos en el mundo fueron no podrán deshacer una sola gota de la ira de Dios, hasta que el santuario sea purificado, como se demuestra en el siguiente capítulo de Ezequiel por estas palabras: “Et clamavit in auribus meis voce magna, dicens: Apropinquaverunt visitationes urbis, et unusquisque vas interfectionis habet in manu. Et ecce sex viri veniebant de via porte que respicit ad Aquilonem[3]. Es la sentencia de dicha autoridad: “Y llamo en mis oídos con gran voz, diciendo: llegaron las visitas de la ciudad, y cada cual tenía un vaso de muerte en su mano. Y cada seis varones venían del camino de la puerta de arroba que mira hacia Aquilón”. Quiere decir, de la parte de Alemania, porque todos traerán en sus manos el vaso de la muerte.

***

Nos queda por ver quién es aquél varón vestido de paños blancos que tenía un saco de escriba colgado de las cinturas o del cinto, el cual señaló con el signo Tau a cuantos lloraban, y estaban tristes. Este varón será el verdadero Papa a quien perseguirá el Anticristo; y estará vestido de blanco por dos motivos pues, por un lado, la blancura significa su vejez, pues será muy anciano, siendo sus cabellos y su carne de ese color. Por otro lo segundo tendrá gran castidad, pues será virgen, ya que el color blanco se compara a esta virtud. Pues así, por ser anciano y casto, estará vestido con telas blancas, y traerá su saco de escriba que significa la potestad eclesiástica, potestad que tendrá dicho Papa y no otro, mientras viviere. El saco de escriba estará colgado de sus cinturas o de su cinto pues esto significa su buena conciencia, al ser elegido como Papa verdadero. Y para que se entienda mejor cómo su saco de escriba significa la potestad eclesiástica, allí, en su zurrón, encierra también cuatro cosas, a saber: las tijeras, el cuchillo el punzón, y las plumas; y en el tintero se ponen dos cosas: algodón y tintas.

***

Pues la segunda profecía ya está aquí declarada, la que trata toda de la caída de la dignidad eclesiástica. Y cuando viereis cumplir su sentencia, se podrá bien decir que está ya muy cerca del fin del mundo. Aquí pues ahora quien tiene ciencia entienda que no pongo ni determino tiempo algunoni aún nombro príncipes, ni el ídolo, ni al verdadero Papa: empero quien tiene oídos para oír oiga y considere sólo las autoridades; porque a éstas hay que creer y mandan escribir sobre aquel Anticristo oculto que nacerá de la manera que yo arriba he declarado (extractos).


Presentación

Hace varios años, con la idea de leer lo que los santos habían dicho acerca del fin de los tiempos, comenzamos a buscar, por referencias, la obra de San Vicente Ferrer, “el ángel del Apocalipsis”. Por entonces, nuestras indagaciones fueron inútiles.

Sólo con el tiempo llegó hasta nuestras manos este manuscrito (aún nunca publicado en castellano actual), en el cual, con prolija letra gótica y en un castellano abreviado del siglo XVI, pudimos leer con gran fruición las predicaciones ad populum que el santo valenciano prodigaba a principios del siglo XV.

La grafía gótica y la escritura abreviada y manuscrita, sumado a los quinientos años que nos separan del texto, hacían que estos sermones se encontraran casi inaccesibles para el público en general[4]. Fue esto lo que nos decidió a ponernos manos a la obra hasta presentar ahora el trabajo que tiene el lector entre manos.

¿De qué se trata pues este texto? Pues de los sermones que el santo valenciano predicó acerca del fin de los tiempos y la venida del Anticristo.

Vale tener en cuenta que, acerca de su autenticidad, la crítica moderna los tiene por válidos aunque no por autógrafos[5], como claramente surge del texto que aquí presentamos; la doctrina, sin embargo, es claramente del santo[6].

En cuanto al trabajo, además de la breve reseña biográfica, hemos procurado la adaptación al castellano actual, colocando algunas breves notas a pie de página y uniformando las citas bíblicas que el santo menciona.

P. Dr. Javier Olivera Ravasi

28 de Enero de 2017, memoria de Santo Tomás de Aquino

El libro, en versión digital , puede adquirirse aquí

El libro, en versión digital , puede adquirirse aquí.


[1] “Et dixit Dominus ad me: Ab aquilone pandetur malum super omnes habitatores terræ” (Jer 1,14).

[2] “Ergo et ego faciam in furore: non parcet oculus meus, nec miserebor: et cum clamaverint ad aures meas voce magna non exaudiam eos” (Ez 8,18).

[3] “Et clamavit in auribus meis voce magna, dicens: Appropinquaverunt visitationes urbis, et unusquisque vas interfectionis habet in manu sua. Et ecce sex viri veniebant de via portae superioris quae respicit ad Aquilonem” (Ez 1,1-2).

[4] Algo publicó la editorial EUNSA, pero el texto que ahora presentamos corresponde a otro manuscrito y es completo, a diferencia del señalado (cfr. Francoise Gilbert, Libro del Anticristo. Declaración del sermón de San Vicente, EUNSA, Navarra 1999, 220 pp.). 

[5] Sigismund Brettle, O. M. C, San Vicente Ferrer und sein literarischer Nachlass, Münster in Westf., Aschendorffschen Verlagsbuchhandlung, 1924, 78. Los estudios más recientes y completos sobre este tema son los de P. M. Cátedra, «La predicación castellana de San Vicente Ferrer», Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, 39, 1983-1984, pp. 235-309 y, con nuevas e interesantes aportaciones, Sermón, sociedad y literatura en la Edad Media. San Vicente de Ferrer en Castilla (1411-1412), Salamanca, Junta de Castilla y León, 1994.

[6] Como puede verse en la carta acerca de Anticristo que el santo escribió en 1412 a Pedro de Luna (el anti-papa Benedicto XIII).

25.02.17

Luterándonos: ¡Misericordia! ¡Misericordia! ¡Todos salvados!

El principio subjetivo de la “sola fides” (la sola fe) hacía que Lutero[1] enseñase el perdón de los pecados por el hecho de confiar en Cristo; las obras de nada valen:

“Sé pecador y peca reciamente, pero confía más vigorosamente y gózate en Cristo que es el vencedor del pecado, de la muerte y del mundo. No te imagines que esta vida sea la morada de la justicia: antes bien, es preciso pecar. Bástate reconocer al corderillo que lleva sobre sí los pecados del mundo, y en tal caso el pecado no podrá separarte de Él aunque cometas mil fornicaciones al día y perpetres otros tantos homicidios”[2] (…). “¿No es un buena nueva si a un hombre lleno de pecados viene el Evangelio y le dice: confía únicamente y cree, y todos tus pecados te son perdonados? Tocad este registro y al punto los pecados alcanzan perdón sin demora alguna”[3].

 

Así de sencillo:

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22.02.17

"¡El velo a mí no me lo ponen!"

Mientras continúa el bochornoso linchamiento mediático a Fillon en Francia, ahora le toca el turno a la Le Pen. Claro: no es 100% defendible (en este sentido, su sobrina, parece distinta) pero esta vez al menos fue coherente al romper los muros de lo políticamente correcto. Se ve que el temido “efecto Trump” de los progres, (nos guste o no el personaje del norte) existe también en Europa.

Vale la pena leer lo que dice la francesa acerca de la mujer de Obama.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi


“De ninguna manera voy a llevar un velo”, ha declarado este martes la candidata presidencial del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, en una rueda de prensa en Beirut que cerró la gira oficial de dos días al Líbano. “Considero el velo como un símbolo de sumisión de la mujer. He de decir que cuando Marine Le Pen se niega a llevar el velo en Líbano es criticable, pero cuando Michel Obama lo hace en Arabia Saudí es admirable”, dijo la candidata al Eliseo ante los periodistas congregados. La polémica estalló en la mañana del martes cuando Le Pen canceló la reunión que tenía programada con el líder suní del país, el gran mufti Abdul Latif Deryan, tras negarse a ponerse un pañuelo en el encuentro.

“Había comunicado previamente mi intención de no llevar velo al encuentro y a pesar de ello la reunión con el gran Mufti se mantuvo. Pero al llegar se me pidió cubrirme con el velo y me negué”, ha explicado alegando que no se le exigió cubrirse el cabello durante su reunión con el gran imán de Egipto en 2015. La oficina de Deryan, por su parte, ha emitido un comunicado en el que informa de que ya había advertido al equipo de Le Pen de que tendría que ponerse un velo para dicho encuentro y que habían accedido a ello. La líder del FN se ha mostrado en numerosas ocasiones partidaria en prohibir el uso público del velo y el kipá, un tema siempre rodeado de polémica en Francia. “No será Le Pen quien represente en ninguna forma la emancipación de la mujer en el mundo y mucho menos ante las libanesas”, reacciona en Beirut Rana Saleh, estudiante de informática.

Fuente: El País

20.02.17

Luterándonos: sexo y poligamia

La doctrina[1] de la Iglesia respecto del matrimonio, desde San Agustín en adelante, ha sido siempre constante: el matrimonio es un sacramento que corona una vocación especial por el cual se otorga el derecho a poner los medios para la transmisión de la vida, de allí que “el acto conyugal verificado para la procreación de los hijos o en pago del débito conyugal no contiene culpa o pecado”[2]. Al contrario: el acto conyugal, con sus debidas disposiciones y en la debida es hasta meritorio, según Santo Tomás y toda la doctrina de la Iglesia[3].

Es decir, para la Iglesia, el sexo es algo bueno, no malo pero, como todas las cosas, debe “ubicado”, es decir, regulado.

 

-          “El agua es buena para el cuerpo, pero demasiada puede matarnos - dijo el suicida al arrojarse desde un puente…

 

Para Lutero, al contrario, el sexo era un pecado necesario y se encontraba “entre los más grandes y execrables pecados mortales”[4] que sólo podían satisfacerse en el matrimonio (aunque no sólo en él):

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